sábado, 15 de octubre de 2011

Quiero hacer



Ya sabes que mis dedos son niños balbucientes,
y tiemblan al sentir el peso de los días,
ese peso que cuaja como nieve
y me hunde en pensamientos de ceniza:
miedosos como túneles
y oscuros como pájaros nocturnos.
Pero cuando contemplo tu cansancio
-tantas generaciones de derrotas
matando la esperanza-,
quiero hacer de mis manos un andamio.


Quiero hacer de mis manos un andamio
donde tus sufrimientos
se olviden de ese fardo que te aplasta.
Quiero hacer de mis manos un andamio
donde puedas dejar
la piedra del dolor que te ciega y te ahoga.
Quiero hacer de mis manos un andamio
donde puedas secar
el plomo de las lágrimas que roe tu mirada.
Quiero hacer de mis manos un andamio
donde puedas soñar
para alzar tu cobijo y tu futuro.

Ya sabes que soy brisa de la tarde
rota con el aullido de la noche,
y mi voluntad cruje
como madera seca o crepitar de huesos
en medio de la hoguera
que cercena el presente y abrasa los recuerdos.
Pero cuando contemplo tu abandono
-tantas generaciones de desprecio
matando la autoestima-,
quiero hacer de mi vida andarivel.

Quiero hacer de mi vida andarivel
en donde te acomodes
y salves la hondonada
que acecha los minutos y los labios.
Quiero hacer de mi vida andarivel
donde puedas dormir
cuando te venza el miedo y el dolor.
Quiero hacer de mi vida andarivel
donde puedas soñar
cuando sientas la risa del futuro.
Quiero hacer de mi vida andarivel
donde puedas mirar
la estela del mañana al acercarse,
y alzando los anhelos, te subas a su cima
para elevarte al vuelo de la vida.