Detalle del Cristo de las Penas, este domingo de Ramos de 2010
a la salida de su capilla en el barrio de Triana, Sevilla.
Foto Carmen Gonce
Son días especiales para mí, como supongo la mayoría conoce. Días en que cierta dosis de espiritualidad, fervor, tradición, arte y pasmo me han llevado de siempre a vivirlos dejándome empapar de lo que como un himno variado cruza la historia desde hace algo más de dos mil años.
No sé quien dijo que la boca habla de lo que el corazón rebosa. Y uno no puede ser diferente del resto de mortales.
He barajado diversas posibilidades para este blog durante estos días: he pensado dejar que el silencio se hiciera dueño de este espacio, he dudado si mantener el ritmo como si nada ocurriera, he meditado reeditar las entradas que, por estas fechas, el año pasado publiqué, he imaginado escribir algo específico al efecto...
Como tantas veces, he dudado y he dudado... y al final me he decidido por una mezcla de todo y por no hacer nada de lo que había pensado...
Verán ustedes, al final he optado por lo siguiente:
dejar el enlace con cada una de las cuatro entradas que el año pasado utilicé para el jueves, viernes, sábado y domingo de la semana santa y publicar el capítulo correspondiente al relato La carta el lunes próximo. Por tanto, la próxima semana habrá dos entregas de este serial. Ahora que cada uno escoja...
En recuerdo del Jueves santo
Sobre el Viernes Santo
Para aquel sábado lluvioso
Y para el Domingo de Pascua
Como banda sonora para la lectura, propongo dos músicas tan distintas, pero al tiempo tan maravillosas que pueden resumir lo que he querido decir al principio de esta entrada. Dos músicas y tres versiones.
En primer lugar propongo la escucha de este aria de La Pasión según San Mateo de Juan Sebastián Bach. Para mí, la catedral de la música clásica. Ya saben, cuestión de gustos.
También propongo la escucha y visión de este vídeo como muestra de una de las tradiciones más universales de este tierra...
Que se completa con la versión que originó la música precedente, la que compuso Joan Manuel Serrat utilizando como letra el poema de Antonio Machado.
Creo que Bach, Serrat, Machado y tantos siglos de tradición y fe, pueden merecer que cambie el paso...
Ojalá les guste.
32 comentarios:
Magnífico, Bach. Yo no soy creyente y estos días son como cualquier otros del año. Tenía pensado irme a la Toscana, que hace tiempo que no he estado por esas tierras. Al final, he decidido quedarme aquí con mis nietos, los más pequeños al menos, a hacer conejos de chocolate para Pascua. Toscana ya llegará. Mientras, familia, música, cine, algo de teatro, unos cuantos paseos al aire libre y libros, por supuesto. Tengo propuesto empezar mañana a repasar 'Anna Karénina'. Semana de pasión. Tal vez vea el Vía Crucis de Benedicto. Es que soy un poco morboso... Vaya cruz de hombre.
Aunque, no sé si te lo he dicho, no soy seguidora de la Semana Santa, me refiero a la popular, a la de las calles; si siento estos días como algo mío, porque soy una cristiana convencida. Es curioso, este año estoy viviendo la pasión, y espero que la muerte y resurección también, de Jesús más y mejor que nunca, sin salir para nada a la calle, gracias a blogs como este.
Es un lujo vivir estos días de tu mano.
Un abrazo.
por mí que los goces o los sufras (como quieras) no sé si se puede gozar la Pasión.
para mí como Gaspard sin Toscana pero sin nietos eso sí con allegados y París que vive la misma vida diaria que nosotros.
Gaspard:
Disfruta pues de los nietos, aunque no sea en la Toscana. Supongo que acompañado de buena música, mientras disfrutas de 'Ana Karenina'
El vía crucis alrededor del Coliseo suele impresionar. Siendo sinceros, la verdad es que sólo he visto estaciones sueltas, nunca lo he seguido completo, y eso que esta tradición del vía crucis también me gusta. Esperemos que Raitzinger encuentre en él la luz y la determinación que necesita para tomar ciertas medidas que empiezan a ser urgentes, si es que realmente cree en lo que dice.
Mercedes:
No, no lo habías dicho, aunque ya lo había intuido.
