(Al final del artículo un enlace interesante)
DESDE esta mediodía a las tres de la tarde, no tengo ni la más remota idea de cómo están las cosas sobre el famoso no referéndum que impedirá que opinemos sobre la conveniencia de la reforma del artículo 135 de nuestra Constitución. Supongo que no habrá ninguna novedad significativa. Así que daré por buenas esas informaciones.
En estas páginas no hablo, ni quiero hablar, sobre estas cuestiones relativas a la partitocracia que nos dimos como sistema de gobierno, pero haré ahora una excepción.
[La democracia y la política –a mi utópico modo de ver- poco o nada tienen que ver con este guirigay miope, demencial y destructivo de los partidos, y con este modo de gobernar y administrar, cuyo único horizonte, nada más, son las próximas elecciones y no perderlas, naturalmente, cosa que consiguen casi todos casi siempre. Y nosotros, además, entramos en el juego, porque nos parece lo máximo o porque nos entretiene o porque, en el fondo, nos encantaría formar parte de la farándula.]
Sé que es peligroso criticar sin más a los partidos, porque siguen siendo un mal necesario. No se me olvida que la extinción de los partidos políticos es el primer mandamiento de los regímenes fascistas y los regímenes totalitarios comunistas. Y entre el fascismo, el comunismo o la partitocracia, qué quieren, me quedo con esta última… Algo es algo.
Pero digo que haré una excepción…
Estoy triste, más que indignado.
Este no referéndum es la prueba más evidente de que estamos en manos de una oligarquía multinacional que decide sobre nosotros, sobre nuestra voluntad. Este no referéndum es la demostración científica de que nuestra democracia está amordazada y que su verdadero actor ha sido suplantado por unos malos intérpretes. No me vale, a nadie en su sano juicio le puede valer, que se trate de un pacto entre los dos grandes partidos que nos representan a los ciudadanos que tan dócilmente –al menos hasta ahora- hemos acudido a las urnas a votar a unos o a otros, por la sencilla razón de que esta cuestión no estaba contemplada (ni podía estarlo hace casi cuatro años) en ninguno de los programas electorales presentados a nuestra disquisición y porque no se trata de una cuestión coyuntural –o sea regulada en una ley ordinaria, que una nueva mayoría parlamentaria podría derogar o modificar sin muchas dificultades, cuando el momento puntual así lo demande-, sino que se trata, ni más ni menos, de modificar la Constitución, nuestra máxima ley, la cúspide por la que se rige –supuestamente- nuestro ordenamiento jurídico y nuestra convivencia.
Se me ocurren varias excusas que expliquen el no referéndum, y ninguna de ellas me tranquiliza, precisamente. Porque, a), no se fían del criterio de la ciudadanía y tienen que evitar el riesgo del no a la reforma –o sea lo más antidemocrático que existe-; b), si se convocara la consulta electoral, los mercados castigarían nuestra economía –es decir seguirían especulando con nuestro futuro-, porque según ellos tal convocatoria generaría dudas e incertidumbre sobre nuestra solvencia, lo que viene a subrayar que son otros los que deciden nuestras políticas económicas; c), están convencidos de que no tienen trascendencias nuestras quejas, lo que sitúa a los partidos políticos y sus jerifaltes en una burbuja o castillo de cristal que vaya usted a reírse de otros sistemas de gobierno tan vilipendiados por nuestra clase política; y, d), creen firmemente en que sus razones son nuestras razones, lo que viene a indicar también a las claras que su miopía se aproxima peligrosamente a una ceguera irreversible.
Y analizar, aunque sea sin el más mínimo interés o detalle, quiénes dan por buena esta reforma y su modo de tramitarla no es que me tranquilice especialmente. Unos, directamente aplauden ambas cuestiones y se hacen cruces, extrañadísimos, por estas reivindicaciones. Otros tragan quina por no hacer más leña del árbol caído, o sea para evitar una debacle inevitable que les va a costar muchos años reconstruir y, que por tanto, va a hipotecar su futuro más próximo. Si en esta circunscripción electoral de Segovia, se produce un tres a cero, a diferencia del sempiterno dos a uno, a quien esto escribe no le produciría ni una micra de extrañeza.
