Ayúdame, Joyce.
En aquel par de palabras que temblaban no había identificación de autor ni explicación de lo sucedido. Mero grito exigente.
Sin embargo, algo se había avanzado. La inicial y vaga petición de ayuda se concretó. Incluso, quizá por tal concreción, el imperativo era menos dulce, al no atemperarse con el 'por favor' del primer mensaje. Ya no era un grito en el desierto de la noche cibernética ni una botella de náufrago arrojada en medio del océano. El desesperado o desesperada tenía un interlocutor: Abelardo Botícher, alias Joyce. Y eso era parecido a decir que había encontrado un salvavidas en mitad de la noche, tras un naufragio. O tal pensó Abelardo que supondría su anónimo interlocutor
A pesar del temor, se decidió. Mejor proseguir. Lo más que podía pasar, pensó, es que fuera una broma de mal gusto, pero podía suceder lo contrario, que, en efecto, ayudara a alguien que cruzaba mares tempestuosos.
Si no me dices quién eres, no te podré ayudar... Al menos di qué puedo hacer.
Se imaginaba que la frase, recogida sobre sí misma cual pelota inquieta, se deslizaba veloz y botaba, a través de los cables, o de los hilos del teléfono, o de las ondas espaciales, y llegaba al monitor de su anónimo comunicante en peligro, donde, como flor al alba, desplegaría su aroma en forma de palabras.
A pesar del temor, se decidió. Mejor proseguir. Lo más que podía pasar, pensó, es que fuera una broma de mal gusto, pero podía suceder lo contrario, que, en efecto, ayudara a alguien que cruzaba mares tempestuosos.
Si no me dices quién eres, no te podré ayudar... Al menos di qué puedo hacer.
Se imaginaba que la frase, recogida sobre sí misma cual pelota inquieta, se deslizaba veloz y botaba, a través de los cables, o de los hilos del teléfono, o de las ondas espaciales, y llegaba al monitor de su anónimo comunicante en peligro, donde, como flor al alba, desplegaría su aroma en forma de palabras.
De nuevo la respuesta se demoró.
Zukerman abandonaba a Beethoven e interpretaba a Haydn.
Pasaron varios minutos. Quizá la situación era más grave de lo que había pensado. Acaso había dudado en exceso antes de contestar la primera vez. A lo peor, el mal no tenía remedio. Sin embargo, cuando empezaba a desesperar, la pantalla escupió su mensaje, el retorno del suyo. Antes de leerlo pensó que no eran formas de mantener una conversación.
Joyce, te necesito. Estoy a punto de sucumbir. Ven, por favor.
Intuyó una lágrima columpiándose en el precipicio abrupto de algunos ojos. Esta vez no dudó. Su respuesta fue, se podría decir, a bote pronto.
Pero, ¿a dónde demonios tengo que ir?
De nuevo el silencio, es decir, el cursor que parpadeaba inalterado sobre una línea en blanco.
Volvió a encenderse otro cigarrillo. Parecía su sino aquella noche. Le apetecía un trago de cerveza; la de la mesa se había calentado. Iría hasta el frigorífico. Pero la angustia de la situación le impedía levantarse, por suerte.
Joyce, te necesito. Estoy a punto de sucumbir. Ven, por favor.
Intuyó una lágrima columpiándose en el precipicio abrupto de algunos ojos. Esta vez no dudó. Su respuesta fue, se podría decir, a bote pronto.
Pero, ¿a dónde demonios tengo que ir?
De nuevo el silencio, es decir, el cursor que parpadeaba inalterado sobre una línea en blanco.
Volvió a encenderse otro cigarrillo. Parecía su sino aquella noche. Le apetecía un trago de cerveza; la de la mesa se había calentado. Iría hasta el frigorífico. Pero la angustia de la situación le impedía levantarse, por suerte.
En esta ocasión, la respuesta fue más rápida, casi inmediata.
11 comentarios:
Esto de los relatos por entregas tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes... Nos dejas siempre intrigados... Pero promete...
PEPE: Ya falta un capítulo menos
Amando, otra vez nos dejas con la miel en los labios, espero que acabe pronto esta tortura.
Y vuelve por favor, al blog de J.C. Todos te echamos muchísimo de menos. Por lo menos léelo y lo comprobarás, estas en el aire y en el pensamiento de muchos de nosotros, pero no nos basta; te queremos de forma fehaciente.
Besos desde el sur.
ISOLDA: Según las previsiones, a este Abelardo Botícher aún le quedan unas cuantas semanas de avanzar en la resolución de este misterio. Quizá pude cortarlo de otro modo, pero se me acusa, también, de excesiva extensión en algunos casos, así que...
