(El titiritero francés Gilber Pavaly en plena actuación. Foto tomada del Programa oficial Titirimundi 2010).
Si no estuvieran famélicas las vacas de estas calendas, cuando mis letras les sonrían en las pantallas de su receptor, leerían un artículo sobre Titirimundi con la idea de que ustedes vinieran a Segovia a disfrutar de algunas de las actuaciones del Festival Internacional de Títeres. Sin embargo, este año los recortes presupuestarios que las instituciones y otros patrocinadores se han realizado, han reducido el número de jornadas del festival.
Aún así, y por si alguien lee estas líneas en los primeros días de su publicación, tenga en cuenta que las representaciones van desde el siete de mayo hasta el día trece. Pero hay más problemas pecuniarios en el ámbito de la cultura.
José Emilio Pacheco en su discurso con motivo de la recepción del Premio Cervantes el pasado veintitrés de abril, afirmó que los escritores forman parte de una orden mendicante. Y que esta situación de pobreza se puede ver agudizada por la aparición de internet. Ilustró tal afirmación asegurando que, a pesar del notabilísimo éxito que ya en vida tuvo el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, el autor no pudo evitar vivir en la penuria. Al hilo de esto explicó que desde la época del emperador Augusto, en que se establecieron los emolumentos que debían recibir las personas que intervenían en la elaboración de un libro, el único eslabón de la cadena que no tenía fijado estipendio alguno era el primero, o sea el autor.
Basten estos dos ejemplos como ilustración del asunto: la crisis también acucia al entorno artístico.
Dependiendo del ángulo que se escoja, uno dirá que el mundo de la cultura casi siempre ha estado en crisis, o siempre se ha quejado de estar en crisis. En particular la jeremiada del gremio de escritores suele ser unánime y continua, y lo malo es que no existe motivo para contradecir tanto llanto, tan crujir de huesos, tanto rechinar de dientes…
Hablaba no hace mucho con un amigo (que entre otras múltiples actividades se dedica a editar libros) que no conocía a ningún escritor español que viviera de los ingresos que generan sus obras. De lo cual deduje dos cosas, la primera y más evidente, que no conoce a los que ustedes y yo pensamos (cuidado, no alarguen mucho su elenco, más allá de media docena es una notable exageración por su parte, e incluso quizá nos dejemos arrastrar por las apariencias si ponemos seis nombres en la lista) y segunda, los escritores (incluso algún escribidor que me conozco) debemos tener tendencia hacia cierto tipo de masoquismo, puesto que a pesar de las evidencias tan contundentes y contumaces, continuamos erre que erre en la tarea, no ya de escribir, que es algo inevitable, como respirar, sino empeñados en que se nos publique y se nos lea y vivamos de todo ello.
Ahora que la crisis acecha hasta a los supermercados, la quejas del gremio cultural son tenidas por los gestores de los erarios públicos como sollozos de parlanchines, que no se dan cuenta de lo funesta que es la situación, y que no son solidarios con el resto de la población, pues el dinero público no está para dilapidarlo en lujos y francachelas de cuatro caprichosos que no tienen mejor cosa que hacer en esta vida.
La cultura en general y la literatura en particular son sinónimo de superfluo, de lujo. Por algún motivo que uno no termina de comprender del todo, o lo comprende muy bien pero se ahorra ciertos comentarios al respecto, la cultura, si no es rentable en términos monetarios (nótese que no empleo el término económico, sino monetario), es anatematizada, y sin ningún rubor se apela a semejante circunstancia, del mismo modo que, si los medimos en los mismos términos, se justifican otros gastos o inversiones en asuntos tan deficitarios como el cultural. Pero en otros ámbitos (que no citaré para que cada uno ponga el ejemplo que estime oportuno y porque probablemente los sectores que reciben esta ayuda también la necesiten), rápidamente el político, encargado por todos de la gestión del dinero común, extrae de su maletín de curas el termómetro de urgencia y usa baremos de toda laya económica (esta vez sí) que en muchos casos incluyen el futuro como un activo más en esa valoración.
En un artículo aparecido en El País el pasado veinticuatro de abril, Vicente Verdú aplicaba el símil futbolístico a esta situación de crisis en la que nos debatimos, como peces a punto de morir asfixiados por falta de agua, o por estar el agua emponzoñada y sin suficiente oxígeno, que no se sabe muy bien a qué se debe esta crisis. Venía a decir que no porque se aplique el juego directo, la idea vertical, se ataja mejor la crisis. Quizá sea necesario buscar o inventar, encontrar, en fin, una vía distinta a la evidente, porque a pesar de lo que digan las matemáticas, algunas veces la línea recta no es el camino más corto, no porque no sea el más corto, sino porque así es imposible llegar.
Recortar en cultura, como se ha hecho con Titirimundi, y mucho más grave es el recorte si buena parte de la propuesta de este festival tiene como primer destinatario al público infantil, es demostrar ceguera e incapacidad, es pensar en lo aparente, que no siempre es lo real, es ausencia de una verdadera estrategia económica, que se sustituye por meras decisiones monetaristas. La consigna es reducir gasto público. El primer recorte se practica en el ámbito cultural y artístico.
