El Profesor Jesús Neira en el hospital. Foto de El País Semanal
He leído la entrevista que El País Semanal ha hecho al profesor Neira. Pero antes uno se encuentra con la determinación de esos ojos claros que escrutan el mundo y aún se sorprenden como los de los niños. La única diferencia es que su sorpresa no es admirativa. O no es sólo admirativa, sino que en su vida ya hay una serie de heridas y de constataciones de que la realidad del ser humano tiene ángulos oscurísimos, negras sombras que nos acercan irremediablemente a la confirmación de la existencia del infierno.
Pero él, sin embargo, parece un ángel, un ángel que no termina de comprender esa maldad, mejor dicho que después de comprenderla considera que no es tan abundante como parece, que, en realidad, lo que sobra es buena gente, gente dispuesta hacer lo mismo que él hizo no una vez, sino dos.
Supongo que sería suficiente con la fotografía, con lo dicho y con dejaros el enlace directo. Se trata de una entrevista que debería ser de lectura obligatoria en todos los centros educativos... Y en todas las casas, por si acaso:
Doy por hecho que iréis a este artículo, y que no sustituiréis su lectura por la de estas líneas, que no desean ser un resumen sino un sincero y humilde homenaje a este hombre que ha estado a punto de pagar con su vida el osado gesto gallardo de defender a una mujer que estaba siendo maltratada. (El hecho de la posterior reacción incomprensible de la víctima, no hace sino enaltecer su decisión valiente y arriesgada como se ha demostrado).
No es la primera vez que en este rincón hablo de los malos tratos. Si no me equivoco es la tercera, y me temo que no será la última. Ni siquiera me importaría repetirme tantas veces como fuera necesario, si con ello supiera que se hace algún favor para erradicar esta lacra de nuestra sociedad. Porque, a pesar de nuestros supuestos avances en todos los órdenes de la vida, estos actos de primates embrutecidos son cada vez más abundantes y violentos.
Lo que más me ha alucinado de sus respuestas, porque es una provocación a la lógica de lo que estamos viendo y oyendo con demasiada frecuencia, es la que da título al reportaje: "Cualquier persona habría reaccionado como yo lo hice". Y digo esto, porque la mayoría pensamos que en esto no tiene razón. Incluso el periodista muestra su extrañeza, e insiste en la cuestión, y el profesor universitario se ratifica en su respuesta. Aserto tan contundente merece ser el titular del artículo.
Antes que sus palabras en esta entrevista, le preceden los hechos. Y sus obras son la prueba evidente de que la solución para esta terrible lacra pasa, en primer lugar por apartar del imaginario colectivo una idea perniciosa, aunque persistente, como una tara incurable. Y hay que decirlo bien alto y bien claro: cuando un hombre maltrata a una mujer NO se trata de un asunto particular, por tanto vedado al resto.
Habría que comenzar por grabar a fuego y sangre en nuestra voluntad esta máxima: nadie es propiedad privada de nadie. La violencia sobre otro ser humano siempre, antes o después, es violencia sobre uno mismo. Esta es la idea que tendría que ocupar nuestro pensamiento sin desmayo, pero que esto suceda, es decir que forme parte de nuestra sangre, no se logra porque la leamos un par de veces en nuestra vida. Probablemente cierta generación tenga asumido que los golpes de un hombre a una mujer son un asunto familiar que no admite ninguna clase de ingerencia. Algo así como las relaciones internacionales, cuando se trata de una discusión interna el resto de estados suelen exclamar que no está permitida la injerencia en asuntos internos.
El propio Neira a lo largo de la entrevista da la clave, a su modo de entender, del asunto. El periodista, Jesús Ruiz Mantilla, pregunta por las razones que pueden llevar a un hombre a reaccionar de este modo, es decir, las razones por las que se maltrata. El profesor universitario responde:
La sociedad ha evolucionado hacia el egoísmo. En este aspecto es diferente a la que conocí de niño. Tenía otro tipo de problemas, y la violencia siempre ha existido, cierto, pero hoy es tremendo ver que un chico en Sevilla discute con una chica y su reacción es matarla. ¿Hasta dónde llega un estado mental, psíquico, de la sociedad? Pues a que no se te pueda quitar la razón en nada. Hemos llegado a una bestialidad. Me preocupa mucho la educación que se les da a los hijos. En las películas que vemos en televisión, la gente coge unos cabreos tremendos por cosas estúpidas y rompe algo. Con un golpe, una patada. Estamos en ese tipo de sociedad. Es el reflejo de que algo pasa, de que no se nos puede contrariar. El hombre de hoy está dirigido al éxito. No tiene dureza para enfrentarse a la realidad. No está maduro y responde con violencia a cualquier cosa por estúpida que sea. Está absolutamente infantilizado. La adversidad es una escuela necesaria porque nunca puedes conseguir todo.
