Ahora que llueve timidamente. Ahora que tendría que reposar, por fin la cabeza sobre la almohada, siento que he de realizar el último esfuerzo. He de dar una última dentellada a la debilidad, a las ganas de abandonarse al sueño que me grita, y pretende apuntalar mis párpados que resisten el peso de tantas horas.
Y este esfuerzo, de nuevo, es para gritar bien alto, bien claro, con toda la capacidad de mis pulmones que este mundo, donde la muerte y la confusión parece campear sin esfuerzo, es mucho más, y merece mucho más.
Os merece a vosotros. Merece vuestro esfuerzo, vuestro afán, vuestra dignidad.
El mundo no son ellos. El mundo no es el titular voceado en un telediario. El mundo no es el apocalipsis emitido en mil formas y con mil variantes.
El mundo sois vosotros. El mundo es vuestra sonrisa y vuestro llanto, vuestro sueño y vuestro dolor, vuestra entrega y vuestra miseria, vuestro sudor y vuestro abrazo, vuestro sueño y vuestra vigilia.
Venzamos la mentira. Evitemos que su adormidera termine por dejarnos la conciencia sobre el colchón del conformismo adocenado.
Empuñemos nuestra vida con la determinación de los seres que se saben dueños de su destino.
Quizá los libros de historia se olviden de ese resfriado que hoy te ha sorprendido, de ese beso que robaste a tu hijo mientras dormía, de esa caricia que hurtaste a quien amas, de esa lágrima desesperada por la muerte de un ser querido... Y de muchas más cosas...
También las horribles que nos envilecen. Pero en esas hoy no quiero pensar, ya pensamos demasiado en ellas a diario. Ya sufrimos de sus garras venenosas cada jornada.
Es probable que los libros de historia no recojan nada de lo que hoy ha sucedido en este mundo... Pero sin hoy, sin esta jornada anodina y gris, sin esta primera jornada del otoño de 2010, la historia no podría seguir. Sin hoy, sin ti, sin tu anónimo palpitar, el mundo habría sido distinto, por mucho que en las páginas de los libros de historia no quedará ni un leve rastro de esta jornada...
Pero sin tu huella, el mundo habría ido a peor.
31 comentarios:
El mundo somos nosotros, los que lo sentimos palpitar. Por ello y en honor a la vida esta tarde he nadado en un mar calmo y todavía cálido mientras la lluvia me mojaba la cara para respirar. Una delicia estar viva y sentirlo. Ni un alma en la playa y festival de grises.
Gracias por tu valor y un abrazo extensivo.
Sabes amigo a mi me gusta el otoño,pero aqui hoy estamos en primavera con toda su fama y su viento insoportable,cariños.
El mundo somos los que, cual hormiguitas, cada día, paso a paso, hacemos lo que podemos, o incluso un poco más, para que, a pesar de habernos levantado esta mañana con el pie izquierdo y haber continuado el resto del día hollando con ese mismo pie, mañana nos demos la oportunidad de poder caminar bípedos y tal vez erguidos.
Leyendo entradas como ésta que acabas de publicar, es más fácil conseguirlo.
Un abrazo y feliz otoño, que el ocre, el dorado o el luminoso amarillo y no el gris, sean los colores que os acompañen. Nos acompañen.
Me ha encantado lo que has dicho, y como lo has dicho. Aunque a veces me despierte y sienta que el mundo me viene encima, otras veces como hoy, que no logro cerrar los ojo, descubro que aunque sea sólo para leer un libro , o responder un saludo o regalar una sonrisa, vale la pena de estar aquí sobre este planeta y, cada vez que lo descubro, me siento un poco mejor conmigo mismo.
Uno de esos días de ordinario pesimismo escribí este poema que te dejo aquí:
Noticias del siglo XXI. (Español)
Estos son los titulares:
Un continente alimenta de polvo
su destino bañado con la sangre:
el agua no alcanza para beber sin morir.
Niños lloran privados de la infancia:
el culpable predica el perdón
en nombre de un Dios, al que ni él mismo cree.
Un ser humano muere por la intolerancia
asesinado del puño que se decía amigo:
su culpa fue declararle su amor.
Millones de personas corren en todas las direcciones:
amasijo global de transeúntes por el mundo
en busca de esperanzas.
En la otra parte del mundo un país entero llora.
Un árbol muere respirando el hollín de mi auto.
Un océano destila espuma negra en las costas.
Los detalles después de la publicidad.
Un abrazo.
leo
Un relato muy bonito, ojala y por el mundo hubiera mas gente como tu.