Siempre habrá alguien que diga que estas palabras obedecen a una visión parcial e interesada. Y tendrá razón, no lo negaré. Efectivamente se trata de una visión parcial e interesada. Parcial porque es la mía e interesada porque me interesa que las generaciones actuales, empezando por mí mismo, y las que nos preceden y las que nos sigan, sean generaciones de mujeres y hombres formados en valores, en sentimientos, en imaginación, en trabajo, en constancia, en belleza, en miradas abiertas a otras sensibilidades además de la propia, en respeto a otras culturas y a otros valores. Y Titirimundi, ya que he enfocado estas letras con este festival aupado al escenario que es Segovia, representa eso y mucho más. Y mucho más porque la mayoría de sus montajes tienen como primer destinatario la mirada aún limpia de los niños que va a absorber cada uno de los detalles y lo va a incorporar a sus propios valores, casi subconscientes.
Quizá haya que decir alto y claro que lo urgente es enemigo de lo necesario.
Quizá sea necesario que alguien distribuya el balón con paciencia, buscando el espacio libre, ese hueco que nadie ha encontrado hasta la fecha, porque en ese lugar imposible aún, pero real, aparecerá el delantero que alojará el balón dentro de la portería. En el Real Madrid hay un solo jugador que sea capaz de tal hazaña. En el Fútbol Club Barcelona, dos. Entre nuestros políticos todavía no hay ninguno, al menos que se sepa, quizá estén en las categorías inferiores y hayan sido espectadores de Titirimundi.
Pueden encontrar más datos en la página oficial del Festival.
Aún así, y por si alguien lee estas líneas en los primeros días de su publicación, tenga en cuenta que las representaciones van desde el siete de mayo hasta el día trece. Pero hay más problemas pecuniarios en el ámbito de la cultura.
José Emilio Pacheco en su discurso con motivo de la recepción del Premio Cervantes el pasado veintitrés de abril, afirmó que los escritores forman parte de una orden mendicante. Y que esta situación de pobreza se puede ver agudizada por la aparición de internet. Ilustró tal afirmación asegurando que, a pesar del notabilísimo éxito que ya en vida tuvo el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, el autor no pudo evitar vivir en la penuria. Al hilo de esto explicó que desde la época del emperador Augusto, en que se establecieron los emolumentos que debían recibir las personas que intervenían en la elaboración de un libro, el único eslabón de la cadena que no tenía fijado estipendio alguno era el primero, o sea el autor.
Basten estos dos ejemplos como ilustración del asunto: la crisis también acucia al entorno artístico.
Dependiendo del ángulo que se escoja, uno dirá que el mundo de la cultura casi siempre ha estado en crisis, o siempre se ha quejado de estar en crisis. En particular la jeremiada del gremio de escritores suele ser unánime y continua, y lo malo es que no existe motivo para contradecir tanto llanto, tan crujir de huesos, tanto rechinar de dientes…
Hablaba no hace mucho con un amigo (que entre otras múltiples actividades se dedica a editar libros) que no conocía a ningún escritor español que viviera de los ingresos que generan sus obras. De lo cual deduje dos cosas, la primera y más evidente, que no conoce a los que ustedes y yo pensamos (cuidado, no alarguen mucho su elenco, más allá de media docena es una notable exageración por su parte, e incluso quizá nos dejemos arrastrar por las apariencias si ponemos seis nombres en la lista) y segunda, los escritores (incluso algún escribidor que me conozco) debemos tener tendencia hacia cierto tipo de masoquismo, puesto que a pesar de las evidencias tan contundentes y contumaces, continuamos erre que erre en la tarea, no ya de escribir, que es algo inevitable, como respirar, sino empeñados en que se nos publique y se nos lea y vivamos de todo ello.
Ahora que la crisis acecha hasta a los supermercados, la quejas del gremio cultural son tenidas por los gestores de los erarios públicos como sollozos de parlanchines, que no se dan cuenta de lo funesta que es la situación, y que no son solidarios con el resto de la población, pues el dinero público no está para dilapidarlo en lujos y francachelas de cuatro caprichosos que no tienen mejor cosa que hacer en esta vida.
La cultura en general y la literatura en particular son sinónimo de superfluo, de lujo. Por algún motivo que uno no termina de comprender del todo, o lo comprende muy bien pero se ahorra ciertos comentarios al respecto, la cultura, si no es rentable en términos monetarios (nótese que no empleo el término económico, sino monetario), es anatematizada, y sin ningún rubor se apela a semejante circunstancia, del mismo modo que, si los medimos en los mismos términos, se justifican otros gastos o inversiones en asuntos tan deficitarios como el cultural. Pero en otros ámbitos (que no citaré para que cada uno ponga el ejemplo que estime oportuno y porque probablemente los sectores que reciben esta ayuda también la necesiten), rápidamente el político, encargado por todos de la gestión del dinero común, extrae de su maletín de curas el termómetro de urgencia y usa baremos de toda laya económica (esta vez sí) que en muchos casos incluyen el futuro como un activo más en esa valoración.
