Yanila sonreía. El hombre, como la mayoría de hombres, por no decir todos, había mordido el anzuelo casi a la primera. No había tenido que esforzarse. Estaba segura que si le pedía, no una hora, sino la tarde al completo, al día siguiente cancelaría todas las citas de la consulta y se iría tras ella a cualquier parte, hasta el fin del mundo… 'Todos sois iguales', pensaba recordando el modo en que encontró a Esteban aquella tarde de hacía un par de años… 'Y en mi propia casa...' Pero debía continuar con la conversación. Tampoco le interesaba que Álex fuese demasiado rápido en sus conclusiones.
— ¿Álex, no te parece un poco precipitado…?
— Tampoco falta tanto para la excursión… Unos pocos meses. El tiempo más que correr vuela, ¿no te has fijado?
‘Y tus ansias de acostarte conmigo viajan en avión’, pensó la mujer con una mueca en la que la repugnancia era el principal componente.
— Sí, es increíble… Bueno, pues rematamos la faena con una copita después de la reunión, y así hablamos de los chicos…
— ¿De los chicos…? La verdad es que para eso tendrías que hablar con mi ex, yo de Héctor sé más bien lo justo… Ya sabes, un par de fines de semana al mes, y la mitad de las vacaciones. Y a veces ni eso… Mi vida es complicada… No es nada extraño que alguno de los fines de semana que tendría que estar con él tenga que acudir a algún congreso, y su madre no está por la labor de cambiar el orden establecido. Tan rígida como una barra de hierro. Así que me quedo sin ver al chaval. No lo querrás creer, pero hay meses en que lo veo ni una sola vez. Creo que va a acabar odiándome. Y si cuando llegue a la mayoría de edad pasara de su padre, no tendré más remedio que darle la razón, aunque la culpa casi siempre la tiene su madre…
Yanila almacenó esa información con urgencia en su cerebro. No coincidía en nada con lo que le había contado Lorena. En realidad era exactamente opuesta. O bien mentía Álex, o bien mentía Héctor… o bien mentía su hija… Esto último lo descartó de inmediato. Su hija nunca mentía. Aquellas lágrimas no se podían improvisar. De todos modos prefirió no decir nada sobre el asunto, era mejor seguirle la corriente, callar y esperar…
— Me hago una idea. A mi exmarido le ocurre lo mismo.
— ¿También tiene una consulta?
— ¡Qué va, trabaja en un banco...! Director de una sucursal.
— ¿También tiene una consulta?
— ¡Qué va, trabaja en un banco...! Director de una sucursal.
— No sabía que los banqueros tuvieran congresos…
— Ni yo… Pero eso es lo que dice. Bueno, siendo sinceros no siempre son congresos, a veces son cursos y otras son viajes de negocios. Nunca le he creído. Estoy segura de que son viajes con alguna amante que tiene por ahí…
A Álex se le encendió una bombilla de alarma. Por un instante pensó que él iba a ser la moneda de cambio con la que Yanila quería vengarse de la traición de su marido. A semejante juego no estaba dispuesto a jugar…
— Pero a ti no te importará lo más mínimo.
— Claro que no me importa. — Yanila se dio cuenta que pisaba terreno fangoso y se apresuró a corregir la impresión—. Él con su vida puede hacer lo que le dé la gana. Si soy sincera, casi lo prefiero, así me deja en paz. Lo digo porque me preocupa por la niña. La niña no es tonta, como puedes figurarte. A pesar de los pesares es su padre, y no creo que esa vida sea el mejor ejemplo para una niña de quince años…
— No fastidies, Yanila… ¿Crees en serio que a nuestros hijos les escandalizan los escarceos de sus padres…? Al mío fijo que no…
‘Así actúa él… Si tú supieras… Se piensa que todo el monte es orégano… Seguro que como su padre’
— Escandalizar ya sé que no. Pero es un modelo que les ofrecemos. Van a llegar a la conclusión que la vida en pareja se reduce a unas cuantas noches de sexo…
‘Pues claro’ pensó el podólogo, ‘¿Qué es si no?’. Pero se abstuvo de comentar nada. La excitación empezaba a agobiarlo. Sabía que se había despertado del todo, y que tardaría algunas horas en volver a coger el sueño. Aquella mujer le estaba llevando por derroteros escabrosos. Por suerte encontró una salida airosa al último comentario femenino.
