miércoles, 18 de julio de 2012

Regreso de Madrid, noche de junio


Regreso de Madrid, noche de junio, con toda la pobreza de sus calles ruidosas (a pesar de su aspecto sonriente y danzarín), enclavada en mis ojos extraviados. Pero ya no hay opción para el engaño, tampoco para hechizos fugitivos. El alcohol como abismo de las mentes coloniza y destruye más miradas. La miseria embadurna uñas y pieles, las viste con diseños casi arcaicos, que vuelven con furor a nuestras vidas. La fetidez oscura y glutinosa que repta desde el aire a mi nariz. Dos hermosos caballos (día y noche), tan altos y tan fuertes, se acercan distraídos y obedientes, montados por agentes policiales. No estoy acostumbrado a este paisaje, mis pupilas acunan distintos horizontes. Aquí inspiro pobreza, como un átomo del etéreo elemento que permite la vida: oxígeno y pobreza, hidrógeno y angustia, nitrógeno y dolor, vapor de agua y miedo, dióxido de carbono con orín, ozono y heces, criptón y borracheras, argón y esquizofrenia. Esta noche, una brasa sobre junio, no hace falta mirar con más detalle, ni escrutar en rincones muy sombríos, ni perderse al envés de una luz tenue, acaso moribunda; ni siquiera es precisa una mirada. Hoy sólo respirar es suficiente para que la penuria se me adentre. Como si protestara, como si se quisiera hacer presente, como si reclamara sus derechos, hasta ayer arrumbados dentro de espacios mínimos, ocultos y alejados (siempre lejos). La manifestación de la escasez ha sido autorizada, me susurran los belfos de la yegua castaña, mientras se contonea lentamente sobre los adoquines de Santa Ana en dirección al Prado, como si caminase sobre una pasarela.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Tu poética prosa lleva a cuestas el desasosiego presente: “una brasa sobre junio”. Me pregunto: ¿también sobre julio, sobre…?
Besos.

Ramón María dijo...

Me entristece sobremanera todo este despropósito; éste absurdo engañar a sabiendas, para después sonreír con malicia ladina la obviedad; que nos han vendido, y lo peor de todo, que estos farsantes creen haber ganado... Aún estoy por entender el qué.

Buena prosa poética.

Un fuerte abrazo Amando.

Flamenco Rojo dijo...

El texto destila una gran desazón amigo...te endiedo. Vendrán tiempos mejores, espero.

Un abrazo.

Maria dijo...

Cada uno ve las cosas según su estado de ánimo.
Yo hace poco que, por primera vez, anduve por Madrid y me pareció alegre y bullicioso. Sería mi corazón que brincaba, pues.
Saludos

Miguelángel Flores dijo...

Tremenda visión, triste y deshumanizada, oscura, con una prosa poética y dolorosa de ese Madrid en junio. Una maravilla.
Un abrazo, Amando.