lunes, 15 de octubre de 2012

Donde piden los pobres




Y después de Auschwitz
y después de Hiroshima,
cómo no escribir.
(José Ángel Valente. Al dios del lugar)
I. Preguntas
¿Y ahora qué?
¿Ahora nuestra sangre
de esclavos disfrazados como criaturas libres,
se fundirá con el estiércol?
¿Tiene que barbotar en cada grieta,
que torna en adoquines de dolor
los toboganes de miseria,
un río de cadáveres, un surtidor de muertos,
otra lava de vértebras sin tumbas?
¿Y ahora qué?
¿Ahora nos sentamos en la calle,
y pedimos limosna resignados
como si nuestras manos extendidas
tuvieran culpa o fueran criminales
sobre cuyas espaldas dormitan los fantasmas?
¿Y ahora qué?
¿Ahora nos sentamos en la calle
con los dedos cerrados
empuñando pistola y rabia,
apuntando a demonios invisibles?
¿Y ahora qué?
¿Ahora nos sentamos en la calle,
inermes, despojados y desnudos
y en mitad de las plazas,
a vosotros, cobardes poderosos,
os miramos de frente, cara a cara,
fijamente, sin pestañeos,
para que comprendáis por qué morimos?
¿Y ahora qué…?
A vosotros, cobardes poderosos
os estoy preguntando:
no volváis la cabeza, no miréis a otro lado.
Ahora que nos habéis matado
sonrisas y futuro,
ahora que rebosan vuestras cuentas
como una inundación de asesinatos,
decid, ¿qué más os hace falta?
Acercaos aquí
si aún os quedan agallas, y contadlo,
si es que aún vuestras gónadas
son de criatura humana.

II. Alegato
Pero antes escuchadme:
subido al mismo púlpito donde piden los pobres,
en esta misma esquina de la calle,
ofrezco mi palabra, la desnudo y la extiendo,
como una mano
sin joyas o perfumes que la adornen,
la yergo como un cuerpo enhiesto y decidido.
Hoy no engalanaré los versos,
ni me engañarán lenguas de serpientes,
las que usáis cual corbatas en vuestros ademanes.
Yo sé que os gustaría,
regresar a otros tiempos,
a tantos dormitorios de la historia
en que algunos humanos
no eran tratados como humanos.
Sé que os arrepentís todos los días
de habernos permitido excesos.
Sé que os arrepentís todos los días,
de habernos tolerado
degustar el aroma de la libertad,
aunque fuera infinita
tanta sangre inocente derramada.
Sé que os arrepentís todos los días
de habernos tolerado
que nuestras huellas toquen vuestras sombras,
que nuestros ojos miren a los vuestros,
como cualquier igual mira a su igual.
Sé que os arrepentís todos los días
de habernos permitido
soñar que nuestro mundo
no es otro diferente al vuestro.
Y sé que vuestras manos
y vuestras billeteras homicidas
huelen a sangre y cementerio.
Y sé que sois hipócritas,
pues hiede vuestro aliento a pudridero.

III. Seis Maldiciones
Ay de vosotros,
matones planetarios,
que gritáis la defensa de nuestra libertad,
precedidos de horrísonas trompetas,
mas os enriquecéis
lamiendo vergas de tiranos,
que matan a sus pueblos, con vuestras viejas armas,
para que nunca olviden
el antiguo y noble arte de la guerra,
aunque los proxenetas del idioma
propongan que es correcto decir conflicto bélico;
ay de vosotros,
seréis malditos,
porque vuestra bandera es muerte,
y la muerte os será propicia,
y os tornará manjar apetitoso
para buitres hambrientos y huérfanos famélicos.
Seréis malditos.
Ay de vosotros,
traficantes de sexo y de mujeres
vosotros, homicidas de futuro,
vosotros, sanguijuelas de almas,
que usáis de la pasión y del deseo,
que usáis de nuestro fuego,
y con su dignidad y con su hambre
levantáis torres de euros,
y con su miedo hacéis imperios
para que vuestras hijas y mujeres,
vuestras amantes, vuestras concubinas
presuman de virtud y de riqueza,
seréis malditos,
seréis como heces,
seréis vulvas violadas sin descanso.
Seréis malditos.
Ay de vosotros,
sádicos presidentes de multinacionales
que compráis democráticas campañas
y obtenéis beneficio de gobiernos
donde no hay diferencia
entre un trabajador, un buey o un perro.
A cambio de su vida y de migajas,
os regalan el barro los hambrientos
y les vendéis vasijas.
Seréis malditos,
por haceros verdugos de los hombres,
crueles infanticidas, atroces homicidas.
Seréis malditos,
seréis el pavimento donde pisen
los perros y los bueyes y los hombres.
Seréis malditos.
Ay de vosotros, sabios ignorantes,
inútiles expertos en finanzas
que rezáis cada instante una blasfemia atroz,
la que torna al dinero en dios,
dios que empuña un alfanje siniestro
que cercena gargantas
de hombres desocupados, enfermos, ancianos,
el dios imperdonable
que proclama que somos un motor,
un martillo, una cinta de montaje,
puro ser productivo, puro consumidor:
seréis malditos
ministros de exterminio,
como una vieja máquina llegaréis al desguace
y seréis desbrozados miembro a miembro.
Seréis malditos.
Ay de vosotros, clérigos indignos,
que usáis a dios a vuestro antojo,
y lo vendéis
a quien mejor proteja vuestro templo;
y sembráis miedo
como balas disparan los fusiles;
y pensáis que la brisa
puede atraparse en jaulas,
y que el Amor actúa bajo normas,
y la paloma sabe fronteras y liturgias,
y el culto no es misericordia.
Seréis malditos,
porque no se perdona a quien atenta
contra el soplo invisible del espíritu,
porque quien no sitúa el corazón
en el dolor y en la miseria,
detiene los latidos del Amor,
porque ocultar la luz bajo las mitras,
es cegar las pupilas del amor.
Seréis malditos.
Ay de vosotros, títeres estúpidos,
de sonrisa vacía, de palabra engañosa,
ay de vosotros,
políticos abyectos
que tan sólo servís
para masturbar a los amos
y ofrecer vuestras nalgas
a quienes os financian las mentiras.
Seréis malditos
por vulgares rateros,
por vendernos en pública subasta,
y esquilmar nuestra tierra y nuestros hijos.
Seréis malditos,
serán vuestras palabras un graznido
que el huracán engulle,
y serán vuestras manos de ladrones
el plato donde coman vuestros pobres.
Seréis malditos.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Antonio Porpetta, premio de las letras valencianas 2012

