viernes, 21 de noviembre de 2008

SOBRE ÁRBOLES

Escribí anoche que Ignacio Sanz había publicado un nuevo libro El Pinsapo de la plaza y lo dejé ahí, puesto que el objeto del precedente comentario era otra cosa.
Desde por la mañana, estoy con el asunto en la cabeza.
Por lo que se dice en el periódico, la protagonista del libro es la secretaria del Ayuntamiento que, después de que un huracán arranque un centenario pinsapo de la plaza de su pueblo, recibe el encargo de organizar un homenaje a este árbol. Durante la preparación de éste, se encuentra con multitud de relatos y noticias que tienen que ver con árboles.
Lo que me llama la atención del asunto es el modo en que el escritor encontró la vereda por la que adentrarse para escribir este libro, creo que infantil. El invierno pasado, creo, una jornada de vendaval tronchó uno de los pinsapos que se alzaba ufano en el Medio Punto de La Granja. Fue noticia en todos los medios. Este suceso parece ser que fue el detonante que abrió la inspiración de Ignacio.
Siempre me ha llamado la atención el proceso creativo, y de éste, el primer instante, el de la idea que, como una semillita, se cuela en el terreno del cerebro para que después el tiempo y el trabajo consigan que germine y arraigue y crezca e incluso se convierta en árbol que pueda soportar hasta los huracanes.
Para un escritor, o artista, que se precie este es el momento importante y para que llegue hay que poseer una actitud especial, no sé si un don.
Esta mañana, mientras leía a Juan Cruz, creo que he encontrado una hermosa frase que explicaría bien esto a lo que me refiero. Los escritores, o escribidores, deberíamos mirar como si estuviéramos buscándole el alma a lo que pasa.
Por cierto, tampoco tengo ni idea de árboles, y mira que me gustaría saber algo. Cuando paseo por nuestras calles, o por cualquier parte, veo muchos árboles que me llaman la atención y salvo unos pocos, no sé cómo llamarlos. Y, creedme, es lastimoso

No hay comentarios: