Escribir con el ritmo de un latido
a la velocidad que se respira,
con la única ambición de comprender
los susurros de seda de las sombras,
el modo infatigable, tenaz, lento
en que crecen y menguan y se estiran
hasta ocupar el vientre de la noche
convirtiendo al planeta
en surco de los sueños.
a la velocidad que se respira,
con la única ambición de comprender
los susurros de seda de las sombras,
el modo infatigable, tenaz, lento
en que crecen y menguan y se estiran
hasta ocupar el vientre de la noche
convirtiendo al planeta
en surco de los sueños.
Escribir con el
ritmo de un latido
a la velocidad que se respira,
para mecer la luz de la alborada,
con el único afán de que se injerte
entre las mil corcheas de mi sangre
e intentar que amanezca en mis pupilas
tornando mi mirar abrazo o flor,
una hoguera que acune
la soledad y el miedo.
a la velocidad que se respira,
para mecer la luz de la alborada,
con el único afán de que se injerte
entre las mil corcheas de mi sangre
e intentar que amanezca en mis pupilas
tornando mi mirar abrazo o flor,
una hoguera que acune
la soledad y el miedo.
Escribir con el
ritmo de un latido
a la velocidad que se respira
cuando el ocaso cruza el horizonte
mientras contempla el llanto y la penuria
tiñéndose del zumo de la sangre
sintiendo nuestra herida, nuestra lágrima,
igual que ayer, iguales que mañana,
sabiendo que el milagro es
ajeno a sus colores.
a la velocidad que se respira
cuando el ocaso cruza el horizonte
mientras contempla el llanto y la penuria
tiñéndose del zumo de la sangre
sintiendo nuestra herida, nuestra lágrima,
igual que ayer, iguales que mañana,
sabiendo que el milagro es
ajeno a sus colores.
Escribir con el
ritmo de un latido
a la velocidad que se respira,
para que cada voz y cada gesto,
si alguna vez se asoman a mi pulso,
encuentren un espejo sin fisuras,
beban agua traslúcida sin limo,
escuchen el murmullo de la brisa,
y sientan sus gargantas
creciendo en mi lamento.
a la velocidad que se respira,
para que cada voz y cada gesto,
si alguna vez se asoman a mi pulso,
encuentren un espejo sin fisuras,
beban agua traslúcida sin limo,
escuchen el murmullo de la brisa,
y sientan sus gargantas
creciendo en mi lamento.
11 comentarios:
Qué ritmo y qué sensibilidad ! Respiro contigo en la noche acechando estos susuros de vida.
Qué poema más cálido. Sensibles letras que acompañan el silencio de la noche.
Un abrazo.
Excelente poema, Amando. Quizá sea la única manera de escribir con precisión: oyendo los latidos del corazón y ajustándonos a la cadencia que marca nuestro aliento. Así lo haces en cada entrega. Gracias por compartirlo con nosotros.
Abrazos.
Echábamos de menos tu poesía.
Un fuerte abrazo.
De lo íntimo a lo universal, Así, con el latido de los versos escriben los poetas.
Emocionante, querido Amando.
Besos como respiros.
Tú tienes un latido de ritmo poético (a la vista está) y puedes permitírtelo. Otros sufrimos arritmia, y parece que escribimos a machetazos. Pero eso, efectivamente, va a depender de la velocidad que se respira.
Abrazossssss
No todos los poemas tienen "denominación de origen". Los de Amando son reconocibles y tiene un sello inconfundible. Como en este poema, diría que son de la Ribera del Duero. Tiene cuerpo, fuerza y color, y un aroma que seduce. No sería de extrañar que, si la poesía tuviese alcohol, este poeta nos arruinaría la vida.
Precioso.
Mi corazón teclea acelerado y a destiempo, a veces, se desboca.
Besos, Amando
me encanta
Pues si, tiene razón Marcos, tus letras embriagan el alma y los sentidos.
Una preciosidad, Amando.
Un beso.
EScribir es eso realmente: un suspiro, un deseo al ritmo de un latido.
Me gusta, me quedo por el blog de seguidora para seguir tu trayectoria.
Te invito también a visitar mi blog, de poesía y relatos...un saludo.
Rosa
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