No sé si ya se lo he dicho en alguna ocasión, pero, a pesar de la hora en la que suelen aparecer estas letras mías en los vericuetos inasibles del ciberespacio, soy escribidor matutino, aunque lo disimule muy bien. Si por mí fuera, lo sería de auroras, pero otros ojos, que me quieren y me acompañan, opinan que esas horas son para continuar soñando con los ojos cerrados.
Tengo por norma de vida no emplear esfuerzos inútiles en batallas estériles, así que me encojo de hombros y sueño con los ojos cerrados durante la primera sonrisa del alba.
Pero tengo un grave problema.
Nunca recuerdo mis sueños. Este escribidor sabe, porque alguna vez le ha sucedido, y porque se lo explicaron durante sus años de estudiante, que todo ser humano sueña mientras duerme. También sabe que el proceso del sueño en su explicación científica (para algunos apasionante, para otros aburridísima) tiene diferente fases cuya duración y profundidad varían a lo largo de la noche y de la madrugada...
Por tanto, como no pongo en duda que el corazón late dentro de mi pecho unas ochenta y siete mil veces cada día, tampoco recelo de que mis neuronas maquinen a su antojo mientras mi conciencia abandona su puesto de trabajo y viaja no sé muy bien dónde. Pero salvo contadísimas excepciones nunca recuerdo mis sueños.
Dirán ustedes, y a nosotros qué nos importan sus sueños de usted.
Permitan que me explique mejor.
He llegado a la conclusión de que poseo una suerte envidiable, y que a lo mejor este es el destino que atesoran poetas, escritores, escribidores, plumíferos y demás laya del gremio literario.
Se trata de una singularidad funcional que proviene del nacimiento y cuyo principal síntoma es una aparente amnesia onírica; en realidad no es tal. Se trata, por lo que intuyo, de que la sustancia de los sueños (una sustancia muy compleja por otra parte) no pasa a la memoria, sino que se almacena en cierta cuadrícula del corazón o del cerebro que sirve para alimentar la imaginación creativa. Y por tanto, son los sueños que no recuerdo los que nutren mi escritura.
Y como sucede con los sueños habituales, que es más fácil recordarlos en el instante del despertar, porque después (a veces a los pocos minutos, a veces casi de inmediato) se evaporan, tal que hermanos menores del rocío, me ocurre con las historias, con los poemas, con mis letras balbucientes: nacen más frescas y limpias, vigorosas y nítidas, por la mañana, bien temprano, cuanto más temprano mejor..., si he dormido bien seis horas al menos.
A medida que avanzan las horas y el peso de la jornada se arracima sobre mis párpados, sombrillas desflecadas de mi mirada hipermétrope como saben, ya no es lo mismo.
A partir de esos momentos, este escribidor tiene la sensación de convertirse en espeleólogo de su alma.
Por desgracia, salvo fines de semana y vacaciones, ejerzo de topo de mis latidos. En mis cuevas, cansado y a oscuras, tanteo los recuerdos, y ahora sé que allá pulso la sustancia depositada por el bendito sueño durante la madrugada.
Aquí quería llegar, ahora que escribo iluminado por la mañana aragonesa y que teclearé en la noche castellana para que ustedes, si quieren, lo lean en la intemporalidad apátrida de la Red: hoy lunes empiezo vacaciones, podré aprovechar las mañanas (si otras circunstancias no lo impiden) de tres semanas.
Espero que den su fruto, aunque sea un fruto pequeño, como otros años han dado.
Me hablarán de descanso, me hablarán de relajación, pero alguien tendría que saber dónde está mi descanso y de qué manera encuentra mi ánimo su relajación.
Tengo por norma de vida no emplear esfuerzos inútiles en batallas estériles, así que me encojo de hombros y sueño con los ojos cerrados durante la primera sonrisa del alba.
Pero tengo un grave problema.
Nunca recuerdo mis sueños. Este escribidor sabe, porque alguna vez le ha sucedido, y porque se lo explicaron durante sus años de estudiante, que todo ser humano sueña mientras duerme. También sabe que el proceso del sueño en su explicación científica (para algunos apasionante, para otros aburridísima) tiene diferente fases cuya duración y profundidad varían a lo largo de la noche y de la madrugada...
Por tanto, como no pongo en duda que el corazón late dentro de mi pecho unas ochenta y siete mil veces cada día, tampoco recelo de que mis neuronas maquinen a su antojo mientras mi conciencia abandona su puesto de trabajo y viaja no sé muy bien dónde. Pero salvo contadísimas excepciones nunca recuerdo mis sueños.
Dirán ustedes, y a nosotros qué nos importan sus sueños de usted.
Permitan que me explique mejor.
He llegado a la conclusión de que poseo una suerte envidiable, y que a lo mejor este es el destino que atesoran poetas, escritores, escribidores, plumíferos y demás laya del gremio literario.