La Semana Santa popular, la de las calles, como todo, es tan diversa, tan plural, tan compleja, concita tantas sensibilidades, expresiones, creencias y situaciones que se hace difícil de entender.
A primera vista puede parecer algo superficial, algo carente de verdadera reflexión, algo que sólo tiene que ver con la costumbre, como si fuera el regreso cíclico de las estaciones. Y no es así, o no es así en todos los casos. Contemplando muchos rostros, enseguida uno se da cuenta de las razones por las cuáles están allí, normalmente en la calle, pero también en algunos templos. Una tradición que en algunos casos se remonta a más de cuatro siglos, tiene que ser más que un puro barniz.
No soy yo tampoco de arrojarme a las calles, pero reconozco que me atraen estas manifestaciones, por lo que tienen de pregunta, por lo que tienen de explicación del modo de entender una fe, un rito religioso, y lo que eso significa a la hora de vivir.
En días como estos, se arraiga más en mí el convencimiento de lo que dijo Gerardo Diego y que transcribí en el frontispicio del blog:"Yo no soy responsable de que me atraigan simultáneamente el campo y la ciudad, la radición y el futuro; de que me encante el arte nuevo y me extasíe el antiguo; de que me vuelva loco la retórica hecha y me torne más loco el capricho de volver a hacérmela -nueva- para mi uso particular e intrasferible (...)"
maririu:
Intentaré disfrutar, seguro que lo intentaré, de hecho ya lo estoy haciendo a mi manera.
Y hay muchos niveles de disfrute posible.
Si hablamos de cuestiones estéticas creo que el debate no tiene sentido: todas las manifestaciones artísticas tienen joyas que toman como tema o circunstancia la Semana Santa (y pienso en literatura, pintura, escultura, música, arquitectura, cine, fotografía... De la danza no lo sé, aunque en tu tierra natal, están Las Danzas de la Muerte que no sé si pueden encuadrar en este arte, o más bien en el teatro.
Si pensamos en el disfrute intelectual, ni te cuento, porque poder reflexionar sobre las cuestiones que anidan en esta celebración, una vida es poco.
Si pensamos en un modo de entender la vida aquí es posible la discrepancia. Parecería imposible disfrutar con el dolor, la sangre, la muerte. Y es lo que parece que enaltece la semana santa entendida como se entiende en España. Allá en Francia es festivo el lunes. En Inglaterra lo es el viernes y el lunes. En España no sé si es festivo en todas partes. Mañana viernes sí. En algunas, como Cataluña, País Vasco, Cantabria... lo es también el Lunes de Pascua, pero no sé este Jueves Santo. O sea que es como si en España no saliéramos del sepulcro, no hubiéramos quedado en la sangre y la agonía y la muerte... Creo que no es así, creo que es algo más.
Si hablamos de fe o de religión el debate tampoco es posible. Si se es creyente es la fecha central del calendario para disfrutar, porque se trata de rememorar el acontecimiento central en el que se basa todo lo demás, el núcleo inexcusable del cristianismo en cualquiera de sus iglesias.
Amando mis deseos de esta mañana no tenian ningun asomo de polémica, ninguno si he hablado de sufrir es porque pienso que son días en particular el viernes santo de dolor claro que luego viene la gloria de la resurrección.
Ahora bien te doy (os) algunas precisiones sobre mi posición pero de verdad no puedo esperar si deseas responderme a la semana que viene.
Nunca he entrado a discutir la fe de alguien, nunca, lo que discuto a veces es el cristianismo o mejor el catolicismo (conozco bastantes protestantes también) repito el catolicismo como
única religión verdadera
y más que el catolicismo, su jerarquía, y no me harás creer que el problema es éste Papa.
Y he conocido a curas extraordinarios o sea que no hablo de individuos, hablo de una organización política = es decir organización para gobernar instalada en la sociedad y atravesada por todos los problemas de la sociedad o sea que en cada momento tiene una OPINIÓN y una SOLUCIÓN sobre nuestros problemas. Solución que no actualiza casi nunca.
PD la semana que viene os contaré lo que me enseñaron cuando estudié Teología.
