viernes, 2 de noviembre de 2012

Mercedes Pinto. Pretérito Imperfecto



TÍUTLO Pretérito Imperfecto.
AUTOR: Mercedes Pinto Maldonado
EDITORIAL: LIBRO KINDLE AMAZON.ES, AGOSTO 2012
267 páginas estimadas


Cuando anoche acabé la lectura de Pretérito Imperfecto, le comenté a la autora a través de Twitter, que quería escribir algunas palabras sobre su novela que fueran capaces de dibujar algo de la emoción que sentía. Pude hacerlo de inmediato, pero pensé que quizá me dejase llevar demasiado por ese sentimiento, lo que impediría que fuera mínimamente objetivo. Digo mínimamente, porque con una amiga es imposible ser objetivo, ni siquiera lo pretendo. Mercedes Pinto lo es desde hace algo más de dos años, cuando por una de esas navegaciones azarosas en que uno se embarca en Internet, di con otra de sus novelas, Maldita que, en esos momentos, iba publicando por entregas —una cada noche— en su blog. Después de aquello vino La Última Vuelta del Scaife (así titulada en papel, la obra que en Kindle atiende por Josué el Errante), que también fue objeto de un comentario por mi parte. Pero lo importante entre libro y libro es que fuimos ahondando en la amistad. Esto quiere decir, entre otras cosas, que siempre estoy predispuesto favorablemente hacia la obra y la persona de Mercedes.
Hecha esta advertencia —necesaria para que el lector posea todos los datos—, he de decir que uno puede estar inclinado positivamente hacia una obra, pero que llega un momento en que la novela te atrapa, te seduce, te envuelve —o abraza—, o todo lo contrario. Y en los tres casos citados, los relatos de Mercedes se alzaron como criaturas vivas absorbiéndome la atención durante su lectura.
Pretérito Imperfecto es una novela no muy larga que trata, bajo mi humilde punto de vista, sobre la culpa, uno de esos eternos temas de la literatura que son la urdimbre más oculta de muchas obras literarias. Por afinar un poco más, reflexiona sobre la necesidad de redención de la culpa. Por lo que he visto en la promoción de la novela, este aspecto se soslaya, o no se entra en él. Se habla de amor y de amistad, y sin duda que son ingredientes fundamentales en la narración, pero, según mi particular óptica, repito, ambos están al servicio o son el vehículo por el que los personajes de la novela —fundamentalmente Estela y Rafael— intentan encontrar la redención a ese sentimiento que les ha lastrado durante su existencia.
El argumento de Pretérito Imperfecto se desarrolla durante dos momentos diferentes: la infancia de Estela (entorno a 1973) y la actualidad. En este intervalo de tiempo —tan presente para quien esto escribe, pues coincide casi con su cronología: en 1973 uno cumplía once años—, el lector no sólo asiste a la evolución de la vida de la protagonista de la novela, Estela —incluyendo el tremendo incidente que cambia toda una existencia—, sino que se percata de cómo la sociedad española se ha transformado del mismo modo.
Bajo esta arquitectura formal, usando —como en ella es habitual— la perspectiva del autor omnisciente, un lenguaje perfectamente accesible a cualquier lector (inclúyase aquí vocabulario, sintaxis y semántica) y unos diálogos fluidos y a ratos chispeantes, Mercedes Maldonado se precipita a desbrozar el interior de los personajes. Acaso influida (bendita influencia) por sus estudios de medicina y por la admiración confesa a autores como Galdós o Delibles (por citar sólo dos de los más próximos a nosotros), la narrativa de Mercedes se caracteriza por su capacidad para entrar en lo más hondo de sus personajes. No es que se trate de una obra de las llamadas psicológicas (aunque a ratos se aproxima), pero sí una novela de personajes. No estoy diciendo que la trama de la obra sea baladí para la autora, al contrario. Como podrá comprobar quien se acerque a ella, el argumento está trazado con detalle y nada es ocioso; podría decirse, sin miedo al error, que no da puntada sin hilo. Y aquí convendría apuntar otra de sus virtudes: la economía de medios, que no la racanería, es decir, no hay nada que sobre en el texto, ninguna digresión propia de quienes han de demostrar su calidad o quieren deslumbrar al respetable. No hay concesiones a la galería, por así decir. Y momentos para ello tiene la novela, momentos que, sin duda, habrían sido usados por otros: las tentaciones son tan evidentes...