En un artículo aparecido en El País el pasado veinticuatro de abril, Vicente Verdú aplicaba el símil futbolístico a esta situación de crisis en la que nos debatimos, como peces a punto de morir asfixiados por falta de agua, o por estar el agua emponzoñada y sin suficiente oxígeno, que no se sabe muy bien a qué se debe esta crisis. Venía a decir que no porque se aplique el juego directo, la idea vertical, se ataja mejor la crisis. Quizá sea necesario buscar o inventar, encontrar, en fin, una vía distinta a la evidente, porque a pesar de lo que digan las matemáticas, algunas veces la línea recta no es el camino más corto, no porque no sea el más corto, sino porque así es imposible llegar.
Recortar en cultura, como se ha hecho con Titirimundi, y mucho más grave es el recorte si buena parte de la propuesta de este festival tiene como primer destinatario al público infantil, es demostrar ceguera e incapacidad, es pensar en lo aparente, que no siempre es lo real, es ausencia de una verdadera estrategia económica, que se sustituye por meras decisiones monetaristas. La consigna es reducir gasto público. El primer recorte se practica en el ámbito cultural y artístico.
Siempre habrá alguien que diga que estas palabras obedecen a una visión parcial e interesada. Y tendrá razón, no lo negaré. Efectivamente se trata de una visión parcial e interesada. Parcial porque es la mía e interesada porque me interesa que las generaciones actuales, empezando por mí mismo, y las que nos preceden y las que nos sigan, sean generaciones de mujeres y hombres formados en valores, en sentimientos, en imaginación, en trabajo, en constancia, en belleza, en miradas abiertas a otras sensibilidades además de la propia, en respeto a otras culturas y a otros valores. Y Titirimundi, ya que he enfocado estas letras con este festival aupado al escenario que es Segovia, representa eso y mucho más. Y mucho más porque la mayoría de sus montajes tienen como primer destinatario la mirada aún limpia de los niños que va a absorber cada uno de los detalles y lo va a incorporar a sus propios valores, casi subconscientes.
Quizá haya que decir alto y claro que lo urgente es enemigo de lo necesario.
Quizá sea necesario que alguien distribuya el balón con paciencia, buscando el espacio libre, ese hueco que nadie ha encontrado hasta la fecha, porque en ese lugar imposible aún, pero real, aparecerá el delantero que alojará el balón dentro de la portería. En el Real Madrid hay un solo jugador que sea capaz de tal hazaña. En el Fútbol Club Barcelona, dos. Entre nuestros políticos todavía no hay ninguno, al menos que se sepa, quizá estén en las categorías inferiores y hayan sido espectadores de Titirimundi.
Pueden encontrar más datos en la página oficial del Festival.
32 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo con tu comentario, querido amigo. Precisamente la cultura y los sentimientos honestos y creativos pueden encauzarse en los niños desde pequeños. A mis hijos les compré un pequeño teatro de marionetas y escribíamos juntos pequeñas obras que luego leían y recitaban ellos moviendo los muñecos. Todavía tengo la cassette en la que registramos el cuento de "El gato con botas". Cómo disfrutan ahora volviendo a escuchar sus vocecillas y el énfasis que ponían en sus intervenciones. Yo, de mi juventud, recuerdo con añoranza el papel de reina que interpreté en "La venganza de Don Mendo". ¡Qué divertido! Ahora no veo ese espíritu en la gente joven, porque la televisión anega sus ratos libres y diluye su creatividad, perdiendo en internet hasta el idioma y sustituyéndolo por un extraño idioma que me produce escalofríos. Asistí a varias representaciones de títeres muy buenos en mi vida y recuerdo también con añoranza una película que creo recordar se llamaba "Lilí". Gracias por tus ideas, Amando. Un abrazo cordial.
Fernando:
Gracias por tus palabras... Y por tus iniciativas. Tuvieron que ser tiempos hermosos.
En mi modesta opinión, sería necesario, no sólo criticar la invasión de la modorra mental que nos acecha a causa de la televisión y otros inventos, sino intentar aprovechar algunas de sus posibilidades, que seguro que las tiene.
Yo te voy a dar mi versión del tema desde mi modestísima posición. Hacia años que era socia del Círculo de Lectores, tengo muchas colecciones de libros infantiles y juveniles, amén de otros para adultos que iba colando como podía. Pues bien, hace algunos meses me di de baja como socia. ¿Cuestión de prioridades?. Me reservo mi opinión, pero puedes imaginártela.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando un buen día, me llamaron de Círculo, no para ofertarme volver en otras condiciones más cómodas para mi, que va, sino para ofrecerme...¡un seguro dental!
