domingo, 17 de abril de 2011

Beso de ortiga










Como beso de ortiga la luz quema
la tarde en aguijón interminable
repleto del veneno de la ausencia
que el latir de la muerte le inocula
olvidando el dolor de nuestros labios
vivos y solos, rotos y sangrantes.


Con mis pasos arrastro estas cadenas
que anuncian el dolor y la fatiga,
preparando el destino al que me llama
al horizonte rojo del ocaso,
como sangre o rubí de fuego en llanto.

Ya sólo la esperanza de la noche,
(desnudo de mis pasos y mi piel),
sirve para besar la luz que quema
como aguijón de ortiga en esta tarde.

Cuando el estruendo del dolor despierte
mi conciencia cubriéndola de pánico,
mientras la noche sopla sobre el mundo,
quizá desvele cómo
atrapa el cenit de la madrugada
la esencia de las cosas:
ese halo de misterio desprendido
sobre el vuelo esencial de los respiros…

Y descubriré entonces
que su vientre de estrellas almacena
la esencia enmudecida, mas no muerta,
de otras vidas acaso ya olvidadas
cuya misión secreta es alumbrarnos
como tenues antorchas del sendero
cuya luz sea el beso que restañe
la herida de los labios aun sangrantes.

Safe Creative #1101208299834

12 comentarios:

Flamenco Rojo dijo...

El dolor más grande amigo es el del vacío interior. Con el texto que hoy nos dejas nos demuestras que interiormente estás repleto de poesía.

Un abrazo.

emejota dijo...

Ateniendome al comentario de Flamenco Rojo. El vacio interior voluntario puede ser la mejor experiencia vital.
Ya sabes, Amando, por aquí estamos rodeadas de ortigas en flor. Un fuerte abrazo extendido.

Isolda Wagner dijo...

Profundo, bellísimo, tan íntimo y universal. Puede que haya perdido la perspectiva, pero casi diría que es el mejor poema que te he leído. Me quedo fascinada leyendo una y otra vez.
Beso de terciopelo, para compensar.

Unknown dijo...

Querido Amando: Ahora que estoy leyendo tu libro "Versos como carne", qué difícil me resulta establecer prioridades. Este poema es fantástico pero en tu libro encuentro otros que califico de igual forma. Yo creo que cuando nos gusta un poeta, como es mi caso contigo, a uno le resulta complicado decir cuántos de ellos seleccionaría.
Cuando termine de leer el libro te escribiré con más amplitud. Ahora recibe mi felicitación y mi abrazo.

Fiaris dijo...

Un texto ¡impresionante!!!
abrazos

María Socorro Luis dijo...

Nada como un buen poema, para llenarte de luz por dentro...

Felicitaciones y abrazo.

Unknown dijo...

Gran poema, amigo Amando, el primer verso atrapa, como la luz, crece como la esperanza, a través de sus versos y se instala dentro como la misma luz, esa que siempre buscamos, inevitable, como su misión de iluminarnos, aunque queme y sangre.
Un abrazo fuerte.
Leo

mateosantamarta dijo...

Sí, es un buen poema en el que uno se encuentra en un paisaje familiar, a veces. Me gusta lo del beso de ortiga: de niño recibí miles. Un abrazo, Amando.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Un bonito poema con una fuerza interior que va "in crecendo" con el transcurrir de sus versos. Son pocos, de momento, los poemas que de ti conozco, pero éste me ha dejado muy grátamente impresionado.
Un abrazo.

Marina Filgueira dijo...

¡Hola Amando! Es Excelente esta poesía, pero que digo! Si todas tus poesías son un encanto! Son un deleite para el alma.

La luz que quema como aguijón de ortiga de la tarde.

Todas tus frases me dicen que estás repleto de luz, tanto interiormente como esterior.
Rozando siempre un pizco de melancolía

Ya sólo la esperanza de la noche,
(desnudo de mis pasos y mi piel),
sirve para besar la luz que quema
como aguijón de ortiga en esta tarde.
Fantástico.
Un abrzo y Feliz Semana Santa.

Laura Caro Pardo dijo...

Los que no están nos siguen acompañando mientras los recordemos y de algún modo alumbran nuestros pasos, porque aprendemos de su ausencia.
Me han parecido sublimes estos versos, Amando, intensos, bien labrados, con un ritmo excelente.
Recitados cobran aún más fierza y sentido. Sigo dando las gracias a Claudia por hacer de puente y llevarme a ti y a tus versos.
Un abrazo.

Ramón María dijo...

Al igual que Isolda, releo y releo. Buen poema.

Abrazo