El análisis que hace de esta sociedad es certero, preciso y cortante, como si hubiera usado de un bisturí. Detrás de esta respuesta, hay una honda reflexión y un análisis y un criterio que se diferencian de lo que habitualmente se escucha por ahí.
Gentes como Jesús Neira son las que nos hacen falta en esta sociedad que empieza a pagar caro ese infantilismo al que ha sido degradada por culpa de haber sido educada exclusivamente en el afán de éxito a cualquier precio. La expresión o la idea de ganar siempre, se parece mucho a tener siempre la razón, y si para ganar sirve cualquier método, quizá para tener razón también.
Hay muchas más ideas que se vierten en esta entrevista que merecerían un hueco en esta entrada, pero se alargaría demasiado la columna: responsabilidad, diferencia y deferencia, traición, responsabilidad política, milagro, religiosidad, injusticias, servidumbre voluntaria, universidad...
En fin una verdadera panoplia de temas que sería menester que reflexionáramos con cierto detenimiento, por si estamos a tiempo de modificar alguna de nuestras ideas perniciosas que anidan en el subconsciente.
Éstas son las más peligrosas, por cuanto no somos conscientes de su presencia latente en nuestro cerebro, y pueden resultar como un felino hambriento, que en mitad de la oscuridad salte sobre nuestra razón, en apariencia tan moderna y tan civilizada.
3 comentarios:
No todos seríamos Jesús Neira, es difícil intervenir en una situación así, sobre todo temiendo que las represalias hacia tu persona o tu familia puedan ser irremediables.
No es fácil ser el profesor Neira, supone un acto de generosidad y valentía del que esta sociedad está carente.
Todos hemos visto alguna vez por la calle una mujer que es zarandeada,una vecina que soporta los gritos y los insultos de su marido o su hijo, dos niñas tirándose de los pelos, un padre o una madre que "reprende" en exceso a un niño, sin valorar si tras estos actos habrá después un hecho violento con consecuencias. Miramos, comentamos lo que nos duele ver tal situación, pero al final, "tenemos" que pasar de largo.
Si Jesús Neira piensa que cualquiera podría haber hecho lo que él, se equivoca, es un quijote idelista.
Siendo sinceros con nosotros mismos, podríamos decir: ¿yo habría reaccionado igual?
La verdad es que como se trata de situaciones totalmente atípicas uno no sabe como hubiera reaccionado o reaccionaría en un caso similar, es difícil saberlo. De cualquier manera me acuerdo que mi padre, en algo parecido, detuvo el coche porque en un parque un tío le estaba dando un par de bofetadas a una mujer y cuando lo increpó para que se detuviese, fué la mujer la que salió en defensa del tipo y en contra de mi padre diciéndole que quien lo había llamado y que derecho tenía a meterse...
Cierto es que cuando alguien habla en nepalés no entiendo nada y las relaciones sadomasoquistas exceden mi capacidad de comprensión.. ahora si es un hecho aislado de violencia de quienes ni se conocen la cosa es diferente pero tratándose de relaciones establecidas con esos códigos, ese grado de patología por ambos lados...hummmmm, qué se yo. Sé que no es politicamente correcto y hay que ponerse del lado del golpeado o la golpeada por eso de la violencia de género pero cuando los dos están tan chiflados...
Bueno menos mal que aquí somos todos "sanitos" ¡Piuffffff!
S.V-B y ADRIÄN: En el fondo sostenéis la misma posición que sostengo en mi entrada y que se parece mucho a la cara de incredulidad que debió poner el periodista que hizo la entrevista.
Y esto me produce otra reflexión que también es una pregunta:
¿Es verdad que es tan delicado intervenir en una situación semejante?
Entiendo que sí, y el ejemplo que pones, Adrián, con tu padre, que llevado al extremo es lo mismo que le ha sucedido a Neira con la reacción de la víctima que, quizá tú no lo sepas ya que a Argentina quizá no haya llegado la noticia con tanta repercusión, se paseó por las televisiones intentando demostrar dos cosas: a) que el agresor era en realidad la víctima de una sociedad que le maltrataba y b) que Neira se metió donde no le llamaban. Todo esto cobrando buen dinero.
Últimamente, por decirlo todo, parece que recula de su primera e inexplicable postura que fue casi unánimemente criticada.
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