Estaba a punto de quedarse dormido, cuando sonó el teléfono.
Se levantó medio trastabillándose. Entre la retina y alguna de sus neuronas aún despiertas, se colaba la imagen de la protagonista de la serie con que se adormecía aquella noche. El ruido del libro cayendo desde su regazo hasta el suelo, terminó por despertarlo. Aunque más que despertarlo habría que decir que le espantó la dormidera, pero no el sueño.
Por suerte, sin más contratiempos, llegó hasta el auricular, y descolgó. Al hacerlo parecía que había enmudecido y se olvidó de decir el típico, ‘Diga’, o ‘Dígame’, o ‘¿Sí?’, u ‘Hola’ con que se suele saludar a quien ha marcado nuestro receptor. La voz inconfundible que estaba a la otra parte fue la que tuvo que saludar.
— Buenas noches, Álex… Espero no haberte despertado…
— ¡Yanila, eres tú…! La verdad es que has estado a punto, creo que faltaban unos segunditos para caer anestesiado. Si supieras el día que llevo… ¿Qué quieres a estas horas?
La voz de Yanila, sí lo había despertado, más aún, había supuesto una inmersión de vida.
— Nada especial… Sólo recordarte que mañana es la reunión en el cole, y me parece muy importante que acudas. No vayas a fallar como la otra vez.
— Pero si en esas reuniones no se hace nada importante. Las mismas cuatro chorradas que nos cuenta el director todos los años, alguna simpleza que se le haya ocurrido este curso a la Jefa de Estudios y las advertencias de la tutora sobre el comportamiento, las horas de sueño, la organización del estudio… Si supieras el lío que tengo montado en la consulta, ni se te ocurriría decírmelo.
— No creo que sea para tanto, hombre. Si sólo es una hora. Seguro que te puedes organizar. Además esta reunión es importante, hablan de la excursión de final de curso y seguro que proponen que algunos padres acompañemos a los profesores…
Aquel verbo conjugado en primera persona del plural actuó como una escoba que barrió todas las telarañas del sueño de la cabeza del hombre.
— Un momento, un momento… ¿Acompañemos? ¿Has dicho acompañemos…? Ya sabes que la custodia de Héctor la tiene su madre, no creo que sea lo más conveniente que me apunte como padre acompañante. Seguro que Estefanía va a la reunión. Y si se me ocurre levantar la mano, una de dos, o se apunta ella también, no se me vaya a ocurrir secuestrar al chico…, o intenta que no me dejen viajar y es capaz de convencer al mismísimo ministro del Interior de que me llevaré a mi hijo a la Patagonia.
— Venga ya, Álex. No creo que sea para tanto. Y si se quiere venir que se venga. Qué más te da a ti… ¿No estáis divorciados…?
— Pues imagínate qué gracia. Tener que soportar a la mujer de la que me he divorciado y encima tener que cuidar de una manada de adolescentes con todas las hormonas a punto de entrar en erupción…
‘Eso por no hablar de las mías, si se te ocurre viajar a ti y ponerte a mi lado’. Esto último se lo guardó bien entre la zona del pensamiento de la que brotó como una flor asilvestrada y la garganta que se convirtió en un abrupto precipicio para evitar que las palabras siguieran rodando hacia la boca, no fueran a cruzarla, cuando ya no tuvieran remedio…
Por suerte, Yanila seguía hablando…
Continuará
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Este relato en 5 partes se publicará los días 5, 8, 10, 12 y 15 de noviembre.
10 comentarios:
Me gusta, pero es tan cortito... Que no da para comentar; nos has dejado simplemente una escena, la presentación de un cuarteto y las ganas de seguir leyendo, ¡Casi nada y además, un título arriesgado!
¿Admites sobornos? De acuerdo, esperaremos.
Besos, nuevamente expectantes.
Espero con avidez. Un fuerte abrazo extendido.
Este ¿relato? pinta pero que muy bien. Nos has situado en una escena cotidiana, por así decirlo. Un hombre divorciado con los problemas típicos de la custodia y la educación de su hijo.
La redacción es magnífica, como siempre, y has conseguido engancharnos y querer más. Así que esperaremos.
"La verdad era un abismo"... Muy sugerente.
Un abrazo.
Como dice Isolda , es el inicio, pla presentación de personajes: Hector, su madre, alex su padre, Yanila...
Parece que Alex bebe los vientos por Yanila y amando, como siempre, nos lo ha contado bien y con sutileza, como es su estilo.
Continuaremos...
Es que así no vale, Amando, lo has corta'o justo en el momento preciso para dejarnos intrigados... ya me atrapaste en la historia.
No nos queda que esperar las próximas entradas.
Un abrazo.
Leo
Aquí hay tema…el tema que quema vamos. Pa mí que los “tejos” se lo tira claramente Yanila al divorciado cuando ésta le insinúa lo de la excursión de los críos, ¿no?
Amando, el relato en la línea a la que no tienes acostumbrado a tus lectores impenitentes…y aquí nos tienes enganchaos esperando la próxima entrega.
Un abrazo.
Uy Uy uy... Amando: ¡Esto, o me equiboco... o trae cola! Es un relato muy bien plasmado a mi entender, de vidas usuales en nuestros días. Oye que nombre más bonito Yanila, en una conversación telefóca interesante donde se hablan los pros y los contra, creo que Álex y Yanila, se van a llevar muy bien. Besos para todos y especialmente para nuestro escribidor. Ser felices.
Pues esperaremos al final para comentar.
A mí el modo de hablar en la vida cotidiana es lo que me hace falta, así que me conviene muy bien este diálogo.
¿Lo dirá o no lo que no quiere decir?
Jo, qué cortito... cachis. Tiene una pinta fantástica y a pesar de lo breve del comienzo despierta las ganas, ¿se puede pedir más?
Hala, a esperar...
Te abrazo.
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