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domingo, 31 de mayo de 2009
LLUVIA EN MAYO
sábado, 30 de mayo de 2009
DESMIGO EL TIEMPO

viernes, 29 de mayo de 2009
LA CARA OCULTA DE LA LUNA. 1

Nunca se había imaginado que Veridiana, tan bella, tan inteligente, tan estudiosa, tan sonriente, tan agradable, en fin, la mujer con más éxito del Instituto, del barrio, de la calle, de la casa, la chica en la que todos se fijaban, la joven que con un solo aleteo de sus sedosas pestañas, más oscuras que la noche, enamoraba a un ejército de mineros o de piratas, de directores de banco o de pordioseros, de ministros o de toreros corneados, o sea a cualquier tipo de hombre que sufriera aquel sutil ataque, eficaz como un gancho de un peso pesado sobre el hígado de un peso mosca, en fin, que nunca hubiera creído que su hermana Veridiana era el caldo de cultivo más refinado que se había encontrado para el sufrimiento y el dolor.
Arilde recordó, entre esféricos bordes de lágrimas, que, desde hacía unos años, su hermana, a pesar de las expectativas que construyó en su corazón, cimientadas sobre envidia y construidas con odio, tenía novio, Fabián, joven de físico agradable, cómoda posición, futuro prometedor y conversación, sino cosmopolita, amena. No era deslumbrante en nada, pero el fulgor cegador, el brillo encandilador, lo ponía su hermana; él era el complemento, un fondo claro sobre el que resaltaba la luz femenil.
Los años se le pasaron a Arilde espiando a Veridiana, inhalando el aire que exhalaba. Cual huésped parásito, perdió el tiempo de su personal cultivo, de su individual crecimiento, para alimentarse de la vida de su hermana, pues de su sangre no podía; actuaba como si fuera la faceta oculta de Veridiana, el reverso indescifrable y repulsivo de la cara esplendente y bella.
Veridiana, por el contrario, caminaba por la vida con pasos que levitaban un palmo por encima de problemas, murmuraciones, críticas, maledicencias; a pesar de tal distancia despegada, sus pupilas no alufraban contornos, o apariencias, más bien, escrutaba cuanto le rodeaba con mirada acariciadora y, paradójicamente, honda, un mirar envolvente, pero penetrante y aprehensivo, como si, al lanzar sus ojos, desplegase un potente microscopio que analizase exhaustivamente su más recóndito interior, pero no con afán de vampiro hambriento, sino con ánimo resuelto de rescatar lo mejor del otro, una condición limpiadora o redentora que admiraba a quienes escuchaban sus opiniones, pues ponderaba más las cualidades del observado, por ocultas o escondidas que estuvieran, que sus defectos, por evidentes o visibles que resultaran a cualquiera.
jueves, 28 de mayo de 2009
LUNES DE MAYO EN BIUTZ

R’himo se ha levantado temprano, antes de que los operarios del cielo instalaran el cubículo azul que destella luz, una luz que descubre todas las miserias. Mientras la noche avanza hacia su lecho oculto, el murmullo de las calles que se aproximan hasta Buitz crece como el rumor sordo del dolor que espera...
Ahora, mientras la mañana acaricia la curva de la tierra, R'himo contempla el rostro conocido de alguna de estas miles de mujeres. Sabe, pues se conocen desde la infancia, los años de cada cuerpo, y sin embargo en la mayoría de los rostros sólo descubre la decrepitud de la ancianidad anticipada y demoledora esas miradas que aparentan dos décadas más de lo que dirá su partida de nacimiento... Y ella, que también está castigada por una vida que se parece sólo vagamente a la vida, se sabe afortunada, la reina de la corte de los misterios...
miércoles, 27 de mayo de 2009
CALLES DE AMOR
Recuerda ahora sus quince años. ¿O eran dieciséis...? El tiempo vuela como un cigüeña blanca y negra, sumergida en las brisas o en los temporales... Si entonces hubiera podido, habría convertido en misiles envenenados las palabras dirigidas a Dios. Si entonces hubiera podido, habría estrujado las rocas de las montañas y habría dado a beber su zumo esquirlas al destino que lo había enviado a ese sufrimiento que sajaba su corazón en mil cristales de fuego.
Quizá era el olor de la noche lo que le empujaba a ese recuerdo. Un aroma de cítricos etéreos que provenía de aquel nuevo abandono.
Tantas ausencias en su vida habían destruido la afilada punta de sus palabras que no eran flechas, sino blandas migajas de resignación que se revestían con el color mortecino de la grisalla.
Le miraban ojos juveniles y extrañamente adustos. Se daba cuenta, mientras su garganta recibía la dentellada de la esencia del enebro, que allí era un ornitorrinco verde en la entraña de un desierto de hielo. Pero no podía irse. Ahora no podía irse.
Cargaba todo el cansancio de los vacíos sobre los brazos desplomados, y dejaba que la melodía ensordecedora del local anestesiara el ritmo de un corazón que clamaba por un paño que enjugara tantas deserciones, tantos errores, tantos aldabonazos en puertas equivocados.
Aquella puñalada, la primera, la de sus quince años (¿o eran dieciséis...?), había aterrizado en su frente tantos años después como una mariposa con alas de puñales, para recordarle un dolor que el último abandono no le había producido.
Algo extraño...
Pero es que quizá le ocurría como sucede con las calles cuando llueve... Las primeras gotas pavimentan de lágrimas el asfalto, las siguientes caen sobre mojado.
martes, 26 de mayo de 2009
UNA EXPOSICIÓN

