sábado, 22 de febrero de 2014

Escribo en este día de febrero



Serán mis versos tumbas, palabras olvidadas,
como ciudad sin calles, sin aves y sin gentes,
asumo su destino igual que asumo
el final de mi sangre y de mi sombra,
con el mismo semblante del ocaso.
Pero no callarán por conocer su meta,
ni olvidarán el centro de su lava,
ni el fuego que crepita entre sus pulsos,
ni el horizonte azul de su mirada,
ni el hilván con que tejen sus ropajes,
ni la materia prima de su ritmo.
Y no hablo del aroma de las flores,
ni de la melodía de los besos,
ni de la sinfonía de la albada,
ni de nuestro arcoíris de caricias.
Escribo en este día de febrero
mientras recuerdo el rostro moribundo
y me asomo a la fuente que me riega:
el dolor de quien sufre y se pelea
por llevar a sus hijos calor y pan y sueños…;
el dolor de quien busca cada día
evitar corazones helados de ignorancia;
el dolor de quien llora cada tarde
en mitad de la estepa del miedo a los infiernos;
el dolor de quien vive con el hambre
como piel injertada, como amanecer muerto;
el dolor de quien muere en la frontera
sin maldecir la estirpe de Caín,
sino haciendo presente en la partida,
un pétalo guardado en el abrigo,
estos días azules, este sol de la infancia.

12 comentarios:

Unknown dijo...

Espacio yermo, lírica voz, desgarradora denuncia.

María Socorro Luis dijo...

Preciosos y necesarios estos versos, en estos días sin azules y sin sol de infancia... Extraño tus poemas y a ti, poeta.

Abrazo, cómplicedesábado

María Gladys Estévez dijo...

Jamás se olvidará la palabra que hoy has dejado aquí, pues es un grito más de muchos gritos que salen disparados como lanzas, como una súplica, de !vasta ya!. Esas bocas que se ahogan en silencio, porque no se escuchan en las orejas de nadie; son también nuestras bocas, las mismas que hoy se reflejan en tu hermoso poema.
Felicidades, poeta.
Un fuerte abrazo desde el Atlántico.

Ovidio Moré dijo...

estos días azules, este sol de la infancia.
Qué hermoso final, y qué excelente poema.

leolo dijo...

Me has emocionado, Amando. Hondura, sensibilidad, POESIA. Y Machado... en la voz.
Un saludo

catherine dijo...

Un bonito pétalo en el abrigo este último verso de Machado. Encuentro en tu poema todo (lo poco) que conozco de este segoviano de adopción, lo que aprendí en su casa-museo contigo.
Vale la pena esperar para leer un nuevo poema tuyo. Enhorabuena, Amando.

Flamenco Rojo dijo...

Esos días azules de Colliure, donde está enterrado, y ese sol de la infancia a la que siempre recurrió están hoy más vivos que nunca...

Un fuerte abrazo amigo Amando.
Pepe Gonce

Laura dijo...

Clamas por el dolor de los más débiles y tus versos fraguan en el pensamiento del lector con mucha fuerza. ¡Quién fuera poeta como Machado, o como tú, Amando, para revitalizar los corazones en los días claros!

Un besazo desde un cielo azul inmenso...

Amando García Nuño dijo...

Y se alejó en silencio para llorar a solas...

Si pudiera, en días como estos, se alejaría con su alma de piedra de esa plaza Mayor donde se le homenajea, se le lee, se le perpetra. Si pudiera, con su mancha de café en la chaqueta y su asombro provinciano, se alejaría para llorar a solas.
Abrazos, siempre

Marina Filgueira dijo...

¡Hola, Amando!!!

¡Leí y releí este poema que es preciosísimo! Hijo. Y melancólico a la vez; se abraza al recuerdo de esos días azules de la infancia: a esa fuente bondadosa humana cristalina y dulce que ha regado con amor y caridad el dolor de la alguna sequía. O de muchas, casi seguro.
Este poema es extraordinariamente bello. Mientras desayunaba lo leía y no te imaginas lo bien que me ha sentado, lo bien que me he sentido; feliz de volver a leerte.

Gracias Poeta Grande, por regalarnos tu sabiduría, que cuando sale a flote arrasa, enseña e inspira.
Ha sido todo un placer.
Un abrazo grande, de esa admiradora de tus preciosas letras. Se muy muy feliz.

Ah! Quiero Tu libro... Ya ye enviaré un correo.

Marina Filgueira dijo...

Ya ye no, ya te enviaré un correo.

Isolda Wagner dijo...

Vuelvo a leer este poema y siento el dolor de Machado y el de otros poetas, como tú, que engarzan sus versos a la realidad de hoy. Qué desolación, querido Amando y tan bien plasmada. Pero estamos vivos, recordamos y seguimos adelante.
Muchos besos.