
Páginas
- Pavesas y cenizas
- Editorial La Isla del Náufrago
- El cuaderno del Náufrago
- El surco de los días
- Euritmia en la red
- La Esfera Cultural
- Oscurece en Edimburgo
- Letraherido en marcha
- Los andamios de los pájaros
- Quizá un martes de otoño
- Eterna luz sonora (poemario)
- Versos como carne (Comentarios y reseñas)
- Librería de la Esfera Cultural
- En Facebook
- Índice del blog
martes, 30 de junio de 2009
LOS FUEGOS ARTIFICIALES

lunes, 29 de junio de 2009
EL OLVIDO

Ahora diréis que os voy a hablar de Arévalo.
Lo merece, pues es un hermoso pueblo en donde el mudéjar se hace espléndido, con su castillo, que sestea sobre las aguas del Adaja, cerrado al público por misteriosas cuestiones administrativas; es una hermosa ciudad donde la hondura de Castilla dormita sobre los recuerdos de un pasado que quiso ser glorioso y ha tornado su fama en vuelo de cigüeña, avión o vencejo. Las piedras, sólo quedan las piedras como testimonio de una época que fue hermosa, y que se hermosea quizá más con el paso del tiempo. La elevación del mudéjar a la categoría de estilo arquitectónico indica (que me perdonen los sabios del arte) que la imbricación de la cultura musulmana en pleno territorio cristiano fue mayor de lo que acaso se sospecha. Esta zona de Castilla: Arévalo, Cuéllar, Coca, Medina del Campo, Tordesillas, Rueda, Olmedo… es como una hermosa plantación de románico mudéjar. Imaginar expertos capataces o maestros albañiles descendientes de los musulmanes erigiendo iglesias y palacios no es sólo complicado, sino conveniente. Quizá así nos acerquemos al verdadero palpitar de estas tierras durante el reinado de los Trastámara…
Pero quería hablar de otra cosa, de algo mucho más doloroso, al menos más doloroso para mi corazón…, aunque quizá, hable de lo mismo sin saberlo.
Quizá haya sido la tormenta que se ha fraguando en las tres o cuatro horas más verticales de la jornada. La brisa se ha tornado en sustancia casi viscosa y las nubes crecían y se robustecían como una amenaza.
Tras cruzar el la Puerta de Alcocer, el único arco de la muralla que da acceso a la Plaza del Real, donde está el Ayuntamiento, en el rincón de la derecha, se ve una casa en ruinas, mejor dicho sólo se ve la fachada de lo que fue un edificio, y sobre ella una placa dedicada al poeta más ilustre de entre los arevalenses según se dice allí mismo: Eulogio Florentino Sanz.
De inmediato se me ha venido el alma a los pies, primero porque de este hombre no había oído hablar. Y segundo, porque la imagen era demasiado precisa... , más que una metáfora, una evidencia.
Ahora, tras consultar (http://es.wikipedia.org/wiki/Eulogio_Florentino_Sanz), descubro entre otras cosas que su traducción de parte de la obra de Heine fue determinante para la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer y de Rosalía de Castro. Su vida, como descubriréis en ese enlace, es una perla del Romanticismo y parece el paradigma de lo que hoy día pensamos que fue un escritor romántico. Pero estas cosas las desconocía esta tarde, cuando contemplaba la ruina desoladora en la esquina de la plaza solitaria, cuando la tormenta crecía como una amenaza.
No sé si está escrito en esa lápida o en el busto que han erigido en esa misma plaza con su efigie (por cierto, enfrentado al de otro ilustre escritor arevalense: Emilio Romero, el famoso periodista y novelista), pero la obra principal de este poeta fue una obra de teatro llamada Francisco de Quevedo. De inmediato, por tanto, la imagen del muro de la que fue la casa donde nació, me ha traído a la cabeza el famoso soneto del poeta del Siglo de Oro:
vencida de la edad sentí mi espada.
domingo, 28 de junio de 2009
VICTORIANO CRÉMER, IN MEMORIAM.
Con 102 años, probablemente, aunque alugnos hablan de 103, ha muerto Victoriano Crémer. Al segundo día de iniciar esta aventura cibernética, el 19 de noviembre pasado, la quinta entrada en concreto, la dediqué a glosar el acto en el que este hombre recibía el XVIII Premio Gil de Biedma. Como homenaje a este hombre que aún llevaba una columna en el Diario de León titulada Crémer contra Crémer de la que creo que aún hoy se publica el último texto, reproduzco, nuevamente dicha entrada.
Segovia, 19 de noviembre de 2008...
