Cuentos
de amor, desamor y otras reacciones químicas
Anabel Consejo Pano, Jose Antonio Prades, Pilar Aguarón Ezpeleta
Edita 3d3 LiterArt
Anabel Consejo Pano, Jose Antonio Prades, Pilar Aguarón Ezpeleta
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Preliminar
Portada del libro. Ilustración Pilar Aguarón Ezpeleta |
3d3, o lo que es lo mismo, Anabel
Consejo, José Antonio Prades y Pilar Aguarón, ponen en manos del lector su
tercera entrega como grupo. Su afán por el trabajo en equipo y por promocionar
con todas sus fuerzas el relato breve —o de tiro corto como dice alguno de
ellos—, avanza otro paso en este complicado e intrincado mundo de las letras.
Así que, antes de entrar en algunos pormenores de este libro —tampoco
excesivos, porque se trata de invitar a la lectura, no de sustituirla—,
conviene felicitarse y felicitar a los autores por no rendirse, por continuar
por esta senda y desear fervientemente que pronto haya una cuarta.
Como su título
indica, Cuentos de amor, desamor y otras
reacciones químicas, se adentra con decisión en un tema en apariencia de
fácil comprensión para el lector, pues el amor, el desamor y las
correspondientes reacciones químicas que ambos afectos segregan en el ser
humano —¿o era al revés?—, han sido, son y serán vividas por la inmensa mayoría
del género humano en uno o varios momentos de la existencia; sin embargo, es precisamente
aquí donde empieza el problema para un escritor, que, además, se agranda cuando
se toma conciencia de que estos sentimientos son la base de una buenísima parte
de la literatura. Si uno tuviera que arriesgarse a dar una cifra, seguro que
diría que más de dos tercios de las obras literarias pergeñadas por el género
humano a lo largo de la historia tienen como tema el amor o alguna de sus
variantes, desde las más edulcoradas y empalagosas, hasta las más podridas y
sangrientas. Más aún, uno diría que hay un trípode sobre el que se apoya el
nacimiento y desarrollo de la literatura, comenzando por la oral: los relatos
religiosos o míticos que explican la creación del mundo y del ser humano, los
cantares de gesta de todas las civilizaciones y los poemas que tienen que ver
con el amor o el desamor. Y no sólo me refiero a nuestra tradición que bebe de
los orígenes griegos y judíos, sino al resto de las literaturas de cualquier
civilización o tradición que pueblan la Tierra.
Una vez leídos
todos los relatos, estoy convencido de que los tres componentes del grupo
aragonés eran bien conscientes de lo que se traían entre manos al afrontar esta
aventura, porque —aunque no hay nada nuevo bajo el sol— en cada relato intentan
salirse de lo más trillado, de lo más evidente, de lo que en apariencia uno
podría sospechar al iniciar su lectura. Con innegable afán de exploradores
viajan por las diferentes edades y condiciones del ser humano: hombres y
mujeres; jóvenes, maduros y ancianos; heterosexuales y homosexuales; sinceros y
ladinos; torpes y hábiles; valientes y cobardes; prácticos y soñadores; felices
y tristes; rebeldes y resignados; enamorados y desenamorados…
Es verdad que
el tema general es el del amor en sus vertientes, pero, a la postre, ante
nosotros desfila un nutrido elenco de seres humanos con tantos matices que, en
general, se hacen bastante reconocibles.
La primera
conclusión, pues, es que si los protagonistas de estos relatos son seres como
cualquiera de nosotros, entonces es probable que la historia que nos narran,
también haya sido vivida o pueda ser vivida por otros, tanto las más felices,
como las que nos muestran el hedor que a veces es el aroma de algunos
individuos de esta especie; tanto las más normales —suponiendo que se pueda
llegar al consenso respecto de la normalidad—, como las más inverosímiles.
La puesta en escena
Si en las
anteriores entregas del colectivo, sus autores habían utilizado diversas
variantes para presentarse ante los lectores: bien un número determinado de
palabras por relato, bien utilizar la misma frase de arranque, bien aprovechar
la frase final de uno de los compañeros para escribir su propuesta, en esta
ocasión han decidido explorar otro método de trabajo, con dos estrambotes, por
así decir.