Me gusta mucho esta entrada, Amando, no soy de ritos ni de creencias religiosas, pero las respeto y las valoro. En todo caso, el ambiente de estas fechas mueve a reflexión, es la vida que se abre paso sobre la muerte, es la resurrección con la fuerza de la primavera que hace florecer de nuevo la naturaleza dormida... La fotografía de Carmen es muy hermosa, las tres músicas son una preciosidad. Y tu opción de conectarnos con tus anteriores entradas, me parece muy acertada. Disfrutar de lo que escribes es una buena celebración. La fe sencilla del pueblo forma parte de nuestra cultura, y ha sido germen para crear numerosas obras de arte. Y el arte sobrevive a las creencias, y las sobrevuela. Un abrazo y disfruta mucho de estos días de tradiciones locales y familiares, todo ello forma parte de nuestro bagaje humano.
maririu:
Tampoco he hablado de polémica, sino de debate, sobre el disfrute.
A la segunda parte de tu comentario decir que lo que dices sobre la Jerarquía lo suscribo. Te puedo asegurar que parte del clero de basa (o sea los curas de barrio), aunque no lo digan, también actúan en consonancia a esta opinión.
Conozco más de un detalle que va en la línea PASTORAL que argumentas: dar solución a los problemas concretos.
María Sangüesa
Así lo entiendo yo, del mismo modo que tú.
Dentro de la cuestión litúrgica o ritual, apunto a que la liturgia del Viernes Santo a mi me parece impresionante.
Tienes toda la razón, la fotografía de Carmen es preciosa.
Me encuentro entre los privilegiados de haber leído ya “Aquel Sábado lluvioso”…Un intento del escribidor de dar respuesta a quien pierde un ser querido…una respuesta a la pregunta sobre la eternidad, una cuestión sobre la que el hombre reflexiona desde el principio de los tiempos.
Ahora, os dejo aquí un pequeño pasaje del Pregón de Semana Santa de Sevilla de 2.010…este año lo ha dado Antonio García Barbeito.
“Andaba un medio cura de la tribu empeñado poco menos que en encuestar sobre fe a todos los paisanos sospechosos de andar cortitos de credo. Manuel el arriero venía arreando sus borricos por la carretera que cruza la tribu como calle principal; el medio cura, al paso, le preguntó que si creía en Dios:
-“Po no viá cree, miarma, si lo dice hasta la copla: “que de allí vendrá a “jugá” con los vivos y los muertos”.
Y siguió su camino, quizá imaginando un Dios que se tomaba la Resurrección como un día de fiesta entre la plaza del pueblo y el cementerio. Y había que entenderlo. Este mismo medio cura no escarmentaba, y enterado de que una gitana que vivía en los trascorrales no había hecho la primera comunión, se empeñó en conseguirlo. Cuando la gitana podía, que eran pocas las veces, el paisano trataba de prepararla de viva voz, que la pobre mujer no sabía ni leer ni escribir, y todo el empeño del paisano era dejarle claro que en la hostia consagrada estaba el Santísimo Sacramento –“que esto no se te olvide, Antoñita: el Santísimo Sacramento…”-; pero también - ¿para qué lo haría?-, le habló de la Virgen, del Niño Jesús y de San José, y la pobre gitana tenía en la cabeza un catecismo trabucado, incapaz de organizar con él un celestial libro de familia. Llevaba la gitana cuatro o cinco días sin ir a recibir clases de preparación. Una mañana que pasaba la gitana vendiendo canastas, vio venir al instructor y aceleró el paso, excusándose que tenía mucha prisa; el paisano, sabedor de que el día de la primera comunión de la gitana se venía, corrió hacia ella y, examen al paso, le preguntó: “A ver, a ver…, Antoñita: ¿Quién está en la hostia?”, y la gitana, más pendiente de que no le rebajaran dos pesetas al precio del cesto, le dice: “¡Ay, compadre, no ma’cuerdo..!” Y el compadre: “Sí, anda, recuérdalo: “El San…, el San…” Y dice Antoñita: “Ay, compadre… ¡Er San Jozé!”
Del Pregón de Antonio García Barbeito.
Un abrazo.
Flamenco Rojo:
Sí, la eterna pregunta porque no hay respuesta segura. Un ramillete de posibilidades que forman parte del misterio una vez que deja de latir el corazón.
