viernes, 2 de octubre de 2009

¿QUÉ DECISIÓN TOMAR...? (43, 44 y FINAL)



* * *
43
04:52 a.m.

La cabeza de Lauro forma parte de la túnica drapeada de la noche. El golpe seco y por sorpresa le ha roto las ideas durante unos minutos, como si fueran parte de una vajilla de loza arrojada sobre el pavimento. Mientras se incorpora, recuerda con dificultad una mano que parecía femenina sujetando algo muy contundente que se debió estampar contra su sien. Le llama la atención el susurro de la conversación que continúa tan próxima. A duras penas, por fin, logra levantarse. Da unos tambaleantes pasos por un piso de reducidas dimensiones, mientras, se palpa el nacimiento de un buen chichón en la zona parietal izquierda. No hay sangre. No ve sangre. En pocos segundos comprende la sencilla estratagema de la joven e intuye que todo el plan se les puede ir al traste por su precipitación absurda.
Tendría que haberse quedado en el coche cumpliendo las órdenes de Gilberto. Llega a una conclusión, otra más a lo largo de esta madrugada, los jefes son jefes por algo, no lo son por casualidad.
No le queda más remedio que regresar al vehículo y llamar a su jefe.
O mejor aún…
Acaricia el fajo de billetes. Toma la decisión de desaparecer de la ciudad antes de que nadie pueda decidir por él. El llanto del niño vuelve a su interior. Si la mujer ha salido corriendo (eso supone, pues no hay nadie en el reducido piso) no sería extraño que regresara con alguien de la policía. 'Mejor pájaro en mano', se dice.
Gira escaleras abajo, donde no sabe que Rubén ya ha escuchado los pasos que descienden, descuidados y rápidos...

* * *
44
04:58 a.m.

Elio mira admirado la decisión de Manuel. Todo ha sucedido en unos segundos. O en unas décimas de segundo. ¿A qué se habrá dedicado este hombre durante su tiempo libre? ¿Qué otra ocupación secreta le habrá hecho tan ágil y rápido de reflejos? El horrísono timbre del móvil de Doroteo Burón estremeció la sala de la imprenta. El primer sorprendido fue el propio llamado que, en un gesto automático, para tomar su aparatillo, bajó la pistola. Antes de que hubiera acercado la mano al teléfono, estaba en el suelo, con el brazo doblado sobre su espalda mientras el revólver se deslizaba en una absurda cabriola de giros por el pavimento de la imprenta, como un patinador de sobre hielo en un remolino sin final. La voz del jefe de la imprente sonó honda y segura. ‘Ahora conteste, como si no ocurriera nada o puede acabar como los periódicos… Elio, llame a don Efrén, ya sabe’. No ha cambiado de posición para la última frase. Cuando se dirige a Burón parece otro hombre, parece la encarnación de alguien terrible, a quien sin duda conviene tener entre el grupo de los amigos y no en el de los enemigos. ‘¡Coja el puto teléfono! ¿No me ha oído?’ La exclamación y la admiración forman parte de un susurro, sin gritos, sin aspavientos. La voz de Doroteo Burón se ha convertido en el sonido de una flauta desafinada ‘¿Gilberto…?’ Tras dos segundos de silencio, intenta volverse hacia su captor, que continúa ejerciendo la presa sobre la espalda. Más que explicarse, implora ‘Ha colgado’. El jefe de la imprenta se ha convertido en el dueño de la situación. ‘Don Efrén, pasó el peligro. Manuel ha neutralizado a Burón… Ya, ya le contaré, creo que tendría que llamar a la policía… ¿Que ya lo ha hecho?’ Las últimas palabras del redactor de Cultura y Sociedad actúan como resorte para el tronco de Doroteo que intenta alzarse del suelo. Elio comprende el gran error de aquel hombre, al comprobar cómo Manuel ejerce más presión sobre el brazo derecho de su presa. No puede evitar una sonrisa al escuchar el grito de Doroteo Burón.

* * *
45 y último
05:00 a.m.

Cuando el gato que cruza la calle vea que amanece, no sabrá explicar con exactitud a los pájaros que despiertan, por qué ese revuelo de luces azules frente a la sede del Diario de Euritmia. El mismo problema, en el fondo, lo tendrá Del Río, cuando prepare el correspondiente informe que adjuntará a la declaración de los detenidos que elevará al juez. Todo ha sido tan rápido y sin embargo tan silencioso. Intuye que detrás de esta intervención empezarán a llenarse páginas de la prensa nacional con el asunto. Y no hay cosa que más le fastidie que los periodistas empiecen a remover las cosas que huelen mal. Aunque en esta ocasión habrá que ser indulgentes, pues han sido periodistas los protagonistas del acto final. A las cinco de la madrugada, de todas maneras, el cansancio de la jornada vuelve a hacer mella en él. ‘¿Sí, Ortega? ¿Qué ha llegado Rubén a la comisaría con otro tipo…? Gracias, Ortega… ¿Qué tal la chica...? Me alegro... No, no, ya no es necesario que despierte al Comisario, que siga durmiendo…’. El gato de azabache cruza veloz la calle. La mirada del Subcomisario del Río sigue su sombra que huye hacia la alfombra del amanecer, y tropieza con el cuerpo encogido de Gilberto que no es capaz de levantar la mirada al paso de Burón que se dirige esposado hacia su coche. Y piensa que por una vez han llegado a tiempo. Que la ciudad ha salvado un tesoro que le pertenece…
¿Y qué hacer con el tesoro…?
¿Qué decisión tomar con el oro enterrado en esa mina…?