Han usado para
su beneficio y el de los lectores, claro está, lo que tanto se hace últimamente
en el mundo del cine o la televisión. Cada autor ha escrito un relato, con el
tema genérico del amor al fondo. Es decir, tenemos nueve relatos base. Una vez
escritos estos, los otros dos miembros de la terna escribían sendos relatos que
fueran bien secuela, bien precuela, incluso spin
off del texto del que partían. En consecuencia el lector se halla con nueve
epígrafes o capítulos, cada uno de ellos con tres relatos cortos.
He hablado de
dos estrambotes. El capítulo décimo lo componen tres relatos escritos en común
por el trío de escritores y el undécimo, como para respirar, son tres relatos
independientes, en los que Pilar, Anabel y José Antonio ofrecen un botón de su
muestrario personal.
¿Qué hay ahí dentro?
A la izquierda, Anabel Consejo. En el centro Pilar Aguarón. A la derecha José Antonio Prades |
Cuentos de amor, desamor y otras reacciones
químicas, no sólo es una especie
de composición pitagórica, donde el tres, con su magia particular (tres autores
en su tercer libro en común escriben tres relatos enlazados de algún modo por
el mismo ambiente, o personaje o historia), sino que se trata de un conjunto de
relatos en los que la literatura diferente de cada uno de ellos se armoniza en
busca de un sonido polifónico y bien orquestado. Es decir, más allá de la
atractiva puesta en escena, son las historias que se desgranan entre los dedos
del lector, las que van dotando de hondura al libro.
Efectivamente
lo importante del libro está en la exploración que cada autor hace sobre algunos
matices de lo que todos entendemos más o menos por amor o por desamor, es decir,
el tejido que se forma entre las personas cuando fundan, mantienen, desgastan o
matan una relación de pareja.
Al avanzar por
el libro el lector se encontrará con treinta y tres relatos (otra vez el baile
del tres) estructurados —como ya he señalado en once capítulos—. Ahora, sin
embargo, me referiré a los nueve primeros, los que confieren el tono y el ritmo
del volumen. El lector encontrará el relato que aborda la indecisión y el deseo
por conseguir la respuesta favorable de quien ama o desea y que no es otra que
la compañera de trabajo de toda la vida. También entrará en el tono oscuro de
una vida arruinada por un amor que se convirtió en dolor a causa de la cobardía
y el engaño. Temblará emocionado al acompañar ese amor que atraviesa toda la
existencia y sobrevive a los años y a la enfermedad. Quizá se identifique con ese
sentimiento que los sueños confunden al teñir la realidad de sus pigmentos
oníricos. Sonreirá y acaso se haga alguna pregunta cuando se le proponga que
hay amores y relaciones que ni siquiera concluyen con una tumba ocupada por uno
de los miembros de la pareja. Es probable que más de un o una lectora recuerde
aquel amor suyo que, en realidad, fue la ardiente pasión de un verano.
Comprobará también que algunas veces la razón pretende derrotar, sin éxito, lo
que otras reacciones corporales están gritando. Cómo no sentir un pellizco de
melancolía al revivir ese primer amor truncado. Se lamentará también con ese
amor que empieza en forma de incendio y acaba convertido en cenizas…
Cada una de
estas propuestas iniciales —atractivas por sí mismas—, en manos de los otros
miembros del equipo, adquiere un quiebro o una mirada que enriquece la inicial.
Me parece importante señalar, porque es uno de los innegables valores del
libro, que este enriquecimiento no es una mera adición o continuación de la
historia, sino más bien porque se produce una alteración en la perspectiva. La
literatura no es lo que se dice, sino cómo se dice, o sea, el matiz, el punto
de vista en que el escritor ubica al lector. Un paisaje, cualquier paisaje, es
el mismo en cualquier circunstancia, sin embargo no parece igual visto a ras de
suelo que montado sobre un globo o puesto en medio de él. Desde esta
consideración me parece una aportación a tener en cuenta la que hacen José
Antonio, Pilar y Anabel.
Los capítulos décimo
y undécimo son un colofón que abrocha el modo de hacer anterior. En el décimo
capítulo, los tres relatos escritos a tres manos, por así decir, parecen hechos
por una sola, tan bien han ensamblado sus voces. Acaso el recurso del diálogo
haya sido un buen mecanismo para engrasar las piezas.
El undécimo epígrafe,
donde cada autor vuela libre y en la dirección que desea, nos muestra bien a
las claras tres autores de fuste que conocen a la perfección los mecanismos y
engranaje de un relato.