Si la fe no fuera fe, sino certeza científica, no habría necesidad de respuestas, por tanto sobraría la pregunta. Pero no es así, o nos hemos encargado de que no sea así.
Magnífico texto de Antonio García Barbeito. A veces nos complicamos la vida con lo accesorio. Pretendemos extensos conocimientos sobre algunas cosas, cuando no sabemos nada de lo básico.
Y así le va a la iglesia, como a ese medio cura que por su afán de contar tanto, consiguió que er San Jozé estuviera en la hostia.
Yo tengo una original "Semana de Pasión": sin fiesta, sin vacaciones...y viviendo unos días agotadores de trabajo: fin de trimestre; entrega de calificaciones; reuniones con padres/madres; preparación de semana cultural; la casa llena de gente que SÍ está de vacaciones; 16 Festival Internacional de cine del Mediterráneo -ayer magnífica película: "Les oubliés de l'histoire" de Hassan Benjelloun-. Salgo de casa a las 7 de la mañana y voy enlazando cosas. Regreso a medianoche...
Pese a todo, siendo deficitaria en materia religiosa y de creencias, no dejo de añorar mi Semana Santa...la Madrugá sevillana, el Gran Poder; la Macarena; Triana... que hay que vivirla...cada uno con lo suyo. No sé qué pueden sentir los creyentes, no puedo ponerme en su lugar...pero sí sé la emoción que se siente cuando uno se encuentra una talla del siglo XIV,o del XV, con todos sus exornos, ajuares, flores, luces. Con las bandas de música;sus ciriales; sus nazarenos; el azahar; el gentío, que calla cuando pasa y aplaude la saeta que alguien, desde un balcón o a pie de calle, espontáneamente le canta una saeta. Y esos niños/as que van haciendo sus enormes bolas de cera con las lágrimas de los ciriales que le dan los nazarenos -"nazareno dame cera"-. Han sido muchos años viviendo, pateando las calles, siguiendo todo...y estudiando para intentar comprenderlo mejor. Y llegar a la conclusión particular de que sobrepasa ampliamente el hecho religioso. Hoy echo tantas cosas de menos que...ahorita mismo me pongo a hacer torrijas...ya que no puedo ir de procesiones, las torrijas me las hago y me las como. Algo es algo. Escucharé saetas pero,como todos los jueves santo, también La Pasión según San Mateo de Bach...Para eso me he escapado de todo y me he enclaustrado en casa. Mañana será otro día...Abrazos africanos.
María A:
A mí me pasaba lo contrario. Quiero decir que no me podía imaginar por qué la Semana Santa podría concitar tanta atención, tanto estudio, tanta pasión entre gentes no creyentes, entre gentes no practicantes. De hecho, en ciertos niveles, corre la especie (seguramente falsa) que el tema de procesiones, actos callejeros y populares, va un poco en contra de la verdadera fe, es una manifestación que en muchos casos rozaría (según estas opiniones) casi lo profano, casi la idolatría, pues se llega a confundir la imagen con lo que representa.
Quizá haya algo de eso, pero sobre todo (según lo estoy viviendo estos días gracias a internet) lo que se detecta es lo que dices, esa emoción, esa estética, ese sentimiento muchas veces de identificación.
Es algo que, efectivamente, trasciende la propia fe religiosa, porque en ese punto abarrotado de gentes (Plaza de El Salvador, Campana, Sierpes, Avenida de la Constitución, Plaza de San Francisco, Cuesta del Bacalao, Plaza de la Alfalfa, Arco del Postigo, Puente de Trianda, El Baratillo, qué sé yo...)se concitan no sólo quienes creen, sino quienes no creen y quienes no saben si creen y quienes no quieren creer, pero creen, y quienes no creen anque quieran creer, y quienes saben que esas tallas son sólo imágenes (por muy benditas o coronadas que estén) y quienes están convecidos que esa talla que discurre bajo su balcón es el mismo Dios, o la misma Madre de Dios.
La escucha completa de la Pasión San Mateo, la reservo para mañana por la mañana, y aún no sé si al tiempo leeré algo o escribiré o simplemetne me zambulliré en sus notas, en sus melodías.