Poco antes del mediodía solar, me he acomodado en el salón de Plenos de la Diputación de Segovia. No quería perderme nada de lo que aconteciera minutos después. Aunque no se trata de un acontecimiento de vital importancia, como en pocas ocasiones la poesía es protagonista de un acto público, merece la pena un esfuerzo.
Los periodistas han sido los primeros en llegar: fotógrafos, camarógrafos, redactores, columnistas y blogueros, la prensa escrita, la radiofónica, la televisiva… No puedo saber si faltaba alguien o no, tampoco puedo saber si sólo cubrían el acontecimiento para nuestras lindes provinciales o sus palabras, imágenes, fotografías, cruzarían hacia otros puntos de la geografía autonómica o española. Quien más, quien menos, sabe que Victoriano Crémer es un autor de muchísimo prestigio y que una obra suya haya sido galardonada en esta ocasión, enriquece (y encarece) el premio.
Paco, pegaba cartelitos en los primeros asientos de las primeras filas: reservado autoridades. Poco a poco llegaban los invitados. No muchos. Tampoco pocos. Los políticos provinciales y locales (de ambos partidos) departían entre sí, distendidos, he visto a un militar de altísima graduación, me saludé con el Jefe de la Policía Local y han aparecido algunos funcionarios de la Corporación, otros de la Junta de Castilla y León y unos pocos espectadores que no tenían nada que ver con la organización (es decir los que realmente se han acercado porque han querido, porque les interesa en algo el poeta o la poesía).
Poco después ha entrado Victoriano Crémer, bajito, enjuto, de piel casi traslúcida y sonrosada, vestía traje de color tabaco y camisa de tonos asalmonados, con una corbata estampada con motivos geométricos, futuristas o ‘mironianos’, aquéllos que hicieron furor a principio de los noventa del siglo pasado. Traía la cachaba en su mano izquierda y una sonrisa que iluminaba todo su rostro. Se movía con facilidad, a pesar de que a su alrededor varias personas velaban por su verticalidad, o porque diera algún traspiés que nunca me pareció fuera a dar. Ya desde ese momento, me ha recordado el modo en que Chaplin manejaba su bastón.
Le acompañaba Chema, pero él preguntaba, ‘¿Dónde está Isabel, dónde está Isabel?’ Y ella, inefable como siempre, apareció como si hubiera oído su llamada. Tras los besos de rigor, el poeta le entregó un par de libros, o eso me pareció. (Fueron tres ejemplares de su Antología poética).
Tras él, vi a un hombre alto, enjuto, serio, con aspecto solitario de poblada barba negrísima, algo calvo y de ojos casi morunos, y vestido todo de negro. Pero su aspecto no era sombrío, ni melancólico siquiera. Supuse, y acerté, que se trataba de Eduardo Fraile, uno de los dos galardonados con los accésit que se conceden en este concurso, gracias a su obra La chica de la bolsa de peces de colores. Aunque no descubrí a ninguna mujer que pudiera ser Ángeles Mora, la otra laureada por su libro Bajo la alfombra, al fin me decidí. Abandoné la butaca que había escogido. Tomé los libros, saqué el bolígrafo escogido para la ocasión y me acerqué a los poetas, que ya se habían sentado y departían tan contentos.
Se extrañaron cuando les solicité la dedicatoria. Como la misma poesía, no tienen los poetas la costumbre de firmar ejemplares de sus obras, pero les encantó la idea.
Eduardo Fraile, muy consciente y satisfecho, con su papel en este acto, aunque no se movió del lugar, fue como si se escondiera, como si todo su atuendo negro le ayudara a tornarse más sombra. Don Victoriano, que me escrutaba con unos vivísimos ojos que parecían tener bastantes menos años de los que dice su carné de identidad, no me entendió. Pensó el buen hombre que yo era uno de los encargados de la organización y pretendía darle uno de los ejemplares de El último jinete para que lo hojeara. Le saqué del engaño, aquél era mi libro, aquél, éste, es mi libro. Y sí, ya lo tengo dedicado.
Tomó el bolígrafo que le tendí y con mano temblorosa, escribió una frasecilla que entonces me pareció de compromiso (¿qué podría escribir si no?), pero hoy es premonitoria con una caligrafía que sí retrata con precisión científica su edad dejó escrito:
A Amando Carabias esta última galopada con un abrazo. Crémer (1)
Y bajo la firma, trazó un par de líneas sinuosas, como lazadas, como ondas de viento caprichosas. Al verlas de frente, he comprendido que se trata del esquema de un pollito picoteando el suelo.
