domingo, 9 de agosto de 2009

SEQUÍA

La palabra de cada día 2005.
El camino que serpea.
Enero.


Uno abre el grifo de la ducha por la mañana o por la noche, según pete. El agua, más o menos pura, que esa es otra cuestión, recorre tu piel. La estremece el primer contacto y a medida que alcanza la temperatura que has deseado te relaja. Sientes cómo te limpia, y no sólo la epidermis, sino que otras partes más íntimas de tu ser se reconfortan. Sólo hemos girado el grifo. Un leve gesto, inapreciable entre la multitud de gestos diarios que nuestras manos ejecutan cada día, es suficiente para que ese milagro continuo se produzca.
Pero no nos damos cuenta de que detrás de tal breve giro de muñeca que permite la avenida del líquido, se han tenido que dar una serie de circunstancias. Pensamos (nuestros jóvenes más aún que nosotros, pues ellos no recuerdan, pues no han padecido restricciones estivales) que es lo normal, que eso es lo que ha de suceder a diario. Supongo que, de algún modo, sospechamos que el agua está dentro del grifo eternamente, sólo esperando a que nosotros la necesitemos y la convoquemos con esos escasos grados de giro muñequil.
Todo esto viene a cuento de que se empiezan a escuchar las primeras voces que llaman a la prudencia en el uso del agua, que piden mesura. No alarman, pero piden continencia. Como en lo mejor de los años setenta, se huele un año de pertinaz sequía.

8 comentarios:

Flamenco Rojo dijo...

De todo el agua existente en la tierra solo el 1 % es disponible para su uso ya que la mayoría del agua se encuentar en los océanos y en los casquetes polares. Por lo tanto el agua es un bien escaso y muy valioso.

Buen domingo a tod@s.

maririu dijo...

Y no sólo en un tiempo de sequía ya para siempre...
En la poesía española siempre tiene el valor supremo desde
"nuestras vidas son los ríos"
Bueno hemos sobrellevado la ausencia, feliz llegada escribidor ....esta noche
Maririu

javier dijo...

El tema del agua es algo que deberíamos tener grabado todos los días del año y durante toda nuestra vida, y no únicamente la época en que como cada año, y unos más que otros, las lluvias escasean y nos alarmamos.
Lo escribias en 2005 y en 2009 está vigente y lo que más siento es que también será la canción de muchos más veranos.
Por desgracia, somos o nos hemos hecho una sociedad consumista y como podemos pagar el recibo, dudo de que la gran mayoria nos contengamos y nos apresuremos a cerrar el grifo para evitar que se derrame el agua o cambiemos nuestros hábitos derrochadores. Siempre llueve quince dias antes de que comiencen las posibles y anunciadas restricciones, al menos aquí en Segovia.
No nos preocupemos porque no tendremos que cargar con un recipiente en la cabeza y caminar durante kilómetros hasta la charca más cercana.
En Segovia ayer por la tarde llovió y esta madrugada también ha caido agua.

Isolda Wagner dijo...

Completamante de acuerdo con todos, pero ¿sabéis cuándo a una se le encoge el corazón? Cuando, tienes a una niña saharaui, por primera vez, delante de un grifo y ves con qué cuidado lo maneja, no tanto por la sorpresa inicial, que también, sino porque ellos si saben, como dice Javier, lo que es derramar una gota de agua.
¡Qué mal repartido está el mundo!
Perdonad el topicazo, pero es que da un coraje ver cómo caen 98 litros en cinco minutos en Vic, que sólo sirven para arruinarlo todo, cuando como dice Amando, en un mes estaremos con restricciones.
País...que diría Forges.

Besos que lleguen despacio como la buena lluvia.

catherine dijo...

