Foto tomada de Pirineo Digital
La palabra de cada día.
Diario de un opositor. Mayo 2004.
Resulta que Charlot no fue el inventor de sí mismo. Resulta que el mayor genio de los cómicos de todos los tiempos, Sir Charles Chaplin, Charlot, tomó su personaje a partir de un personaje creado por otro cómico a principios del siglo XX. Nueva confirmación del famoso aserto: no hay nada nuevo bajo el sol; además, constato otra vez que cada avance, aunque sea sustancial y trascendente, depende de pasos previos, y también, para qué engañarnos, de mucho trabajo y esfuerzo, y de una buena dosis de suerte.
El precursor del británico fue español, Marcelino Orbés.
El precursor del británico fue español, Marcelino Orbés.
Nació en Jaca, muy a su pesar (lo que no entiendo*), pues él siempre aseguró que lo había hecho en Zaragoza. Su padre fue un minero analfabeto. La familia emigró a Barcelona. Volvían mucho a la capital aragonesa, y allí, según se dice, es donde el joven encontró su vocación como payaso de circo, aunque su primer empleo en una pista del espectáculo más grande del nundo, no fue como tal, sino como acróbata, hasta que una lesión le volvió a llevar hacia sus orígenes.
Un ojeador de una compañía británica lo fichó.
Logró éxitos notabilísimos en Londres, Nueva York, San Francisco.
Acabó sus días saltándose la tapa de los sesos con una pistola en un hotel de San Francisco. Este cómico comenzó en un circo, pasó al teatro, y cuando no supo adaptarse a los nuevos tiempos, cayó en las redes del circo, de nuevo.
El propio Chaplin habla de él en sus memorias. Cuenta el proceso de un hombre que poco a poco se hundió. Llegó a la cúspide en su profesión. Hizo desternillarse de risa al mismísimo rey inglés, cuando en un ‘gag’ improvisado, tras habérsele caído el sombrero se lo colocó en la cabeza con un pie. Llenó teatros de cinco mil localidades, sin decir ni una sola palabra. Pero al final de sus días era un payaso roto. Y como dice Charlot, hasta debajo del maquillaje se le veía triste y enfadado.
Esta crónica de Miguel Mora, me ha dejado estupefacto. Hay varias circunstancias en ella que me hacen pensar.
El propio Chaplin habla de él en sus memorias. Cuenta el proceso de un hombre que poco a poco se hundió. Llegó a la cúspide en su profesión. Hizo desternillarse de risa al mismísimo rey inglés, cuando en un ‘gag’ improvisado, tras habérsele caído el sombrero se lo colocó en la cabeza con un pie. Llenó teatros de cinco mil localidades, sin decir ni una sola palabra. Pero al final de sus días era un payaso roto. Y como dice Charlot, hasta debajo del maquillaje se le veía triste y enfadado.
Esta crónica de Miguel Mora, me ha dejado estupefacto. Hay varias circunstancias en ella que me hacen pensar.
Primero, cómo desde la capacidad de trabajo, uno puede llegar al reconocimiento en su profesión.
Después, lo duro que es mantener esa situación. Comprobar que los gustos cambian, y que lo que hoy sirve, mañana será rechazado por el público o la crítica, como se rechaza una camisa muy usada, aunque siga siendo la misma que compramos porque nos pareció hermosísima.
También la falta de adaptación de los humanos al fracaso, sobre todo si se viene de el más sonoro de los éxitos. Nada debe haber tan duro como esa caída, pues es algo que se repite con cierta frecuencia, aunque no sea de la forma tan drástica como sucedió con el jacetano.
Y lo que más me ha impresionado de la información ha sido descubrir que Marcelino Orbés renegó de su origen o lo ocultó o lo intentó mejorar. No lo entiendo. Esto es lo que menos entiendo de todo lo que se cuenta. Una persona que tiene en poco sus orígenes, que intenta cambiarlos porque le parecen demasiado humildes, me parece que tronza sus raíces, hace que, en un momento determinado, lo que le une a la tierra no tenga sentido, o no exista que es peor aún.
Eso no estorba nada para reconocer la genialidad, tanta que inspiró al mismísimo Charlot
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* Nota de mayo de 2009. La explicación que se ofrece en Pirineodigital, donde se afirma que era muy celoso de su intimidad e incluso jugó al despiste con sus orígenes, aunque es una explicación, a mí me suena raro.
18 comentarios:
aún hace poco se veía a geraldine chaplin por las calles de madrid, cerca de donde vivo
la inspiración española encuentra asiento en su descendencia
AMOR Y LIBERTAD: Sí, es verdad, nunca le faltó a lo que se ve una semilla hispana al genio.