Eduardo Fraile sacó su pluma, y asiéndola de un modo un tanto peculiar y difícil de imitar, me dedicó su ejemplar, con una letra minúscula, tímida, algo saltarina y también muy esquemática, de alguien muy habituado a escribir horas y horas. La frasecilla queda bella, pues la dispone sobre el fondo de la hoja de un modo que indica su condición de esteta, de alguien que también entiende los poemas como algo visual.
Definitivamente Ángeles Mora no estaba, ni ha estado; excusó su asistencia por causa de una enfermedad. Y para mi desgracia, me quedé sin su firma en este ejemplar que ya es mío.
El acto se desarrolló según lo previsto. Se leyó el acta con el contenido del fallo del jurado. Habló el Presidente de la Diputación. Como siempre, Javier Santamaría estuvo sobrio pero atinado. Uno diría que cartesiano, haciendo honor a profesión como profesor de matemáticas. Con sus palabras, el acto encontró su propio destino: la emoción. A priori sería imposible adjudicar a un discurso de Javier Santamaría semejante calificativo, pero el recuerdo que tuvo de Juan Manuel González, el premiado de la edición anterior, fallecido este 2008, fue como el leve viraje que el capitán da al timón de la nave para que encuentre el mejor camino de su singladura.
Gonzalo Santoja ahondó en este asunto, y con la habilidad propia de quien conoce perfectamente el terreno que pisa, recitó unos versos de Crémer, para glosar la figura del poeta muerto. Como siempre hace el director del Instituto castellano leonés de la lengua, catedrático de literatura, ha diseccionado los tres libros premiados (y publicados) con hondura y sapiencia. Como él mismo ha dicho, los poemarios los lee con el prejurado, luego con el jurado y, más tarde, unos meses después, se enfrenta a ellos nuevamente con un criterio más decantado. Me ha llegado al alma, especialmente lo que ha dicho sobre la poesía..., ese verso: consumiéndose para durar...
Eduardo Fraile ha hablado poco. Nos ha leído el texto que inaugura su libro, escrito en una hermosísima prosa con evidentes reminiscencias a Proust. Como todo el libro, este texto habla de su madre, quien le dio la vida dos veces, cuando nació y cuando le enseñó a leer. Y al final, cuando esa página llegaba a su desembocadura, el temblor de su voz se hizo lágrima inconclusa en su mirada, y apenas tuvo voz para concluir. Estoy seguro de que su libro me va a encantar y os lo haré saber.
La hora de Victoriano Crémer, fue la hora de la emoción feliz, de la dicha emocionada. Cuando se levantó de su asiento, a pesar de que Chema le ofreció su brazo cual bastón de carne, él se negó en redondo y pidió su cachaba rústica, que tenía una mujer (supongo que su hija) sentada unas filas más atrás, mientras decía que, si no, no podía andar. ¿Para qué quería su cayado que pastorea las palabras...? Para colgarlo de su antebrazo, para que lo acompañara hasta el estrado, para que no nos olvidáramos de que era un anciano. Porque con su vigor, su fuerza y su ilusión, lo difícil, por no decir lo imposible, es creernos que nació hace más de cien años. Recibió el premio como lo reciben los actores, y los deportistas, con la misma ilusión, y casi con los mismos gestos: levantaba las manos, saludaba como los políticos. Parecía que era un debutante quien había recibido por sorpresa el galardón. Y me pregunto, ¿cómo es posible que alguien que ha vivido un siglo mantenga la ilusión vital de un jovencillo? ¿Quizá porque salió con vida del infierno, como dijo Santonja?
Porque en su juventud cronológica, tras la Guerra (In)civil, acabó en la prisión leonesa del Hostal San Marcos, en cuyo interior se acababa el ser humano. En sus palabras ardientes, apasionadas y emotivas, nos habló de cuando le nacieron, de la fortaleza de su madre, de sus trabajos (tipógrafo, vendedor ambulante de periódicos, mancebo de botica, periodista, escritor…) y leyó unos cuantos poemas que, como él dijo, se convirtieron en una hermosa —esto es de mi cosecha— homilía laica. Y descubrí su coquetería, más anacrónica que su corbata. Hasta que no comprendió que el discurso sería un desastre si seguía así, no se colocó las gafas. ¡Más de cien años y leyó un par de folios, quizá tres, sin gafas!
La cachaba, entre tanto, reposaba en uno de los pupitres donde acomodan los políticos sus papeles, y al final, más emocionado aún que al principio, casi se le olvida recogerla y colgarla en su antebrazo izquierdo. Y su sonrisa melancólica, me recordaba la del viejo Chaplin.