Un abrazo!!
Que no se nos olvide nunca practicar esa estética del zoom, que los pequeños detalles, por insignificantes que parezcan, son los que en realidad tienen la fuerza y pueden tejer un universo diferente.
Me ha encantado, Amando.
Buenos días.
emejota:
Así se puede. Agua aún no muy fría (aunque, quizá no estemos de acuerdo en ese punto), soledad de playa, sinfornía de grises... Espero que en alguna brazada te hayas acordado de los pobres de secano.
fiaris
No importa la estación del año. Sólo importan nuestros afanes. Sólo importa que nos lancemos a la vida como algo nuestro, lo único que tenemos entre las manos.
Ángeles
Las hormigas (u hormiguitas) es un animal que desde siempre me ha fascinado. Y no sé si de esa fascinación he sacado conclusiones para mi vida, o es que como soy así, por eso me llaman la atención.
Estoy absolutamente convencido que sólo desde la tenacidad, la constancia, el poco a poco, se logra almacenar toda la comida que es necesaria para pasar el largo invierno bajo tierra.
Leonel
Hermoso poema. En efecto, ahí también está el mundo, en ese dolor y sufrimiento, y lo único que se me ocurre para que se alivie algo (sólo algo, que nunca será del todo, por desgracia) es que tomemos la tarea de nuestra vida como un camino cuyo horizonte no se acaba en nuestro ombligo.
La voz dormida:
Mejor que les haya más prácticos y que solucionen cosas de verdad...
Paloma Corrales:
Me ha encantado, poeta, eso de la estética del zoom. Y no, no es mala receta, que, por desgracia se me olvida muy a menudo.
Se agradecen estas palabras de ánimo en el comienzo de esta estación tan poco esperada. Afortunadamente no es mi caso, para mí el otoño siempre fue la estación más prolija, siento como si estuviese pensado para mí. Los colores del paisaje, su placidez, su silencio y el saber que ya todos están en su puesto, recogidos. Tal vez sea que vivo en una ciudad muy turística y en verano a veces tengo la sensación de que nos vamos a derramar por los límites.
De cualquier manera, me aplicaré estas recomendaciones que nos traes cuando llegue el verano, que me harán más falta.
Un placer fluir por tus textos.
A mí, Mercedes, el otoño me gusta, y me gusta el verano, aunque como dices (también me gusta esa comparación) parece que nos derramaremos por los límites.
De todos modos cada estación tiene su punto de hermosura y el de tristeza o desesperación.
Gracias por tus palabras.
Hola: Amando, al leerte me siento un poco mejor... pues comienza a despertar en mí- algo de melancolía, no sé si es por el cambio de estación o por otras circunstancias que a veces la vida nos presenta. Pero esta entrada tan bella, alimenta mi espiritu. Gracias escribidor. Ahhh Estoy terminando de leer tu libro, CUENTOS DE EURITMIA, lo he pasado muy bien leyendo. Un abrazo y mil gracias. Marina.
Y para mi el otoño casi siempre quiere decir comienzo, marcado, como no, como para todos los padres, supongo, por el comienzo del curso. Dan ganas de comenzar a estudiar, por ejemplo, de ponerse a dieta, de hacer más ejercicio, de cambiar algo en definitiva. Un punto de inflexión.
Un abrazo, Amando.
Por supuesto. El mundo no es el telediario. Estas últimas semanas procuro no ver el telediario porque me pongo enfermo.
El mundo no son ellos, ni nosotros, ni yo, ni tú. El mundo es "todos nosotros". Pero como en ese "todos nosotros" hay tantos mediocres, idiotas y alimañas, es mejor reclamar el "yo" radical. Y no escuchar las noticias. Al menos, hasta que pase la tormenta.
Los sentimientos están vinculados al otoño, la estación de las caídas…del color marrón y rojo de las hojas que se desprenden, como nuestros sentimientos…llenos de nostalgias que vuelan como hojas por el viento.
Feliz estación…feliz fin de semana.
Es bonito pensar que cada vida que pisa esta tierra aporta algo mas que recuerdos a su alrededor.
Una maravillosa bienvenida al otoño :)
Sólo entro un momento antes de volver a salir. Besos a todos de parte de Beatriz, Catherine e Isolda.
Marina F.
Me anima saber que mis palabras te han causado alivio. Ya leí ayer en otro comentario que has tenido unos días complicados con alguna enfermedad de un hijo tuyo. Y no sabes cuánto me alegra saber que Cuentos de Euritmia te ha gustado.