lunes, 25 de mayo de 2009
CUANDO LOS VERSOS TIENEN PRECIO
domingo, 24 de mayo de 2009
PERSECUCIÓN.

Acababa de salir a la calle. El sol de primavera ya iba muy alto, a pesar de lo temprano de la hora, pero la temperatura era mucho más fresca que en los días anteriores. Los brazos desnudos añoraban las mangas de la camisa y de la americana, aunque hubiera sido la americana turquesa, la más fina que tenía. Sólo pensar en el agobio de ocho horas más tarde, hizo que desistiera de la primera idea que cruzó por mi cabeza: subir de nuevo a casa y cogerla.
Al poco sentí unos pasos extraños, como ruborizados. A tales horas, unos pasos tan tímidos no son habituales. Más bien uno recibe el taconeo seguro de las mujeres, o el paso firme de los zapatos masculinos. Incluso quienes a esa temprana hora calzan zapatillas deportivas, meten ruido, pues corren con toda la energía de los principios. Algo se coló dentro de mi organismo y adiviné que podían ser ellos, de nuevo. Lo habían intentado varias veces, pero la suerte me había acompañado.
Me extrañó, y mucho, la hora escogida. Esa circunstancia era la única que colocaba una duda acerca de si eran ellos, o es que me estaba volviendo paranoico.
La única solución era avanzar, como los autómatas, de frente, en busca del horizonte al que nunca se llega. Pero el miedo, como si fuera una cadena de cien toneladas, lastraba mi velocidad. Llegué a pensar que la fuerza de la gravedad se había hecho más potente en la zona de la calle por donde arrastraba a duras penas mi persona. En vez de nueve con ocho metros por segundo, según decía Newton, creo, podrían ser once con dos metros por segundo, por ejemplo, o quince, qué más da. No hacía más que girar la cabeza a cada paso y no los veía.
Sin embargo estaban... Me seguían... No había duda...
Mi duda era no saber, ni siquiera imaginar, cuánto aguantarían sin aclarar todas las cuentas conmigo. Habían sido dos años. ¿Ya habían llegado al límite? ¿Aún podían esperar más...?
Cualquier cosa, menos dejarme capturar. Si me atrapaban sería mi final.
No era el momento de hacer historia, bastante me atormentaba el suceso a diario, sino de tomar decisiones. Ellos seguían sospechando que el culpable había sido yo, y contra esa sospecha no habían valido conversaciones, ni sentencias judiciales, ni protección policial.
La pérdida de contratos millonarios. La multa del juez. La publicidad negativa de toda la prensa que se echó sobre ellos, como buitres ávidos de carroña que aún palpita.
Desde entonces estoy vendido. Sé que un día me pillarán desprevenido. He de vivir con este pánico, pero no puedo dejar mi puesto. En otra ciudad que no conociera, sería peor, porque estaría a su merced. Y no dudo de que irían al fin del mundo a por mí.
Casi seguro que estén allí, pero dudo que entre tanta gente se atrevan a algo, quizá les he chafado el plan, otra vez...
sábado, 23 de mayo de 2009