— Es un poco melodramático lo que dices, ¿no te parece? Tengo la impresión de que no son tan tontos como nos imaginamos. Estoy seguro que saben distinguir perfectamente entre una aventurilla y una relación seria…
— Y los nuestros seguro que prefieren una aventurilla, porque de las relaciones serias estarán escarmentados. Con los padres que han tenido…
— Te castigas sin necesidad. Las cosas son más sencillas, al menos entre Estefanía y yo fueron más sencillas, aunque acabaron muy mal. Que yo sepa no hubo traiciones ni aventuras, simplemente dejó de funcionar. Era mejor dejarlo. De lo contrario el daño habría sido mayor. Luego fue cuando las cosas se complicaron, te puedes figurar, el dinero, la pensión, esas cosas…
— Quizá tengas razón, Álex… Si te parece, mejor lo hablamos mañana. Ahora se está haciendo muy tarde y me caigo de sueño…
Continuará...
10 comentarios:
Amando, querido, esta tercera parte es un ejercicio fantástico de escritura. Me sigue asombrando tu profundo conocimiento de la mujer, no digamos de los de tu género. Es magnífica, la doble escritura de la conversación y sus pensamientos respectivos. Además, como siempre nos obligas a esperar el capítulo siguiente.
Un beso Escribidor!
Uff,uff,¡como está la cuestión! Menudo jueguecito. Desafortunadamente siempre se repite el mismo ritual ¡y quien sea capaz de diversificarlo se llevará el gato al agua!
Sigo en ascuas. Un fuerte abrazo extendido.
Esta conversación suena a "falsa" como si los dos estuvieran diciendo falsedades acerca de su situación y su deseo.
Ninguno va por derecho ¿o sí?.
Un abrazo Á.
Yo veo una grande verdad en el diálogo, a pesar de los cálculos y las intenciones de ambas partes. Veo reflejado el modo de pensar de la mayor parte de las personas divorciadas, donde cada uno da la culpa al otro y no piensan que la verdad, quizás, esté en el medio. Por otra parte a Álex tiene una sola idea en la mente y Yanila ha ya calculado donde quiere llegar, pero estoy seguro que me sorprenderás como haces siempre en el próximo capítulo.
Un abrazo.
Leo
Desde luego...todos los hombres son iguales, ¿o no?...
Esperamos la siguiente entrega.
Un abrazo.
Oye, Flamenco Rojo, ¿verdad que las mujeres en el fondo todas son mu- mu buenas?
Hola Amando, esta coversación telefónica... que bueno, ¡le va costar un periquete! Eres increíble escribiendo historias, hasta le ves las muecas que hace Yanila al otro lado.
Estos ralatos o como quieras llamarlos, son realidades que abundan en este mundo moderno en el que vivios. Ha sido un placer leerte. Un abrazo. Ser felices.
Es la vida misma, la vida difícil de los divorciados con niños en medio, lo digo así sin acusar a los niños.
Muy bueno lo que nota Marina: nos haces ver las muecas por teléfono.
Es impresionante como consigues tensar la emoción con sólo una conversación telefónica, te metes en el cerebro de tus personajes y los manejas con una maestría envidiable... Envidia es lo que me despierta tu forma de narrar.
Un besazo, Amnado.
Hola Amando, me incorporo a tu blog y ¿Qué me encuentro?, un magnifico relato, de los tuyos. Los he leído de tirón, para ponerme al día y me ha gustado mucho.
Describes una situación, cada vez más frecuente, el tira y afloja entre divorciados, el acoso entre jóvenes, y parece que alguien está maquinando una venganza.
Espero con impaciencia el resto.
Ya sabía yo, que en cuanto os encontrara, iba a ser una gozada leeros.
María:
Por razones largas de explicar, que se resumen en falta de tiempo (y algo sabes sobre el asunto) ahora no respondo a vuestros comentarios.
Pero en esta ocasión quería hacer una excepción para darte la más efusiva bienvenida...
Gracias por tus palabras.
En pocos más de hora y media, se publica la penúltima parte de este relato.
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