Evaasecas:
Realmente el comienzo del año siempre ha sido septiembre, mediados de septiembre, cuando comenzábamos el curso, primero nosostros y luego nuestros hijos. Tienes razón. Es la época de planes, proyectos... Cuento con los tuyos.
Gaspard
No puedo más que estar en desacuerdo contigo. El yo radical que proclamas, el individualismo a ultranza nos ha traído a donde estamos.
Siempre he creído en la doble dimensión de la persona, la individual y la colectiva.
Lo malo y en eso te doy la razón, que en medio de la masa hay mucho carroñero y alimaña. Aunque quizá pudiéramos ser alguno de nosotros.
Flamenco:
Procuraremos la felicidad siempre, empezando este fin de semana.
Que sepas, compañero, que se te echa de menos. Mucho.
No creo en la Historia, amigo, o al menos la pongo en entredicho y sé que se la puede ver desde distintos ángulos.
Tampoco en la información -al servicio puro y duro del mercado.-
Pero si creo el los latidos de mi corazón, en mis alegrias y tristezas en mis seres queridos y tú en los tuyos y él e los...
Feliz Otoño y un abrazo.
Viva la vida!
Mateosantamarta:
A eso me refería, a que esa historia con mayuscula no existe, porque, por más cierta que sea, se olvida de todo el sustrato que hizo posible que cada acontecimiento llegara a colmo...
Aunque no sea directamente. Para todos de tu parte.
Y ahora sí que me voy.
Me apetece decir algo y no sé muy bien por donde empezar. Me ha gustado el estilo, como siempre, de Amando, eso que Paloma Corrales ha resumido tan bien como “estética del zoom”, “son aquellas pequeñas cosas” que cantaba Serrat, casi he respirado el otoño al leerlo, me inclino por un deseo de dejarme llevar, por una sintonía que sin duda siento en muchos aspectos con lo que aquí se escribe (no sólo hoy)… pero hay algo que me distancia. Probablemente Leonel lo ha resumido muchísimo mejor que yo en su poema. Me he acordado de “me celebro y canto a mi mismo” y quizás tengo el defecto de pensar en lo colectivo. Desgraciadamente el mundo son fundamentalmente”ellos” y nuestra sonrisa no mitiga dolores de ninguna realidad, “ellos” que son tan capaces de programar nuestra sonrisa, de influir en nuestros estados de ánimo, de hacernos confundir las verdades y las mentiras, incluso de impedir “las mentiras adormideras”, las mentiras que están en el origen de buena parte de la literatura, del arte, del teatro, del cine. ¿Cómo vivir sin adormideras, sin opios? ¿cómo mitigar el dolor con verdades?. Con las verdades de la realidad que el telediario nos enseña, con la constatación de que no somos dueños de nuestros destinos, ¿qué más quisiéramos?, de que nunca lo podremos ser desde ópticas individualistas, de que la miseria – de muchos – impide cualquier reflexión cicatrizante. En todo caso no cantemos al esfuerzo del que siempre se benefician otros.
Acabo de discrepar en el blog de Maririu con Gaspard, que siempre resulta tan estimulante, acerca de los opios de los pueblos y ahora coincide con el fondo del escrito de Amando en la celebración del individualismo, del yo. Creo que hay que defender al individuo ante muchas cosas, pero no puedo estar de acuerdo en no escuchar las noticias hasta que pase la tormenta. Nunca pasa la tormenta, la historia no se detiene nunca desde el principio de los tiempos. Las historias individuales, de los individuos corrientes, no interesan a la Historia si no es como dato estadístico, salvo la de individuos que han influido en colectividades, que han convencido a muchos. Las historias individuales interesan a la literatura ¡qué no es poca cosa!
Yo sí, Amando, me hubiese abandonado al sueño, a ese sueño que te gritaba. Son los sueños que gritan durante el sueño normalmente muy interesantes, casi siempre revolucionarios (en toda la extensión de la palabra), inquietantes, repletos de desasosiego, expresión de las verdades internas, estas sí auténticamente verdades porque suelen escaparse de los controles conscientes demasiado impregnados de consignas educacionales, de autocensuras asumidas.
Lamentaría lo mismo haberme pasado en la extensión o en la “doctrina”. Hoy este otoñal que soy tenía un ratito y se decidió a romper el habitual clima de complacencia que reina en tu blog. No está mal que alguien algún día discrepe y, por otra parte, no tengo capacidad de encender chispas y el terreno húmedo de la estación que comienza es el mejor antídoto para los incendios.
Disculpas sinceras….¿ lo envío, no lo envío? Tic.
Estaba deseando, que llegara el otoño.
