martes, 17 de noviembre de 2009

Alena Collar: "Estampaciones"


Me acaba de suceder algo extrañísimo, Alena: en el corazón del ordenador tengo guardadas muchas horas de música, la que a veces me ayuda cuando quiero concentrarme o aislarme en la tarea de contar. Esta noche escribo sobre Estampaciones y había pensado que los conciertos para violín de Bach me inspirarían. He ido al correspondiente archivo y allí creo que he seleccionado una comparación de distintas versiones que poseo… Pues no, me he equivocado y han saltado como una catarata de vida una selección de cantatas del Viejo Peluca. Un chorro de vida inunda mis oídos, un revolotear de mariposas de colores me invade con la contundencia del coro inicial de la Cantata BWV 67.
Pues, fíjate que creo que los hados me han ayudado, o la torpeza de mis dedos... Verás, cuando terminé de leer Estampaciones recuerdo que lo primero que pensé: Alena ha atrapado un buen trozo del río de la vida y lo ha colocado ante nosotros.

A pesar de que cierto tono melancólico parece recorrer sus textos, en realidad es un envoltorio, porque lo que traspasa a nuestros ojos es la vida, su intensidad, su cálida menudencia…, y la ternura con que la mirada de Alena la acaricia y nos la cuenta.
Como no soy crítico literario (ni quisiera), me voy a permitir no concretar sobre los relatos que componen este libro tan delicadamente editado por EDICIONES POLICARBONADOS. Sobre esta cuestión sólo diré que se trata de un libro de noventa y cinco páginas con veintinueve relatos o, como dice la autora, "estampaciones". Añado que el estilo es directo, sencillo, accesible, pero a la vez de variado repertorio que se mueve en distintos tonos o géneros: narración, prosa poética, realismo mágico, cuento popular, fino humor… Pero las disquisiciones técnicas me preocupan menos ahora. Me preocupan un poco más cuando escribo. Cuando leo, procuro morder el tuétano de la historia y me dejo llevar por la mano de quien la escribe, que ella en este caso dirija mis pasos.
¿Qué me preocupa entonces? Que vayáis corriendo a la dirección de La Clandestina y agotéis, si es preciso, la edición del libro. No os arrepentiréis. Encontraréis que la vida os atrapa y os reconciliaréis con la literatura, con la buena literatura de siempre, la que siempre ha tenido como gran objetivo estampar la vida por el procedimiento de escribirla: hermosa y ardua tarea.
Quien busque efectos especiales, prodigiosas aventuras ante misterios de tiempos pretéritos, complicadísimas investigaciones cuasi policiales, que se olvide. No hallará nada de esto. Quien, sin embargo, tenga sed de literatura que se lo lea, verá que su lectura se parece bastante a beberse un vaso de agua fresquita que limpia tantas cosas, tantas penas, tantos dolores, tantas ausencias. Y, sobre todo, destierra la sed, que es lo que mayormente uno busca cuando bebe.
En la contraportada del libro, dice Alena a Mariano Vega, su editor, que ella es una mujer que mira y que lo único que sabe hacer es escribir. De esa conjunción nace Estampaciones.
Puesto que lo dice ella, de acuerdo...
Pero no del todo...
Que mira y escribe lo que ve, no hay duda… Pero que sea lo único que sepa hacer, a mi modo de ver es una opinión intransigente consigo misma.
Al menos en este libro, demuestra que está recorrida por la ternura y la aplica con tozudez inquebrantable, diría que en todas y cada una de las veintinueve estampas. Es como si se hubiera propuesto, para nuestro gozo, demostrarnos que se puede escribir de cualquier tema sin herir, tomando a los personajes con el mismo cariño y cuidado con el que se toman las fotografías de los seres queridos cuando se las vamos a enseñar a esa visita que está tomando con nosotros un cafecito a media tarde.
Alena, como dice ella misma, sale al balcón y mira. Observa la vida que pasa ante sus ojos en una calle madrileña, que es una calle cualquiera de cualquier ciudad del mundo. Y cuando toma su péñola y escribe la historia, parece una estación meteorológica del corazón de sus protagonistas que registra con precisión y cariño cada una de las alteraciones: temperatura, humedad, borrascas, anticiclones, frentes nubosos…
No hay malos en este texto (Alena, así no nos haremos multimillonarios). Parece que la escritora posee la certeza de que la existencia cotidiana tiene sus propios avatares que arrojan la suficiente cantidad de desdicha (vease El Tuteo, Transterrado, por ejemplo), como para buscar, además, la ayuda de ladrones, secuestradores, vampiros, asesinos, monstruos, estafadores, proxenetas, qué sé yo… Y mira que en una gran ciudad tal cosa es fácil de encontrar.
El peor de sus personajes es el niño de Néstor, el de los paraguas rojos, que en realidad es un glorioso angelote travieso. A ese grado de maldad es al que llegan los habitantes de este libro.
Y ahora lo mismo la autora se me enfada, pero me arriesgo...
Cuando acabé de leer estas páginas, me vino a la cabeza Galdós. Esa forma suya de querer con palabras a las gentes sin nombre que se movían por su Madrid tan convulso, tan castizo, tan duro y al tiempo tan humano. No me refiero a ningún personaje en concreto, al menos a ningún protagonista, me refiero a ese paisaje humano de fondo que se mueve con vida propia.