Vemos que se repite, con cierta frecuencia, esta historia del cómico que acaba moralmente quebrado. Alguien que inspiró el personaje de Charlot tenía que ser muy bueno. Pero en el mundo de la farándula los altibajos económicos y laborales son continuos, y en el del humor debe de ser terrible eso de tener que ir riendo las penas, sin darle cabida al desahogo de poder manifestar los estados de tristeza que, por otro lado, son ineludibles en determinadas circunstancias. El fingir continuamente debe de ser demoledor y si, además, hasta finges tu verdadera identidad al negar tus orígenes, el círculo del desequilibrio está netamente definido. Me ha interesado mucho este personaje que nos has traído hoy. Me parece muy adecuado para su utilización literaria en forma de narración histórica. A ver si te animas a hacerlo. Un beso y gracias por haberme enseñado algo que desconocía.
Será que me estoy ablandando pero cada vez me cuesta más hacer juicios de valor sonbre circunstancias que desconozco en plenitud.
Creo que cada quién es dueño de hacer con su historia lo que le permita el propio psiquismo.
Vista desde afuera cualquier re-negación trasunta nodos no elaborados, traumas insolubles...luego, como dice María es muy común el drama de los artistas que cuando se les pasa el cuarto de hora quedan en un desconsuelo irreparable. Pudiera ser, tmbién y es común, que esa búsqueda desesperada por el éxito, signifique una compensación a exclusiones vividas en épocas más formativas, a desvalorzaciones mas primarias y que luego repitiéndose la misma escena, esta vez por parte del público (de la sociedad) se torne tan intolerante como para quitarse la vida.
La comprensión y compasión por los seres altamente sufridos repara, en mi imaginario, la desolación de aquellos que, a la edad madura sólo pudieron con el suicidio.
Les dejo un beso en sus lápidas.
MARÍA SANGÜESA: La verdad es que el tema del payaso roto, por así decir, me ha interesado desde siempre. Siempre me ha llamado la atención esa contradicción que se produce muchas veces. El mismo Charlot o Buster Keaton o tantos otros, tienen, incluso en sus gags, un aire de melancolía, un fondo de tristeza que me hace que pensar.
ADRIÁN: Gracias por subrayar algo que debí dejar dicho, pero que este texto no recoge, dado que como se dice en el epígrafe forma parte de mi diario de 2004.
No soy nadie para juzgar la historia de nadie, ni pretendo hacerlo en este texto. Sólo muestro mi incomprensión por el hecho (que quizá no sea tan determinante, aunque lo que dice María Sangüesa parece que viene a darme la razón) de pretender adornar los orígines.
Cuando un ser humano llega hasta ese punto de tomar en sus manos una pistola para poner punto y final a su vida, sólo me resta callar con sumo respeto, y acompañarte en el beso sobre sus lápidas.
Amigas y amigos. Acabo de leer el post del sábado “Duerme la niña sueños…” y me he quedado sin palabras. El poema me ha llegao al centro del corazón, me ha dao en to la línea de flotación. Ofú Amando sí lo leo el sábado antes de salir de casa, la lío seguro… soy de lágrima fácil. Ya te puedes imaginar la hora de ceremonia… un charco teníamos en el suelo entre la madre y yo… y eso que es la tercera…
Por supuesto que leeremos el poema las veces que haga falta hasta aprenderlo de memoria. María, Isolda, a todos en general gracias por acordaros de la gente de Triana. Cayeron algunas gotas pero solo para adornar con perlas un poco más la carita de mi Princesa de Oriente. Pasamos un día extraordinario. Carmen no lo olvidará jamás.
Abrazos y besos.
Ahora os leeré lo del domingo…
Hola, otra vez estoy aquí...
Amando que bonita narración la de tu mirada hipermétrope. No creo que en los periódicos haya salido la noticia de Titirimundi con la sensibilidad que nos tienes acostumbrados. Me ha sorprendido al leerlo hoy en El País, más de 400 actuaciones.
¿Qué le falta a Segovia miarma? Monumentos, buena gastronomía y el festival de títeres.
Como os envidiamos…
María que historia más entrañable la de “El Toto”.
PEPE: Me alegra muy en lo profundo saber que el poema os ha gustado. Espero que con el tiempo la niña lo termine de comprender mejor y le quede como un hermoso recuerdo.
La verdad es que esta ciudad en cuanto que llega la primavera, se desmelena. Aunque quizá lo que tenga más repercusión sea este festival...