En fin, que tienes razón, pero desde según que posiciones en la escala puede que se vea de diferentes maneras. Cuanto menos, la comparación con el mundo deportivo, es... no se, esos manejan millones como si fueran cantos de rio. Un saludo, Amando.
Evaasecas:
No iba mi comparación con el mundo balompédico, por el lado económico, sobre cuyo aspecto no tengo nada que discrepar de tu opinión.
La verdad es que es obscena esa ostentación que se hace, y más dados los tiempos por los que transitamos. Pero creo que la culpa es un poco de todos que hemos elevado a un altar a estos deportistas, convirtiéndolos en negocio.
Mi idea era la de comparar la esencia del juego y los resultados obtenidos. Mientras algunos sólo miran la inmediatez, lo directo, lo evidente, intentando así llegar al éxito inmediato, otros saben buscar, saben ser pacientes, se dan cuenta de otras posibilidades. Y el mundo de la cultura o del arte o de la cultura tiene que mirar a más largo plazo.
Después de que el Titirimundi sea un recuerdo en nuestras retinas, me reafirmo en lo escrito en este artículo. Y aunque no han faltado espectáculos y su calidad ha sido elevada, se ha notado el tijeretazo.
¿Era lógico que fuera así?
A primera vista, mirando el panorama, sí. Pero han sido los niños que no van al teatro o a otras salas, quienes más han salido perjudicados, porque donde más se ha notado la crisis ha sido en los espectáculos de calle, que han descendido respecto de otras ediciones. Si añades a esto la simpática compañía de una lluvia intensa... Aún así, y sin embargo, la ilusión pudo con todo lo demás. Quizá aún no sea muy tarde.
Me parece que el despilfarro de los dineros públicos no está en este tipo de actividades, sino en otras veleidades que tienen que ver con demasiado elitismo y demasiado glumur.
Como ya te había comentado anteriormente en Alenarte, en tiempos de crisis, la cultura debería ser un campo relativamente económico, y una de las vías preferidas para emplear el ocio de aquellos que antes aprovechaban muchos fines de semana para viajar, y que ahora se ven obligados a quedarse en casa. Los políticos no lo entienden así, está claro. Lo que no sé es si hay recortes de viajes “culturales” de esos que organizan las administraciones públicas y otras instituciones. Quizá sólo se recorta donde no hay que aparentar. El espectáculo debe continuar, disfrazar la crisis todo lo posible y que apenas se note. Eso es lo que hay.
Un abrazo mojado.
PD.- Hoy 40 de mayo, no sólo no nos hemos quitado el sayo…es que hemos tenido que rescatar el chubasquero…La naturaleza está muy cabreada con nosotros, creo.
Pepe Gonce:
Como siempre, tienes razón:
show must go on!
Y lo que sea salir en fotos, prensa, etcétera, no se eliminará, o no del todo.
Hay que meter la tijera en todo, y las actividades culturales no deberían ser una excepción. La solución es buscar alternativas de financiación. Por ejemplo, en el sector privado.
Gaspard:
Si la solución es la que propones, estamos listos.
Porque si desde la administración púbilca se tiende a apoyar los grandes eventos más que los pequeños y de escasa repercusión mediática, ni te cuento lo que ocurre con la iniciativa privada.
Eso en general. Concretando en Titirimundi, por ejemplo, la iniciativa privada ha colaborado y colabora, y además, los espectadores que hemos asistido a espectáculos en teatros o salas habilitidas para estas representaciones también hemos pagado nuestra localidad.
Pero me parece que una de las misiones de la administración es la de velar por la cultura y sus diferentes representaciones, entre otras cosas porque en sí misma no es ningún negocio. Aunque alguna de sus manifestaciones sea rentable y produzca réditos suficientes.
También soy de la opinión que la Cultura, con mayúsculas, no debe sufrir ningún recorte. Además la escuela tiene obligación de fomentarla. Cierto tipo de "eventos", palabra que los habituales conocéis que detesto, se podrían suprimir de cuajo. La Cultura es otra cosa.
Gaspard, ayer recuperé tu blog, que lo hacía yo, en huelga. Sigue siendo difícil, pero me interesa; pero no quieras reducir nada en el plano social a los niños, es el alimento del alma y debe ser procurado por el estado, en prímer término, como garantiza nuestra Constitución.
Evaasecas, esas cosas pasan, es para echarse a llorar o no?
Besos titiriteros, escribidor.
En el momento en que la iniciativa "privada" entra en la cultura, la jode.
Y la jode porque no representa a la cultura sino a los intereses económicos de la pretendida "cultural" institución.
La iniciativa privada lo que ha hecho habitualmente es llenarse los bolsillos a rebufo de la cultura, o "promover" actos que en general han sido un esperpento.
La única solución para la cultura es la pública, y naturalmente abaratar el acceso a ella. La cultura debe ser de todos, no de los "escogidos intelectuales y escogidísimo público que sabe de lo que se habla,oh".