_____________________________________
(1) Esta frase, obviamente, así como el contenido de la dedicatoria están redactadas hoy, no el día en que se publicó por vez primera esta entrada. Nota del Escribidor
sábado, 27 de junio de 2009
LA PESADILLA DE LA SIESTA

acaricie mis ojos degollados
y la cálida brisa,
esculpida por dedos de diamante,
ilumine esta piel, casi marchita.
*
susurros, silbos suaves.
Reflexiones plegadas al calor
(como paraguas encogidos, mudos),
convertidas en líquido del tiempo,
desnudas como un niño
malheridas, inermes,
hacia la pesadilla despeñadas,
donde se afilan garras asesinas,
millones de jirones olvidados.
*
viernes, 26 de junio de 2009
EL NIDAL DE LOS VENCEJOS. 1.

Cuando ayer nos encontramos durante su paseo matutino, me pidió que le explicara lo que supiéramos sobre nuestra residencia de verano. Después de consultarlo con parte de mis congéneres, hemos decidido revelarle nuestro mayor secreto, el que el tiempo, y nuestra discreción han guardado… Y mis hermanos me han comisionado para ser el portavoz ante usted.
Como todo el mundo sabe, el Puente fue erigido por unos sabios constructores que se dedicaron a diseñar algunos tipos de nidos y estancias para las distintas clases de aves que poblamos el mundo. Dadas las peculiaridades de la historia que referiré, la única condición que se pedía para este gran nidal, es que, al mismo tiempo, los seres humanos pensaran que la misión de este edificio era diferente a la real.
La mayoría de las aves huimos de la presencia humana, porque tememos que estos seres, exterminadores y orgullosos por naturaleza, acaben con nuestro vuelo y no encierren en ominosas cárceles o nos metan en ollas, más ominosas aún. Aunque esto sea así en el común de los casos, qué le voy a contar, también sucede, y está harto comprobado, que muchas clases de aves aprovechamos la presencia humana, y aunque con muchas precauciones, para qué negarlo, ocupamos la mismas zonas que ocupan ustedes, seres incapaces de algo tan simple como surcar el aire. Creo que no es menester que cite a gorriones, golondrinas, aviones, palomas, cigüeñas, incluso alguna de las presumidas urracas y nosotros mismos, solemos habitar las mismas calles.
Los vencejos, como es notorio, lo hacemos desde las alturas, que es el sitio más seguro para evitar alguna tentación oscura que nos convierta en principal ingrediente de alguno de esos platos extraños con los que se gozan…
jueves, 25 de junio de 2009
TRIBULACIONES DE UN ESCRIBIDOR CON LA MIRADA LLAGADA


miércoles, 24 de junio de 2009
¿QUÉ DECISIÓN TOMAR?

La nota no dejaba lugar a dudas. Su silencio valía aquel fajo de billetes y otro tanto un par de meses más tarde. Si seguía adelante con la información, además de sus pobres manos, alguien muy próximo sufriría las consecuencias.
Cuando sonó el teléfono se llevó un buen susto. Una voz conocida, vestida de urgencia, le pedía el artículo…
martes, 23 de junio de 2009
LA CHOPERA DEL ÓREO

¿Y por qué te iba a engañar? He paseado por la Gargantilla de los Sauces y de la Chopera del Óreo, y media vuelta.
Unos siete kilómetros.
No sé… Lo mismo.
Eso sí, menos solitario que el Solanar.
Distinto, como el otro lado de la moneda. La misma moneda tiene dos caras, es imposible que no la tengan. En el Solanar salgo de Euritmia, por la Gargantilla de los Sauces y por la Chopera del Óreo es como si me sumergiera en el venero que la riega.
Pero no habrás encontrado silencio.
No, música. Allí hay música.
¿Música…?
La de la luz que cae sobre un castaño joven que está a la salida de una curva y la filtra como si fuera zumo de sol, y la de la brisa que persigue sueños entre las hojas de los sauces, de los saúcos, de los chopos, de los álamos, de la hiedra, y el silbo de los pajarillos, y los arpegios de una fuente escondida y el latido de las nubecillas que sonreían a las caricias de las florecillas y el siseo de la arena removida por los pies de los paseantes y el suspiro de la hierba lozana…
Pero en donde el Óreo habría más gente y te distraerían…
¿Distraerme…?
¿No decías que buscas el silencio para escribir, para encontrarte contigo mismo, para hallar la respuesta a esas preguntas que te aturullan la cabeza?