Digo que Pretérito Imperfecto es una novela de personajes que a través del amor y la amistad intentan redimir su sentimiento de culpa. Al decir esto, estoy diciendo, que más allá de simplistas diferencias entre buenos y malos, cuando leemos la novela, la autora nos presenta seres humanos como nosotros, que no somos malos, pero tampoco somos buenos. O somos un poco de cada, según y como nos vaya la vida. Salvo un personaje que representa el mal —absolutamente real, por desgracia, como comprobamos por la prensa muy frecuentemente—, todos los demás, con mayor o menor proximidad a la luz, son trasuntos de personas de carne y hueso, casi como podríamos ser cualquiera. Para Mercedes Pinto la pureza y la bondad absoluta sólo están en la infancia, en algunas infancias: Estela niña y Marina —su hija pequeña—. Para el resto de personas la diáfana claridad va siendo ensuciada por el propio transcurso de la vida.
De modo muy especial, quien suscribe —y esto es muy personal— se ha sentido absorbido por Rafael, el abuelo de la protagonista: Estela o Lita o Gorrión. De hecho —aunque a Mercedes probablemente esto le guste menos— para mí, Rafael es el protagonista verdadero de la obra. Como viene a decir en un momento de la novela, refiriéndose a él, le gustaba sentarse como las visitas, un poco alejado, pero formando parte del grupo. Silencioso, pero siempre atento. Con la suficiente perspectiva como para poder comprender mejor la situación. Desde el principio —si el lector es lo suficientemente atento— descubre en la bondad y entrega de Rafael con sus nietas, sobre todo con Estela, algo que va más allá de lo habitual. Pronto uno se da cuenta de que actúa así, porque siembra para el futuro, porque esa dedicación será la semilla que podrá salvarlas de caer por alguno de los precipicios que la vida pone bajo nuestros pies; pero también porque hay algo en su pasado que intenta remedar. De algún modo es la acción con la que intenta expiar una vieja culpa.
Estela —o Lita o Gorrión—, es el vivo retrato de nuestra sociedad contemporánea. Estela adulta es el típico ser humano que transita por la existencia de error en error, de fracaso en fracaso; es el típico representante contemporáneo de nuestra cultura atravesado por un sinfín de dudas, miedos, prisas… Es, en fin, un ser gris y titubeante, absorbida permanentemente por un sentimiento de culpa que, en su caso —y pronto lo descubrimos— es el peor de los sentimientos de culpa, porque está anclado en la inocencia. Terrible paradoja por la que deambulan tantas existencias sintiéndose culpables de algo que, en realidad, es un fracaso originado porque alguien ha causado un daño irreparable. Pero, al mismo tiempo, Estela —o Lita o Gorrión— es el vivo retrato de cualquiera de nosotros que, a pesar de lo anteriormente dicho, sabe que hay un mundo mejor, que puede y debe aspirar a encontrar algo similar a la felicidad, a ese paraíso que habitó durante su infancia.
¿Si Estela es una mujer como cualquiera de nosotros, dónde está la novela?
La novela está, precisamente, en explicar por qué en el caso de Gorrión se pasa de la luz a la oscuridad, cómo se reconstruye la personalidad derrumbada y se destapa un secreto que, como una losa, ha aplastado la vida de una persona desde los nueve años de edad. La novela está en la emoción que va ganando al lector página a página (posición a posición se diría en terminología Kindle), cuando va intuyendo y descubriendo que el amor en cada una de sus posibles manifestaciones tiene que enfrentarse contra la torpeza humana y, en algunos casos, la maldad y, a diferencia de los libros con magos o súper héroes, a veces no llega la victoria en el instante primero, sino que ésta se demora, y tarda tanto que parece que no ha de llegar nunca.
Estela y Rafael no son los únicos personajes. Hay más, unos trazados con más detalle (Chari, Marina, Miguel Ángel, Matilde, el Guarro, Elías, Lucas, Daniel…), otros apenas son figurantes (Lola, Pitu, Canijo…), como no puede ser de otro modo, y precisamente esa diferencia de tratamiento otorga mucha verosimilitud a lo escrito, que es otra de las características de la obra de Mercedes Pinto: todo cuanto narra no sólo es plausible, sino que parece rescatado de ahí mismo, de nuestro lado, si hasta he sentido en mi paladar —ya sabe que los sentidos del gusto y del olfato son los más evocativos— el sabor inconfundible de los quesitos tantas veces merendados por Gorrión.
No me extiendo más, sólo una anécdota, a modo de cierre. Cuando La Última Vuelta del Scaife pasó a la edición digital cambió su título, como ya he comentado. Y aunque la novela no ha perdido nada de su mérito, Josué el Errante es un título menos afortunado, según mi particular criterio. Sin embargo, cuando Mercedes Pinto andaba tras la búsqueda de un editor a quien presentar su manuscrito, barajaba otros posibles títulos para la novela aquí reseñada. Si hubiera acabado llamándose como uno de los que estuvo barajando, hubiera acertado menos que con el que al final ha sido escogido. Pretérito Imperfecto me parece mucho más acertado y más acorde con el propio asunto de la novela, cuya lectura, bajo mi punto de vista, no defraudará a nadie, desde el título hasta la última frase.

