(Por si no lo he aclarado: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, y esta al margen de la realidad).
(En el capítulo anterior...)
(Y en el segundo...)
(...Y en el primero...)
Te necesito, Joyce. Ven, si no mi vida no tendrá sentido. Sabes dónde estoy.
Vaya, pensó, aquello tomaba caracteres chuscos. Ahora sí que necesitaba el trago. A ser posible fresco.
Vaya, pensó, aquello tomaba caracteres chuscos. Ahora sí que necesitaba el trago. A ser posible fresco.
Con urgencia.
Abrió la nevera. En realidad se precipitó sobre ella. Tenía la conciencia de que sólo con la ayuda de una cerveza su cerebro controlaría el galope desbocado de sus pensamientos que no le llevaban a ningún lugar.
Sólo había tres latas de la rubia bebida. Anotó en el rincón que su mente utilizaba como lista de la compra: cervezas.
Se dirigió a la pequeña terraza del salón. Sin mirar, pasó junto a la pantalla del ordenador. Pensó que el frescor de la noche humedecida por la lluvia le ayudaría. Se sintió en mitad de un jeroglífico inextricable. Se trataba de encontrar a alguien que le necesitaba nada menos que para dar sentido a su vida ¿Quién podía ser tal persona?
Pensó que alguien del grupo que chateaba cada noche había descubierto su identidad. Tendría que adivinar quién podía identificar el alias de Joyce con la persona de Abelardo Botícher. No tenía conciencia de haber hablado con nadie acerca de estas costumbres nocturnas.
Abelardo Botícher era un ser taciturno, solitario y callado. En el trabajo le costaba hasta la cortesía formal. Nadie diría de él que era simpático, ni agradable; en todo caso, frío, educado y trabajador. Su enjuto cuerpo se movía en el despacho silencioso y rápido, como una sombra. Si no le llamaban por teléfono, era difícil saber que estaba.
Pensó que alguien del grupo que chateaba cada noche había descubierto su identidad. Tendría que adivinar quién podía identificar el alias de Joyce con la persona de Abelardo Botícher. No tenía conciencia de haber hablado con nadie acerca de estas costumbres nocturnas.
Abelardo Botícher era un ser taciturno, solitario y callado. En el trabajo le costaba hasta la cortesía formal. Nadie diría de él que era simpático, ni agradable; en todo caso, frío, educado y trabajador. Su enjuto cuerpo se movía en el despacho silencioso y rápido, como una sombra. Si no le llamaban por teléfono, era difícil saber que estaba.
No se le conocían aficiones o vicios. Su separación fue un rumor que corrió entre los compañeros como el susurro de la brisa, al que nadie hizo caso. En el fondo, no encontraron diferencia con su comportamiento. Entre Abelardo Botícher casado y Abelardo Botícher divorciado, nadie supo establecer diferencias.
Acodado a la barandilla, Joyce concluyó que el mensaje no procedía de compañeros del trabajo. El resto de sus relaciones eran escasas y superfluas. Su timidez enfermiza le cerraba puertas; mejor dicho, él mismo no las abría. Sólo era desinhibido en la soledad de la habitación, frente al ordenador. No había otra posibilidad, si alguien conocía su pasión por el escritor irlandés, era Beatriz.
Pero con ella nunca habló de Internet, sino de libros. Beatriz, en realidad, era un sueño inalcanzable que no había sucedido. Tan utópico, que ni a sí mismo se lo planteaba con el realismo que se merecían los latidos de su corazón si estaba en su compañía. La camarera del bar no sospechaba esa pasión, que encendía un pábilo que iluminaba la lejanía del horizonte más íntimo de Abelardo.
Meneó la cabeza un poco entristecido, melancólico quizá. A poco que fuera sincero consigo mismo, Beatriz no podía ser la autora del mensaje. Aunque hubiera adivinado su alias, aunque hubiera sabido que pasaba buena parte de la noche chateando en el ordenador, aunque ella fuese alguno de los miembros del grupo (¿Rosalía, por su romanticismo?, ¿Asterisco porque le gustaba llamar la atención? ¿Dulcinea, por ser la dama de sus pensamientos? ¿Penélope...?).
Acodado a la barandilla, Joyce concluyó que el mensaje no procedía de compañeros del trabajo. El resto de sus relaciones eran escasas y superfluas. Su timidez enfermiza le cerraba puertas; mejor dicho, él mismo no las abría. Sólo era desinhibido en la soledad de la habitación, frente al ordenador. No había otra posibilidad, si alguien conocía su pasión por el escritor irlandés, era Beatriz.