Como dije ayer a alguien con quien hablé por teléfono, a mí, de la semana santa me interesa todo, hasta las torrijas.
Tengo asociada la semana santa a la música clásica. Hablo de hace muchos años, en Cataluña, dónde las procesiones daban miedo por el silencio y la oscuridad que se imponía. Afortundamente mi madre era comprensiva y salvo las visitas a los monumentos, permitía que me quedara en casa.
Teníamos una radio con tocadiscos en la parte superior, que todas las noches se utilizaba. Pero en semana santa, no era necesario. Recuerdo a mi padre y mis hermanos sintonizando radios alemanas, polacas, inglesas (aquellas radios maravillosas) que emitían la mejor música del mundo. De esos años aprendí de memoria la Pasión de Bach, el Messias de Haëndel, el Requiem de Mozart, realmente la música que tiene su origen en la religión. Esa es la parte en la que creo, que algo sea capaz de inspirar a músicos y poetas con tal grado de lírica y misticismo me asombra, me admira y lo agradezco infinitamente. Y sigo escuchando ahora el Ave Verum, que es un gozo para el alma.
Hoy besos otra vez malancólicos.
El Mesìas de Haendel es mi preferido, sobre todo el Servidor Doliente (o Dolorido ?)con letra de Isaìas que se lee durante el oficio del vienes santo y por supuesto el gran Alleluia.
escriberé màs mañana.
Isolda:
Que a los niños les produzca cierta impresión, o miedo directamente, las procesiones de Semana Santa es normal, creo que han sido muchos los que se asustaban o al menos se impresionaban con todo el aterezzo que rodea a estas manifestaciones de fervor, arte y emoción: rostros tapados, colores oscuros, imágenes con lágrimas y sangre, estruendo de tambores...
La música de estos autores y otros muchos, quizá sea una de las mejores explicaciones emotivas que conducen a entender todo esto que ahora se celebra
Catherine:
Con un beso muy especial en este día
Ahora contemplando el aceso del Puente de Triana, mientras llega la Esperanza.
Esta aria de La pasión según S. Mateo es para mí también, Amando, auténtica música celestial. Cuando la escucho (lo había hecho esta tarde antes de entrar en tu blog) mi ateismo parece menos firme. Pero, enseguida, las procesiones de Semana Santa me reconfirman en mi carencia de fe.
Aprovecho para decirte que me gustó mucho tu poema “ Un vendaval de vida me recorre” y tu manera de recitarlo.
Respeto.
Respeto por el creyente que se acerca al para él, misterio de estos días y alegría de la resurrección.
Respeto para el no creyente- entre quienes me encuentro- que nos acercamos desde otros puntos de vista- estético, cultural y hasta antropológico.
Respeto para quien lo vive como una simple vacación en la que descansar del tráfago diario.
Y deseos para todos de que el regreso a los quehaceres cotidianos nos encuentre a todos, unos y otros, con el corazón abierto a lo porvenir.
Las músicas una delicia, cada una en sus estilos.
Y besos, caramba, que nunca está de más con los Amigos.
Al ver tantos vídeos de procesiones dudo entre tradiciones y fe, sin juzgar a nadie. Para mi ver estas Virgenes y Cristos balanceandose encima de la muchedumbre al son de marchas es tan extraño como Africanos bailando en una iglesia y los nazarenos me causan una impresión aun más rara. Pero todos estos modos de expresar su fe o la fe de sus mayores me atraen. Me parece algo como las vidrieras o los bajorrelieves de las catedrales que cuentan los pasajes esenciales de la Biblia para la gente que no sabe leer, y los que saben pueden aprovecharlo también.
Creo que entre España y Francia la diferencia está en el fuerte sentido de la muerte de los Españoles y que el rechazo a la iglesia española es debido a sus vínculos con el franquismo cuando Francia es laíca desde 1905.
Hay de todo en la Santa Iglesia Católica Romana. El suizo Hans Küng y el alemán Ratzinger fueron colegas en Tübingen y ahora hay muchas discrepencias entre ellos.
Hablando de colegas: Amando lo sabe desde hace tiempo, fuimos colegas catequistas, yo benévola con cierta formación teológica así que soy colega de Maririu también.
