sábado, 26 de febrero de 2011

Allí debajo

Estaba allí debajo. Aguantó el grito. No daba crédito. Pero no estaba solo. ¿Por qué callaban? Había otras cuatro personas. La dependienta, el joven, otra mujer pagando y un anciano aferrado a su brazo. Restó. El anciano tenía la visión muy deficiente a juzgar por sus gafas. Quien despachaba estaba disculpada: el mostrador era una muralla. La mujer que pagaba, bastante tenía con sujetar al anciano, ‘Quieto, padre, estése quieto...’. Sólo quedaban el joven y él. ¿Quién daría la alarma? Miró. Allí seguía. El joven tenía un auricular en el oído. Se acercó. Necesitaba comprobar por qué miraba hacia abajo y callaba, como si no viera. Comprendió. Su inclinación era porque estaba atentísimo a la pantalla de su Blackberry. Si nadie había hablado, por qué él. ¿Qué razón había para descubrir aquella mano sin brazo, sangrando?

9 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

Buen micro. Final impactante, casi de terror.

Besos.

emejota dijo...

Das a entender una especie de violencia desde el principio, luego acabas de soltar amarras con el blackberry para, zás, plantarnos la mano sangrante de postre final. Ojalá que nunca me toque vivir una escena semejante con o sin blackberry.
Por cierto mi hijo está embobado con un chisme de esos, que crea mas necesidades de las verdaderamente necesarias. Un fuerte abrazo extendido.

Isolda Wagner dijo...

He tenido que restar, como ellos para deducir quién era quién. Terror es poco, escalofriante. Moraleja incluida en un micro de este estilo: ¿cómo se puede ir enganchado a un chisme de esos, sin mirar al mundo?
Siempre sorprendes, querido Amando.
Besos tranquilos (sólo ha sido un cuento)

Flamenco Rojo dijo...

Micro al más puro Amandístico. Se me ocurre varias interpretaciones...y no se cual de ellas es más kafkiana.

Un abrazo.

catherine dijo...

¡Ay! Olala! ¡Qué susto!
Adivinamos algo anormal desde el principio pero esto... Será una broma de estudiantes de medicina de la época de mi hermano o la mano cortada por robadores de joyas según las leyendas urbanas. Muy amandístico como dice Flamenco, como fueron amandísticas también las entradas anteriores, muy diferentes, que no pude comentar.

María Eleonor Prado Mödinger dijo...

Qué relato Amando, tiene ese suspenso que no leía hace tiempo, diferente, me gustó sobre todo lo sujestivo de tu mirada hacia los mundos internos de los protagonistas.
Un abrazo

neko dijo...

Desde luego tus textos son de temáticas muy variadas!! me ha gustado, además tengo cierta predilección por este tipo de relatos :D

Abuela Ciber dijo...

Me encanto.
Pienso que tal vez las personas miran pero....no ven...o no se quieren involucara con el entono.

Cariños

Ángeles Hernández dijo...

Factura excelente, final espeluznante , mensaje??? :

Ahí va uno: a la hora de implicarse, todos tenemos una buena razón -disculpa- para no hacerlo, que lo haga otro.

Tengo una experiencia reciente, menos traumática pero igualmente irresponsable. En mi cabeza siempre suena la frase "Que lo haga Nines".

Un abrazo Á.