Barack Obama jura sobre la misma biblia, que sostiene su mujer Michelle, en la que lo hizo Abraham Lincoln (Foto El País Digital)
Lo hemos visto todos. Su rostro enjuto y algo más tenso de lo habitual ha poblado las pantallas de las televisiones del mundo entero, su honda voz de barítono, nos ha llenado de tonos graves la tarde que se oscurecía... Tras aquella mirada sosegada, firme y segura, comprobaba que todo lo que antes había oído de este hombre era cierto. Algo en su discurso electrizaba. Atendía a un hombre que hablaba con la seguridad de quien no alberga ninguna duda, de quien sabe que su palabra llega a lo hondo de los corazones, y no necesita elevar el tono de su voz para que le escuchemos. En mi corazón, a modo de preguntas, se abría cierta luz de esperanza:
¿Será cierto que el camino a transitar se inicia en la humildad y con el recuerdo a nuestros ancestros? ¿Será cierto que después de la tempestad llega la calma? ¿Será cierto que el dolor de tantas familias que han perdido hogar, trabajo y sueldo se debe a la avaricia de los más ricos y a la falta de valentía?
¿Será cierto que la esperanza puede con el miedo?
¿Será cierto que todos somos iguales y libres y merecemos una oportunidad para buscar la felicidad absoluta?
¿Será cierto que la grandeza no es un regalo, sino una tarea? ¿Será cierto que el viaje es de quienes se arriesgan, emprenden y crean, y que gracias a ellos avanzamos hacia la libertad?
¿Será cierto que las dificultades que hoy atravesamos no afectan a nuestro corazón ni a nuestra imaginación ni a nuestras manos, y ahí está el secreto para superarlas?
¿Será cierto que el portón de la nueva era se abrirá construyendo puentes, caminos, redes eléctricas, líneas digitales, restaurando a la ciencia al servicio de la vida, aprovechando la energía del sol y el viento y el suelo, mejorando las escuelas y las universidades?
¿Será cierto que los hombres y mujeres libres superan cualquier dificultad cuando la imaginación se une con propósitos comunes?
¿Será cierto que los gobiernos han de trabajar, han de ayudar a las familias a encontrar empleo con un salario decente y un sistema de salud que se puedan costear y una jubilación digna?
¿Será cierto que el camino a transitar se inicia en la humildad y con el recuerdo a nuestros ancestros? ¿Será cierto que después de la tempestad llega la calma? ¿Será cierto que el dolor de tantas familias que han perdido hogar, trabajo y sueldo se debe a la avaricia de los más ricos y a la falta de valentía?
¿Será cierto que la esperanza puede con el miedo?
¿Será cierto que todos somos iguales y libres y merecemos una oportunidad para buscar la felicidad absoluta?
¿Será cierto que la grandeza no es un regalo, sino una tarea? ¿Será cierto que el viaje es de quienes se arriesgan, emprenden y crean, y que gracias a ellos avanzamos hacia la libertad?
¿Será cierto que las dificultades que hoy atravesamos no afectan a nuestro corazón ni a nuestra imaginación ni a nuestras manos, y ahí está el secreto para superarlas?
¿Será cierto que el portón de la nueva era se abrirá construyendo puentes, caminos, redes eléctricas, líneas digitales, restaurando a la ciencia al servicio de la vida, aprovechando la energía del sol y el viento y el suelo, mejorando las escuelas y las universidades?
¿Será cierto que los hombres y mujeres libres superan cualquier dificultad cuando la imaginación se une con propósitos comunes?
¿Será cierto que los gobiernos han de trabajar, han de ayudar a las familias a encontrar empleo con un salario decente y un sistema de salud que se puedan costear y una jubilación digna?
¿Será cierto que un país no prospera durante mucho tiempo cuando sólo favorece a los prósperos? ¿Será cierto que el camino hacia la prosperidad es extender las oportunidades a cada corazón dispuesto, no por caridad, sino porque es el camino más seguro hacia el bien común?
¿Será cierto que la seguridad no es contraria a mantener los ideales del gobierno de la ley y del derecho de los hombres, ideales que han llegado hasta nosotros a través de la sangre de generaciones, ideales que aún nos iluminan? ¿Será cierto que la seguridad emana de la justicia de la causa, de la fuerza del ejemplo, de la humildad y la moderación?