Sí, pero también necesito contemplar los abrazos de los jóvenes que se aman con la misma pasión con la que el sol se arracima sobre su piel, o las risas de los niños que corren tras una pelota como si fuera un sueño que rueda y rueda, o la mirada melancólica de aquella mujer que paseaba sola y fatigada, o el rictus tenso de quien corre para estar en forma, o el paseo distraído de la familia que deja caer las manecillas de la tarde sabiendo que estar juntos es lo que importa, o el cazcaleo[1] torpe de ese anciano que a pesar de todo ha decidido bajar tan lejos de su casa y contemplar el vuelo irisado de los patos que acarician la superficie del Óreo o la bullanga de los adolescentes sobre sus bicicletas encabritadas o el jadeo extenuado del perro que pretendía cazar una mariposa de luz…
A ti no hay quien te entienda, tan pronto buscas una cosa como su contraria.
Pues tienes razón… Sí, pero no lo puedo evitar. Todo me llama, qué digo me llama, me grita… En el silencio y en la música, en la soledad y en la compañía, en la quietud y en la marcha, en el desierto y en el bosque, en el páramo y en el valle, en la montaña y en el mar encuentro ecos de lo que importa, encuentro esencias de la verdad. Quizá la verdad sea única, pero es tan grande, tan inabarcable que en todas partes hay algo de ella… Es como un puzzle de mil piezas, cada trocito por sí solo no muestra la imagen completa, pero una parte de la imagen está en cada trozo… No sé si me explico.
Pues creo que sí, pero es que, a veces, te pones de un misterioso que asustas.
Pues entonces te invito a una cerveza bien fría, a ver si rebajamos este calor de junio…
__________________________________
lunes, 22 de junio de 2009
HISTORIA DE UNA GOTA

La gota recordaba vagamente su pasado en la nube. Entonces no era gota, sólo quería serlo. Percibía como una ausencia de pies y manos, notaba que viajaba dentro del aire, y aunque era aire, no era igual que la brisa que se movía tan deprisa que era imposible de ver. De pronto notó que empezaba a pesar más, como si le hubiera crecido algo dentro, algo desconocido, y cuando se quiso dar cuenta caía y caía hasta que acabó sobre aquel regatillo.
Lo primero que comprendió fue que su destino era ser viajera.
Con el paso de los días comprobó que cada vez eran más compañeras. Venían de distintos caminos de agua e iban ensanchando aquel sendero líquido. Así era más divertido el viaje. Una no se aburría con tantas hermanas, no se paraban de establecer coloquios y comentarios… Quien no había visto la danza enamorada de dos mariposas, contemplaba cómo una libélula se peinaba las pestañas, o cómo un sauce susurraba algún verso de amor que luego se extendía por todo el cauce, o habían contemplado cómo un cangrejo limpiaba a fondo la superficie de un canto rodado, o cómo los peces establecían una competición para ver cuál de ellos cantaba mejor, o cómo la oropéndola se maquillaba utilizándolas a ellas como espejo.
Unos días después, cuando ya se habían cansado de correr y simplemente caminaban en animada cháchara, escucharon un ruido extraño.
Las que iban por delante alzaron la voz. Primero pensó que había un escalón muy alto y gritaban de risa mientras construían cabriolas como árboles de aire, pero de inmediato se percató de que eran gritos de pánico lo que escuchaba. Intentaron, ella y otras tres o cuatro gotas con quienes conversaba sobre la perfección de un nido de abejaruco que habían visto unos instantes antes, detenerse, girar en redondo, saltar a la ribera… Nada, todo fue imposible, entre el empuje de sus otras hermanas, tan distraídas e incautas como ella misma, y la tendencia, siempre descendente de aquel sendero de rocas y tierra, se vio dentro de la miasma blanca.
domingo, 21 de junio de 2009
LLANTO DE MUER
2. Enfadarse o disgustarse.
sábado, 20 de junio de 2009
EL OCASO ES UN LIRIO
viernes, 19 de junio de 2009
LA CARA OCULTA DE LA LUNA. y 4
A aquella hora sólo su madre estaba con ella, resignada, como una flor que se marchita, a la suerte de perder a su otra hija como le habían arrebatado a la anterior. Suponía, con conciencia de protagonista de tragedia griega, que Arilde, en realidad, también había muerto; intuía que silenciar definitivamente el motor cansado y desgastado que impulsaba su hálito interior era cuestión de tiempo, desconocía si mucho o poco, aunque sospechaba que escaso, pues el fondo de la cuestión estaba decidido; pero, sin que la razón pudiera expresarlo con su idioma, sentía que debía permanecer a su lado. Todos le decían que era inútil su presencia constante, pero ella, aunque no podía justificarse, sabía que debía permanecer a su vera, y allí estaba. Aquella señal, le conmocionó como si hubiera asistido a un milagro evangélico, o como si bajo sus pies creciera el epicentro de un terremoto. Tras la inicial turbación, antes que el cerebro, sus ávidos ojos de madre que desesperaba comprendieron el significado del tremor del dedo y buscaron el objeto señalado.