Se trata de una singularidad funcional que proviene del nacimiento y cuyo principal síntoma es una aparente amnesia onírica; en realidad no es tal. Se trata, por lo que intuyo, de que la sustancia de los sueños (una sustancia muy compleja por otra parte) no pasa a la memoria, sino que se almacena en cierta cuadrícula del corazón o del cerebro que sirve para alimentar la imaginación creativa. Y por tanto, son los sueños que no recuerdo los que nutren mi escritura.
Y como sucede con los sueños habituales, que es más fácil recordarlos en el instante del despertar, porque después (a veces a los pocos minutos, a veces casi de inmediato) se evaporan, tal que hermanos menores del rocío, me ocurre con las historias, con los poemas, con mis letras balbucientes: nacen más frescas y limpias, vigorosas y nítidas, por la mañana, bien temprano, cuanto más temprano mejor..., si he dormido bien seis horas al menos.
A medida que avanzan las horas y el peso de la jornada se arracima sobre mis párpados, sombrillas desflecadas de mi mirada hipermétrope como saben, ya no es lo mismo.
A partir de esos momentos, este escribidor tiene la sensación de convertirse en espeleólogo de su alma.
Por desgracia, salvo fines de semana y vacaciones, ejerzo de topo de mis latidos. En mis cuevas, cansado y a oscuras, tanteo los recuerdos, y ahora sé que allá pulso la sustancia depositada por el bendito sueño durante la madrugada.
Aquí quería llegar, ahora que escribo iluminado por la mañana aragonesa y que teclearé en la noche castellana para que ustedes, si quieren, lo lean en la intemporalidad apátrida de la Red: hoy lunes empiezo vacaciones, podré aprovechar las mañanas (si otras circunstancias no lo impiden) de tres semanas.
Espero que den su fruto, aunque sea un fruto pequeño, como otros años han dado.
Me hablarán de descanso, me hablarán de relajación, pero alguien tendría que saber dónde está mi descanso y de qué manera encuentra mi ánimo su relajación.
20 comentarios:
Bienvenido, Amando, estar de vacaciones y en plena forma como se ve es una suerte para todos nosotros.
Yo al entreabrir los ojos pienso de este sueño me acordaré y sin rastro me quedo. ¡Ojalá fuera por la creación!
Aunque vivir es una creación si bien se mira
hasta luego
"pero alguien tendría que saber dónde está mi descanso y de qué manera encuentra mi ánimo su relajación. " esto lo dices en plan escarlata o`hara...juro por dios...
la cronica de cariñena para cuando?
felices vacaciones, bessos
chus eso lo escribió ayer por la mañana en Cariñena, en otros tiempos los más de 200 kms no me hubieran impedido ir.
Con que iluminado por la mañana aragonesa, no? Que bien te sentó las copitas de cariñena de la noche anterior amigo...Ea, pues a disfrutar de esas tres semanitas de descanso.
Un abrazo.
Maririú I y II:
Gracias por el recibimiento. Espero estar en forma como vaticinas, aunque la primera mañana no ha sido precissamente lo que me esperaba. Espero poder recuperar el tiempo perdido.
La verdad es que hubiera sido una gratísima sorpresa tu aparición por Cariñena ayer domingo.
Chus:
Sí, señorita...
La cróncica aragonesa (Daroca, Monasterio de Piedra, Cariñena, siguiendo el esquema de las tres semanas anteriores (Riaza, Naranco-Llanes, Lastres) será entre miércoles y jueves, espero. Habrá alguna foto-testimonio (o sea, no muy buenas, de las mías, vaya. Para que luego digáis que no os informo.
Pepe Gonce:
Si los artilugios electrónico-comunicativos me dejan espero disfrutar. De momento he empezado teniendo que cambiar el móvil, lo que me ha trastocado toda la mañana. Un desastre.
¡Qué bien que estés disfrutando de las vacances! Lo del móvil sólo es un pequeño inconveniente. Ya estoy deseando leer lo que escribas sobre el Monasterio de Piedra. Es uno de los lugares que más me han impresionado, de los que llevo visitados al día de hoy. La fuerza del agua es un espectáculo que te deja anonadado, y su sonido es increíble. De todos los sueños que puedan llegar a tenerse, hay uno que nunca deberíamos perder... el mañana es algo que aún no existe, pero siempre hay que soñar que sí, que está ahí, y seguir soñando sobre él. Muchos besos y que disfrutéis muchísimo del viaje.
Chus, no tengo el placer de conocerte, pero me parece a mí, que tú si conoces al escribidor. También creo que le ha salido el punto Scarlet O'Hara.
Pues habrá que dejarle que escriba, si no qué pintamos nosotros?