CONCIERTOS PARA VIOLÍN
viernes, 22 de mayo de 2009
MENSAJE PARA JOYCE. y 6
Te necesito, Joyce. Ven, si no mi vida no tendrá ningún sentido. Sabes dónde estoy.
Pero no sabía a quién podría dar él sentido, ni, obviamente, tampoco sabía dónde se encontraba aquel ser tan necesitado. En el fondo, ni siquiera sabía si su existencia tan anodina le daba sentido a sí mismo.
Me gustaría ayudarte, pero, ¿quién eres?, ¿dónde estás?...Estaba a punto de cortar la comunicación, pero lo mismo eres un ángel que viene a salvarme y pierdo la posibilidad de redimirme.
Desganado, mandó la frase y esperó.
¿Por qué has tardado tanto en responder?
La respuesta fue rápida como el eco, y no le pareció la mejor de las posibles. Se sintió acusado, enfadado, ofendido. Casi apagó el ordenador. Bueno estaba lo bueno, pero que encima le regañasen a uno en su propia casa, un desconocido que necesitaba ayuda. Era demasiado. Pero en la pantalla se dibujó otra hilacha blanca compuesta de palabras.
Te ha costado llegar hasta aquí, quizá haya tempestad en el Adriático, ¿o es el Egeo...? Soy tan mala en Geografía.
La nueva frase le sonó a disculpa que incluía, cual carga de profundidad, una dosis de familiaridad y cercanía que le desconcertaba y que añoraba vagamente. Por así decir, sintió el antañón aroma de un guiso de la infancia. Era evidente que hacía referencia a Ulises... Pero había más. Había dos pistas. La tempestad y su calificación en geografía.
Joyce se sintió llenó de energía y optimismo. Sabía que se trataba de una mujer, en eso había acertado. Además, sólo había una persona que él conociera que tuviera a gala ser mala en Geografía. Aquella frase la identificaba casi como si le hubieran presentado el DNI.
Pero no se lo creyó. No podía ser...
...¿O sí?
Era la segunda vez, en poco tiempo, que los ojos de Blanca aparecían ante él. Inopinadamente, aquella noche había llegado a sus mientes el recuerdo de su ex, justo cuando alguien pedía ayuda. Pero Blanca odiaba la informática... y a Abelardo... Claro que, Penélope, podía pedir ayuda a Joyce.
¿Penélope?, ¿Blanca?
La respuesta fue inmediata, como el reflejo de la imagen ante un espejo.
Por fin... Estoy harta de tejerte un jersey sin que vengas a probártelo... Alguien llama a la puerta de la casa de Penélope, piensan que Ulises murió... ¿Ha muerto Ulises?
Sintió el recuerdo del leve suspiro de su sonrisa. Las travesuras de la red, al fin y al cabo.
El cursor tabaleaba monótono y rítmico sobre la línea sin escribir, como monótona y rítmica la lluvia tabaleaba con insistencia, quería entrar en la casa fracturando los cristales con sus besos de hielo presentido, en medio de la noche fría.
Más acogedora que nunca, Ítaca se divisa en lontananza, flotando en medio del infinito..., como sumergida en un adagio hermoso, el mismo que decoró la habitación al principio de la noche.
jueves, 21 de mayo de 2009
POLLO A LA CARTA