Abrió extrañada las cubiertas, pues aún desconocía el contenido; nadie sabía del diario, ni la mera presencia del cuaderno delataba algo diferente de un anodino cuaderno azul donde podrían descansar los apuntes de una fórmula física, o la exposición de una teoría filosófica, o la abstrusa resolución de un problema matemático, o el esquema de una lección histórica. A medida que los ojos ávidos leyeron, comprendió. Detrás de cada frase, ahondaba un mensaje críptico escrito en clave, a pequeñas dosis que formaban estratos de dolor.
No te puedo explicar con mayor claridad, porque no puedo prever si este cuaderno acabará en tus manos, o Él lo descubrirá antes. (…)No sé si lo dijo así, pero, entre golpe y golpe, entendí que me decía que sospechaba que me estaba yendo de la lengua y que, en ese caso, no daba un cuarto por tu vida; le juré y le perjuré, que nadie nunca sabría nada de lo suyo, ni Ellos, ni Tú.
Esto que escribo será la única prueba, me temo, de mi sufrimiento, salvo accidente, o su muerte, que deseo con todas las fuerzas de mi corazón; pero no puedo ser más clara. (...)
Me he atrevido a rebelarme, bueno, a levantarle la voz, y la amenaza ha sido tremenda; no quiero eso para ti, así que seguiré aguantando este dolor, esta vejación, esta tortura. (...)
Después de una semana, todo me da igual; sé que tengo que salir a la calle, sé que nadie debe adivinar mi situación, esta vida oculta que me hace llevar, pero menos que nadie Tú y Ellos, pues de lo contrario… No me atrevo ni a escribirlo. (...)
Si descubre este diario soy cadáver, te lo aseguro, Él no me quiere, sólo me utiliza (…)
Hoy es el último día. Ya no puedo dar un paso, pero es casi imposible que te pase algo, tranquila. Después de lo que le diré, me matará, al fin, pero Tú leerás estas líneas y será su final. Tienes que hacerlo por mí, aunque me sigas odiando. No puedo seguir adelante. Sólo le diré que he hablado con la Policía y que le he acusado. Por desgracia, no lo he hecho, no me atrevo, pero Él lo creerá y actuará en consecuencia. Ya no puedo mirarme al espejo, y mucho menos a Ti o a Ellos. Ha acabado conmigo, me ha obligado a vivir una vida depravada, amenazándome con tu muerte en caso de que me fuera de la lengua. Y eso, no lo podía tolerar. Aunque parezca lo contrario, habito en el lado oculto de la luna, y ese lado que desconocéis es el que me precipita a la destrucción, Arilde.
jueves, 18 de junio de 2009
DIARIO DE EURITMIA

Como el dueño de este blog no se haya en condiciones de perpetrar una de sus entradas, me ha llamado por teléfono y me ha pedido que tome su lugar y les anticipe una de las noticias que publicamos en la edición de hoy de nuestro periódico.
Espero que mi director, D. Efrén Barrientos Mouriño, o el jefe de local Quiterio Lacas Ruiz, no se enteren de este desaguisado. Aunque les confieso que juego con ventaja, puesto que a ellos internet no les interesa en exceso y con consultar la edición digital de nuestro periódico y las de tres o cuatro periódicos nacionales tienen suficiente. Bueno, no me alargo más:
HUELGA DE ROSAS.
Tras dos semanas de tensas reuniones celebradas con miembros del equipo de gobierno municipal, representantes de la Comunidad Autónoma y la mediación de la Subdelegación del Gobierno, las representantes sindicales de las flores han declarado a esta redacción que las posturas son irreconciliables. Han subrayado a este redactor que su reivindicación se viene presentando ante los representantes gubernativos durante los últimos años, sin que haya sido tenida en cuenta en ninguno de sus aspectos. “Lamentándolo mucho”, ha declarado, “no podemos tolerar por más tiempo este abandono al que nos someten y no nos queda más remedio que tomar estas medidas, por las que de antemano pedimos disculpas a los euritmitenses”. Asimismo han añadido que no aceptarán los servicios mínimos impuestos desde el Ayuntamiento, por considerarlos abusivos.