Pero con ella nunca habló de Internet, sino de libros. Beatriz, en realidad, era un sueño inalcanzable que no había sucedido. Tan utópico, que ni a sí mismo se lo planteaba con el realismo que se merecían los latidos de su corazón si estaba en su compañía. La camarera del bar no sospechaba esa pasión, que encendía un pábilo que iluminaba la lejanía del horizonte más íntimo de Abelardo.
Meneó la cabeza un poco entristecido, melancólico quizá. A poco que fuera sincero consigo mismo, Beatriz no podía ser la autora del mensaje. Aunque hubiera adivinado su alias, aunque hubiera sabido que pasaba buena parte de la noche chateando en el ordenador, aunque ella fuese alguno de los miembros del grupo (¿Rosalía, por su romanticismo?, ¿Asterisco porque le gustaba llamar la atención? ¿Dulcinea, por ser la dama de sus pensamientos? ¿Penélope...?).
Eran demasiados compañeros de navegación, aunque..
Al llegar a Penélope el rostro se le iluminó, como si una luna henchida habitara en sus neuronas. No era difícil encontrar la llave entre Joyce y Penélope, hasta un mal estudiante de Bachillerato lo haría fácilmente. Era como responder a las primeras preguntas de un concurso televisivo, las más sencillas, las que todo el mundo sabía.
24 comentarios:
Qué bien! Ya va quedando menos. Realmente es genial, nos tienes a todos enganchados. Buenas noches, mañana más. Besos de sueños.
ISOLDA: Estoy muerto de sueño, pero estaba esperándote, para darte las gracias por tu fidelidad.
Un beso y felices sueños.
Amigo, ya puedes ir preparando otro relato, porque si no me equivoco, y según nos avanzaste, a este le quedan un par de entregas, ¿no?
Yo apuesto por Beatriz… no sé… quizás intuición masculina…
Un abrazo tempranero.
PEPE GONCE: Efectivamente, faltan dos entregas.
Respecto de tus apuestas prefiero no opinar, conviene que el autor no asesine su obra, más cuando es por entregas, ¿sería 'cuenticido'?
Como la intuición no es masculina, sino femenina, la mía descarta a Beatriz, pero callaré mi opinión para no dar pistas. En cualquier caso, Amando nos destripa el relato al final y nos deja con un palmo, como hace siempre, cuando menos te lo esperas.
Besos escribidor
S.V.-B Lo de la intuición masculina era broma... Que llevo conviviendo con la misma mujer 30 años... ¿Como no voy a saber quien tiene más fiabilidad con las intuiciones? Sigo apostando por Beatriz.
Saludos.
Voy a hacer de abogado del diablo. Parece que nuestro querido Abelardo ( nombre literario dónde los haya ) sólo contempla la posibilidad de que sea una dama quién solicite tan angustiosamente su ayuda...pero,¿por qué no un caballero? En su chat aparecen algunos con nombres extremadamente sugerentes.
Apuesto sin duda por Sherlock Holmes, aunque Larra, no sé, no se´....
Waiting for the next chapter.
xx
Pilar.
Oye que tenga cuidado con la Penélope que esa lo que te teje en un momento te lo desteje en otro día y si bien dicen que antaño lo hacía por fidelidad que ahora le quedó la manía y liarse con ella es un trastaabille atras de otro pues viene de embrollo, te enhilas te enlanas, te encuerdas... y es que no te acuerdas cuando,una vez seducido, te dió el beso de la muerte.
Aunque hay algunas Penélopes que me harían soportable esa Cruz.
Abrazo, segoviano.
SBV, JOSE GONCE, PILAR, ADRIÁN:
Como ya he dicho esta mañana, el autor no puede cometer cuenticidio, así que seguiré escuchando sugerencias y posibiliddes, sin que se abra el secreto del sumario.
Por cierto, supongo que sabéis que Dickens, cuando escribía novelas por entregas y las publicaba, se dedicaba a recorrer los puntos de venta, para escuchar las opiniones del personal y así continuar con el relato de un modo u otro.
Los escritores es que como son, hombrepordios.
Me está gustando también este relato. Me parece una idea estupenda, un acierto y una comodidad para tus lectores, lo de los enlaces con los capítulos anteriores en la cabecera del capítulo en curso, lo que demuestra que además de escribir bien, te has tomado muy en serio lo de tu blog y le introduces mejoras, gracias y enhorabuena.
JAVIER: Pues muchas gracias. Respecto de lo de los enlaces, la verdad es que hay que agradecérselo a Adrián, que en cuanto conoce una cosa que nos puede venir bien a ambos la comparte, demostrando su amistad.
Me he tomado el blog con interés. Esto básicamente se debe a vuestro interés. Sin él (y los comentarios son de gran ayguda), lo mismo la cosa habría decaído, y habría segudio con mi sosegada tarea silenciosa.