Muy de acuerdo con todo lo que has comentado Amando. Con el cuento de la crisis se está haciendo mucho daño, en todos los sectores.
Donde yo vivo, cuando venía una persona extranjera se les daban ayudas de todo tipo,incluso cheques mensuales, para comprar en un supermercado más incluso que a los de aquí que también necesitaban (a los de aquí, por mal que lo pasaran ninguna) y ahora ves a muchísimos rebuscando por los contenedores de basura. Me pregunto como hemos llegado a estos extremos? si han dilapidado el dinero a manos llenas.
En mi tiempo libre, voy a clases de inglés e informática, los profes ahora ya les han aplicado la bajada de sueldos, si a ello sumamos que en el próximo mes sube el I.V.A que incrementará los precios de todo, que nos digan como se hace, para seguir viviendo ¡que muchas personas lo están pasando francamente mal!
Y si a Sanidad se refiere, antes cuandonos hacían las revisiones a las mujeres, y te pasabas unos días te montaba el ginécologo un pollo. Ahora mira si ha cambiado la cosa, que te la hacen a los tres años.
Todo funciona de la misma manera.
Y podríamos estar hablando del tema horas y horas....
Un abrazooo
Nada que añadir y nada que objetar, absolutamente de acuerdo con lo explicado, que por cierto y como siempre, lo haces de forma brillante. La comparación con buscar el hueco en el fútbol no sólo es muy gráfica, es que además es acertadísima.
La pregunta final que yo me planteo, es hasta cuándo tenemos que tener icompetentes que dirijan nuestros destinos (leáse políticos del color que sea) ya va siendo hora que aquellos que están a los mandos se exijan así mismos y les exijamos una mínima preparación. Y sí, me refiero a formación específica y exahustiva en la tarea que vayan a ejercer, amén de hablar algún idioma... en fin, así nos va.
Un abrazo.
Me quedo asombrada, cuando oigo que se paga por un jugador de fútbol x millones de €. El mismo jugador, cobra al año doce millones.
25 1000-000, los cobran algún cantante, por una noche de actuación.
Ay que ver lo que a unos le sobra, y a otros le falta. Está muy mal repartida la riqueza.
No sé si en estas cosas tienen algo que ver los gobernantes… pero me parece que es prioritario, invertir en cultura y en bienestar social.
Para construir y establecer un cierto nivel de calidad de vida para las personas, incluyendo tanto aspectos económicos como culturales o sociales. Para procurar a todo ser humano un mundo mejor. Un saludo y ser felices, aunque sea con menos.
En Les Echos,periódico económico que lee mi marido, decían que la cultura procura trabajo a un gran número de personas, sin olvidar su influencia en el turismo.
Por otro lado, con los recortes mi hija que trabajó con un promotor de óperas durante un año volvió a trabajar en el dominio del circo.No vamos a llorar para la gente que puede pagar una entrada en el Liceu, es sólo que se presentan menas obras cada año. En Barcelona, en Nou Barris, un barrio popular, muchos chicos fueron y siguen siendo "rescatados" por la Escuela de circo que trabaja con el Ateneu, algunos encontrando su oficio, otros un ocio que les hace descubrir varios campos de la cultura. Sí, el circo, los títeres son cultura, a pesar de lo que escribió hace poco un periódico inglés que protestaba porque hay créditos para encuentros europeos entre España, Francia, Italia, Bélgica a proposito del circo y los artes de la calle.
Creo que ya han dicho lo mas importante, hoy llego tarde. Si algo tengo claro es que para generar dinero hay que hacer algo bastante vulgar disfrazado de originalidad y saber venderlo por encima de todo. Esto último es un arte con el que no puedo comulgar, pero que siempre me sorprende. Un abrazo.
Isolda:
¿Besos de sombras chinas, de guante, de hilo...? Tantas clases de títeres, tantas clases de titiriteros, tanto tipo de muñecos... Sólo una realidad: la vida (tanto la que llamamos real, como la que llamamos ficción) ocupando el espacio de un escenario o el reducido espacio que representa la foto que he escogido para ilustrar el post.
¿Esto no merece el esfuezo de las administraciones, y más en un país en que, como bien señalas, la Costitución dice lo que dice...? Claro que dice tantas cosas...
De todos modos en algunos casos la colaboración de las enidades privadas es necesaria, sobre todo de aquellas que son directamente beneficiadas por estas actividades.
Es chocante que el Ayuntmaiento ponga el dinero de todos los ciudadanos y algunos ciudadanos incrementen el negocio y no colaboren con más entusiasmo.
Algunas miradas a otra parte, no dejan de ser un poco sangrantes. Se dan pasos, pero...
Alenarte.Revista:
Creo yo que tienes razón en lo que dices, y también Gaspard. Me explico. CUando la inicisativa privada entra en la Cultura y es sólo un patrocinador, acabará por joder todo ya que querrá, lo primero de todo, que prevalezcan sus ideas sobre las que pudiera tener el artista, por el principio universalmente admitido de que quien paga manda. Pero cuando la iniciativa privada es plural y variada, quizá se consiga mitigar ese pernicioso efecto, sin duda el más sangrante que siempre han tenido los mecenazgos sobre las obras de arte o sobre la cultura en general...
