TRIBULACIONES DE UN ESCRIBIDOR EN EURITIMIA

El escribidor ha estado durante unas semanas buscando tres pies al gato, sin saber que había gato ni que tenía tres pies... o cuatro o cinco.

Más de una vez y más de dos, en algún comentario se ha pedido o se ha insinuado sobre la oportunidad de escribir una segunda entrega de Cuentos de Euritmia.

Dada cierta insistencia (no siempre pública), este escribidor convocó a capítulo a sus neuronas, a su conciencia, a su reloj, a sus sueños, a sus pesadillas y a varios confidentes de los que cuatro, al menos, se muestran en estas mismo espacio con asiduidad.

Todos acudieron a la cita puntuales y sonrientes y escucharon con atención y respondieron y argumentaron.

Las neuronas andaban fatigadas y disgustadas; se sentían maltratadas y decían que necesitaban revisar del convenio colectivo: más horas de sueño, de oxígeno y de besos.

La conciencia anduvo dubitativa. Fue una conversación larga y sosegada que se ha demorado por más tiempo, pero que se resume en una frase: si es una carga déjalo, tienes que elegir, no puedes hacer todo lo que quieras... Ese resumen pesaba en el corazón del escribidor como una roca de mercurio o de criptonita, o como se llamara la piedra que sale en Superman.

El reloj, con sus bigotes imparables, se mostraba nervioso, como siempre. No se puede hablar con él; como decía mi abuela parece que tiene el baile de San Vito. Gruñía, no hacía más que refunfuñar: Escribidor, ¿aún me quieres estrujar más? No ves que estoy en las últimas. Ya sabes que por mucho que lo intentes no hay opción para que tus jornadas se alarguen unas horas más. Hay sólo 24 horas, lo decía con número, por si no le comprendía, para repartirlas en sus afanes. Si no tienes bastante, con 24 no te falta tiempo, te sobran afanes...

Y me dejó chafado, convencido de que era o lo uno o lo otro...

Me planté. Por unos días, no recibí a nadie, anduve, como los rumiantes, dando vueltas a ideas turbias y pesarosas.

Si me decidía por hablar y contar las cosas de esta ciudad de Euritmia, tantas historias como se producen, se han producido o se producirán, algo quedaría mal herido.

Y aquí la melancolía (perdón, la nostalgia), se me vino encima, porque cualquier cosa que se malograra sería importante, y no era justo que se malograra. Y alguna de ellas, además, imposible. Me refiero al trabajo por el que me pagan cada mes, pues tengo hijas, y tenemos la mala costumbre de comer, de vestir, de pagar facturas (por ejemplo la de internet), de tomar café.

Las neuronas volvieron a rebelarse por exceso de trabajo y amenazaron con la huelga general si no resolvía pronto.

Comencé a convocar a los amigos, y ellos me descubrieron algunas cosas más. Más dudas.

• Las entradas no pueden ser tan largas, pues los lectores de un blog no están leyendo un libro. (Por cierto, ya me estoy pasando en ésta).
• Si se espacian demasiado las entradas, puedes perder interés de los lectores.
• Si los relatos son tan largos como los de Cuentos de Euritmia necesitarás al menos diez o doce entregas.
• Algunos relatos no serán siempre de intriga, ni se podrán cortar después de mil palabras, por decir un límite muy límite...

Para remate de fiesta, una noche, sin que yo convocara su presencia, acudieron las pesadillas, como una tropa de filibusteros armados.

Decidí, lo que me agradecieron mis neuronas, dejar de pensar en el asunto.

Ayer, de repente, no sé por qué, me vino a la cabeza uno de los comentarios de uno de los relatos publicados hace poco: Mensaje para Joyce... En aquella respuesta escribí que, a veces, en lo evidente está la solución..., algo así

Esa era la respuesta.

Euritmia está aquí. Un segundo libro con relatos de Euritmia descansa entre nosotros, y no lo había sabido ver... Al menos la estructura fundamental, quizá algunos retoques, quizá algunos añadidos...

Y ayer domingo por la mañana, sin más esfuerzo, como si todo hubiera estado desde el primer día, le nació un hijo a este cuaderno cibernético. Creé una etiqueta nueva que bauticé como Escrito desde Euritmia y bajo este epígrafe ya aparecen setenta y ocho entradas.

Y he saltado contento como unas castañuelas y hasta he escrito ya la primera versión de un relato específico que publicaré cualquier día, una vez que haya crecido, le haya peinado y vestido con su trajecito nuevo.

Alguanas entradas no hay que tocarlas, a otras habrá que adecentarlas, pero ya está, ya está aquí, y vosotros seréis los testigos y os convoco para que seleccionéis y aportéis lo que falte, lo que pueda construir y mejorar... En público o en privado, es igual, y lo iré haciendo poco a poco.

Y cualquier día, aunque ese es otro tema, lo convierto en papel, pero eso es otra historia.

De momento aquí está Euritmia, con cierto aire de nostalgia.

Y el Sporting se quedó en primera y el Oviedo ascendió a segunda B, sintiéndolo por el Betis, ¡Puxa Asturies!

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