Como ocurrió con el referéndum sobre la constitución europea, que en paz descanse, en España somos más papistas que el Papa. Supongo que hasta Sarkozy y Merkel se miran extrañadísimos de esta reacción tan rápida, tan desmedida. En ningún país –al menos que yo tenga noticias- se han planteado esta cuestión. Sólo Alemania cuenta en su constitución con semejante disposición. Ni siquiera Francia –que también es mentora de la propuesta- ha dicho nada al respecto. Pero nosotros, nuestros gobernantes –y acudo a una comparación que salió de boca de Gaspar Llamazares, o sea que no es de mi cosecha-, como el repelente niño Vicente han corrido hasta la mesa de la maestra para mostrarle que hemos sido los primeros en hacer los deberes.
Después se quejarán de lo que ocurra.
Esta vez va a ocurrir. Como alguien tuiteó en días pasados, si la reforma es tan urgente y necesaria, no se entiende que se haga sin referéndum, y si no es tan urgente y necesaria, no se entiende por qué se hace con tantas prisas. Creo que en los temas de esta trascendencia cotidiana –aunque a primera vista no lo parezca- habría que aplicar como regla de oro lo que decía el torero aquél: ‘Vísteme despacio que tengo prisa’. Que la propia carta magna prevea que algunas de sus reformas no exijan referéndum –como el presente caso que nos ocupa-, no quiere decir que no se convoque, no quiere decir que a sus señorías les falle tanto el sexto sentido y la sensibilidad, o simplemente el oído. Digo yo para qué querrán casi todos Twitter, Facebook, para qué querrán algunos sus blogs, para qué… Con la que está cayendo en nuestras calles, plazas y bolsillos este ninguneo a la voz de la ciudadanía es como pedir a gritos el próximo castigo. En su fuero interno alguno se repetirá una y otra vez que con semejantes amigos no necesita enemigos. Salvo que una parte del espectro político, a estas alturas de la película sólo se considere espectro, sin más, o tenga influencias niponas y crea firmemente en el harakiri, en este caso político.
Y alguien, sin abrir los labios, como quien dice, se va a encontrar con la papeleta resuelta.
Verdaderamente la mayoría de cuestiones sobre las que se puedan escribir son muchísimo más importantes que el techo del déficit público. Creo que nadie lo dudará, salvo políticos y tertulianos y opinantes de los medios de comunicación. Ni siquiera perder o ganar unas elecciones es trascendente, salvo para quienes contiendan en ellas. Nuestra vida continuará con sus breves o inciertas ilusiones, con sus pequeñas debacles, con sus sueños y sus pesadillas, con sus monotonías o sus aventuras domésticas, con eso que hace que nuestro corazón lata en primera o sexta velocidad. Pero algunas cosas, señorías, nos afectan más de lo que parece.
En mi casa, si el dinero no llega para comprar un nuevo frigorífico o si por comprarlo este hogar se queda en una situación financiera más bien delicada, tengan la seguridad que hasta que el que tengo no dé encefalograma plano, no lo cambiaré… Ahora bien, si para que mis hijas estudien o para que mis hijas se sanen de una enfermedad –Dios no permita que la contraigan- tengo que endeudarme, no duden que acudiré hasta donde haga falta, aunque tenga que hipotecar hasta los calcetines en el Banco Central Europeo, o tenga que ponerme a pedir a la puerta de una iglesia (aunque no sé yo si esto es buena idea). Y probablemente me dará igual que mi prima de riesgo baje su calificación al nivel de bono basura.
