domingo, 24 de julio de 2011

Somalia o la indiferencia

En estos últimos días la ONU ha declarado oficialmente la hambruna en Somalia. Esta noticia debiera ocupar todas nuestras líneas y todas nuestras reflexiones y todos nuestros esfuerzos. En el siglo XXI no es de recibo que haya países cuya situación sea la del hambre a causa de una sequía brutal que asola el país desde hace muchos meses.
Sin embargo nos ocupan otras informaciones. Ni yo mismo he estado a la altura. Llevo desde el jueves comentando etapas del Tour, y citando la catástrofe noruega o la muerte de una cantante cuyas circunstancias concretas no se han aclarado aún (al menos que yo sepa), pero que todos intuimos.
Sin embargo, el hambre de los somalíes no ocupa las portadas de ningún medio de comunicación, y son pocos los blog que elevan aunque sólo sea su lamento por esta circunstancia. Hay, claro está, honrosas excepciones, como el trabajo de periodistas como Nico Castellanos de la Cadena Ser, o los tuits de te Ana Pastor de TVE que llevan algún tiempo intentando alertarnos de la situación, convirtiéndose en más de una ocasión en pregoneros de las ONG más implicadas.
Acabo de echar un vistazo a las portadas de los periódicos digitales de difusión más amplia. Cito: El País, El Mundo, ABC, La Razón, Público, La Vanguardia, El Periódico… Salvo Público (y en un lugar más bien escondido, en su parte inferior) ninguno de los otros seis trae en su página de inicio semejante noticia. Todos repiten –con algún matiz más o menos irrelevante- lo mismo: relatos, conjeturas y comentarios sobre la masacre noruega, la victoria de Evans en el Tour, la magnífica carrera de Fórmula 1, la manifestación de los indignados en Madrid (en tres o cuatro se repite, además, la misma imagen de una pancarta muy acertada –como el 99% de los eslóganes del movimiento-: “No es una crisis, es el sistema”, dice su texto), la presentación del vídeo promocional de Rubalcaba, reflexiones tardías sobre la dimisión del ex Presidente de la Generalitat Valenciana Sr. Camps, la reaparición de José Tomás en el coso de Valencia… Pero nada de la muerte por hambre en el cuerno de África. Habría que saber ahora, cuántos lectores de prensa digital pinchan sobre la página de la sección de internacional. Y cuántos de ellos han descendido el cursor hasta llegar a la información africana, porque ni siquiera en esta sección aparece en cabecera, ya que las primeras informaciones se las sigue llevando el horrible atentado en Noruega o el regreso de Hugo Chávez a Venezuela, o la otra matanza que hoy nos llega, esta vez en Texas tras una bronca familiar, parece.
Por suerte en el informativo de La SER de este mediodía he escuchado, por segundo día consecutivo, una emotiva y concisa crónica de Nico Castellanos que se ha marchado hasta allí, como hizo cuando lo del terremoto de Haití.
¿Estoy diciendo algo contra los medios de comunicación?
Parece que sí, a primera vista. Pero en el fondo no lo sé. Porque no estoy seguro de que ellos sean los únicos culpables, o más bien se trata de otra cuestión.
Como siempre en estos casos, me hago la misma pregunta: ¿Los medios no informan porque no interesa a la ciudadanía, o no interesa a los ciudadanos porque los medios no informan? En la vida, como se ve, no se puede aplicar la propiedad conmutativa como en las matemáticas y el orden de los factores sí afecta al resultado final de la operación.