Acabo de llegar de la calle. Hace un día muy desapacible, casi hay un vendaval, pero los niños no lo notan. Que yo haya visto había espectáculos en el Azoguejo (o sea junto al Acueducto), en la Plaza de San Martín y en la Plaza Mayor, por no hablar de otros malabaristas y espontáneos que se colacan en cualquier ensanche...
Eso sin que me haya preocupado mucho de pasarme por los patios donde también se celebran actuaciones.
¿Qué puede pasar por la cabeza del mejor payaso del mundo para quitarse la vida? Quizás la fatalidad, la mala suerte. Según he leído por alguna página de internet tuvo un gravísimo accidente cuando ejercía de acróbata. Inversiones en inmuebles ruinosas. Separación matrimonial. Lo que parece definitivo en su decisión es que su compañero de escenario, Slivers Oakley, enloquecido de amor se quitó la vida unos años antes. Paradojas de la vida, le enseño el camino…
Amando, no conocía a este personaje, Isidro Marcelino Orbes, pero después de leerte me he interesado por su pasado. He brujuleado por la red y he descubierto cosas de su vida. Me alegro de haber sabido de una persona como esta a través de tu narración.
Un abrazo,
PEPE: Como he dicho esta mañana, este tipo de determinaciones me merecen el más absoluto de los respetos.
Sé que estás en la misma dirección, porque lo que has hecho ha sido indagar en las razones, no juzgarlas.
Una decisión tan termenda no puede ser un arrebato pasajero, sino que, fuera cual fueran los motivos -como los de cualquier otra persona que toma esta determinación- estos serían muy meditados. Por tanto, salvo respeto, no se me ocurre otra palabra.
LA MUERTE VOLUNTARIA
Había sido siempre hermoso, con fortuna entre las adolescentes y las jóvenes que lo deseaban en aquellos años españoles en que el deseo se paraba en el roce de la ropa. Había visto cómo se desmoronaba el día al fondo, en el horizonte, mientras el agua, obstinada, parecía astillarse en la playa nocturna, mientras él acogía los sueños de las muchachas ateridas. Triunfó, protegido por su apariencia, en la superficie de las cosas y en la piel de las personas. Sus actos transcurrieron gozosamente, sin que la tristeza, atenta y codiciosa, llegara nunca a poseerlo. Por donde pasaba, la alegría pulsaba el nombre de la vida. Con él, entraba siempre el mundo recién hecho, se erguía el tiempo joven y se incorporaba la materia inerte. La sonrisa le podía a las objeciones y advertencias del mundo y a los avisos severos de la edad.
Ni siquiera se dio cuenta de que bajaba la marea, de que oscurecía, de que la penumbra empezaba a cercar su residencia luminosa. Al otro lado de sus ojos acostumbrados a la felicidad, el tiempo se depositaba, rencorosamente, después del asombro ante aquel cuerpo que lo había burlado. Su sonrisa fue quedándose prendida en las cosas, abandonándole para dejar constancia de un lugar y un tiempo en el que él había existido, como un navío que agotara sus víveres y sólo contuviera la corpulencia de su travesía, de sus recuerdos, de un mar propicio lejano, a sus espaldas.
El mundo dejó de recibirle, lo trató como a un extraño, un forastero que hablaba en un idioma ya extinguido. Contempló su belleza descompuesta, su juventud inerme, su ingenuidad exhausta. Contempló aquel espacio incomprensible, aquel paisaje sin nombre. Dejó de comprenderse, de saber su lugar en el mundo. Se sintió farsante, sobreviviendo a su propia muerte anticipada, se vio sin sombra, cuerpo vacío que no se reflejaba bajo el sol.
Eligió salir. Sin belleza, en la suciedad del disparo sobre la carne y el hueso esparciéndose a tientas, en el suelo. Buscó quizás el silencio, mejor que las palabras sin sentido. Buscó quizás la noche cerrada y acogedora, en lugar de la penumbra hostil. Buscó la inconsciencia apacible en lugar de ese saberse a destiempo, a contrapelo, a contracorriente. Eligió la muerte.
Mi hermano habría cumplido los sesenta, hace tres días.
Hola queridos:
Pepe, supondrás que estábamos todos pendientes de ver tu reacción ante el poema. Y no nos has defraudado.
Es lo que tiene la amistad, que aunque en esta casa de Amando entramos muchos y cada uno es de su padre y de su madre y piensa y siente como quiere o puede, lo cierto es que, nos une un lazo que hace que estemos pendientes los unos de los otros.
Me alegro de que sólo cayeran unas gotitas.