Y a buen entendedor…
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Gracias a nuestra amiga Beatriz Ruiz os dejo un enlace interesantísimo relacionodo con la reforma constitucional (AQUÍ). Se trata de un artículo donde están las opiniones de los profesores de Economía Vicent Navarro y Juan Torres
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Gracias a nuestra amiga Beatriz Ruiz os dejo un enlace interesantísimo relacionodo con la reforma constitucional (AQUÍ). Se trata de un artículo donde están las opiniones de los profesores de Economía Vicent Navarro y Juan Torres
17 comentarios:
Los mercados seguirán castigando nuestra economía con referéndum o sin él…Nos encaminamos amigo Amando hacia un nuevo modelo de gobierno, la “dictadura democrática” o la “dictadura de los mercados”. Hoy Gutiérrez se ha saltado la disciplina de partido y ha votado en contra…hoy he echado de menos a Labordeta que los hubiera mandado ¡a la mierda!
Un abrazo.
No conozco las leyes de tu país, ni vivo en él, pero creo que el tema hoy interese a toda Europa y aunque en el país que vivo, desde hace once años y seis meses, tampoco tengo derecho al voto, puedo decirte que la situación no es muy distinta de la que se vive en España. La maniobra económica que ha aprobado el gobierno de Berlusconi, es exactamente el contrario de la famosa ley de Robin Hood que quitaba a los ricos para dar a los pobres, aquí quienes seguirán pagando las consecuencias de la crisis son los que no tienen nada. Querían instituir una tasa de solidaridad pero los "pobres futbolistas" se lamentaron y declararon huelga, para corregir este problema, han aumentado la edad de la pensión hasta 40 años de contribución al estado, todo esto sin ni siquiera consultar un solo obrero, lo han decidido en tres días. Piensan aumentar el IVA, quieren cambiar los contratos nacionales en modo de poder despedir obreros sin ningún tipo de garantía, pero no se les ocurre bajar el presupuesto que dedican a las famosas misiones de paz, que yo llamaría de guerra, ni poner impuestos a todo lo que se mueve alrededor de la iglesia, para ellos todo es libre de impuestos, y me pregunto donde terminan todos esos fondos, que en teoría deberían servir apara ayudar a los que nada tienen, si hasta la propia "Caritas" ha desalojado un centro de refugiados políticos, porque no tenían - oficialmente - dinero para pagar el alquiler, después supimos que el mismo edificio, es la nueva sede legal del partido "Liga norte". Creo que con todo esto puedas hacerte una idea. Las situaciones cambian nombre, cambian país, pero en el fondo, es igual para todos. No sé si es solo culpa del mercado, pero algo tendrá que cambiar.
Un abrazo, amigo mío.
Leo
Me pase a saludarte amigo ,un abrazo.
Tu cliché de los partidos no es lo preocupante. Miedo da el de los españoles (por no hablar de otros pueblos).
¡Menudo mosqueo te has pillado con la “prima”! He notado cómo te ibas calentando a medida que avanzaba por el texto. Pongo la cabeza a que llevas “toica” la razón. Ya te he dicho en alguna ocasión que hace varios años decidí vivir al margen de la política en la medida de lo posible, así que de dicha prima solo sé que es un “pariente” peligroso, que hay que vigilar muy de cerca porque puede ser muy nocivo para la “familia”. Pudiera parecer que mi actitud ante la política es muy cómoda, y en cierto modo puede ser, pero lo cierto es que rara vez he sentido que mi opinión ha sido tenida en cuenta; que al final siempre voté A o B, cuando lo que de verdad quería era un poco de A, otro de B y un mucho de un X que no estaba en las listas. ¡Son tantas las cuestiones con las que no estoy de acuerdo…! Voy a las urnas, a votar lo que me parece menos malo, por aquello de sentirme parte del grupo y porque todavía creo que no votar puede ser peor, pero sin emoción, sin convencimiento. Es más, ya no creo que la clase política sea un mal necesario, empiezo a pensar que es simplemente un mal. Creemos que los necesitamos, pero me temo que es al revés. A mis gobernantes solo les exijo poder irme a la cama sabiendo que todos mis hermanos han comido, tienen un hogar seguro para sus hijos y expectativas de futuro. Y ya ves…
Ésta es una tropelía más.