En estos meses he escuchado al menos en tres ocasiones a José Luis Sanpedro la misma idea. No tiene que ver directamente con este asunto, sino con las movilizaciones del 15M, pero quizá se pueda aplicar también a esta cuestión. Sostiene el escritor que la libertad de expresión en sí misma no tiene ningún valor, sino viene precedida de la libertad de pensamiento. Y el sistema en que vivimos, el sistema que nos ha educado, se ha encargado de imbuirnos en el subconsciente con precisión sistemática lo que debemos pensar; es decir, no nos ha preparado para pensar con libertad, por tanto nuestra libertad de expresión no es tal, o al menos no lo es de modo absoluto. Quizá que una noticia como el hambre que amenaza a tantos centenares de miles de seres humanos en el llamado Cuerno de África pase desapercibida, o nos resbale por la piel con menos efecto que el agua de la ducha, tenga que ver con lo anterior.
Reconozcamos que lo que ocurre más allá de nuestra civilización es para nosotros tan lejano como si sucediera en otro planeta o entra época de la historia. Reconozcamos que la muerte de tantos seres humanos es algo que no nos importa. Reconozcamos que las consecuencias para los que sobrevivan, tampoco es que ocupen nuestros pensamientos. Reconozcamos que pensamos que es su problema, que nosotros tenemos los nuestros y que sucede muy lejos de nuestras vidas. Si acaso, acallaremos las conciencias un poco más turbadas con un donativo que nos justifique ante el futuro.
Es verdad, y no seré yo quien lo niegue, que como se están encargando de explicar unos pocos, Somalia es una de las pruebas evidentes de lo que los politólogos dan en llamar estados fallidos. Parece que se trata de un país nacido de la unión de dos colonias gestionadas por el Reino Unido e Italia. De hecho y tras y una cruenta guerra civil parece que en la práctica funcionan varios estados dentro de uno meramente nominal. Ante esta situación es difícil gestionar una escasez casi endémica, más cuando los dirigentes de los diferentes grupos tribales estarán más pendientes del poder que de sus pueblos. Pero a pesar de todo ello es inconcebible que el resto del Planeta permita lo que está sucediendo. Si Somalia interesara a una o varias potencias en algún aspecto no se habría llegado a esta situación.
Y los somalíes siguen llegando a un campo de refugiados en la frontera con Kenia, creo. En el trayecto de centenares de kilómetros, y ante la escasez extrema los padres van dejando de comer para que sus mujeres e hijos dispongan de una porción más de alimento. Sólo este dato, que ayer escuché a Nico Castellanos en su crónica del mediodía, tendría que ser suficiente para que el mundo entero detuviera su marcha, para que todos los gobernantes se dejasen de zarandajas y dispusieran lo necesario para que esto deje de suceder. Sin embargo, no va a pasar. En alguna información que he vislumbrado se insinúa que sectores afines a Al Qaida no quieren que la ayuda internacional se haga presente en su territorio. No sé hasta qué punto será cierto esta información, pero ahí está.
Mientras que la mejoría de la vida del ser humano en desarrollo armónico con el Planeta (en el fondo es lo mismo, pero prefiero esta tautología para que no se me malinterprete o para que se me entienda del todo), no sea el objeto primordial de los poderosos y gobernantes del mundo, no podremos decir que la Humanidad está en camino de su plenitud. Por el contrario, en el actual estado de cosas, en el que prima fundamentalmente la consecución de beneficios financieros y el crecimiento de los de siempre, asistiremos a más situaciones similares, o peores quizá.
No, no soy nada optimista en esta cuestión, como se observa.
Ya se ha advertido por los científicos –o por una parte de ellos al menos- que el primer y gran damnificado del cambio climático será precisamente África que es quien menos está colaborando en él, pues el continente con menos emisiones de CO2 a la atmósfera; sin embargo es el más frágil.
Entretanto seguiremos a lo nuestro. Ojalá, al menos, que muchas conciencias se sientan con ganas de justificarse y colaboren con la abnegada tarea que varias organizaciones humanitarias llevan a cabo en el terreno.