Si una compañía eléctrica, propietaria de alguna central nuclerar, subvenciona un grupo de teatro será imposible que éste pueda representar una obra que critique el uso de la energía nuclear. Pero si a esa mismca compañía le subvencionan, además de esa compañía, alguna o algunas instituciones públicas, y alguna o algunas instituciones privadas, quizá sea plausible que lo consiga, aunque se pierda un patrocinador.
Tampoco hay que olvidar que en algunos casos, cuando la subvención públcia depende de un sólo organismo, a veces la orientación ideológica del hecho subvencionable es determinante para conseguir o no la tal subvención.
En teoría esto sería recurrible ante los tribunales, por falta de criterios objetivos, pero...
Verónica:
El problema es que no es un cuento. O no es un cuento del todo. El problema es que tal y como está montado el tinglado en esta parte del mundo, hemnos entrado en crisis... Otra cuestión, y quizá no te falte razón, es que esa realidad esté siendo utilizada de modo abusivo por quien detenta el poder para recortar en demasía de unos lugares y no perder de otros.
Lo que dices de los supermercados es lacerante, y lo que dices de la sanidad es injusto. Pero estaría por asegurar que allí donde vives, la sanidad privada está funcionando a buen ritmo.
Es una suerte contar en este grupo con personas tan activas como tú y con miradas tan especiales.
Paloma Corrales:
Muchas gracias por tus palabras tan generosas.
A tu respuesta no me queda más remedio que responder una obviedad. Tenemos lo que nos merecemos, lo que hemos votado, lo que hemos elegido.
Si, empezando por mí mismo, fuéramos demócratas de verdad, quizá nos ocuparíamos con más asiduidad de los asuntos públicos y no sólo cuando hay crisis o cuando se acercan elecciones. Somos demócratas olímpicos, o sea de elección en elección.
Esta sociedad, como ya decía Ortega, sigue muy invertebrada, de eso se aprovechan los partidos, los sindicatos y sus dirigentes.
Y por otra parte, en estos temas, me parece que la libertad de movimiento que cuentan los gobiernos de cada Estado no son muy amplios. Ver las medidas tomadas por Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, no consuela, asusta, pero a la vez da la medida de que alguien, más arriba, ha tocado a rebato.
Marina Fligueira:
Como ya se ha dicho más arriba, es obscena la ostentación que algunos hacen de sus multimillonarios patrimonios, que nadie sabe muy bien de dónde han salido. En España (en Europa) son los futbolistas y determinados 'artistas' quienes se llevan cantidades astronómicas que sirven para asegurar su bienestar más que lujoso y el de alguna generación posterios a la suya. Justo es decir, que sólo es en algunos casos, para otra buena cantidad es en pocos años lo que sacarían en muchos años de trabajo, de muy buen trabajo. Y para la mayoría, pues tampoco es para tanto. Pero sí determinadas cantidades a uno le hacen daño, por mucho que sea el dinero del club, por mucho que paguen a Hacienda...
Como también he dicho es culpa nuesra en buena medida. Si no se llenaran los estadios, si no se levantara la pasión que se desata, si no fuera casi vital para tanta gente lo mismo no ocurría esto, claro que otros disfrutarían de lo que nosotros disfrutamos.
Tienes razón cuando afirmas que la inversión en culutra y bienestar social siempre tiene que ser prioritaria. Yo añadiría para formar el poquer, educación y sanidad...
Catherine:
Buena aportación. De hecho, como ya he apuntado en mi respuesta a Isolda, la hostelería segoviana se beneficia directametne de actos como el Titirimundi, el Hay Festival, Las procesiones de Semana Santa (declaradass de interés cultural regional), El Festival Internacional... Y se nota, y cualquiera que pasee por la calle lo nota. Y no sólo los beneficiados directos, sino todos aquellos que tienen que satisfacer las necesidades.
Por eso ciertas cicaterías y dudas molestan más.
Lo que cuentas sobre tu hija es muy esclarecedor, además de mostrarnos cosas muy interesantes sobre su modo de ser.
emejota:
Pues no te falta razón. Al menos para hacer dinero rápido. O eso es lo que parece, si tenemos en cuenta los resultados.
Pero más que hacer dinero, de lo que se trata en este caso es de vivir con dignidad de la tarea propia.
Un beso y gracias por pasarte.
España nunca estuvo vertebrada como sociedad civil. Y eso siempre será uno de los más graves problemas que tiene, porque debería ser la sociedad civil la que transmitiera cultura.