Leyendo tu escrito, me he acordado, cuando decían que el mundo se acabaría, si hubiese sido cierto ya no estaríamos aquí. ¡Que pena! verdad?
Buen fin de semana
Abrazos
Miguel Mora:
Como siempre que vienes a que este lugar, sirves de revulsivo a mis pensamientos y tengo que agradecerte esta sana discrepancia; de todos modos no es tanta en el fondo. Como he contestado a Gaspard, huyo del individualismo como una de los mayores gérmenes del mal que, efectivamente nos acecha. He escrito en la entrada:
"También las horribles que nos envilecen. Pero en esas hoy no quiero pensar, ya pensamos demasiado en ellas a diario.". Es decir, tengo asumido que ese injusticia que tan bien ha descrito en su poema Leonel, es algo que ciñe nuestra vida y no nos abandonará.
Y a pesar de ello sostengo que nos adormecen, incluso con el canto orquestado de un apocalipsis insalvable. Nos adormecen con el miedo. No es que ellos pretendan secuestrarnos la realidad de dolor, miseria, muerte, hambre, pobreza, injusticia, incultura..., que asola el planeta, es que pretenden que nos asustemos, pretenden que el miedo se adueñe de nuestro palpitar.
¡No! Me niego. Empuñemos, repito, el timón de quien se siente dueño de su destino y es capaz de ver que el veradero camino son esas cosas pequeñas que nos hacen mejores. Es decir más humanos, y por tanto más próximos al resto de humanos.
La opción por la bondad, es una opción perfectamente ética, y perfectamente reflexiva. Y para ser solidario el único camino que veo un poco práctico es empezar por los más próximos, por lo más elemental y por estar seguro de que el mundo y nuestra existencia no es sólo territorio hostil, sino que interesa que lo parezca.
Verónica:
¿Cuántas veces han dicho lo mismo?
¿Cuántas veces más lo han decir hasta que en una acierten?
Aunque es probable que el día qne que cuoncluya nadie lo haya previsto.
Buen fin de semana.
No dudo que hay, que tenemos, una dimensión social. Pero en la inmensa mayoría de las ocasiones no tiene ningún impacto. Estoy repasando estos días a Montaigne, y decía el sabio algo muy... sabio. Que no nos extralimitemos. El "yo" radical lo concibo como mis familiares, mis amigos y yo. El individualismo del desierto es imposible e indeseable.
La tormenta pasará, me refiero a la actualidad de estos días a este lado de los Pirineos. La otra, terminará cuando desaparezca el planeta. En más de una ocasión he sostenido que el mundo va a mejor, y así es. Estos días se discuten los Objetivos del Milenio. No se han alcanzado, como era de esperar. Pero en el 90% de los indicadores se está en el mejor momento de la Humanidad. En el mejor momento, no en el ideal. No creo en el paraíso.
No somos auténticamente libres. Somos presos de nuestro pasado, de nuestras familias, de nuestro entorno, de nuestras decisiones.
Buenas noches.
Y a pesar se que escribo en mi blog de temas complicados y soy algo perturbador en mis letras e ideas. No dejo de admirar lo bello: Las estaciones. La musica de Rostropovich. El como juegan los niños en fin tantas cosas que nos rodean.
He llegado a ti a travez de emejota. Y la verdad es que desde el primer instante en que escuche tu audio clip quede anonadado. Hacia mucho tiempo que no lo escuchaba.
Te estare visitando.
Viva el otoño !!.
Saludos.
Gaspard:
Buenos días.
Son hermosos (y no me apeo de la palabra) el debate y el diálago desde la serenidad, porque al final se demuestra que no estamos tan alejados.
Estoy de acuerdo en que, a pesar de todos los pesares, este es el mejor momnento del Planeta. Estoy de acuerdo en que somos prisioneros de la historia, nuestro entorno, familia, historia...
Por eso, Gaspard, por eso, es por lo que he escrito esta idea, porque es necesario que nos sacudamos algunas de estas cadenas, o, por el contrario, quizá sea necesario que nos abracemos a ellas, para que en lugar de aprisionar se tornen eslabones de libertad.
Blogger no me quiere, porque por lo que veo mi comentario no llego a incluirse...
Que bueno.... sere mas breve, ni recuerdo que escribi ayer. Cuesta creer que formemos parte de la historia de nada o nadie, pero me gusta lo que has escrito! :)
foton:
Bienvenido a este rincón. Aquí tienes un puesto reservado y esperamos tus aportaciones.
Gracias por tus palabras.
neko:
¡¡¡Buenos días!!!
