viernes, 21 de agosto de 2009

¿QUÉ DECISIÓN TOMAR? (18 y 19)


* * *
18
A los oídos de Del Río llegó una voz que pretendía ser tranquila, pero no ocultaba una suerte de inquietud disfrazada de sorpresa.
‘Mi nombre es Alfonso Cuadrado, pero todos me llaman Fito, soy el propietario del pub El Espejo, y le llamo en nombre de don Efrén, ya sabe, el director del Diario de Euritmia que me pide que le lea esta nota: “Del Río, supongo que habrá sido usted quien ha llamado hace unos minutos a mi despacho. No le he contestado porque creemos que nos han pinchado los teléfonos. Acabo de comprobar que me siguen y me vigilan Probablemente a Elio Baeza, a su novia, a mi esposa y quizá a más periodistas de la redacción… De acuerdo, entonces, buenas noches’.
‘Oiga, oiga…’. Algo había pasado allá dentro que cortó la comunicación.
En su cerebro actuaron automáticamente los resortes adquiridos durante años de profesión. Tomó la cazadora tejana que pendía tras el asiento de su silla y se levantó. Sabía que tenía que actuar con rapidez, pero no podía hacerlo de manera que las avispas se sintieran amenazadas.
Impartió las órdenes sin dejar de caminar, ‘Rubén, estaos preparados tú y Alicia. Id a la Plaza del Puente. Voy al Espejo. ¿Sabéis dónde está, no...? Esperad instrucciones’.
Una vez en el coche, dudó. Quizá actuaba muy precipitadamente, quizá tendría que haber enviado a otra persona menos conocida que él. O quizá un coche patrulla que pasara por delante del pub, sin más, sin entrar, como si fuera parte de su ruta. Pero que hubieran desconectado de ese modo no era tranquilizante. Saber que el director del periódico y parte de su redacción estaba siendo vigilada, venía a confirmar que no se trataba de un asunto cualquiera. El contenido del correo electrónico recibido tomaba contornos más nítidos.
Una vez que salió de la Comisaría, camino del pub, maldijo por enésima vez la estructura urbana de la ciudad. Tendría que hacer un recorrido de unos cinco kilómetros para llegar a un lugar que estaba a poco más de uno.
¿Si activaba las sirenas y las luces de emergencia...? ¿A esas horas de la madrugada, algún policía local le impediría cruzar bajo los arcos del Puente?
* * *
19
A pesar de la presión que el recuerdo del cuerpo de La Colombiana le producía en la memoria, a Damián se le encendió una bombilla en un punto recóndito del cerebro. El viejo tenía controlado su móvil, el periódico y casa, pero en otro teléfono fijo, no. Si llamaba a Gilberto para recibir nuevas instrucciones, el gallego tendría tiempo de ponerse en contacto con la policía, suponiendo que quisiera hacerlo. Sabía que se arriesgaba a ser descubierto si dejaba el vehículo de cristales tintados, pero no tenía más opciones.
Decidió que sería bueno tomar iniciativas. Además necesitaba distraer sus pensamientos que difícilmente se apartaban de la figura de La Colombiana.
Al entrar, comprobó que el local estaba vacío. El director del periódico estaba sentado en la esquina más alejada de la puerta, fumando un cigarrillo y bebiendo de un vaso de tubo un líquido del mismo color que el güisqui. El camarero hablaba por teléfono.
Ninguno de los dos hombres hizo gesto significativo tras su entrada. El camarero que estaba al teléfono se despedía de su interlocutor, o eso dedujo de la frase que atisbó, ‘De acuerdo entonces, buenas noches’.
Quizá se había precipitado. A lo mejor las prevenciones de Gilberto eran exageradas y el viejo director no tenía pensado hablar con la policía.
Llegó a una conclusión que lo hizo sonreír como un canino: al final se quedarían con la pasta, e iban a ser una tumba durante el resto de sus vidas. No dirían nada del asunto ni a su sombra. Le encantaría saber con cuánto dinero habían untado sus jefes a los periodistas. Seguro que podría pagar las deudas o invitar a La Colombiana a un viaje lejos de todo, cerca de su cuerpo.
Por precaución se sentó al extremo opuesto que ocupaba el director del periódico. Por precaución apoyó su espalda contra la pared, de modo que sin mover la cabeza controlara la puerta y cualquier movimiento del viejo. Por precaución no pidió un güisqui que era lo que más le apetecía y se conformó con una Coca-cola. Por precaución se desabrochó la cazadora..., aunque no era probable, quizá tuviera que echar mano del revólver que guardaba en el bolsillo interior de la prenda de vestir.