10 comentarios:

emejota dijo...

Es terrible, la vida es terrible y convendría ir preparándonos para abandonarla en cualquier momento, hoy son ellos, ayer fueron cientos, miles, millones, mañana nosotros. Me duele el alma y tan solo lo supero con el concepto de la impersonalidad y el nihilismo. Ojalá supiera hacerlo mejor. Es la cara dura y cruel de nuestra naturaleza a la que conviene irse acostumbrando o nos pillará desprevenidos.
Lo siento Amando, así de dura y demenciada siento la actual sociedad, en los tiempos que corren he perdido todo tipo de fe tan solo creo en el parche de una despedida digna. Beso.

Flamenco Rojo dijo...

Jean Ziegler (Relator Especial de ONU para el Derecho a la Alimentación entre 2000 y 2008) dijo: "Un niño que muere de hambre es un niño asesinado"…Lo que está ocurriendo en Somalia y en otras partes del mundo es el reflejo del "progreso" de la humanidad…Unos cuantos son los culpables pero todos somos responsables…y por encima de todos los medios de comunicación que, cuando relegan a segundo plana lo que debería ocupar la portada, están reproduciendo, en un lenguaje subliminal, lo que los colonizadores repitieron hasta la saciedad: "los africanos no acceden a tener la categoría de humanos". Inadmisible que la mitad de la población mundial tenga problemas de sobrepeso y la otra mitad se muera de hambre.

Un abrazo sonrojado por sentir vergüenza de pertenecer al primer mundo.

Verónica O.M. dijo...

Hola Amando...
Muy triste que se den estas cosas, en el siglo XXI, es muy cruel.
En los medios jamás se ha visto tanta basura junta, así se tiene a la gente entretenida, y que no se entere de nada de lo que está sucediendo.
Diez millones de personas...
¡cuanta crueldad!, ni una sola jamás debería estar en esa situación.
¿Me pregunto que dónde están sus derechos? todos deberíamos tenerlos.
Muy buenas noches
Un abrazo

Alena Collar dijo...

Lo que no se nombra no existe. Nos importa más el Tour.
Seamos sinceros; ¿alguien va a dormir mal hoy en este país porque en Somalia esté muriendo la gente?...
Ese es el drama ético de nuestro tiempo.

Anónimo dijo...

Creo que todo el mundo sabe que un tercio del planeta viven en la miseria; nadie ignora esta realidad, aunque no nos lo digan en los medios como deberían. La mayoría somos en potencia buenas personas dispuestas a sacrificarnos para dar una solución. El problema es que NO SABEMOS CÓMO ACTUAR NI QUÉ HACER. El problema, como tú dices, es que nos han robado el derecho de ser educados para pensar. Estoy convencida de que si estuviésemos seguros que sacrificando parte de nuestra cómoda vida íbamos a solucionar el hambre, lo haríamos. Pero ya no confiamos, no creemos en los que tienen el poder de organizarnos y hacerlo. Sencillamente, necesitamos líderes honrados y valientes. Aunque parezca mentira, el primer mundo también es esclavo de su sistema y no sabe cómo liberarse, igual que el tercero.
Un abrazo.

ibso dijo...

Hay un camino mil veces intuido aunque muy pocas vivido, y esas raras excepciones se convirtieron en soberbios ejemplos a seguir, pero por desgracia fueron muchos los que los taparon con mentiras, dogmas o supercherías. El camino del que hablo se resumen en una sola palabra: AMAR. Estoy hablando del sentimiento que te hace olvidar tu propia persona para anteponer a otro ser humano, te impulsa a los límites de tu entrega, incluso a dar la vida.
No creo que nadie pueda ser consciente del poder que esto conlleva.
Un abrazo y gracias por este post.
ibso

María Socorro Luis dijo...

En total acuerdo con ibso.

Creo, estoy segura, que ahí está la clave; en esa palabra: "amor". Sentir amor por "los otros", el mismo amor que sentimos por "los nuestros" y por nosotros mismos...

Abrazos.

Unknown dijo...

El problema hoy es Somalia, amigo mío, y mañana serán muchos más, fin que el llamado primer mundo no decida que en vez de salvar bancos, es más humano salvar personas, poco o nada cambiaran las cosas.
Un abrazo.
Leo

Alena Collar dijo...

Estoy muy de acuerdo con Leonel-me parece el más realista de los que comentamos-.
No creo que se pueda hacer nada mientras sigamos dejando que los bancos decidan por nosotros qué países se van a morir de hambre.
Y no se cómo impedirlo. Así de sencillo.

Isolda Wagner dijo...

Por desgracia lo has dicho muy clarito, Amando. El desarrollo armónico del planeta no es tal, ni lo será. No conviene a los poderosos de nuestro primer mundo. Recordad la campaña de bombillas de larga? duración. Ya duran seis meses, comprobado en casa. ¿Quién gana? ¿A quién se sigue explotando? Se les acabaría la gallina de los huevos de oro y no digamos, si dieran de comer a todos los que pasan hambre. Esto es así y no hay vuelta de hoja, en términos macroeconómicos. Ya sólo creo en las ayudas inmediatas y puntuales, que además no sirven para el futuro. ¡Que triste y vergonzoso!
Besos lamentando este mundo real.