Vista del arco iris tras la Iglesia del Seminario de Segovia hacia las 16:45 del día 19 de enero de 2009
No soy adivino porque suponga que las portadas de toda la prensa de la fecha (esto lo escribo casi a la media noche para que salga publicado nada más que los dígitos del calendario marquen rutilantes: 20 de enero de 2009), se referirán a esta jornada histórica que el mundo vivirá en Washington, a esta jornada que ha nacido para la esperanza, a esta jornada en la que se cierra una de las puertas que guardará (esperemos que bajo las consabidas siete llaves) uno de los periodos presidenciales yanquis más oscuros. Respecto de la política interior no tengo nada que decir, sin embargo en lo que se refiere a la internacional...
Pero hoy no es la hora de los historiadores, hoy no es la hora para sacar a público escrutinio el laboreo de Bush. Hoy, por el contrario, es el momento de abrir los ojos, de sonreír al futuro y de esperar que tiempos mejores nos visiten. Barack Obama, por fin, accede a la presidencia de la nación más poderosa del planeta, la nación que, nos guste o no, lleva el timón, el motor, el rumbo del planeta.
Pero además de este titular indiscutible, aparecerán otros: hablarán de la crisis de aquí vista desde aquí, o la crisis de aquí vista desde allá, o de la esperanza, o de la reconstrucción en Gaza, de la mezquindad de unos asesinos, de rifirrafes de políticos, de controversias deportivas, de penalties no pitados, de expulsiones injustificadas, de récords inalcanzables ...
Ningún periódico hablará del arco iris vespertino de ayer en Segovia...
Serían las cinco menos veinte de la tarde. Acababa de ponerme a la tarea, la verdad que con poco ánimo, más bien cansado y algo distraído. De hecho, tenía pensado no escribir nada para esta bitácora, no a esa hora, no en ese momento preciso. La tarde se cargaba de una luz casi irreal, una luz que siempre me recuerda los cuadros de Jean-François Millet, sobre todo el de El Ángelus. Los que más sabéis de pintura opinaréis si tengo o no razón.
El cielo se oscurecía en nubes negrísimas, el sol, como si culebreara por debajo, más que iluminar, incendiaba las torres de la ciudad que contemplo frente a los ventanales tras los que escribo, el viento se tornaba a rachas vendaval que agitaba los abetos de ahí delante. Se lo estaba describiendo a un amigo, casi con estas mismas palabras, cuando, de pronto... Cosquillearon lucecitas a la derecha de la torre. A mis torpes ojos se les figuró que una raya de oro blanco, cual rubio cabello de diosa inmortal, fulgía; la línea curva amplió su trayectoria a lo largo, a lo ancho... Se deshizo el blanco, como henchido de placer, en todos los colores de su espectro. Explotó la magia.
No hay palabras, ahí os he dejado lo que mis ojos vieron. Corrí a por la cámara de Marián. Mis torpes dedos, mientras intentaba colocar la batería, se enredaban con mis precipitados deseos. Sabía que contaba con muy pocos minutos, pero llegué a tiempo de poder ofreceros lo mismo que en ese tictac preciso embellecía mi mirar, tan fatigado. Y acaso retraté el instante más intenso, cuando la luz reventó en todos sus colores, naciendo, según mi perspectiva, de la torre de la iglesia.
A penas fueron cinco minutos, casi nada. Pero llegué a tiempo. Los periódicos no lo van a sacar en sus titulares, ni siquiera los locales, estoy seguro; por eso lo comparto con vosotros, porque entiendo que este arco iris también se puede interpretar como la esperanza. Al fin y al cabo, desde el último día del diluvio universal es símbolo de esperanza, es símbolo de alianza entre Dios y los hombres..., aquel pacto que el viejo Noé firmó con el mismísimo creador.
4 comentarios:
Me gusta mucho la foto.
Y el cuadro que has citado (lo estudié en arte, pero lo he tenido que buscar en el google, jajajaj).
Todos esperamos a Barack Obama con ilusión. Su inteligencia se transparenta en sus ojos, pero su sonrisa sigue siendo de niño.
Seguiremos al detalle su nombramiento, no lo dudes.
Ayer, a eso de las cuatro y media, cuando el ojo empieza a desperezarse sin quererlo y la reparadora "siesta" te renueva para lo que queda por hacer en la tarde, una fuerte luz morada entró por las rendijas del balcón, una luz casi de tormenta que presagiaba ese maravilloso arco iris que nos has traído a tu blog.
Le hemos seguido al detalle.
Se ha presentado templado y pausado, idealista y romántico en su discurso, plagado de referencias a Dios. Una sonrisa que lo dice todo cuando ha olvidado una de las frases de la toma de posesión, un detalle que quedará para la historia anecdótica.
Humildad para desarrollar su labor ha sido una de sus primeras frases y reconoce que la grandeza no es un regalo, hay que ganársela.
Se ha referido a la historia americana, los fundadores de la patria, la heroicidad de los combatientes, el respeto mutuo hacia el mundo musulmán; también se ha acordado de los líderes del mundo, de Afganistán y de los recursos de la tierra, donde, de un modo poético, ha citado el sol, la tierra y el viento, los rios que fluyen.
De nuevo, la humildad.
Nueva era de responsabilidad ante el futuro. No te olvides del mundo, Barack Obama.
SVB:
Muy hermosos tus comentarios.
Nosotros también hemos estado bebiéndonos el acto, y espero ser capaz de contarlo en la entrada con fecha de mañana...
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