No, el título no es cualquier cosa. Alena pretende y consigue atrapar sueños, ilusiones, retales de vida, vidas completas y las imprime en el papel y en nuestro ánimo con la pulcritud y sencillez, aparente, de los buenos escritores.
Poco más que decir.
Todas las estampas me han gustado, unas más que otras, pero eso no tiene nada que ver con este artículo, que no es una crítica, porque no sé hacerlas, ni siquiera un comentario a un libro, porque no se me dan muy bien, más bien es la estampación que ha dejado en mi ánimo las Estampaciones de Alena Collar. Y sé que estas palabras no cambiarán el curso de la historia de la literatura, pero yo diría que el libro, la autora y los editores merecerían un lugar importante en esta selva del mundo de las letras... Es que si no lo digo, reviento.
Eso y que una corriente de vida, como una cantata de Bach, está encerrada en estas pocas páginas.


24 comentarios:

Alena.Collar dijo...

Amando, me has dejado sin palabras.No sé qué decir.
Salvo darte las GRACIAS.
Bueno, y buscar un xlenex, porque no consigo ver lo que pongo.

María A. dijo...

El sábado fuí a Ceuta y ya encargué Estampaciones a la librera. Ni Ediciones Policarbonados ni La Clandestina le sonaban a la buena mujer y ponía pegas... Tuve que ponerme un poco borde pero creo que al final la convencí. Le he dado un par de semanas de plazo para que me traiga el libro. Si no lo hace, ya le dije que nos íbamos con la música -compra de libros, muchos- a otra parte. Creo que voy a tener que ponerme de acuerdo con el "clandestino" para que me los haga llegar...He pedido 2: uno para la biblioteca y otro para mí, que los chicos/as tienen que leer ese libro donde no hay malos.
Estamos preparando con el Cervantes el Día de la Lectura: 2 de diciembre.. Todo el día leyendo, todos... Queríamos que,a través de vídeoconferencia, participaran escritores/as, pero está un poco dífícil. Y yo que pensaba proponer a algún escribidor/a...me parece que me voy a quedar con las ganas...
Bueno, felicidades Alena; larga vida para tu "criatura". Ojalá tengas que gastar muchos pañuelos de papel por esta causa. Y gracias, escribidor, por ponernos los dientes largos... Feliz día para todos/as. Abrazos africanos.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar:
No hace falta que digas nada, ya lo has dejado escrito en tu libro, que es de lo que se trata. Con tu emoción es suficiente, al menos para mí, eso quiere decir que no ando muy desencaminado.
Un beso.

Amando Carabias dijo...

María A:
Buena iniciativa. Ese día, el dos de diciembre, por razones personales, me parece una jornada estupendísima.
Espero que para entonces te haya llegado todo el material que necesitas, ya que los escritores en carne no te llegarán que te lleguen sus obras.

maririu dijo...

Mariano y la Clandestina tienen blog y página Web María A, el del chico se llama "Blog de literatura zurda" los encontrarás fácilmente.
Alena a eso se le llama una presentación antes del 21/11 felicitaciones

Amando Carabias dijo...

maririu:
De hecho, he dejado enlazadas en la entrada las direccíón electrónica de La Clandestina, donde se puede comprar el libro.

Mariano Zurdo dijo...

Amando, no exagero si te digo que estoy emocionado con tu entrada. Me gusta que el cariño que hemos puesto en este libro sea de ida y vuelta. Egoista que es uno.
Y sí, GRACIAS

PD. María A. te dejo mi correo por si lo necesitas:
libreria@librerialaclandestina.com

Flamenco Rojo dijo...

Poco más se puede añadir a la presentación de Estampaciones que hace Amando. A los dos días de recibirlo en casa ya lo habíamos leído y entonces en correo privado le comentaba a Alena que si su intención había sido parir un libro que pretendiera el interés del lector lo había conseguido al menos con dos personas…y que nos parecía encontrar en Estampaciones un sentimiento de afecto en los relatos que destilan la frescura y la inocencia de una criatura pequeña…También le comentaba el buen trabajo que habían realizado Mariano y su gente con la encuadernación…pq además el libro les ha quedao muy coqueto.

Un abrazo.
Pepe Gonce

Amando Carabias dijo...

Mariano Zurdo:
La calidad y la calidez del trabajo lo merecen. Digamos que es lo mínimo que se merece.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo/Pepe Gonce:
Así es, así es. Simplemente tu opinión confirma lo expuesto en la entrada.

Tempero dijo...

La labor de crítica se tiene por muy procelosa pero ha de ser firme y sin concesiones. Un magnífico libro al respecto: 'El vicio crítico' de Miguel García-Posada, ed. Espasa. Iré a esa presentación si tengo ocasión.
Os dejo este tema titulado 'Alenar'

Un enlace para darse un respiro (Alenar, en catalán)

Amando Carabias dijo...