¿Será cierto que la diversidad de la herencia común es una fortaleza, no una debilidad? ¿Será cierto que la suma de todas las razas y creencias o increencias nos hacen más fuertes y más libres y más humanos y esa suma romperá las líneas tribales en el camino hacia la era de la paz?
¿Será cierto que se puede invocar a la divinidad en el camino de la paz y no para empuñar las armas?
¿Será cierto que la fuerza está en la construcción y no en la destrucción?¿Será cierto que la nación más poderosa trabajará para que los pobres del mundo prosperen y alimenten sus cuerpos y sus mentes? ¿Será cierto que ya es hora de dejar de consumir los recursos del mundo sin tomar en cuenta sus efectos?
¿Será cierto que la solidez de nuestro destino anida en los pequeños gestos de servicio, sacrificio y desprendimiento de todos y cada uno de nosotros? ¿Será cierto que la respuesta a los nuevos retos se esconde en los valores viejos: trabajo, honestidad, valor, juego limpio, tolerancia, curiosidad, lealtad y patriotismo? ¿Será cierto que no hay nada más satisfactorio que dar todo lo que se pueda ante una tarea difícil?
¿Será cierto que Dios nos llama para delinear una tarea incierta?¿Será cierto que la historia se repite y en lo más profundo del invierno, cuando no puede sobrevivir nada más que la esperanza y la virtud, la ciudad y el campo alarmados ante el peligro común se apresuran a hacerlo frente?
¿Será cierto que los hijos de nuestros hijos dirán que rehusamos abandonar este viaje, que no retrocedimos, que no fallamos, que con los ojos fijos en el horizonte y con la gracia de Dios, llevamos adelante el gran regalo de la libertad y lo entregamos de forma segura a las futuras generaciones?
Y la sonrisa de los niños, de los hombres, de las mujeres, de los ancianos y las ancianas, de los seres humanos de piel roja, de piel amarilla, de piel blanca, de piel marrón, de piel negra, me respondía que sí, que es cierto... Y el último predicador lo subrayó cuando afirmó, con esa ironía propia de los viejos sabios, que tenía la esperanza de que el hombre blanco fuera tan bueno como el negro...
3 comentarios:
Tengo tantos si es cierto como preguntaras formularas en tu texto, bueno, pleno, claro, contundente poético por la crudeza conque están expuestas y enumeradas las virtudes de los hombres y los anhelos mas alturistas. Ahora yo tengo un conflicto muy fuerte y es que no sé que responder ante tanta necesidad de esperanza. A veces siento que la realidad se presenta demasiado dura par algunos y ese frío hilo de aire atravesando el cálido espacio es capaz de romper la fina copa de cristal donde se brindaba por la mejoría, antes de que pueda poner los labios en ella y...
Mi amigo Amando, creo que este hombre puede tener las mejores intenciones ( pudiera ser) mas no creo que el poder lo deje revertir lo que está planteado desde su macabro trono, si insiste mucho y obtur sus espúreos intereses lo limpian, viejito, es una potencia que vive de la guerra, su economía está armada (paradojal palabra usé) desde la fábrica de todos los adminículos que se necesitan para la guerra, tienen una industria bélica formidable. Si has visto la crítica a Zapatero del fotógrafo del premio, si España vende las bombas de racimo... que queda para el hijo de puta del norte? No mi migo los imperios son tales y como tales se comportan.
Un abrazo y discúlpame arruinarte la mañana.
Pues no, no me arruinas la mañana.
Cuando fueron volados de la faz del planeta seres como Linchon, Luther King, Kenedy y tantos otros, parecía que el sueño se tornaba pesadilla. Pero el sueño reverdece y cada generación crece con una ilusión en el corazón.
Es verdad que la industria de la muerte es poderosa (Si has visto JFK, que la habrás visto, recordarás que la tesis de este film es que Kenedy fue asesinado por querer que los yanquis dejasen Vietnam, con el daño que esto representaba para los fabricantes de armas), pero creo, sigo creyendo, que alguna vez el sueño se hará realidad. ¿Por qué no que nuestros ojos lo vean?
Creo que Adrián es mucho más realista que nosotros, que piensa con la cabeza y que mira para atrás con los ojos de mirar, como decimos por aquí.
No obstante, seguiremos la senda del idealismo y mantendremos la ilusión de que todo puede ir cambiando, al menos, poco a poco.
Bienvenido, Barack Obama.
Enhorabuena por tus palabras de hoy, Amando
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