16 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

Te he leído... Estoy emocionada. Pero como tengo que irme en este momento, volveré después, leeré de nuevo y e intentaré comentar esta reseña como se merece.
Solo una cosa, ¡eres muy grande, Amando!
Hasta luego.

Mercedes Pinto dijo...

Sí, Amando, es exactamente como lo expresas, es una historia basada en la culpa y en cómo la arrastramos. Fíjate que no había caído hasta que lo he visto reflejado en tu trabajada y generosa reseña. Eso es “Pretérito imperfecto”, un “tratado” sobre la culpa. Qué cosas, cómo es posible que tenga que llegar un lector para desentrañar lo que realmente encierran mis palabras. Me pasa que no soy muy buena conversadora, mi mente se aturrulla cuando quiere defender una idea; en cambio, cuando construyo personajes y los dejo hablar…, ellos si saben lo que siento, y así lo cuentan. Después, por suerte para mí, lectores como tú los escuchan y me cuentan cómo ellos me ven a mí.
Tus impresiones sobre la obra son realmente acertadas, al margen de que nuestra amistad haya hecho que recibieras mi historia con cierta predisposición positiva. Hay algo que también me ha sorprendido: “Para Mercedes Pinto la pureza y la bondad absoluta sólo están en la infancia, en algunas infancias: Estela niña y Marina —su hija pequeña—. Para el resto de personas la diáfana claridad va siendo ensuciada por el propio transcurso de la vida.” Sí, rotundamente sí, así lo siento y pienso y así lo cuento. Así de desgarradora es la realidad, tal vez por eso en mis libros siempre aparece la infancia del protagonista.
De veras, en tu texto reconozco parte de mí que está, pero algo escondida. Es una gran suerte que tú la hayas sacado a la luz con tanto respeto y cariño.
Gracias, siempre gracias, compañero y amigo en las letras.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Tengo esta novela en lista de espera y espero hincarle pronto el diente. La verdad es que tu reseña me anima mucho a leer el libro cuanto antes, Amando.
Muy buen análisis de la novela de nuestra común amiga Mercedes. A mí me pasaría como a ti, que me costaría hacerla por esa proximidad anímica. Bueno..., yo no sé hacer reseñas ni críticas, para qué mentir.
Abrazos para los dos: Amando y Mercedes,

Isolda Wagner dijo...

Ya sabes, querida Mercedes cómo me gustó esa novela. Así que no añadiré ni una coma a lo que dice Amando. Estela es una mujer como todas, con sus problemas y sus recuerdos, pero la hace especial tu manera de narrarla. La infancia es fundamental para el equilibrio posterior y lo explicas muy bien. Muchos besos.

Isolda Wagner dijo...

Gracias Amando; perdóname, pues por un momento olvidé que estaba en tu blog. Así que lo remedio, enviándote un montón de besos.

mateosantamarta dijo...

No conozco esta novela pero sí la Última vuelta del Scaife. Considero como tú que ese título es el que de verdad le hace justicia a la novela: pero el patrón manda. Eres muy generoso con tus amig@s, Amando. Un abrazo y mi enhorabuena para Mercedes Pinto, por su novela y por tu crítica.

Maria Sangüesa dijo...

Muchas gracias, Amando, por acercarnos a la nueva novela de Mercedes, después de leerte- y recordando lo mucho que disfruté con la Última vuelta del scaife-, tendré que darme prisa en hacerme con ella e intentar leerla, aunque sea en los pocos ratos libres que me quedan, no me la pienso perder. Enhorabuena a Mercedes por su obra y a ti por tan estupenda reseña. Muchos abrazos.

Flamenco Rojo dijo...

Tus reseñas son una referencia amigo Amando, aunque en este caso la obra de Mercedes la conocemos de sobra.

Un abrazo, hoy extendido a la reseñada.

Laura dijo...