Tempero:
Tienes toda la razón, por eso escribí que no se trataba de una crítica en el sentido estricto. No me siento capacitado para tarea tan importante, y que en algunos casos puede determinar la suerte de una obra literaria. La crítica literaria, no la mera reseña, es una labor complicada y necesita de una perspectiva general y global que pocos críticos usan, quizá motivado por las velocidades y las prisas en las que vivimos.

Beatriz Ruiz dijo...

Bueno Amando... he llegado a la página 58 y no porque ahora esté leyendo a cámara lenta... más bien estoy tardando tantísimo porque vuelvo a releer lo leído... No puedo añadir nada más... pero estoy totalmente de acuerdo contigo... Es magnífico!!!... Es Alena!!!...

Isolda Wagner dijo...

Perdone usted, Don Flamenco, pero nuevamente me pisa las palabras. Me lo bebí de un trago, también por estos lares. Diría incluso que el mismo día. Me gustó, como ya te dije Alena, por la ternura que destila, porque la vida real es maravillosa, vista desde el balcón o a pie de calle.
(Pero entre tu y yo, cuéntame el secreto para que el escribidor, haya realizado poco menos que un ensayo, con el corazón, sobre "Estampaciones")
Puritita envidia, más que nada.

Pues hoy todos los besos van para Alena y para Amando.

Amando Carabias dijo...

Beatriz:
La verdad es que cuando un libro tiene estas proporciones, y esta calidez invita a la lectura morosa, a la relectura inmediata.
Hablaba yo de vasito de agua fresca...
También podría decirse aquello de la lluvia menuda y pausada pero continua, esa que no cae en Segovia de ninguna manera.

Amando Carabias dijo...

Isolda:
No exageres, no exageres... Álgunas veces es muy fácil escribir ciertas cosas, cuando uno tiene ante sí tanta humanidad y tanta verdad, no tiene mucho mérito.
Eso sí, acepto todos y cada uno de los besos, pues sólo faltaba.

Flamenco Rojo dijo...

Isolda, ayer comentaba en este mismo lugar que “en primera instancia, creo que los escritores lo hacen no por lucro, fama o reconocimiento, más bien por inspiración, por pasión…Sin duda la meta final de un escritor es que sus textos sean leídos” pero también comentaba que “lo que ya no tengo tan claro es que todos lo hagan para llegar al corazón…para eso además de escritor ha de ser escribidor”. Y ya sabes que nuestro amigo Amando lo es, es escribidor”. Lo mismo le da escribir una poesía, un micro, una mirada hipermétrope…que siempre lo hace con y directo al corazón.

Un abrazo.

Alena.Collar dijo...

¡Jesusmaríayjosé!...

Amando hijo, la que has liao...
En este momento estoy debajo de la mesa ( bueno, he salido para escribir, porque el suelo está un poco lejos).
Ya me gustaría a mí merecer la mitad,qué digo la tercera parte, de tanta bondad crítica de todos/as.

Lo que ocurre es que tengo unos lectores/as que no me los merezco.

Un beso de lo más tímido, y no es broma, que es que soy tímida, carape, hombrepordios, ayseñor, me vuelvo debajo de la mesa, glups.

Beatriz Ruiz dijo...

Eres tal cual, en presencia, en esencia, y escribiendo...

Y por mucho que tú, quizás, no te molestes en pensarlo... "ser tal cual", al menos para mi, es un gran tributo para esa especie que llamamos ser humano...

Encantada de conocerte!!!... Encantada de conoceros!!!...

Marina Filgueira dijo...

Hola Amando: Sólo decir que he leído estampaciones y me embelesado con muchas freses que solo Alena sabe expresar. Es justa y merecida esta presentación. Preciosa música de J. S. Bach. Relaja el alma. Un besito para todos/as. Ser felices.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo/Pepe Goncce:
Vas a lograr que se me ponga la cara como el color de tu plumaje. Muchas gracias, corresponsal de Triana.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar
Pero si la culpa es tuya por escribir así y por ser así. Qué le vamos a hacer Mariano y yo y los demás.
Así que anda, sal de debajo de la mesa y tómate un cafelito con la concurrencia.
Además, como ha dicho don Pepe/Flamenco, que te sirva de entrenamiento para el sábado a las 19.00 horas...
Anda que como tengáis que instalar pantallas gigantes a la puerta de La Clandestina...

Amando Carabias dijo...

Beatriz Ruiz
Por cierto, y ya que lo dices, a ti te sucede un poco lo mismo.
Esto lo digo porque quien no te conoce no sabe que también eres de una pieza.

Amando Carabias dijo...

Marina Fligueira
Muchas gracias por tu aportación y por tus palabras.
Es cierto que de la música del Viejo Peluca no habímos hablado, y este coro de esta cantata 67 es como una cascada de un río de montaña... Por cierto poseo una versión dirigida por Gardiner, que me regaló alguien del sur que es una auténtica maravilla...
(Perdón, es que lo tenía que decir, me lo han puesto a huevo).