Respecto de lo otro... Prefiero no mezclar explicaciones, pero en cuanto que quieras es fácil ponerse en contacto conmigo vía privada. Por supuesto que os leo, Isolda, y por supuesto que me emocionan vuestras alusiones.
¿Y qué se encontró cómo respuesta? Tercera entrega y sube la intriga, estupenda narración. Por favor, continúa. Un abrazo.
Amando
Fue sin querer
es caprichoso el azar
Serrat
Nos encontramos en el blog de J.C. y después de unos meses se tienden complicidades,admiraciones y al marchar se añora lo que se pierde y más cuando es valioso y respetando la libertad personal, mental y los principios por los que se rigen las personas cabales, leales y decentes no puedo dejar de darte las gracias por todos los buenos momentos que me has hecho disfrutar y por los escritos que me han hecho pensar y reflexionar .Siempre esperaré tu vuelta si se dan las circunstancias y las explicaciones pertinentes sino siempre tendré este rincón para leer y con tu permiso dejar algún pensamiento.
Un gran saludo compañero del alma compañero
Francisco gomez
Paco
MARIÁ: Espero que las entregas que restan mantegan esa duda hasta el final. Es mi deseo.
Un beso.
PACO: ¡¡¡¡¡Qué alegría!!!!!
Es especial este reencuentro. No sabes cómo deseaba volver a saludarte de este modo. Los buenos momentos los brindas tú, Paco, con ese corazón de oro que tienes.
Ahora mismo, mientras te escribo, escucho una canción que Blogácrata ha colgado en su espléndido blog, "Up Where We belong", puedes acceder a ese blog desde este rincón que es el tuyo, o dando esta dirección http://tierradepoemas.blogspot.com/. Se trata de una canción de amor, pero también puede ser de amistad. Lo has intentado todo Paco y te damos las gracias (creo que también hablo en nombre de otros), pero algunas veces algunos no son capaces de elevarse a las alturas, donde debiéramos morar.
Un abrazo, Paco.
Esto, además, es una invitación formal a que te comuniques con nosotros desde este lugar, pero apelando sólo a tu libertad.
Tus elogios hacia mí, no sé si son merecidos, pero los tomo con orgullo debido del corazón del que provientes.
Repito, un abrazo.
Amando, sobre el relato, lo dicho y te conozco, nos tendrás en ascuas por un tiempo aún a sabiendas de que los curiosos sucumbimos.
¡Que alegría que Paco e Isolda hallan aparecido por tierras menos fangosas que donde nos halláramos antaño.Mis respetos Isolda
¡¡Paco un abrazo Gallego!!, te recuerdo con muchísimo cariño, hombre, y debo yo también agradeceros las menciones, algunas veces paso a ver como estáis. Supongo que de esto decía Amando cuando se refería a hablar por otros, sabe que por mi puede hacerlo con total tranquilidad.
Que suerte haberme demorado en pasar por el zaguán del amigo así os pude leer y dejar mis agradecimientos y recuerdos. Espero que volváis así mantenemos contacto.
Cariños a ambos y al resto de la audiencia también mi saludo y la felicitación en nuestro día.
Amando, hermanito, hoy un abrazo de trabajador a trabajador...y vé develando, hombre!
Amando, sobre el relato, lo dicho y te conozco, nos tendrás en ascuas por un tiempo aún a sabiendas de que los curiosos sucumbimos.
¡Que alegría que Paco e Isolda hallan aparecido por tierras menos fangosas que donde nos halláramos antaño.Mis respetos Isolda
¡¡Paco un abrazo Gallego!!, te recuerdo con muchísimo cariño, hombre, y debo yo también agradeceros las menciones, algunas veces paso a ver como estáis. Supongo que de esto decía Amando cuando se refería a hablar por otros, sabe que por mi puede hacerlo con total tranquilidad.
Que suerte haberme demorado en pasar por el zaguán del amigo así os pude leer y dejar mis agradecimientos y recuerdos. Espero que volváis así mantenemos contacto.
Cariños a ambos y al resto de la audiencia también mi saludo y la felicitación en nuestro día.
Amando, hermanito, hoy un abrazo de trabajador a trabajador...y vé develando, hombre!
ADRIÁN: Como alguien me ha dicho no hace mucho, la curiosidad mató al gato, así que mejor esperemos acontecimientos.
Os revelaré algo, no obstante, faltan tantos episodios como los que habéis leído.
Desde aquí, y aprovechando tus felicitaciones, que de paso te devuelvo, también las hago extensivas al resto del mundo trabajador, en especial para aquellos que ahora están sufriendo este azote del paro, motivado, entre otras causas, por el desmedido afán de ambición de unos pocos y la falta de regulación de los estados sobre las actividades financieras.
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