Hola Amando, me encantan las reseñas literarias. La tuya me parece de una gran calidad y sinceridad. Por delante plasmas la amistad que te une a Mercedes, y después pasas a resaltar un aspecto de la obra que no se reseña en otros sitios " la culpa". Y esto no solo aporta tu punto de vista, sino que amplia los horizontes a la hora de sentarse ante la novela.

Desde hace un mes, más o menos, que dispongo de una kindle, he visto casi todos los días el título de esta novela en la portada de mi tienda kindle. Un día por otro, y por tantas y tantas obras que tengo por leer, la he ido pasando de largo, pero hoy ya me he decidido "la leeré en breve".

Muchas gracias por acercar la obra de Mercedes de esta forma tan sencilla y bien escrita.

Un abrazo Amando.

Ana J. dijo...

Querido Amando
Qué bueno eres con las críticas! No me refiero a que seas condescendiente, por supuesto que no, sino a que consigues que nos metamos de lleno en la historia y los personajes de un libro que aún no hemos leído.
Estoy deseando leerlo. ¿Se podrá conseguir, por ejemplo, a través de Agapea? Como sabes, soy una troglodita que aún no tiene un kindle ni nada que se le parezca (y sospecho que así va a seguir siendo durante un tiempo).

Mercedes, enhorabuena por tu nueva obra. Estoy deseando leerla.
Un abrazo para cada uno de los dos.

ANTONIO CAMPILLO dijo...

La culpa. Por qué nos la creemos y cuándo debe ser considerada como tal.
¿Quién dirime que lo sea? ¿Por qué deja esas huellas como rodadas de un carro pesado que hasta en la piedra se hunden?
Sospecho, Amando, leyendo tu estupenda reseña/prólogo/crítica, que este libro debe ser leído (ya he hecho las gestiones para adquirirlo) y a su autora la conoces perfectamente en su aspecto literario. Como siempre, hago confianza en ti y en tu acertado tino.
Hablaremos de la autora cuando lo lea.

Un fuerte abrazo para Marián y para ti, querido amigo Amando.

Marina Filgueira dijo...

¡Hola Amando!

¡Que precioso escribes amigo hablando de la novela.

Leyéndote, uno siente la sensación de tener el libro entre las manos con la mirada atenta a todos los personajes que van apareciendo y la historia de sus vidas.

Sobre todo, el de Estela y Rafael, hasta hay una Marina!... ¡Me gusta el titulo! Pretérito Imperfecto.
¡Felicidades a esa gran escritora Mercedes Pinto! Y a ti, por esta excelente reseña que ha sido un placer leerla.

Pienso hacerme con el libro. ¿Supongo que lo encontraré en alguna librería de por aquí? Sino ya veré como hago.

Te dejo mi gratitud por tu buen hacer y mi estima siempre.
Un beso y se muy feliz.

FranCCø dijo...

Enhorabuena por la crítica. Me siento afortunado de llegar hasta la novela de Mercedes avalado por un prólogo de este tipo.
Todos conocemos la dedicación de Mercedes a las letras y de su obra. Que por lo que veo está dando un giro de 180* a lo digital.
Quiero saber si la novela está editada en papel. Coincido con Ana J., que aunque soy un tipo con lo último en informática, aún me niego a leer en digital, que es sinónimo de piratería. Si no es así, me brindo a editarla en formato impreso.
Gracias a ambos.
FranCo.

FranCCø dijo...

Por cierto, me vas a permitir que retwitee la reseña, que para algo estrenamos en La Esfera Twitter después de casi cuatro años. @LaEsferaCultura

Mercedes Pinto dijo...

A todos, gracias por vuestros generosos comentarios, me alegra ver la bonita acogida que ha tenido la reseña de Amando. Y a Ana, Marina y La Esfera Cultural decirles que no, desgraciadamente en este momento mis obras solo están en formato digital.
En este momento estoy a la espera de una contestación, pero, por supuesto, si la respuesta es no (cosa probable) te tomo la plabra, Francisco, porque estaría encantada de ver en papel esta novela que es tan especial para mí.

Un cordial saludo a todos los comentaristas.

Amando Carabias dijo...

Bueno, bueno, bueno... Parece que este blog puede haber sido el padrino de un nuevo paso para esta novela. Y me alegro. La Esfera Cultural es un proyecto que camina despacio, para llegar lejos, y es una suerte para mí formar parte de la tripulación de la embarcación. Mercedes es una escritora apasionada y de raza. Esperemos que todo funcione y se llegue a buen puerto.