(Antonio Porpetta recibiendo el galardón de manos del Presidente de la Generalitat Valenciana.
-Foto Elda noticias.com-)


Casi sin rastro ha pasado la noticia.
Antonio escribió participando la buena nueva de esta distinción, concedida cada dos años, y que viene a reconocer una trayectoria, no una obra en concreto. 
Ayer día 9, si no estoy en un error, fue el acto de entrega de los premios.
Quizá las noticias que ocupan los periódicos son tan trascendentales que tienen ocupados a los hunos y los hotros, que diría Unamuno, en asuntos de trasecendencia absoluta.
Y así, cuando uno esperaba que los medios se ocuparan del asunto (aunque sólo fuese una columna o un suelto), sólo ha sido en la prensa regional y local (y no con mucha extensión) donde ha habido algún eco del galardón. Aquí puede leerse un ejemplo.

Quizá ocurra igual en cada Comunidad Autónoma. Cuando en Castilla y León sucede lo mismo, el 23 de abril de cada año, el silencio me parece más lógico pues la fecha coincide con la entrega del Premio Cervantes, del día de Sant Jordi en Barcelona y comparte escalafón con la misma distinción en territorio aragonés.
(Por premiar que no quede).
El caso es que Antonio Porpetta es amigo, el caso es que tengo la oportunidad de recibir sus comentarios, de conversar sobre algunas cosas. 
Gracias a Paloma Corrales y a su Conversando de 23 de junio de 2011 conocí a Antonio [casualidades de la vida, el mismo itinerario seguí con Elvira Daudet]. Gracias a este descubrimiento, tuve acceso a su obra de la que hice una reseña en su día.
Y aunque sólo sea por esta relación, me apetecía, y mucho, dar aquí noticia de este galardón, por si aún alguno no ha tenido noticia de ello.
Ya se sabe que los premios literarios no son mediáticos, y mucho menos si recaen sobre un poeta, y mucho menos si lo es sobre un poeta poco 'popular'; pero aún queda un rincón en la blogosfera (verdadero refugio de la poesía) en que no sólo es bien recibida, sino que es la razón de la existencia de muchos blogs, incluso el suyo.

domingo, 7 de octubre de 2012

Elvira Daudet. Antología poética.


Me acabo de enterar, como quien dice [gracias, Isolda] de la nueva publicación de Alacena Roja. Su editora, Luisa Navarrete, trabaja firme, pues, si las cuentas no me fallan ha editado ya cinco libros.
En este caso no quiero esperar más para invitaros a que acudáis a la lectura de la “Antología poética” de Elvira Daudet.
Como breve anticipo aquí dejo las palabras que la propia autora ha escrito en la solapa de la publicación. Toda una poética condensada, toda una declaración de principios que, doy fe, ha cumplido desde el principio en toda su obra que (y a pesar de la última frase del prólogo de esta antología) espero siga creciendo con la misma contundencia y calidad con la que ya nos ha regalado en los últimos años en “LaberintoCarnal” y “Cuaderno del delirio”:

Mi poesía tiene como principio y fin la criatura humana, todo lo demás está subordinado a este valor. Entre lo sublime y lo común, yo elijo como materia poética lo común: el pan antes que la rosa. Frente a la ambigüedad de ciertos poetas que ocultan su nadería con humo o sobredorados que confunden a los lectores, yo opto por la claridad de la palabra desnuda, aunque hiera, que todos puedan comprender.
Únicamente me mueve a la poesía el dolor, el mío y el ajeno. Par mi mal, nací con la tara en el alma de la guerra, en un solar empapado de sangre y minado por los muertos. (Elvira Daudet. "Antología poética".)

Desde aquí se puede acceder a la publicación.