miércoles, 20 de mayo de 2009
PASEO

martes, 19 de mayo de 2009
CUENTOS DEL INFIERNO
lunes, 18 de mayo de 2009
BENEDETTI

Sólo os quería contar cómo llegué a él, o como llegó a mí, porque algunas veces, las cosas más importantes suceden sin que uno las busque.cada miradaelige su paisajey lo interroga(Mario Benedetti. Haiku 61).
oasis o desiertoenigma o mito abiertopoesía es memoria a la deriva
domingo, 17 de mayo de 2009
AQUEL SÁBADO SONORO
Gracias a un conocido, que tiene una hermana ciega, llegó el libro a su poder. Parece ser que tanto le gustó lo que le leyeron, que intentó que la CBC (Centro Bibliográfico y Cultural de la ONCE) lo grabara, y así pasara a formar parte de su bibliografía, o discoteca, o mejor dicho, fonoteca.
Todo se hizo sin yo saberlo, claro. Cosas de la confianza, supongo. Y para qué engañarme, no me ha importado un ápice. Al contrario, me llena de orgullo el que la novela ilusione lo bastante a una invidente, como para que la estime digna de ser grabada para que otros, como ella, que no pueden leer, escuchen su contenido.
Como contrapartida, cuando me contaron el tema, pedí que, si no era muy dificultoso, me hiciesen llegar una copia de la edición sonora, lo llamaré así, de la novela.
Han pasado muchos meses, incluso una muy grave enfermedad de este ex compañero y conocido mediante el que se ha hecho todo. Por fin hace un mes, más o menos, me dijeron que estaba mi copia, y que no tardarían en pasarla....
He hecho esto último.
Ha sido muy sencillo convencer al Director, o Presidente, o como sea que se llame el cargo que ostenta con quien he hablado. Me ha prestado el suyo particular, y encima muy agradecido porque haya facilitado desinteresadamente el libro para que lo grabaran. Lo que ocurre es que me siento apurado, porque, a ellos les hace falta. Así que se lo devolveré de inmediato, aunque no escuche completa la grabación.
He sondeado a esta persona por la posibilidad de grabación de la novela en un sistema convencional (cinta normal o CD) para mi uso, y parece que la cosa es complicada, porque la reproducción ilegal de estas copias está muy perseguida, son exclusivas para invidentes, y por ello las realizan en este sistema.
Leen todo lo que está escrito, desde el Depósito Legal, el IBSN, los textos de la contraportada, todo. Absolutamente todo. Pilar Arranz tiene voz de locutora de radio de antaño. Una dicción perfecta. Cada fonema suena con su fuerza, dando a cada uno la misma importancia. No hay ningún sonido que se relaje. No se trata, desde luego, del habla más coloquial, en el que hay sonidos que se empequeñecen, o algunos, desaparecen. La voz de Pilar Arranz cumple la misma misión que la imprenta: que el sonido suene completo, como queda escrito su trazo entero en el papel (salvo errata, o intencionalidad del autor). Pero no sólo la vocalización perfecta de cada palabra, también la prosodia. El castellano en su boca suena hermoso. Quizá un poco lento, pero es necesario entender que quien escucha por vez primera el relato que escribí, tiene que hacerlo con atención y con calma. Y necesita comprender desde el primer momento lo que allí está pasando.
Ha sido emocionante escuchar la lectura de mi obra. He comprobado que funciona, incluso mejor que la edición escrita, porque Pilar Arranz lo lee muy bien. Es verdad que tiene alguna errata sonora (por ejemplo, un ‘arrollaba’, cuando debiera ser ‘arrullaba’, respecto de la mirada de la madre de Jesús), pero no son muchas, ni siquiera determinantes.
En fin, hermosa experiencia de la que estoy profundamente agradecido.
sábado, 16 de mayo de 2009
VERSOS COMO CARNE
Quisiera que mis versos fueran carne,
como labios
que besen cada herida de los pobres,
que besen tantas llagas que se pudren;
como labios
que besen las miradas solitarias,
o las manos que tiemblan de un anciano;
como labios,
que besen en los besos que son llama,
o sobre los deseos inflamados...
Quisiera que mis versos fueran carne,
como dedos
que rasguen injusticias y mentiras,
condenas ilegales de inocentes;
como dedos
que aplasten los cañones asesinos
de flores y de risas y de razas;
como dedos
que consuelen esclavos indefensos,
que denuncien negreros perfumados.
Quisiera que mis versos fueran carne,
como juguetes
que los niños convierten en idilios,
en risas que alborotan funerales;
como juguetes
que adornen con colores tanto miedo,
que impregnen de recuerdos el pasado;
como juguetes
que dancen libres en la noche oculta,
y más hermosos cuanto más usados.
Quisiera que mis versos fueran carne,
como ríos
que salpiquen de luz el vientre oscuro,
que alberguen sueños como pez en vuelo;
como ríos
que remonten los montes de las penas
que sean cauce para vuestros sueños.
viernes, 15 de mayo de 2009
MENSAJE PARA JOYCE. 5
Te necesito, Joyce. Ven, si no mi vida no tendrá ningún sentido. Sabes dónde estoy.
Hasta que Beatriz apareció en su vida (si es que la joven camarera era alguien en su vida), sólo había sido hombre de una mujer.
Cuando entró en el bar, supo que había tenido una vana ilusión. El mensaje no se lo envío Beatriz. Tras aquella barra no había ordenador. Él conocía que ella trabajaba de ocho de la tarde a doce de la noche. Se lo comentó la propia chica: un contrato temporal de media jornada. La joven le miró extrañada, pues no era la hora de Abelardo. Sonrió, Sólo vengo a por tabaco. Ella se encogió de hombros. Ya le había despedido antes de que él se hubiera acercado a la máquina expendedora.
jueves, 14 de mayo de 2009
EXPERIENCIA COMPARTIDA
miércoles, 13 de mayo de 2009
EVENCIO

martes, 12 de mayo de 2009
SEGUNDOS QUE PESAN
