Es un caso singular. Por su personalidad y convicciones, Idea Vilariño rechazó durante largo tiempo toda posibilidad de promocionar su nombre. Los editores la urgían a promover sus libros y ella se rehusaba. Más aun, mantuvo un silencio casi completo respecto a su obra, hasta el punto de negarse con regularidad a entrevistas de cualquier tipo. Sólo en 1997 aceptó contestar las preguntas planteadas por Rosario Peyrou y Pablo Rocca, en las que se basa el vídeo Idea, estrenado en mayo de 1998, y que ahora puede encontrarse en bibliotecas. Si bien Vilariño aceptó diversos premios e invitaciones tanto en su país como en el extranjero, nunca quiso comentar sus poemas ni escribir sobre su obra poética.(http://www.los-poetas.com/d/vilar.htm).
Pregunta usted si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí. Antes ha preguntado a otros. Los envía usted a revistas. Los compara con otros poemas, y se intranquiliza cuando ciertas redacciones rechazan sus intentos. Ahora bien (puesto que usted me ha permitido aconsejarle), le ruego que abandone todo eso. Mire usted hacia fuera, y eso, sobre todo, no debería hacerlo ahora. Nadie puede aconsejarle ni ayudarle, nadie. Hay sólo un único medio. Entre en usted. Examine ese fundamento que usted llama escribir; ponga a prueba si extiende sus raíces hasta el lugar más profundo de su corazón; reconozca si se moriría usted si se le privara de escribir. Esto, sobre todo: pregúntese en la hora más silenciosa de su noche: ¿debo escribir? Excave en sí mismo, en busca de una respuesta profunda. Y si ésta hubiera de ser de asentimiento, si hubiera usted de enfrentarse a esta grave pregunta con un enérgico y sencillo debo, entonces construya su vida según esa necesidad: su vida, entrando hasta su hora más indiferente y pequeña, debe ser un signo y un testimonio de ese impulso. Entonces como el primer hombre, decir lo que ve y lo que experimenta y ama y pierde. No escriba poesías de amor, apártese ante todo de esas formas que son demasiado corrientes y habituales: son las más difíciles, porque hace falta una gran fuerza madura para dar algo propio donde se establecen en la multitud tradiciones buenas y, en parte, brillantes. Por eso, sálvese de los temas generales y vuélvase a los que le ofrece su propia vida cotidiana: describa sus melancolías y deseos, los pensamientos fugaces y la fe en algunas bellezas; descríbalo todo con sinceridad interior, tranquila, humilde, y use, para expresarlo, las cosas de ambiente, las imágenes de sus sueños, los objetos de su recuerdo. Si su vida cotidiana le parece pobre, no se queje de ella; quéjese de usted mismo, dígase que no es bastante poeta como para conjurar sus riquezas: pues para los creadores no hay pobreza ni lugar pobre e indiferente. Y aunque estuviera usted en una cárcel cuyas paredes no dejaran llegar a sus sentidos ninguno de los rumores del mundo, ¿no seguiría teniendo siempre su infancia, esa riqueza preciosa, regia, el tesoro de los recuerdos? Vuelva ahí su atención. Intente hacer emerger las sumergidas sensaciones de ese ancho pasado; su personalidad se consolidará, su soledad se ensanchará y se hará una estancia en penumbra, en que se oye pasar de largo, a lo lejos, el estrépito de los demás. Y si de ese giro hacia dentro, de esa sumersión en el mundo propio, brotan versos, no se le ocurrirá a usted preguntar a nadie si son buenos versos. Tampoco hará intentos de interesar a las revistas por esos trabajos, pues, pues verá en ellos su amada propiedad natural, un trozo y una voz de su vida. Una obra de arte es buena cuando brota de la necesidad. En esa índole de su origen está su juicio: no hay otro. Por eso, mi distinguido amigo, no sabría darle más consejo que éste: entrar en sí miso y examinar las profundidades de que brota su vida: en ese manantial encontrará usted la respuesta a la pregunta de si debe crear. Tómela como suene, sin interpretaciones. Quizá se haga evidente que usted está llamado a ser artista. Entonces, acepte sobre sí ese destino, y sopórtelo, con su carga y su grandeza, sin preguntar por la recompensa que pudiera venir de fuera.