Un abrazo.
Primero, aplaudir el artículo... es la opinión que tenemos muchos, por desgracia...
Yo me siento totalmente indignada. Es cierto que les hemos consentido durante demasiados años, y por supuesto no tengo una solución, no soy ninguna entendida en política y menos en economía (si se le puede llamar así). Lo que tengo claro, clarísimo... es que pensaré mucho mi voto el 20N... ya no vale el voto útil, ya no vale el voto de castigo... Tendremos que reflexionar, me parece...
De verdad, lo que siento no es rabia, no es pena... es una absoluta indignación...
Flamenquito... efectivamente... Labordeta los habría mandado a la mierda...
Gracias por vuestrar palabras y opiniones que como siempre son muy bien venidas.
Gracias a Beatriz, acabo de incluir al final de la entrada un enlace con un artículo donde se anailizan y vierten las opiniones de los econmistas Vicent Navarro y Juan Torres.
Quizá sea de vuestro interés y ayude a la mejor comprensión del asunto.
Gracias.
Creo que ha quedado muy clara tu posición, que es la del pueblo soberano, ¿soberano? La lógica que empleas es aplastante. Pero algunos no la entienden, quieren conservar su escaño. Alguien dijo que nuestra presidenta es, ahora, Angela Merkel y eso parece. Como apuntas, incluso Sarkozy se sentirá en desventaja y asombrado de la rapidez con que nuestros dirigentes obedecen.
Flamenco tiene razón, la dictadura de los mercados llegará inevitablemente, pero me gustaría que el pueblo y la izquierda de sus representantes lograran el referendo. Nos lo merecemos. Ya está bien!!!
Besos, querido, a pesar de todo, me has hecho sonreír.
Probablemente, hasta que no elijamos mediante las urnas y papelitos a los presidentes de multinacionales y grupos de poder que son los dueños de todos, repito todos, los sistemas políticos que en el mundo son, no existirá Democracia, como decía José de Sousa Saramago.
Y digo probablemente, porque no estoy seguro de que ni aún así, el hombre sea capaz de establecer un sistema social justo.
Adaptarse a quienes presionan sólo para especular, hundir o levantar naciones enteras y generan cada vez más pobreza, es una indignidad.
Y ahora Flamenco Rojo me envía la foto que acabo de subir.
Es que Sarkozy no sabe si en Francia se aprobará la reforma constitucional que quiere....
Excelente tu artículo y la foto de Flamenco muy graciosa.
Mis aplausos cómplices.
Aurrera!
Amando, hoy te pido disculpas por no haber pasado antes por tu casa, hoy paso para quedarme.
No puedo mas que coincidir contigo, hace tiempo que para esta, nuestra democracia, suenan tambores de retirada. Hace tiempo que perdimos la partida, por goleada, contra ese ser etéreo, que llaman los mercados. Hace tiempo que campan a sus anchas, sin caretas, sin esconderse, nos quitan, nos recortan, nos vapulean. Somos muchos, y tenemos lo mas importante, la razón. Seguiremos intentándolo.
Un abrazo.
Ah, pero...¿ es que vivimos en una democracia?...
Y yo sin enterarme.
Abrazos con retraso que acabo de volver.
PD. En Torrelaguna no se si bajaría la prima de riesgo,pero las cañitas con jamoncito estaban superiores...
Yo también aplaudo todo cuanto has escrito, estoy de acuerdo. Tu claridad de exposición es impresionante.
En mi opinión, estamos viviendo un golpe neoliberal, directamente al pueblo. El tan cacareado déficit, que ellos propiciaron con sus desmanes y su falta de previsión, lo vamos a pagar- como siempre- los más débiles: recortes en educación - ya lo estamos viendo-, recortes en sanidad, recortes en pensiones... malestar social e impotencia. Crisis y caos. ¿Soluciones?...Larga noche nos espera, compañero.
Un abrazo muy fuerte.
Mi querida María... Yo firmo ahora mismo por esa "larga noche" si es para bien...
Sigo indignada...
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