El otro día justamente, estuvimos hablando de los sueños y os decía que tampoco creo soñar, aunque como dicen los entendidos, es imposible.
El caso es que ni sueño, ni tengo un lugar dónde almacenar lo que no sueño, para posterior inspiración.
Injusta que es la vida, estos Carabias que valen para todo y los demás mortales, tratándo de que se nos peque algo. Me ha resultado deliciosa la lectura del atribulado escritor.
Y deseando leer lo que nos relates, Amando, de la exposición.
Ferran, tus reflexiones sobre la vida en pareja, me han hecho reflexionar mucho, pero esas son cosas que hay que hablar cara a cara. A pesar de los inconvenientes de los que hablas, siéntete el más afortunado de los hombres y lo mismo Carmen. Y a vivir.
La salidita a primeros de septiembre la teneis merecida, porque ya sé el calor inhumano de Barcelona.
¿Hace mucho que no comeis en Casa Cándido? Era una idea...
Maririu, no vale quejarse, porque cuando quieres, te salen unos versos,hija mía.
Me enrollo, besos a todos, presentes y ausentes
Pues ten cuidado en tus ejercicios de espeleología del alma, porque las autoridades van a empezar a emitir facturas por el coste de los rescates de deportistas de riesgo.
Lo que más me ha gustado siempre de los sueños son esas pesadillas que revientan como pompas de jabón cuando te despiertas y sientes la amable sensación de que "sólo" era un sueño. Lo malo es cuando las pesadillas se prologan durante días de la vida real.
PS: Gracias, Ferran. Rocard está muy activo como embajador plenipotenciario y copresidente de dos comisiones interministeriales. Si le da tiempo para ser entrevistado en formato libro, a su edad, debe guardar algún secreto de eterna juventud. Ahora, por motivos de trabajo, tengo otra vez en la mesilla de noche 'Les heritiers', de Pierre Bourdieu.
¡Dios mío! 'Les héritiers' con tilde en la primera "e". Tal como están las cosas, me podrían colgar.
Isolda:
Quien dice Casa Cándido, puede decir unos cuantos sitios más. Y no diré nombres, por aquello de la publicidad, y no se la voy a hacer gratis, encima. En fin me entendéis.
Este texto de hoy, como todos los de esta sección (Tribulaciones de un escribidor) está escrito en tono desenfadado y un punto irónico, y como todo lo irónico tiene su miga.
Los sueños siempre me han parecido una especie de milagro, porque lo que cuento en la entrada es total y absolutamente verídico. Y por eso he arrimado el ascua a mi sardina.
Gaspard:
El detalle de la tilde en la 'e' no lo entiendo, ya sabéis que mi francés es deplorable, o sea nulo.
Tienes razón en lo de los deportes de alto riesgo. Siempre he dicho que no entendía a los seres humanos que emprendían esas aventuras a las simas más abisales o las cimas más altas o a los lugares más recónditos, cuando tenemos tanto que explorar en nuestro interior. Y algunas veces, (y también hay algo de esto en la entrada de ayer) se sale muy magullado de semejante aventura. Como bien dices, lo peor son las pesadillas que continúan en la vidad real.
No sé si soy yo o sóis vosotros, no veo a Ferran por ningún lado, estaba convencida que se había ido "nord enllà" (hacia el Norte con minicita de Salvador Espriù) Tampoco sabía que hacía versos yo no Ferran y el tilde de Gaspard en franchutis tiene algo de alusión a unas faltas que hice en el blog de JC pero seguro me equivoco con mi egocentrismo.
Me gustaría cotejar esta ausencia de sueños en nuestra memoria con las teorías freudianas, pero si estoy convencida de la existencia del inconsciente, no sé que significa no acordarse de los sueños
Maririu, el comentario de John D. en el blog de JC con lo de las faltas de ortografía ¿es serio o está de broma? Estuve a punto de contestarle, me lo pense dos veces y opté por no hacerlo, pero me quedé esta mañana con gana y con la duda...
Hun havraso.
Pepe, le contesté y no se volvió a meter conmigo. Si que hice la falta, el "si no" me sabe mal, pero el tío me la tiene jurada desde el blog de Lluis Bassets y esta vez no ha hecho ninguna alusión a mi edad, se lo tendré que agradecer...
¿no has visto nunca como le reprochaban las faltas a JC?
Hiciste bien en callar, yo también hubiera tenido que hacerlo sólo entran para eso
Te lo envío pero creo que es más bien asunto privado, de mail.