Gracias Amando por la música, y en particular por el Aleluya. Los cuatro textos los había leído cuando entré en tu blog y vuelvo a leerlos con placer.
Besos para todos en este fin de Semana Santa, un especial para Amando.
Miguel Mora:
Como siempre, un placer leerte. Agradezco tus palabras sobre el poema. Y no menos agradezco la sinceridad (como la del resto) en tus opiniones.
Me hace meditar esa diferente reacción tuya ante la música de Bach o la visión de las procesiones. Y me hace meditar porque en el fondo ambas son expresiones de un sentir similar, de una fe parecida... al menos sobre el papel.
Las diferencias de ambas manifestaciones son abismales, es cierto, y en tales diferencias reposan muchas cuestiones que tienen que ver no sólo con la religión o con alguno de sus aspectos -aunque fundamentalmente, no nos engañemos- con ella tienen que ver. Hay de fondo diferencias culturales, antropológicas, tradicionales...
Este espacio no es tan amplio como para ahondar en semejantes cuestiones, pero si uno va a mirar, la Pasión según san Mateo de Bach es la puesta en pentagrama del drama que narra el evangelio de Mateo enfrentándolo con el alma de cada individuo (quizá con la del autor, quizá con la de cualquier cristiano), que responde ante las diferentes situaciones que el evangelista cuenta en su relato que, casualmente (¿o no?) es el mismo que escogió Passolini para su indagación atea y militante sobre el asunto (una de las más impresionantes que se han hecho).
Las procesiones (además de otras muchas cosas) parten de la misma matriz para desarrollarse a lo largo de los siglos...
Es difícil imaginarse a un alemán emocionándose con una saeta a la entrada de la capilla de los Marineros mientras entra el Cristo de las tres caídas (por poner un ejemplo) y es difícil no imaginarlo embelesado con la escucha del aria que he colgado en la entrada u otro fragmento de la composición...
Alena Collar:
Respeto y libertad. Siempre. Como tu actitud demuestra. Y por ahí van o tienen que ir los caminos, me parece a mí.
A pesar de las diferencias aparentes, hay más puntos de unión de los que parece, y es en esas facetas compartidas donde avanzamos y construimos, desde el respeto y desde la libertad.
Demasiadas veces se ha hecho daño a toda una sociedad, y se ha perdido muchísima riqueza por haber actuado no sólo con desprecio por la fe o la ideología de la otra persona, sino con intolerancia que ha llegado al extremo, como es matar a quien no está de acuerdo conmigo.
Demasiadas veces, aún hoy, las ideologías, las creencias, no se proponen, no se exponen, sino que se imponen con argumentos tan sólidos como la fuerza de las armas, la censura, el encarcelamiento...
Y no es cuestión de ennumerar porque supongo que en la cabeza de todos nosotros hay múltiples ejemplos de un sector y de otro y de otro y de otro...
Por eso es tan importante lo que dices: respeto.
La intolerancia ha sido y es en demasiadas ocasiones el santo y seña del poder (quizá por ello es poder). Y tan aberrante es la intolerancia religiosa que conduce a la hoguera, a la lapidación o a la cruz, como la intolerancia política que conduce a la guillotina, al fusilamiento, al garrote vil, a la silla eléctrica... o a la cruz.
Catherine:
Tu visión siempre tiene la virtud de hacerme ver las cosas desde un ángulo al que no estoy acostumbrado. No porque no sepa de su existencia, sino porque habitualmente no lo tengo en cuenta.
Para mí las procesiones no son manifestaciones exóticas. Y sin embargo al declarar con tanta sinceridad tu opinión, y al ponerme frente a esos espejos que nos sitúas, me doy cuenta de que, efectivamente, damos por sabidas muchas cosas, y pensamos que todo el mundo maneja los mismos registros que nosotros. Y entre estos registros el de la costumbre no es el menor...
Ayer escuchaba en la radio que una joven italiana se doctoró en antropología realizando una tesis sobre las fiestas religiosas. Un apartado de este estudio -obviamente- han sido las procesiones de Semana Santa. En concreto esta mujer se ha centrado en Valladolid (que poco tiene que ver con Sevilla, pero eso es otra cuestión ahora) y tanto le ha impresionado el tema que se ha llegado a hacer cofrade de una de las hermandades vallisoletanas.