Estilos
Como vengo
diciendo Pilar, Anabel y José Antonio armonizan su propio modo de decir para
que éste no desentone con el de sus compañeros. Sin embargo en ningún caso,
salvo en el capítulo décimo, pretenden camuflar su estilo. Es más, al lector le
extrañaría que José Antonio escribiera como Anabel o que ésta quisiera imitar a
Pilar.
Es verdad que
en el caso de los relatos cortos es más difícil discriminar diferencias, pero
el lector las apreciará rápidamente, como el buen oyente distingue la melodía
del tenor respecto de la del barítono o la de la soprano o la contralto.
A mi modo de
ver 3d3 logra que sus respectivas
personalidades y estilos no desaparezcan o se camuflen y, al mismo tiempo,
consiguen que no hagan disonancia con los estilos de sus dos socios.
Y si hago esta
referencia justo antes de concluir, es porque me parece uno de los varios
logros del libro.
Conclusión
Escribir un
libro colectivo puede consistir en juntar bajo un mismo volumen un número
determinado de textos. Pero no todos los libros que aglutinan varios relatos
escritos por diferentes autores, son meros libros colectivos. Algunos, como Cuentos de amor, desamor y otras reacciones
químicas además de ser colectivos son libros hechos en equipo. La
diferencia parece sutil, pero no es baladí.
Esta forma de
narrar requiere disciplina y respeto a la tarea del compañero, pero, al mismo
tiempo, permite la suficiente libertad como para dar rienda suelta a la voz
propia de cada uno de los autores. Esto quiere decir que el lector no se
encuentra con uniformidad de estilo, lo que lastraría el resultado final de la
obra, sino que se encontrará con el singular modo de decir de Anabel, José
Antonio y Pilar, con lo que el resultado se asemeja al de una obra polifónica
en la que cada voz resuena con su matiz individual, pero siempre afinada en el
mismo tono, el que da el tema de la obra: el amor, el desamor y las reacciones
químicas que a su alrededor crecen.
8 comentarios:
Sugerente...que esté Anabel por medio es sinónimo de buen gusto y sí además el libro es tal como lo reseñas debe ser un lujazo.
Un abrazo, hoy extendido a Anabel, Pilar y a Prades.
Conclusión: Ya lo tengo haciendo compañía a otros e-books. ¿Quién no se precipita a leer estas historias tan bien ligadas? Por otra parte ya os he leído a los tres en conjunto y después de esta reseña, no puedo añadir más. A leer se ha dicho.
Besos, tres por tres, mínimo y otro para Amando.
Un lujo de escritores y amigos.
Muy buena la reseña, Amando. Habrá que leer este trabajo colectivo que trata de lo único que hay en este mundo digno de narrarse, el amor y sus alrededores.
Si ya es complejo coordinar una sola mente, la del autor, para alcanzar el complejo objetivo de mostrar al lector el resultado de sus desvelos, escribir conjuntamente un libro, que no compilar unos pequeños libros en un toma, son dos trabajos muy sutilmente diferentes, como muy bien dices, Amando. Creo que es tan complejo que la voluntad. respeto, consideración, así como la libertad en los estilos propios, entre y de los autores deben ser exquisitos. El enriquecimiento de la forma y su relación con el fondo del texto, debe ser localizado por el lector y absorbido, porque será diferente según quien escriba el cada momento. No dejaré de leerlo porque tu texto, Amando, es tan luminoso que induce a ello. Gracias por estas recomendaciones tan especiales.
Un fuerte abrazo, Amando.
P.D.: Amando, Tengo serios problemas informáticos para escribir comentarios, tanto en mi blog como en los vuestros. De forma especial aquellos que como tú sois antiguos enlazados. Me sucede con Beatriz, María, y así hasta doce. En el mío, el retraso en contestar no es por gusto sino porque hay veces que pasan hasta cinco días que no me dejan escribir los famosos electrones. Tened paciencia. Está en vía de solución.
Seguroq ue se será un buen libro.
Un beso.
Me has puesto los dientes largos, me dan ganas de leerlo, pero es difícil conseguirlo en Italia.
Amigo mío, he estado un poco complicado, pero cada vez que tengo la posibilidad de hacerlo, paso y te leo, aunque no te deje comentarios.
Un abrazo enorme.
Leo
Comprado en Literaturame. Le daré preferencia en la cola que tengo pendiente.
Gracias Amando por tu reseña.
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