Un abrazo.
Querido Amando: aquí nos tienes a todos pendientes del último relato. Dirás que estoy loca, pero yo veo más de una asociación. Lo que está claro, es que eres de letras. ¿Como era aquello, de "todo está en los libros"?Esperemos. Tengo mi teoría. Será emocionante comentar con todos, las conjeturas de cada uno. Me ha gustado lo de "cuenticida"
Esos relatos son una maravilla literaria y ahí si: fíate de la intuición femenina.
Y te prohibo terminantemente (qué palabra, hombrepordios), que me saludes a medianoche. Sabes que te lo agradezco y que estaré seguro, pero sin querer, se pasan las horas, y en esta parte del mundo tenemos que obligarnos para ir a dormir.
Besos del sur para...?
yo sólo he leído esta parte del relato no apuesto porque todas las posibilidades me van por ahora, volveré con más calma.
Hace tantos años que me prometo calma....
Maririu
Maririu seguro que si te empeñas,la consigues. Es como dejar de fumar, hay que estar absolutamente convencido de que eso es lo que quieres. Lo demás viene solo. Y se vive tan bien en calma...
Muchos besos despacito, para que los disfrutes uno detrás de otro, sin prisa.
Una preguntita para el escribidor a título de pista. Si quieres no contestes Amando, estás en tu derecho como dueño del relato. ¿Asterisco es uno o una?.
Hola Maririu, ¿y esa salud? pensabas que estabas por un balneario.
Un abrazo para todas y todos.
Pepe, no vale. Te va a contestar lo que yo te diga. El asterisco es el asterisco, de toda la vida.
(es broma, ojalá te dé otra pistita)
Mandaré buenas vibraciones para mañana, a ver si los dioses hacen caso y teneis sol.
Besos desde mi costa del sol.
De allí vengo Isolda. Hace un ratito que he llegado de Málaga "La Bella" que diría el poeta. (Allí podéis encontrar, hospitalidad, cariño, buena gente, simpatía, belleza, resplandor...)
Vengo de recoger a mi mami, ella vive con mi hermano cerca del campo de futbol del Málaga. Ya sabes, viene para ver a su nieta mañana en tan magno evento.
Siempre que podemos nos damos una escapadita a la Residencia de Tiempo Libre de Marbella. Que peazo de temperatura durante todo el año. Por algo escogieron los árabes La Costa del Sol…
Genial, Pepe Gonce!!!
Te contesto por Amando: Asterisco es Arroba, es decir ambigüedad.
¿No te parece prometedor...?
Pilar.
ISOLDA: Bueno, pues si anoche te saludé a tales horas, lo de hoy puede ser... A estas horas y con estos pelos.
Sí, soy de letras, pero de letras, letras. Las matemáticas son un misterio casi insondable para mí..., por desgracia. Porque en ellas, y fíjate quién lo dice, también hay una suerte de poesía, de armonía y de ritmo que viene a explicar todo lo que el mundo es, todo lo que le rige.
Quizá no le proporcione otras cosas, como el sentimiento, pero si pudiera entenderlas mejor...
MARIA: Como siempre bienvenida a este rincón. No te preocupes por tener una teoría sobre el desenlace del relato. Quizá, pudiera suceder, que decepcione, o que alguien se haya aproximado, o todo lo contrario. Tienes una semana para leerte los otros dos capítulos.
Me encanta tu vitalidad, a pesar de la vida que llevas encima, a pesar de esos achaques.
Espero que las aguas termales francesas alivien esa rodilla.
PEPE: Siento decepcionarte, como dice Isolda, Asterisco es Asterisco.
Sevilla-Málaga-Sevilla. Buen trayecto.
Esta mañana también he tenido un viaje, no tan largo como el tuyo, y por circusntancias nada parecidas, por desgracia. Quizá lo cuente el domnigo, porque estas cosas hay que dejar que duerman y reposen como los buenos guisos.
Estoy seguro de que mañana gozaréis de un gran día. Y me uno a los votos de Isolda para que así sea.
PILAR: Creo que me acabas de dar una idea, pero es que... Bueno, no sé... Ambigüedad, uhmm!!!
Un poco tarde, pero llego a leer esta entrega de tu relato. Veo que ya queda menos, pero al añadir personajes continúa la intriga, y todos hemos comenzado a hacer cábalas para despejar le incógnita. Paciencia, amigos, seguro que el final va a ser inesperado. Un abrazo.
MARIA: No es tarde, qué va a ser tarde. Y sí, ya habrás visto que las cábalas empiezan a ser sonoras.
Uf, ahora a uno le queda un poco como de temblor, no vaya a fastidiar la expectación.
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