Soy de una region donde no escacea el agua, donde las fuentes pùblicas se quedaban saliendo por el mayor escandalo de bretones ya en los anos cincuenta porque parece raro pero en Bretana hay carencias de agua. Me acuerdo de la sorpresa de una chica que no podia limpiarse los manos cuando las inundaciones se llevaron los tubos en un pueblo de Alta Saboya. En los refugios de montana o en un barco hay que tener mucho cuidado con las reservas de agua y es una buena leccion.
Vivre d'amour et d'eau fraïche, vivir de amor y agua fresquita, una utopia?
Si, sobrevivimos a la ausencia del escribidor. Quien puede (sobre)vivir sin agua?
Os mando muchos besos a falta de poder mandar agua.

Anónimo dijo...

Bueno, se daréis cuenta que os estoy escribiendo desde el PC de mi hijo Álvaro y con su cuenta de blogger.
Mayormente lo hago por si entra María A para que vea el puente de Triana en la imagen que tiene de su perfil, que no es otra que el Puente de Triana.

Un abrazo serrano.
Pepe Gonce

Amando Carabias dijo...

A todos
Regresé.
Una vez resueltos unos cuantos temas de intendencia procedo a dar las gracias a todos cuantos habéis seguido fieles a la cita durante este fin de semana.
Si tengo ánimos, cuando acabe la entrada que debería salir en unos minutines y se va a demorar, comentaré algo más.
Pero todos vuestros comentarios son como siempre interesantísimos.
Enternecedor y estremecedor lo que dice Isolda de la niña saharauí; para la reflexión lo que nos apunta Javier, sobre el dinero para pagar la factura: ésa parece nuestra única lectura; sintomático lo que nos cuenta Catherine sobre que hasta en una supuesta tierra de agua, como Bretaña, cualquier cosa puede devenir en desastre; y educativo lo que nos cuenta Pepe Gónce.
Y sin embargo seguimos derrochando agua.
Vengo, como contaré ahora, de la primvavera, de un verde exageradamente hermoso (supongo que será similar en el País Vasco, Cantabria, Galicia...), pero el año pasado ya se pasó mal en Asturias. Hoy, sin embargo, no se dan cuenta... Es tremendo.
Maririú, tienes razón ya no es un tiempo de sequía, es para siempre. Y como decía Isolda las desigualdades territoriales son brutales, pero no sólo en España, sino en el mundo. Mirad lo del tifón en Tailandia y China de ayer y hoy.
Bueno, os dejo hasta dentro de un rato.

María A dijo...

Ay Pepe Gonce, ese Puente de Triana..que tanto lo paso cuando estoy allí... Para mí es único. Y por las noches, asomarme a la esquina de la capillita del Carmen para ver la Giralda y la Torre del Oro iluminadas.. y "colocar" a los guiris, que quieren hacerse una foto con las vistas,pero siempre se ponen mal. Y oler la higuera de la orilla. Aunque lo mejor, ver pasar al Cachorro, o al jorobado de la O, de vuelta al barrio y con la luna casi llena.
El agua... procedo del secano y aún considero mágico abrir el grifo y que salga agua -me pasa como con la electricidad, que me crié sin ella..- En los veranos castellanos, escaseaba tanto que mi madre nos duchaba de 2 en 2 y,después regaba con ese agua las macetas del jardín que, por cierto era precioso. Y los veranos de sequía, teníamos nuestra ración de agua diaria: un botijo para cada uno. Y cuando había tormenta, sacábamos todos los baldes y cubos para recoger el agua de los canalones del tejado,que decían, era la mejor para los geranios. El pozo del que obteníamos el agua "de beber",se llamaba, se llama, "el pozo de la alegría". Contaba mi padre que lo había denominado así mi abuelo por la alegría que supuso encontrar agua allí, a apenas 500 metros de la casa. Muchos años después, mis hermanos han encontrado agua al lado del jardín y cada vez que voy, intento convencerles para que se dejen de motores y pongan un brocal en condiciones, de piedra,que yo quiero sacar el agua con cubo de zinc, como hacía de pequeña en el otro pozo. Dicen que no estoy bien de la cabeza...
Ha amanecido lluvioso, está cayendo agua que, al mar se va. ¡una pena!.Pero mis geranios y hortensias se han puesto preciosos. Seguiré cocinando: hoy toca poularda al oloroso y judías verdes de aquí, las mejores. Besos afrovascos.