Por no salirnos del entorno de la semana santa, si contemplo las costumbres en Filipinas o en México, me pasa lo que a ti, me quedo boquiabierto, e incluso observándolas con el máximo respeto (como decía más arriba) y sabiendo que parten de una fe compartida, me cuesta trabajo entenderlas... Pero más aún, en la propia España me cuesta trabajo comprender tradiciones de tanto valor como la rotura del silencio en viernes santo que, sobre todo en Aragón, se hace con el estruendo horrísono de cientos o miles de tambores. Me cuesta comprender la costumbre de los empalados extremeños...
Y estoy seguro de que cada una de ellas es como un río que fluye caudaloso desde rincones olvidados de la historia, que quizá ahora, por mor del turismo y la globalización llegan a más sitios...
Hablabas de cosas que para mí son tan simples como el capirote (en Castilla conocido por capuchón) o la salida a la calle de las imágenes...
Por ejemplo el modo de llevar una imagen no es igual en todos los sitios. Que lo porten costaleros cargándolo sobre sus cervicales es costumbre de Sevilla y su entorno. En Málaga, por ejemplo se lleva a hombros, para ello se intala en los laterales de los tronos (así se llaman en aquella tierra) uno varales de longitud considerable. En Segovia la carroza tiene ruedas y un volante y desde dentro hay un grupo (más o menos amplio de personas) que se dedican a empujar este mecanismo. Pero es que, como bien sabes, la orografía de Segovia, toda llena de cuestas, no es la más adecuada para costaleros o para cargar en andas imágenes con tanto peso...
El capirote es reminiscencia casi renacentista, sobre todo barroca. Tiene que ver con dos cosas, por un lado preservar el anonimato de quien ha manifestado que quiere hacer pública penitencia por su pecado y por otro la cuestión 'estética' que dejó para nuestra vergüenza la inqusicición. El famoso sanbenito, o sea señal por la que públicamente se sabía que alguien había sido culpado por ese tribunal) entre otras lindezas contaba con un gorro tipo cucurucho o capirote, eso sí, con el rostro al descubierto. Con el tiempo se formó simbiosis, para llegar a la conclusión de que se trata de un reconcimiento del pecado individual que de algún modo se purga en el anonimato de una fila de cofrades. Por otra parte se aprovecha la faz cubierta para que el espectador no se centre en lo accesorio, o sea el rostro del encapuchado, sino que se fije en las imágenes que han salido a la calle exactamente por la razón que apuntas, sin equivocarte ni un centímetro, y, en todo caso, en la realidad humana de pecado que es redimida por la pasión de Cristo.
Esta es la explicación, más o menos religiosa del asunto, a partir de ahí, se pueden añadir muchos otros conceptos.
Muchísimos...
(Vaya rollo, lo siento).
Otra vez estaba buscando una saeta espontànea que me emociona mucho, sin éxito. Pero asistì a la entrada de un misterio, como dicen en giraldatv, y los costaleros salieron de debajo de la carroza. Y pensé que estos hombres que se entrenan todas las tardes de los sàbados como lo vì en Jerez de la Frontera un sàbado de febrero y que se quedan durante horas llevando un peso enorme son los héroes humildes de las procesiones y me di cuenta que es toda una parroquia, todo un barrio que sale a la calle con sus tallas. Bastaba con ver los abrazos entre compadres para sentirlo. Basta con leer a Pepe o Marìa A. y mirar la foto de Carmen.
Tuve un consuelo escuchando otra vez la saeta que canta Serrat con las letras de Antonio Machado que voy a parafrasear: el pueblo andaluz quiere desenclavar a Jesùs para que ande en el mar,en el mar de gente de la calle.
Por falta de torrijas el consuelo seràn los huevos de chocolate escondidos en el jardìn por la mañana del domingo. Los traen las campanas a su regreso de Roma adonde se habìan ido el jueves santo. Cada uno con su tradiciòn!
Catherine:
Gracias por tu comentario, una vez más. Como se observa, no es tan difícil entender ciertas cosas si uno procura una mirada inteligente sobre ellas.