Pepe, el tal John es un individuo con una patología que ni siquiera es original. Una mezcla de vanidad, malas maneras, arrogancia y falsa, muy falsa actitud de progre emancipador, que se permite insultar a todo el mundo. Yo abandoné el blog de JC harto de sus chulerías, de la misma forma que me marcharía de un local en el que tuviera que aguantársele el griterío a personajes de este nivel. A sus tiernos 33 años, se permite hablar de emancipación obrera: cualquiera de nosotros podría indicarle lo cómodo que es eso, en comparación con experiencias que desprecia, como dice Maririu, porque no soporta a quienes, con más edad, tienen una sabiduría que no podrá alcanzar a base de consultas del google ni del diccionario de la RAE.
Incluso JC le ha pegado ya bofetadas importantes, porque creo que se ha dado cuenta de la importancia de los abandonos de su blog y de cómo se sienten coartadas las personas que en él escriben. Con franqueza, me avergüenza que una persona como él se considere de izquierdas. Y Chapuza, que parece tener más luces, podría pensárselo dos veces antes de defender a quien se burlaba desde su atalaya de marfil de las personas que celebraban el triunfo del Barça, con el manido tema del "pan y el circo". No se entera. Pero este es el tipo de personillas que se cargan un blog. Me gustaría ver qué diagnóstico hace un psiquiatra de una conducta como la suya.
Aquí estoy, Maririu, qué más quisiera que irme Nord enllà...L'argent, mon Dieu...!
Isolda: soy perfectamente consciente de esa suerte y, al pensar de dos en dos las cosas, sentimos la necesidad de tocarnos, de abrazarnos, para creernos que la inmensa casualidad que es haber conocido a alguien de quien te enamoras y que se enamora de ti, que a lo largo de treinta años vive contigo pasando todos los baches y todas las estaciones radiantes, existe. Quieres corroborarlo, expresarte con las manos, con la caricia, con el beso. Despertar a su lado en plena noche y notarla respirando dormida, o amanecer y ver que te está mirando, despierta desde mucho antes. Quisieras retener ese tiempo construido sobre experiencias comunes donde tu edad adquiere significado. Es como si todo tu tiempo existiera encarnado en su presencia. Y puedes decirle: ¿te das cuenta? Casi no hay cosas que podamos recordar por separado.
Sí, es una suerte...
Gaspard, Rocard es un individuo curioso...Y la entrevista te encantaría por lo que dice de Mitterrand...Yo soy muy cabezón y me lanzo a trabajar sobre una cosa concreta (así nos van las finanzas). He acabado el libro-entrevista y estoy con "La haine tranquile" de Robert Schneider (ya sabes, La force...), que se refiere a las cohabitaciones de los dos personajes.
Espero que mi francés mejore...
"La rue assourdissante autour de moi hurlait...": mi soneto preferido de Baudelaire, para mis amigos corresponsales.
caray resulta que Ferran está aquí o ¿es que estoy soñando?
y claro mañana no me acordaré
no le déis importancia al asunto
es lo que el "boutonneux"(1) busca
(1)"cubierto de acné"
buenas noches
Maririú, Pepe, Ferran:
He seguido vuestra conversación, mientras terminaba los capítulos de la serie de microrelatos, por eso intervengo un poco tarde. No es que me guste mucho que se hable de personas que no han aparecido por aquí, al menos en público, pero en fin.
La última damnificada que yo haya visto por el aire censor e inquisitorial que algunos utilizan en "Mira que te lo tengo dicho", como pudistéis comprobar la semana pasada, ha sido precisamente Venecia, que zaherida, como Maririú por la cuestión de edad, ha terminado por irse también. Es verdad que JC ha bajado a la arena para reprochar e incluso recriminar tales aires de superioridad, pero ni por esas.
Alguien habló de corrección fraterna, alguien que no está de moda, pero que tenia razón. Tiendo a pensar que en este tipo de escritos-respuestas-comentarios, uno escribe como habla, más rápido, sin medir tanto sus frases, y es fácil que se deslicen las erratas, incluso las erratas de ortografía. Si cada vez que yo veo una saltara, sería tremendo. Pero es que hay más de uno que, muy amablemente me ha corregido o ha advertido un error en mi escritura y se ha dirigido a mí, como señalaba Maririú, por privado. Esa es la vía. Enseñar a quien no sabe, o corregir a quien yerra, no es sinónimo ni mucho menos de ridiculizar a quien se equivoca. Y si no se tiene modo de enmendar en privado (que a veces sucede, a mi modo de ver, hay dos opciones: callarse o buscar la manera de que llegue la corrección sin que esto sea ofensivo).
Pero la sociedad en que vivimos se ha convertido en una tremenda selva, y algunos creen que vale todo con tal de quedar por encima.
Pero estas cosas suceden, porque se han aplicado determinadas estrategias. Cuando en nombre de la libertad se puede herir o zaherir a tantos, algo no funciona.
Maririú: Ferran llevaba aquí todo el día. Quizá el fin de semana descansó, pero en Cariñena no estuvo, o no lo reconocí.
Publicar un comentario