Puesto este redactor al habla con el Concejal de Parques y Jardines, ha declinado realizar ninguna declaración y se ha remitido a la nota de prensa que difundirá hoy mismo el Ayuntamiento. Según nos ha informado será la propia Alcaldesa quien responderá a los medios de comunicación durante la subsiguiente rueda de prensa.
Las rosas denuncian que en los últimos años se ha incrementado la peligrosidad de su tarea en más de un 147% según cálculos estimados.
Las causas de este ascenso de la peligrosidad laboral se resumen en las siguientes:
- Mayor número de amantes que al pasar junto a ellas cortan sus tallos con total impunidad.
- Incremento desmesurado de poetas que las utilizan como metáforas de sus versos sin citar la fuente ni pagar derechos de autor.
- Exceso de solitarios que lloran junto a ellas para aplacar sus males.
- Abuso de libaciones de mariposas y abejas sin que se haya aumentado por ello la cantidad de abono y riego necesario para dicha prestación. .
Se espera que no se produzcan altercados importantes durante estas próximas jornadas, y se ruega a las parejas que decidan mantener coloquios enamorados en las proximidades de jardines o parterres con rosas, se abstengan de cortarlas
[1] Obviamente Elio Baeza se cree más importante de lo que es y piensa, sin razón alguna, que alguien más que él y otros pocos conocen el caso que este escribidor noveló bajó el título de Muerte en noviembre, caso en que se descubrió al autor del secuestro y posterior asesinato del diputado por la circunscripción de Euritmia D. Isacio Jumilla. (Nota del escribidor)
miércoles, 17 de junio de 2009
LOS TRES PÉTALOS
Por la noche, acostada en la cama que había compartido con él durante tantos años, la cara de aquella desconocida, como una huella de dinosaurio, persistía en sus pupilas que eran ya desiertos tras el llanto.
De entre todos los que habían acudido al funeral, sólo aquella mujer, poco más joven que ella misma, lloraba como ella había llorado los dos últimos días; sólo ella tenía una expresión similar a la suya.
Tronaba la madrugada, y las lágrimas del rostro ajeno envenenaban su dolor, corroían las raíces del sufrimiento que se tornaba rencor entre relámpago y relámpago.
Al amanecer tenía que deshojar una flor con tres pétalos: ignorancia, odio u olvido.
martes, 16 de junio de 2009
ANTONIO COLINAS
Dicho lo anterior, voy a donde quería...
Así que hube de esperar a la conclusión del acto institucional.
Como siempre que me acerco a este hombre, me sorprendió su timidez…, hasta que se habla de poesía. En ese momento surge una transformación en su mirada y en su semblante. Uno siente que roza la felicidad cuando los versos son el centro del coloquio. Le comenté que había visto el vídeo que circula por Internet mientras recita un hermosísimo poema, le comenté que os lo había recomendado y le comenté que a más de uno os había encantado.
Me explicó que fue un momento inolvidable en un recital en Medellín (Colombia) durante la celebración del Festival Internacional de Poesía. Las imágenes de los jóvenes extasiados mientras escuchaban (¿valdría decir que contemplaban con los oídos las palabras del leonés?), no hacen más que confirmar sus palabras.
Y me comentó otra cosa de la que ya tenía cierta noticia por otros comentarios, por otras lecturas: la poesía en Latinoamérica se vive de otro modo. Allá no es minoritaria, como aquí. Allí decir que uno es poeta no es extraño, sino, por el contrario, se trata de algo grande, muy grande. Aquí se suele huir de semejante calificación. Se prefiere hablar de escritor, en general. La poesía es algo poco frecuente en nuestros gustos literarios, incluso algo que no se comprende. A veces parece que hablar de poesía es semejante a comentar secretos arcanos insoldables, misterios inextricables… O por el contrario, parece que hablar de poesía es referirse a temas que rozan la cursilería o la gazmoñería.
Y no deja de ser muy extraño en una nación que ha dado al mundo tantos y tantos poetas. No daré nombres, pues la mayoría estará en la mente de todos. Creo que sería cuestión de analizar por qué la poesía en España es tan minoritaria respecto de otros géneros literarios.
¿Tendremos alguna culpa los poetas (perdón por incluirme en este grupo) que hemos alejado a los lectores? ¿Será un déficit del propio sistema educativo que minusvalora la poesía frente a la narrativa? ¿Será algo relacionado con el tipo de vida que se lleva que no favorece la actitud contemplativa del ser humano, algo tan necesario ante un poema…? ¿Será que nos han hurtado en alguna parte la capacidad para el símbolo, la analogía, la imagen...?