24 comentarios:

Pilar dijo...

Halaaa!!!
No tengo tiempo ahora de leer el final de la historia, tengo que salir. Sólo quiero darte las gracias por haber cumplido los caprichos de esta sirenita, para quien las cinco de la madrugada es una hora emblemática del día. Tu, no sabes de qué hablo, claro. Si así fuer serías mago o trasgu, que a lo mejor lo eres, no digo que no. Así que , dejémoslo en una coincidencia más, de las que suelen planear por tu estupendo blog, y que son sorpresas, casi previsibles, y casi cotidanas para la que suscribe.

Y ahora...shhhh. Que después de las 5.00 hay que dormir.Y soñar.

Un beso sólo para mi escribidor.
Pilar en la Pecera.

Amando Carabias dijo...

Pilar
Más que cosa mía, te aseguro que ha sido el propio relato. Sobre todo la agilidad de Manuel, la que me ha llevado hasta aquí.
Quizá pudiera haber un colofón, pero ya no aportaría gran cosa.

Beatriz Ruiz dijo...

Mi amigo... estoy perdida hace tiempo... y lo siento... En algún momento, cuando deje de subirme a los aviones, lo leeré tan despacio como se merece, como te mereces...

Mientras tanto te mando un beso y volveré... que en esta ocasión no me llevo el portátil...

Muchos besos para todos y uno en especial para el escribidor, por supuesto...

Amando Carabias dijo...

Beatriz
Esperamos ya tu regreso después de un buen viaje y feliz estancia.

Isolda Wagner dijo...

Pilar, como ves el escribidor se quita mérito; en realidad la novela se ha escrito sola, improvisando, como él dice: "conforme voy adentrándome", lo único que ha escrito adrede es el final de la acción a las 05:00 (cosa que por otra parte, ya sabíamos te iba a conceder)

O sea que para mantener la intriga durante cuarenta y cinco capítulos, descubrirnos en un plis plás que todo lo que barruntábamos era erróneo y encima dejarnos con un nuevo interrogante, no hace falta nada. Tan sólo ser: AMANDO CARABIAS MARÍA.

Me ha encantado el último capítulo, ahí ha salido el escribidor, consciente quizá, de dejar los trazos del estilo que siempre has mantenido.
No necesita un epílogo sino una segunda novela.

Besos agradecidos.

Ps. Catherine, estoy en Louvain, Leuwen o Lovaina, ejerciendo de abuela.
Sigo sin mail de salida, pero leo todos los que entran!

Anónimo dijo...

Voy a parecer una maleducada pero casi agradezco que llegue el final de la historia. Me reincorporé demasiado tarde. Así, a partir de ahora podré prestar más atención a Pavesas.
Isolda ¿Estás en Lovaina? Me gusta mucho esa ciudad. Pasaré las vacaciones de invierno en Bélgica.

Maria Sangüesa dijo...

Con Lauro y Burón a buen recaudo, con ese final semi abierto sobre el oro, que cierra de maravilla la novela por entregas que nos has regalado, tan sólo me pregunto si Pepe Gonce estará dispuesto a devolver los billetes que se encontró en su casa...
Besos a Isolda desde aquí y que disfrute mucho de los niños, y a Beatriz, mi solidaria amiga, para que mantenga esa energía que tiene a pesar de tanto trasiego de aviones. Y, como no, a Pilar a quien no conozco, pero a quien me une este último poemario que he escrito por su querencia hacia las sirenas. Y a ti, Amando, por este punto de encuentro en el que disfrutamos de tu buena literatura y del calorcito de esta amistad virtual que has propiciado. Un fuerte abrazo.

Flamenco Rojo dijo...

Y colorín colorado esta serie de micros se ha acabado…y nos quedamos con la duda de que haremos con el tesoro…

Amando ha sido un placer seguirte capítulo a capítulo este “ensayo” sobre un tema de tanta actualidad como es el de la corrupción urbanística.

María, los billetes encontrados, ya sabes, accidentalmente por la pequeña Carmen se invirtieron en “obras sociales” (una casa en la sierra) je je je.

Pilar, lo de las 5 de la madrugada si no recuerdo mal fue una proposición o un deseo tuyo ¿no? Tú y tus proposiciones…Echo en falta hoy una propuesta musical de las tuyas.

Beatriz, nuestra solidaria y pacifista amiga como dice María, cuídate por esos lugares.