En cuanto al post de hoy, tengo un sabor agridulce. De entrada, el cómico como tal, el que está obligado a hacer reír, en general, me inspira más pena que risa; no sé transcribir esa sensación. Es como cuando, pequeña, me llevaban al circo, no me gustaba nada; las acrobacias, porque sufría al verlas, los animales, en esas jaulas redondas, por el domador (personaje angustioso); los payasos, no sé por qué, pero percibía el artificio, en lugar de disfrutar.
Anda, como para que me contrate un circo!
Bueno siempre hay algo positivo. Le cirque du soleil. Ese compensa cualquier recuerdo amargo. Si alguno de vosotros no ha tenido oportunidad de verlo, no dejeis de hacerlo.
¡Eso si es arte, con precisión, esmero, calidad, seriedad. He visto tres espectáculos distintos y son maravillosos y qué música! A ver si encuentro algo y lo pongo.
De todos modos, Amando, de todos se aprende algo, por raros que puedan parecer. No quiero ser como él, preferiría escribir relatos tan bien como tú.
http://www.youtube.com/watch?v=W6wGRCFGYF4&feature=PlayList&p=0C166D62C04F21E6&index=1
Besos con cariño desde el sur.
Ferran conmovedor. Debió ser muy duro.
Isolda, que alegría de leerte. Ayer estuve de nuevo en Málaga a llevar a mi madre a su casa y le comentaba a mi hijo Álvaro, que me acompañaba, que muy cerca de por allí tenia una amiga que se llama Isolda y que algún día la iré a conocer en persona.
FERRAN: De nuevo bienvenido. En este rinconcillo sin excesivas pretensiones, siempre hay un hueco reservado para ti, para cualquiera.
Coincido con Gonce, debió de ser realmente terrible y duro.
Y digo lo mismo que llevo diciendo toda la jornada, sólo respeto, mucho respeto y silencio ante decisión tan honda.
Nos llega el vendaval de la muerte anticipada, y parece que todo lo barre a su paso. Y ese hachazo de segur afilado e indiscriminado, además de acabar con una vida, tiene otro defecto, nos oculta el resto de una vida que como la de Orbés, condecoró de risas los rostros de tantos miles de personas, y sirvió de cimiento para que otro genio (de mirada muy, muy lánguida también) elevara la condición de cómico al más alto nivel del arte.
Un abrazo, Ferran. Espero que en estos días el recuerdo de tu hermano no haya sido una pesada carga.
ISOLDA: Tienes razón, aunque cada uno seamos de nuestra madre y de nuestro padre, lo cierto es que se crean unos vínculos muy especiales.
Respecto de lo del circo, me pasa un poco como a ti. Nunca me ha gustado excesivamente, ni me ha llamado la atención. Quizá porque en nuestra época, a diferencia de la de Orbés, el circo ya no era el mayor espectáculo del mundo, ya había sido relegado a otro puesto por espectáculos como el cine, por ejemplo.
Quizá por ello, el Circo del Sol sea tan especial, porque no se limita a la realización de las diferentes actuaciones o acrobacias, sino porque ha sabido vestirlas con esa sensibilidad propia con la que en oriente se hacen todas las cosas, han sabido integrar (como en el caso que nos has enlazado) la acrobacia con la delicadeza de la música, una escenografía cuidadosísima, ese canto tan dulce...
Y aunque no sé si viene muy a cuento, este Vuelo de Ícaro, me parece una metáfora exquisita sobre que el verdadero camino para lograr los sueños, no está fuera de nosotros (las alas), sino en nuestro propio corazón.
Un beso.
Ferran: mientras yo escribía, tu contabas la historia. He leído dos poesías tuyas sobre la muerte, que no repito, tal como tu pides. Sólo puedo decirte que lo siento, siempre quedan tocados los que se quedan; ellos hacen lo que creen que deben hacer.
Muchos besos, con mi comprensión y cariño.
***
Gónce:¡cómo no caí en que tenías que volver para dejar a tu madre!
Eso lo soluciono ahora mismo, una vez más, con el permiso de nuestro Amando. Me voy a su mail.
ISOLDA: Espero que haber servido de algo.
Aprovecho este comentario para expresaros a todos mi agradecimiento emocionado por la tarde que estoy pasando con vosotros. ¿Sabéis? Me recuerda a las funciones de teatro, ya que hablamos hoy de un cómico. Hay tanto dentro como fuera, y todo es muy intenso, lo garantizo.
También, ya que será difícil que vayáis más abajo. Acaba de publicar Chus un comentario en lo de los títeres. Ha estado en el Circo de las Pulgas. Le acabo de pedir que confirme su presencia, veremos si lo hace.
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