La tradición de los huevos de Pascua, de la mona de pascua también, se da en buena parte de España.
Su simbolismo tiene que ver con la vida y por tanto con la resurrección.
Desde aquí, a ti, y a todos, pues, Felices Pascuas!!!
Amigo Amando,
Muy apropiada y muy sensata esta edición que nos presentas en tu espacio para la Semana Santa, que debe dedicarse a la Meditación y al encontrarse con uno mismo. De toda la música que nos propones, yo me quedo con LA PASIÓN SEGÚN SAN MATEO de Johann Sebastian Bach. Creo que no ha salido de la mano ni de la inteligencia del hombre nada más grandioso que esa Música. Incluso yo que, formalmente no soy creyente, aunque en su momento lo fui, me transformo y me traslado al Paraíso cuando escucho esos impresionantesCoros de Bach.
Como bien dices en el comentario que has hecho en mi espacio, algunos se creen que lo están descubriendo todo, cuando todo ya está descubierto.
Yo soy capaz de leer una Sátira de Horacio ridiculizando a Príapo y a las Brujas y luego irme a una Catedral a escuchar cualquiera de las Pasiones de Bach o una o varias de sus Cantatas.
Recibe un cordial saludo,
Antonio
Antonio Martin:
Entre otras actividades de estos días, he seguido, casi con hilaridad, la discusión-debate-converación que se ha generado en tu espacio a consecuencia de esa entrada en que con tanto humor se ha desgranado el texto satírico de Horacio sobre el dios Príapo.
Siempre me ha llamado la atención una frase de Terencio que debería saber decir en latín y desconozco para mi vergüenza: Nada que sea humano me es ajeno. Si a esto le unimos esta otra, de San Agustín Ama y haz lo que quieras, comprenderás que estamos muy cerca, a pesar de esas diferencias formales.
Sigo diciendo que es más lo que nos une que lo que nos separa.
Un abrazo
Bueno... he leído con mucho respeto vuestras opiniones...
Yo tan sólo puedo decir que tengo el corazón abierto al amor, la amistad, la solidaridad... incluso para los malos momentos...
Y quiero además expresar aquí mi deseo de asistir en algún momento a una Semana Santa en Triana, acompañada por supuesto de los Flamenquitos... Me declaro agnóstica, ya lo sabeís... pero estoy segura de ser capaz de sentir el sentimiento de mis amigos... y no me parece una incongruencia...
Y también os mando besos, al igual que Alena...
Beatriz Ruiz
Estoy seguro de que en Triana es imposible no sentir algo.
Emoción al menos.
Este año me he acercado algo, a través de la televisión, a la calle de San Jacinto, a la Calle Castilla, a la Capilla de los Marineros y se confirma aquello de que Sevilla tiene un color especial.
No hablo de fe, acaso de fervor, pero probablemente haya que hablar de una tradición secular que ya es su cultura, de algo que es una manifestación más que de religión (o por ello de religión), de un modo de entender la vida, de vivirla.
Tu agonosticismo es tan comprometido que te aplicaría el final del capítulo veinticinco de san Mateo, justo los versículos que preceden al inicio de la pasión según este evangelista.
Hola: Llego tarde... pero llego! He leído así a grandes rasgos los comentarios... Sé que no todos pensamos de la misma manera, pero aún, el que cree que, no cree en nada, algo llava dentro de sí, sin siquiera darse cuenta. Y también hay éstos otros que desgraciamente viven en la oscuridad completa. Para mí- éstas fechas, más que de procesiones, que están muy bien, son de estar junto al Santísimo en silencio y a solas, en la intimidad- confianza y amor con jesus. Para darle las gracias por el amanecer de cada día de mi vida. Él siempre será ese alto- árbol que nos mira, y en el caminar- a diario nuestro guía.
Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó Un abrazo grande. Ser felices.
Marina Fligueira:
Bien dices lo importante nos el regodeo en la sangre, en el sufrimiento, sino a través de eso (que a la postre es lo primero que llega y llaga la vista) intentar avanzar hacia la comprensión de lo sucedido y saber lo que ello nos supone a nosotros..., si es que nos supone algo.
Publicar un comentario