Isolda, ¿Qué tal los nietos? Supongo que tú estarás radiante de felicidad.

Un abrazo.

Amando Carabias dijo...

Isolda
Ya en Lovaina, qué suerte, y disfrutando de los nietos.
La serie no es que se haya escrito sola, eso tampoco, pero se trata de ir dejándose llevar por cierta lógica. Una de las posibles.
"¿Qué decisión tomar...?"
En realidad muchos de estos capítulos acababan con esa idea subyacentes elegir un camino entre varias posibilidades que se ofrecían. Sólo al ponerme a escribir decidía, por dónde ir, y para eso sólo había una opción, preguntar a nuestros personajes. Ellos han ido respondiendo.
Más aún, vuestras aportaciones han sido más importantes de lo que pudieran parecer a primera vista.
Pequeñas frases sueltas, alguna sugerencia.
Y en cada capitulillo, intentar dotarlos de cierta independencia, dentro de su pertenencia a un conjunto.

Amando Carabias dijo...

Neuroscopetrix:
Pues en el fondo no me extraña. Y no, no creo que seas maleducada. Jo, que afortunada, también vacaciones de invierno, y en Lovaina.

Amando Carabias dijo...

María Sangüesa
Y Gilberto que por su cuenta se fue al periódico. Y es de suponer que Damián, neutralizado frente a la casa de Efrén. Y sí, medio abierto, porque ahora tenemos otra pregunta que resolver: ¿qué hará la comunidad -el Ayuntamiento- con ese tesoro que ya no se podrá ocultar?
Gracias a ti por acercarte a esta brasserie.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce
Lo fantástico es que hayais aguantado desde finales de junio aguantando mis letras y sin perder, casi, el hilo.

Pilar dijo...

Ahí queda eso, Pepe.

http://www.youtube.com/watch?v=PvQhQysZvHk

Dedicado a otra bella promesa, la de Obama para acabar de una vez por todas, con la tortura, la pesadilla y el horror.

Besos abisales de buen finde
Pilar desde la Pecera.

Alena. Collar dijo...

Bueno, ahora a intentar publicarla:¿no?...
Naturalmente que me ha gustado aunque no haya dicho ni palabra. No suelo cuando se está "llevando a cabo el proyecto".
Manejas muy bien la intriga y los ritmos narrativos. Y los personajes toman vida propia para formar parte de la vida de los lectores.
Ahora, aunque el libro acabe, viven en nuestros corazones. Los has hecho de alguna manera inmortales.
Esa es la bendición del escritor: a través de él se crean vidas.
Felicidades.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar
Muchas gracias por el comentario.
Y das una idea, desde luego.
Comenzaré a madurarla.

Flamenco Rojo dijo...

Gracias Pilar...son buenísimas.

Good weekend.

maririu dijo...

pues se terminó, no me lo puedo creer se terminó y se terminó bien, con los malos denunciados y apresados y con una iniciativa que nadie esperaba la de manuel.
Ven las estrellas pero ni una gota de sangre, no si ...
¿qué podría hacer Euritmia con el oro ?
sugerencia : montar una editorial.
Se lo agradeceríamos.

Amando Carabias dijo...

Maririú
Genial, genial... Se lo propondremos a las autoridades. A las próximas, claro, porque este alcalde corrupto y ladrón tendría que dimitir. Digo yo.

catherine dijo...

Si,genial el final inesperado y no hablo de los 45 capitulos sino de la llamada que permite que Manuel quite el arma de las manos del malo y que nos quedemos con una pregunta: qué tal el oro?
Genial la idea de Maririu. Suerte a los escribidoes, escritores etc... Besos.

Amando Carabias dijo...

Catherine
Y además, una llamada que le hace uno de los suyos...
Incomunicación, impaciencia...

maririu dijo...

no obediencia dijo que le llamaran, ah el móvil recurso moderno si los haya una de las primeras veces que lo hace en un desenlace.
yo siempre he pensado que el móvil era fatal.

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Desconozco si se habrá utilizado muchas o veces o no como recurso, pero tal y como iba la historia, desde el principio ha sido importante.
La comunicación/incomunicación -aunque no se haya profundizado en las cuestiones que tienen que ver con la verdadara comunicación humana- ha sido una de las cuestiones que nos han rondado durante estas entregas.

Ana J. dijo...

LA TERMINÉ!!!!
A pesar de que, por lo errático de mi lectura, a veces me perdía y tenía que rebobinar, el texto es tan fluido y dinámico que te engancha desde el principio.
Me ha encantado, Amando. Está llena de ritmo, de suspense (más que intriga, diría yo), una auténtica novela negra.
Felicidades, Amando: es la obra de todo un escritor.
Un abrazo

Amando Carabias dijo...

Ama J:
Nunca es tarde. La verdad es que me encanta tu valoración y me da una pista, una pista que tiene que ver hoy con el dolor y quizá mañana con la sonrisa.