(Cartas a un joven poeta. Rainer Maria Rilke. Traducción José María Valverde. Alianza Ediotorial. 1994. pág.24-27).
12 comentarios:
Efecticamente, la muerte de un poeta es una tragedia cósmica, y digo cósmica porque el eco de las palabras va mucho más allá de lo terreno.
Gracias infinitas por tu visita a mi blog, por ese seguimiento silencioso que te agradezco de corazón, y por haberlo roto, en definitiva.
Un abrazo
MArian
MARIAN: Bienvenida a este rinconcillo donde se tejen letras
que huelen a tomillo, que también es tu rincón siempre que quieras.
El único consuelo que nos queda es saber que esa tragedia cósmica produzca ecos siderales que aniden en otros corazones.
Magnífico tu homenaje a tan singular poeta, me parece sensible y brillante , a un tiempo. Yo también me he sumado a su adiós, eso sí, muy modestamente por el poco tiempo del que dispongo.Un abrazo.
MARÍA: El tiempo no es que corra o que vuele, es que se evapora... El poema que has seleccionado es muy hermoso.
tenías razón lo mejor que he hecho esta tarde .
me encanta la carta de Rilke me encanta
me es difícil encontrar el índice de tus entradas me hago un lío
María riu
Desde luego Amando tu asociación de uno con la otra ha sido acertadísimo, es que acaso las cosa sean mas acertadas cuand uno se deja llevar por las intuiciones, las asociaciones libres y por lo que, creemos, es azar porque aún lo desconocemos. Excelente poeta la Vilariño y claro qué decir del libro de Rilke leido allá en la adolescencia cuando a uno le urgían las definiciones, gracias por rememorarlo, un abrazo.
MARIA RIU: Qué gozada volverte a leer en este ricnón que es tuyo también.
No sé si merezco tanta alabanza, pero la acepto con una sonria y un beso, claro que sí.
ADRIÁN: El caso es que este libro de Rilke es una deuda que le debo a Lectora de Poesía, que me encareció a su lectura. Quizá su momento hubiera sido el de la juventud, como bien dices, pero ya sabes que los libros, salvo excepciones, no los elige uno, sino que son ellos lo que nos eligen. Ha llegado en el momento que tenía llegar, estoy seguro, y, probablemente su fruto sea más abundante.
Cuando leí sobre la vida de Idea Vilariño (por cierto lo del nombre de esta mujer también merecería un texto)no pude por menos que pensar que esta mujer fue la encarnación del ideal marcado por el praguense.
Hola Amando, como a Adrian me ha parecido muy interesante la vinculación con Rilke en tu post de hoy.Ahora estoy leyendo los poemas del Duino.Por cierto nuevo libro de Garcia Montero biografiando Ángel Gonzalez interesante ¿no?
Un abrazo mediterráneo,Beatriz
BEATRIZ: Desde luego estos escritores no paran de escribir. Y nosotros, pobrecitos, a verlas venir.
Sí ya he visto lo de la biografía de Ángel González. Fíjate: Ángel González, Oviedo, García Montero, Granada, y detrás, como una sombra emocionada, supongo, Almudena Grandes y el temblor de Machado compartido por los tres...
Amando no conocía hasta hoy a Idea Vilariño. Brujulearé por la red para saber de ella y conocer algo de su obra.
Además me ha encantado la carta de Rainer Maria Rilke. Gracias por traerla aquí.
PEPE: Bueno, pues, como he escrito, para mí también fue una revelación esta poeta, a la que habrá que dedicar algún tiempo más.
Un abrazo, y gracias por la dedicación.
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