Y sin embargo, como algo contradictorio que me sorprende cada día, Internet está repleta de poemas y poetas, alguno y alguna, muy notables, y que, además, en algún caso, visitan este rincón.
¿Será acaso que los lectores de poesía en España son los propios poetas?
Espero que vuestros comentarios me ayuden a despejar estas dudas.
¿Alguien se imagina una concurrencia tan masiva en un acto similar en alguna ciudad española?
Hace unas semanas, tuve ocasión de recomendaros la visita al blog de Carlos Gargallo donde se había colgado el vídeo. Por si acaso alguno no lo pudisteis ver, me permito situarlo en esta página, con un agradecimiento muy especial al poeta murciano, por habérnoslo ‘descubierto’. Al menos yo desconocía completamente su existencia.
Espero que os guste como a mí me gustó en su momento. No llega a dos minutos y medio de duración… Aunque no frecuenteis mucho la poesía creo que merece la pena, y sobre todo, fijaos en los rostros del público que abarrotaba el lugar donde se celebró el recital, y fijaos como el eco de la poesía de Juan de la Cruz revolotea en estos maravillosos versos que tanto encantan al propio autor, según me confesó con no poca humildad un poco ruborizada...
lunes, 15 de junio de 2009
TRIBUALACIONES DE UN ESCRIBIDOR EN MEDIO DE LA TORMENTA

domingo, 14 de junio de 2009
APRENDIZAJE

Probablemente sea natural esa sensación de inmutabilidad que he descrito al principio, incluso un mecanismo de defensa para nuestra salud mental, porque estar siempre alerta, al acecho de las continuas novedades, agotaría al sistema nervioso. Por eso es buena esa calma de la rutina, ese sosiego de la monotonía. El problema comienza cuando nos cegamos a lo nuevo que se nos ofrece, a la variación que viene a sacudirnos y a despertarnos. En muchas ocasiones preferimos no verla y no la vemos. Es más cómodo, pero sólo en apariencia, pues si no aceptamos ese movimiento que nos ubica de modo diferente en el universo, lo pasaremos peor, infinitamente peor.
Sería muy bueno y muy necesario, colocar nuestros ojos en la sintonía de la juventud, o de la adolescencia, en el dial de la búsqueda; aquel tiempo en que la mayoría de las cosas suponían aprendizaje y descubrimiento, cuando cada opinión era sinónimo de reubicación en el mundo. Al avanzar en la edad, parece que está todo hecho, parece que estamos localizados en unas coordenadas exactas del planeta, como lo está una isla, y de allí no podemos movernos.
Qué hermoso, sin embargo, es contemplar los amaneceres con el convencimiento de que son un regalo, y con la seguridad de que el día se extiende ante nuestra mirada como un inmenso horizonte que intentaremos alcanzar.
Troquemos la adusta mirada, por la ilusión o la melancolía del que contempla por primera vez la sonrisa o las lágrimas. Cambiemos la resignación que encoge los hombros del alma, por la decisión de quien piensa que eso es lo mejor que puede suceder. Admitamos la vida como única oportunidad, único don que tenemos para ser nosotros mismos en cada instante, en cada situación. Tengamos las agallas bastantes para reconocer que la aventura de conocernos a nosotros mismos es la más apasionante de todas las posibles aventuras, y la única que no termina en ningún momento. En fin, arrostremos el mundo con la sonrisa esperanzada del que sabe que es el único aliado que tiene, por complicada que resulte la alianza algunas veces.
Desprendámonos del caparazón del conocimiento, y convirtámonos en esponja de sabiduría, porque el más sabio es quien mejor saborea cuanto la vida le regala, aquél que, a medida que avanza en el conocimiento de sus limitaciones (que a la postre es el verdadero conocimiento), descubre que le queda todavía el infinito por degustar. El mundo es una inmensa flor que se abre ante nosotros, quizá con nosotros en su entraña, para que libemos a diario el néctar que nos regala, aunque muchas veces el sabor no sea miel, sino acíbar.
En fin, que el único método sensato de aprendizaje es saber que las cosas se desconocen y querer aprenderlas. Pertrechémonos de la impedimenta de los exploradores, siempre a la búsqueda del territorio desconocido o del tesoro extraviado.
sábado, 13 de junio de 2009
AUNQUE PRETENDAN SER DE LUZ MIS VERSOS