Esperemos que fuera blogger quien no te quisiera... Aunque no te fíes de mis dedAs, que en mi caso es como se llaman los apéndicies móviles en que concluyen las manos. No lo recuerdo, pero lo mismo estaba y lo mismo en vez de dar a publicar di a suprimir. Ya digo, no soy consciente, pero como sí suprimí algún comentario que se triplicó, quizá por el mismo precio...
Formas parte de la historia de más personas de la que parece. No solo tú, cualquiera de nosotros. El problema, o una de las cosas que quería resaltar, es que esa historia, no será Historia. Ni falta que nos hace. Otra cosa diferente es que a los del futuros les pueda interesar cómo vivímaos los que no seremos parte de los libros (o lo que haya entonces) de Historia.
¿Cómo era la cotidianidad de las hijas de los esclavos que izaron piedra a piedra el Acueducto, mientras los romanos contemplaban como crecía su obra? ¿En qué pensaba el arquitecto que diseñó la Basílica del Pilar? ¿Cómo consiguieron plasmar por vez primera un bisonte sobre una piedra?...
Todo eso ha desaparecido, y sin embargo fue parte trascendental del impulso de la historia y de la Historia.
Estoy de acuerdo en que nos adormecen y en que pretenden que tengamos miedo. También en que nos secuestran parte – probablemente, lo esencial – de la realidad. Tienen el terrible poder de los medios de comunicación, utilizan brutalmente los mensajes propagandísticos, la publicidad – de cualquier tipo – mentirosa y desenfocada, el cine, determinada música…La alienación es brutal, el estilo de vida tiende a hacernos todos iguales, la educación primaria, la universidad, en buena medida, también: “ los metieron en cajitas, salieron todos igual” ( dice aproximadamente una canción de Pete Segers). Por eso no creo que seamos, como dices, dueños de nuestros destinos, más bien marionetas en sus manos, peleles que cuando intentan cambiar el paso sufren serios inconvenientes en forma de marginación social, laboral, paro. Al lúcido se le presentan las cosas tan mal que muchas veces se ve compensado en seguir como borrego.
Que nos refugiemos en las cosas pequeñas es casi irremediable y nos protege nuestra salud mental pero dudo que el verdadero camino sean esas cosas pequeñas. Interesa que los críticos no salgan del refugio, sean una minoría de raros, se reúnan en las catacumbas. En las catacumbas de las pequeñas librerías, las grandes donde entra más gentes ya casi sólo anuncian superventas, en los pequeños teatro de cámara mientras en los grandes de la “Gran Vía” sólo hay estupefacientes ( probablemente agradables) producciones musicales que gustan a todo el mundo. Han uniformizado tanto nuestro estilo de vivir que hasta las jueces o las profesoras de universidad tienen que ponerse tacones de 10 centímetros si quieren no pasar desapercibidas. No importa el conocimiento, importa la apariencia, la imagen…
Y claro que sí, que la bondad es el fundamento de la ética y que tenemos que comenzar por los más próximos pero si sólo nos quedamos en ello no pasaremos de hacer caridad, un parche que puede impedir que se pinche la pelota y que sigamos jugando tranquilos, cuando el partido no se jugará en condiciones hasta que se cambie el balón. Eso exige justicia social.
Miguel siempre tan negativo, nunca positivo. El hombre de Platón volvió a la caverna cuando se dio cuenta de que no le hacían ni puñetero caso los que no habían visto la luz, absortos en las sombras. Desde entonces los críticos no han tenido mucho éxito. O sí. Uno se fija en el dedo (cosa pequeña) y no en la luna o el bosque que tapa (una cosa más grande, qué duda cabe).
Si nos fijamos sólo en los dedos no vemos la muñeca encadenada. Si obviamos el dedo, acabaremos cortándonoslo. Bonito dilema.
Mi querido Camus dijo algo muy sabio: no podemos lanzarnos al vacío para desatarnos, ni dar por natural las cadenas. O algo así.
En todo caso, gracias a vuestras opiniones he dado vueltas a la cabeza y he mezclado todo un poco en mi blog.
Buen domingo.
Para los partidarios y para los que lo son menos, el otoño no deja indiferente a nadie cuando "provoca" tantas y buenas respuestas.
Abrazos.
Me encanto leerte.
Si todos callamos no podemos pretender cambios.
La energia positiva hay que liberarla, sembrarla, cultivarla, esparcir su cosecha.
Y..... todos dejamos huellas, epseremos que las buenas sean las de mas cantidad.
Cariños
Publicar un comentario