Me explicaré, aunque a lo breve, que voy a comer:
Quiero decir, que la sociedad civil, siempre ha sido fragmentaria; aquí no hay asociacionismo, aunque haya asociaciones, porque son siempre compartimentos estancos, no hay cultura de barrio, no existe relación real entre ayuntamientos y ciudadanos (a la hora de proyectar cosas,por ejemplo), no hay relación ninguna entre quien gobierna y quienes son gobernados, no existe relación entre quien llaman los "elegidos de la cultura" y el "público", no fluye nada, no existe posibilidad de que a alguien con ideas se le fomente llevarlas a cabo por parte del Estado o por parte de las inciativas privadas,que me da lo mismo. La cultura en España es de cuatro y para cuatro.
Hace años en el barrio en el que vivo,por poner un ejemplo que me tocó de cerca, hicimos un intento de presentar unos libros en el centro cultural del Barrio; los concejales del Barrio fueron una semana antes a advertir a los viejecitos para que no fueran porque lo que se llevaba allí era "literatura comunista". Es un ejemplo tonto, lo se, pero con ello el concejal consiguió que le otorgaran a él la sección de promover actos culturales: no se volvió a dar ninguno.
¿Qué ganó?...
Probablemente mucho dinero y la palmada del partido.
Omito el nombre del concejal, aunque ahora sale bastante en la prensa...
Hace diez años, en un pueblecito de la zona que conozco (que no es Torrelaguna),querían adecentar lo que había sido el teatrillo, para dar alguna cosa en verano.
Quería hacerlo el PP que era quien gobernaba.
Los concejales del PSOE de entonces, se negaron, según me dijeron "off the record" : "para joder".
No se hizo. Y jodieron. Pero no al PP, sino al pueblo.
Después, esos mismos enemigos hasta la muerte, unos años después decidieron que ya no iban a joder, y se arregló a medias...
Esa es la forma de hacer cultura real en este triste país.
Creo, Amando, que el Estado tiene cosas mucho más importantes que hacer: educación, sanidad, pensiones, transportes. No voy a entrar en dogmatismos yo, el caso particular que mencionas merece apoyo público, pero lo "público" no debe ser sinónimo de Estado, más bien lo contrario. Hay bienes y servicios esenciales, como la luz y el agua, que son "públicos" y son producidos y entregados por empresas privadas. Hay quien dirá que no se puede comparar la luz y el agua con la cultura. Efectivamente: la cultura es muchísimo menos importante que poder limpiarse las manos antes de comer o poder caminar por un calle oscura. ¿Las empresas privadas tienen intereses cuando promueven tal o cual actividad sociocultural? Lógicamente. ¿Las Obras Sociales responden a unos intereses? Obviamente. Pero el Estado también tiene sus intereses, y no sólo los Estados no-democráticos, donde la política cultural ha sido un arma más de represión y "normalización"; también los Estados democráticos tienen inteseses que promueven a través de los presupuestos de los ministerios de Cultura. Por eso estoy de acuerdo con una cosa que dice Alena: la sociedad civil es la que tiene que promover la cultura. Que no lo haga en España es otra cosa. Ya no entro porque no tengo un grado de conocimiento suficiente acerca de lo que en inglés se llama la "fábrica social" del país.
Alena Collar:
Con mejores palabras que las mías creo entender que te refieres a la misma realidad de la que hablaba más arriba de la sociedad invertebrada.
Además le añades un dato realmente trascendente que retrata muy bien cierta forma de hacer los políticos que actúan en la esfera de lo local: no hacer o impedir que se haga, porque lo hace el otro, mejor dicho, porque no lo hago yo, porque yo no me pongo la medalla o no salgo en la foto del periódico. En fin como bien dices, por joder.
Gaspard:
La verdad es que llevo una tarde bastante espesita, y quizá mi respuesta no sea la mejor para tus palabras. En teoría tienes razón, pero hay que tener en cuenta lo que venimos diciendo. Es decir que la única iniciativa privada que se puede esperar en España, o aportación de la socidedad civil es la que tiene que ver con algún acto empresarial que quizá, tenga como consecuencia alguna desgravación fiscal.
Hablaba Ortega de la España Invertebrada. Por decir algo similar a que en España no "fluían" las ideas entre capas sociales, le llamaron fascista.
Otra cosa es que lo fuera; pero no por eso. En eso llevaba toda la razón. Yo no se-no soy "pensadora"-´cómo se puede vertebrar la sociedad civil. Lo que desde luego es evidente es que en la dictadura no lo extuvo y ahora menos. Menos en el sentido de que lo que existe ahora es -a mi modo de ver- una atomiazación de la sociedad civil en gropúsculos,que lo que consigue es la inarticulación de cualquier estímulo u objetivo a largo plazo.
Me refiero a la cultura. Todo eso además avalado por una idea clave que parece patrimonio español "en cuanto vengan los MÍOS [ los que sean ] lo eliminamos, lo quitamos, lo deslegitimamos".
Da igual que sea un teatro humilde en un pueblo, o un proyecto para cines de barrio, o un intento de llevar bibliotecas a gentes marginales: "en cuanto estén los MÍOS" : esto NOSEQUEDAASÍ".
