viernes, 5 de diciembre de 2008

LAS MANOS

(La inspiración para esta entrada se la debo a una pequeña
anécdota real que ha sucedido esta mañana en la oficina con
JAVIER GIL, a quien, de paso, dedico esta columnilla con un abrazo).

A veces no nos damos cuenta de que las manos son una de las partes de nuestro ser que más nos diferencian del resto de los seres vivos. Es cierto que otros animales, sobre todo homínidos, tienen extremidades superiores que concluyen (o empiezan) en manos con dedos cuyas facultades se asemejan mucho a las nuestras. Pero el grado de desarrollo que nosotros hemos alcanzado, la versatilidad a la que hemos llegado creo que es superior a la de los primates.
Es verdad que nuestras manos sirven para empuñar pistolas o fusiles, para golpear con contundencia, que puede ser mortífera, a otros congéneres, incluso a seres más débiles y desprotegidos que nosotros mismos, para estrangular cuellos distraídos, para lanzar piedras o granadas, para romper en mil esquirlas cristales de Murano, para señalar con el índice extendido a inocentes.
Pero recordemos también que nuestras manos sirven para depositar sobre una palma vacía una limosna, para ayudar a alzar del suelo a un hermano caído, para palmear una espalda que la vida agobia, para inventar juguetes con que los niños sonrían y sueñen.
Y no es menos cierto que con las manos se construyen carreteras y cucharas, se modelan hermosos cacharros o adornos rutilantes, se siembran los campos y se ordeñan los ganados, se dibujan sueños y tornillos, se construyen casas y catedrales, se arreglan paraguas y zapatos, se cocina el sustento cotidiano, se lava la ropa que viene sudada y sucia de la vida, se proyectan las naves que nos conducirán hasta Marte, se reparan los puentes que la tempestad derrumbó, se limpia el tamo que el tiempo deposita en nuestro hogares, se elevan al cielo para suplicar su misericordia...
Hay manos dotadas de una habilidad extrema para conseguir que cualquier objeto funcione o simplemente exista. Otras, como las mías, son torpes para todo, pero sus dedos inútiles para ese tipo de actividades de alta precisión, al menos sirven para apretar las teclas del ordenador y escribir estas palabras, cálidas caricias para tu corazón lector amigo, lectora amiga.
Sin embargo, en mi humilde opinión, la misión más alta de las manos, la misión para la que sirven todas, cualquiera, incluidas mis torpes manos, es la de entrelazarse a otras para caminar unidos una senda inagotable y la de palpar la frente que hierve por la fiebre y la de tranquilizar el despertar angustiado por la pesadilla y la de evitar que alguien se arroje por un precipicio y la de acariciar las mejillas infinitas de un bebé que no concilia el sueño y la de recorrer tiernamente el cuerpo amado.

2 comentarios:

adrian dijo...

Estimado Amando
A causa de lo que has escrito, ayer viernes 5-12-08 en el blog de JC(te agradezco la parte que estuviera referida a mí en lo que a los viajes internos refería) es que me he atrevido a hurgar en este site. Deberé decirte que a medida que transcurría mi lectura por los textos, iba creciendo mi fruición al hacerlo. He pasado por varios de ellos y me han gustado.
No voy a entrar en los típicos análisis de críticos pues los aborrezco, pero quería decirte que estoy en total desacuerdo con tu valoración tan desestimada de tu obra.
Ya sabes que los reconocimientos la mayoría de las veces no responden al talento artístico del autor y sí a otras "virtudes" que socialmente son mas productivas. Sinó me dirás porque premian tanta caca.
Conozco el paño porque transito otras artes, soy plástico, y sé que con pintar mi aldea he retratado al mundo, así que te sugiero que despreocupes de los galardones, ellos son fuego de paja aunque calientan un poquitín al ego (tampoco es importante). Y sí darse por contento con que al lector le ocurra lo que a mí, un verdero y fresco disfrute recorriendo tus narraciones.
Un abrazo y mis mejores deseos.

AH! Acertaste en cuanto a mi mirada optimista y direccionada hacia un horizonte promisorio. Mi nombre verdadero es con el que firmo y si lo googleas verás que comprometido con mi sociedad (a la que por eso mismo critico) le he regalado una fundación, un museo, creado una colección de arte abstracto y me he dedicado a la docencia preparando artistas qienes a su vez ya están metidos de pleno en la obra y ganando sus premios, actividad docente que mantuve ininterrumpidamente por 30 años.
Nuevamente, ánimo y recibe un abrazo desde el sur de nuestra casa-planeta .


adriandorado@fibertel.com.ar

Anónimo dijo...

Te respondo aquí, porque, a pesar de haberme dado una vuelta por algunas de las direcciones a las que se puede acceder en Google, no he encontrado forma simple de contactar contigo.
Muchas gracias, Adrián por tus palabras tan elogiosas. Efectivamente tu comentarió también influyó en el mío. No sé si volverás por esta página, espero que sí. Sabiendo que es posible que así sea dejo este saludo y este abrazo.
Saberme leído al sur de esta casa me llena de orgullo y oblga a que el trabajo no decaiga.
Un abrazo, repito, desde la meseta castellana, al sur de Europa.