9 comentarios:

Amando Carabias dijo...

Este fin de semana, volvemos a irnos de excursión: esta vez a Aragón, a Cariñena, como explicaré en una entrada que sale a las 20.30de hoy mismo. Mi hermano inaugura exposición. Ya sé que algunos lo habés visto en su blog, pero por si acaso...
Dejo preparadas, además, las entradas habituales del fin de semana: sábado, poema; domingo fragmento del diario...
Y recuerdo que en cuanto den las doce campanadas que inauguran el domingo, aparecerá el segundo capítulo de Mañana amanecerá en Euritmia en la red.
Pasadlo bien y servíos de cuanto gustéis.

Maria Sangüesa dijo...

¡Madre mía! Cada vez se me hace más difícil el desenlace. Que disfrutéis mucho del viaje y de la exposición. Un abrazo.

Amando Carabias dijo...

María:
Sí se hace difícil, pero fíjate que anoche, mientras perfilaba la última secuencia, vislumbré algo.

Beatriz Ruiz dijo...

Pues si a María se le hace difícil... puedes imaginarte como estoy yo de perdida...

Que disfruteís muchísimo... yo también me voy al sur, a pasar calor por cierto...

Besitos desde Tenerife...

Flamenco Rojo dijo...

Amando, vas a tener que editar una guía a ver si somos capaces de seguir la trama. Confieso que estoy perdío desde hace unos días. Debe ser la caló...

Beatriz, ¿a que parte del sur vienes?

Un abrazo,

Isolda Wagner dijo...

Por lo que veo, estamos todos igual de despistados y encima este hombre se nos marcha y claro, nadie le sacará alguna pista.
Este sinvivir se tiene que terminar cuanto antes, Amando.

Qué disfruteis y felicitad al artista. Besos a para él y para vosotros.

Amando Carabias dijo...

A punto de emprender viaje, y vistas las peticiones generales ahí va esto:

EL ASUNTO:
En unos terrenos de propiedad municipal que iban a ser destinados para uso y disfrute público hay una mina abandonada de caolín. Según una tradición en esta mina hay una gran veta de oro. El alcalde de Euritmia descubre que es cierto y de, pronto, este terreno se permeturá por otro de propiedad privada. En principio se cree que será para construir una urbanización. Pero al asegurar que no es así, el asunto se calma. Por casualidad los del periódico se enteran del tema y están a punto de sacar la noticia cuando reciben el soborno.

PEROSNAJES:
D Efren y Elio Redactores del periódico reciben un chantaje, con amenazas.
Del Rio. Subcomisario de Euritmia.
Virginia: la novia de Elio.
Lauro (vigila el edificio donde viven Elio y Virginia) Damián (vigila el periódico y a don Efrén) ambos son matones a sueldo
Gilberto encargado de las escuchas telefónicas y de dar instrucciones a Lauro y Damiían
Doroteo Burón es el testaferro de los verdaderos instigadores de todo el asunto. Este Doroteo Burón ha sido el encargado de contrtatar a Gilberto y sus matones.
Serafín del Caz es el Procurador por Euritmia que está en la cabeza de todo el asunto junto con Nemesio Perlado el alcalde de Euritmia.

En este instante en el periódico han suspendido la publicación de la noticia, Elio y Virginia están acostados a punto de dormir, Lauro vigila la casa y piensa en su niño, Del Río sube hacia el Pub donde está don Efrén que está siendo vigilado muy de cerca por Damián.

Espero que os sirva

Me largo camino de Aragón con tremendas temperaturas.

maririu dijo...

no yo perdida no estoy pero intrigada tampoco, don Efrén acaba de mover pieza en su favoryllegará el policía pero se enterará Damián o no porque menos que su pasión por la Colombiana a lomejó le hizo dejar el bar.
Al policía le regalan un traje
y en la mina no hay oro de todas maneras el dólar hace tiempo que reemplazó el oro. Pero encuentran petróleo,,, y la que se arma...

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Te decepciono en dos cosas: A Del Río no se le corrempe con un traje. Tiene su precio como cada hijo de vecino, pero no un traje. El valor oro sigue siendo el respaldo oficial de de los gobiernos a la hora de establecer sus tiradas de papel moneda. Otra cosa es que sea el patrón dólar quien decida el veradadero valor de las monedas.