Y por supuesto, la gente normal, la que puede tener ideas pero no pertenece a los "escogidos", a esa jamás se la permite articularse, porque molesta.
Tenga usted un pequeño local para exponer; ya se ocupará el ayuntamiento de clavarle con la licencia, de hacer circular que quita usted el puesto a un poyecto de apartamentos, de expropiarle, o simplemente de no darle licencia para abrir.
En este país hay no solo una falta de vertebración social, sino una atonía intelectual que es lo que está lastrándolo. Porque la Civilidad no la construyen los economistas, sino los creadores, y si los creadores lo que hacen es servir al Poder, consiguen que éste se perpetúe en esa falta de vertebración.
Vaya rollo he largado.
Alena Collar:
A mí sólo me resta añadir que así es. Y esperemos que internet pueda servir como un ligera alternativa a todo lo que dices.´Me refiero a la posibilidad del pesnamiento libre y constructivo que pueda presentar alternativas al pensamiento oficial y que no tenga que estar de acuerdo siempre con el poder establecido.
Liego tan tarde que ya está todo dicho, aunque lo leí en cuanto lo publicaste. Un país que deja la cultura de lado, como gasto superfluo, y que intenta privatizarlo todo (sanidad, enseñanza, gasto social dirigido a los más débiles y necesitados), es una lástima de país. Así nos luce el pelo, que decía mi abuela. Muy acertado tu post. Un fuerte abrazo.
Es que ya antes de la crisis, mucho antes, la CULTURA, ha venido siendo considerada un esnobismo para cuatro pedantes.
La persona culta tiene, por lo general, más datos y más capacidad para decidir, para criticar, para tomar decisiones, entre las que se incluye no dejarse arrastrar por el consumismo facilón de los realitys shows, las Esteban, o la play, que de barato no tienen nada.
Un libro cuesta bastante menos que una entrada al fúlbol y dura mucho más, los museos son gratis un día a la semana, producir un programa de teatro ( Estudio I) o de buen cine (La clave), debe ser menos caro que los "grandes hermanos" y las sustanciosas primas que se le dan a los personajes del cotilleo... seguiría con muchos ejemplos más.
No es problema de crisis, al menos no es ese su principal origen, sino de interés por tener una sociedad inculta y manipulable, consumista para divertirse, que no sepa pensar o que carezca de alicientes para disfrutar dando un paseo por ejemplo, por el prerrománico de Oviedo que tiene mucho que ver y además es muy entretenido (para quién lo entienda y tenga creada esa afición) .
Lo del fútbol ni lo toco porque entonces me desmadro.
Y...¿estais seguros que el agua y la sanidad son más prioritarios que la educación?.
Para lavarse las manos siempre que es necesario hay que tener el hábito de ello (cultura), es preferible y mucho más barato estar sanos que curar un infarto (educación, hábitos saludables).
Pero para que la cultura de sus frutos se necesita un tiempo de incubación, y ese es más largo que un periodo de cuatro años.
Otro punto de vista.
María Sangüesa:
El problema es que a mi alrededor escucho a muchos decir que la inversión en cultura no sirve para nada. Lo consideran como enriquecimiento del autor (da igual el género del que estemos hablando). Y me refiero a gente normal y sencilla, a gente con sus problemas, sus vidas, sus ilusiones... Muchas veces se acusa al sistema, así, en general, de las cosas que suceden o de las que no suceden, pero el sistema lo hacen las personas, aunque en ocasiones parezca que toma vida propia.
Ángeles Hernández:
No te falta razón en lo que dices. No interesa (a lo largo de la historia de la humanidad nunca ha interesado) personas con criterio propio, libres para decidir, capaces de comprender un poco más allá de las formas. A cualquier poder establecido, le interesa, antes que nada, perpetuarse en el tiempo, no perder las prebendas obtenidas o por obtener desde ese lugar...
Soy de los que piensa que en general es necesario que haya variedad y que todos los gustos tengan su correspondiente espacio. Hay veces que una persona necesita desconectar de un entorno que le agobia, entonces ciertos 'entretenimmientos' pueden tener su razón de ser. Está en cada uno y sus circunstancias elegir uno u otro u otro u otro. El problema empieza cuando un entretenimiento se convierte en un narcótico que obnubila mentes y corazones, y produce tal distorsión de la realidad que nada fuera de él parece existir. Puede ser el fútbol, puede ser Gran Hermano o puede ser la ópera. La diferencia, obviamente, es que narcotizados por la ópera en el sentido que apunto no habrá muchos en el mundo, que mientras por el fútbol son miríadas.
A mí por ejemplo, el fútbol me encanta, pero ni me preocupa en exceso ni me obsesiona, quiero decir que soy capaz de hablar de otras cosas.
En resumen, creo que es como todo el ser humano no se debe alimentar de una sola sustancia, pues padecería serios problemas en su salud. Así con la cultura.
Por cierto, lo que dices en los dos últimos párros lo suscribo total y absolutamente.
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