sábado, 11 de junio de 2011

Presentación de "Oscurece en Edimburgo" en Segovia (algo más que una crónica)

Puesta de sol sobre la Catedral de Segovia
el 9 de junio de 2011 (Foto Francisco Concepción)

 Justo a la hora en que empiezo esta crónica, hace veinticuatro que los dedos del sol se habían tornado de color ágata de fuego y acariciaban la piel de mi Esbelta Dorada, esa prodigiosa torre de la catedral de Segovia. A mi lado, las miradas de Francisco Concepción, Ana Joyanes, Dácil Martín e Isolda contemplaban cómo la piedra caliza recibía ese abrazo hasta convertirse en ascua toda ella. ¿Dos minutos? ¿Algo menos? ¿Algo más? Un instante en que el prodigio se eternizó para siempre en nuestra memoria… A mí me faltaban personas a mi lado. Pensé en Inmaculada Vinuesa, en Anabel Consejo, en Marcos Alonso… ¡Ay si hubieran estado, la dicha hubiera sido tan completa que no sé qué habría podido ocurrir! Y también eché de menos a tantas amigas y amigos que han estado a nuestro lado durante estos meses, poco más de catorce, desde que iniciamos la loca aventura que hoy tiene forma de libro y se titula Oscurece en Edimburgo. María Sangüesa y Ángeles Hernández se habían acercado a Segovia la víspera para acompañarnos, y también deseé que nos acompañaran, y clavé con chinchetas en mi memoria los rostros de Catherine, Flamenco Rojo, María, Mercedes Pinto, Pilar Aguarón, Marián…, en fin cuantos hicieron posible que toda la travesía llegara a buen puerto, aunque aún la travesía tenga que alcanzar otros hitos en su viaje cuyo rumbo es aún un misterio.
Aún no habían pasado veinticuatro horas desde que cerráremos nuestros respectivos bolígrafos, después de haber firmado un buen puñado de ejemplares de la novela a unos cuántos lectores que se habían acercado hasta la caseta que la Asociación de Libreros de Segovia tiene instalada en la XXXVI edición de nuestra casi íntima Feria del Libro.

En plena faena (Foto Ángeles Hernández)
Mientras rubricábamos ejemplares, por tres veces me preguntaron tres libreros (Eva, Miguel, María) ‘¿Qué ha pasado en la presentación del libro…? Algo ha tenido que suceder pues es extraña tanta expectación…’

Así es difícil concentrarse (Foto Marián)

* * *
A las tres menos cuarto de la tarde, por fin el sol rasgó la tupida consistencia de las nubes que pertinaces e impertinentes habían entoldado nuestro cielo. Ya estábamos en la Estación de Autobuses de Segovia Isolda, María Sangüesa y yo mismo esperando la llegada del autocar que procedente de la Estación de Príncipe Pío de Madrid, tras recorrer algunos pueblos de la sierra, arribaba en la ciudad. Y allí, a la vez que el sol, aparecieron Francisco, Dácil, Ana. Felices y cansados nos abrazamos, pues desde el mes de octubre pasado en Zaragoza no nos habíamos vuelto a ver.
Como me dijo Francisco nada más verme, se me notaba excitado. Cómo para no estarlo. Cuatro horas después íbamos a presentar en mi tierra esta novela. Toda una responsabilidad, toda una alegría.
Y no, no hablamos nada de la presentación, casi nada, salvo cuando nos cruzamos y saludamos al Presidente de la Obra Social y Cultural de Caja Segovia, que ha facilitado toda la infraestructura del acto. Fue una casualidad propia de las malas novelas, según algunos, por poco creíble; pero sucedió y para que todo parezca una idea de un guionista a quien la imaginación no le conduce nada más que a los territorios trillados, el encuentro se produjo a los pies del Acueducto. ¿Hay algo más tópico en Segovia? El Acueducto, el Mesón de Cándido, el punto de información del movimiento 15M con sus pancartas tendidas al sol desde lo alto de la Terraza de Santa Columba, los turistas japoneses atrapando en sus máquinas los latidos del costillar de la serpiente gruesa que diría el Arcipreste de Hita…
Tras una comida menos rápida de lo previsible, hubimos de apresurarnos un tanto. Empecé a temer que llegaríamos tarde a la propia presentación de nuestro libro, lo que sería calamitoso; pero estas cosas supongo que las piensa quien está tan excitado y con tantas ganas de ofrecer lo mejor a quienes han volado desde Tenerife para presentar un libro en esta ciudad que, aunque algunos lo escriban, y a veces lo parezca, ni es tan levítica, ni es tan mortecina, salvo que uno la visite en el más duro invierno.
El reloj no detenía su paso, y poco a poco iban llegando a la Sala de Caja Segovia conocidos, familiares, amigos, saludados y hasta desconocidos. Ángeles Hernández, a esas horas, ya estaba también con nosotros. Se había cruzado media Península, desde mi adorada Asturias para estar con nosotros. Estas cosas creo que conviene resaltarlas, sólo por una razón, porque demuestran un cariño tan impagable que no se me ocurre mejor modo que haciéndolo público.

Instantes antes de comenzar el acto (Foto El Adelantado)
Tras la sonrisa de Ana, Guillermo Herrero se dirige a la mesa
(Foto Ángeles Hernández)

Guillermo Herrero, el historiador y periodista de El Adelantado de Segovia, fue el encargado de conducir el acto. En ningún momento tuve dudas de que debía ser él el encargado, pues fue el primer periodista que publicó en un diario de papel la existencia de esta historia, pocos meses después de haberse iniciado. Gracias a él, varios convecinos han estado pendientes de esta novela, tal y como me han demostrado con algunas preguntas. En las semanas precedentes, abusando de confianza con el resto de compañeros escritores, sin consultarlos, le di total y absoluta libertad para enfocar el acto como se le ocurriera. Concretada la presencia de cuatro de los siete autores en el acto, decidió que tenía que parecerse a la esencia de la propia novela: algo coral, puesto que las 7 plumas han escrito en igualdad de condiciones y en total ausencia de preponderancia las páginas donde se encierra una historia que mezcla –como en la propia vida- pedazos de misterio, trozos de amor, esquirlas de desamor, retales de sexo, jirones de muerte, trozos de acción, fragmentos de soledad, gajos de sufrimiento, raciones de ironía, eslabones de codicia, muestras de corrupción…
Guillermo, con el oficio del periodista acostumbrado a condensar el pensamiento al máximo, en tres párrafos contundentes destacó lo que para la mayoría de los asistentes al acto era una novedad. Algo que, sin embargo, para los lectores de este blog, no lo es, pues mucho se ha hablado de estas cuestiones: siete autores, escritura colectiva sin ningún tipo de preparación previa, publicación abierta a la opinión de los lectores que, de hecho, podían influir –e influyeron- en varios detalles de la trama… Es decir una auténtica innovación respecto de los elementos más tradicionales de la escritura de una novela…
Y a continuación, tras escuchar en la voz honda y magnífica del ya buen amigo José Francisco –La Voz Silenciosa-, el capítulo segundo de la novela, para que los asistentes al acto entraran en materia, comenzó una entrevista, una conversación entre Guillermo que nos preguntaba y los autores. Él, Guillermo Herrero, tuvo la habilidad y sabiduría profesional de camuflarse, por así decir, en la escena, como buen periodista –no todos lo son- su labor era otorgar protagonismo a los entrevistados (en este caso nosotros cuatro) a través de las preguntas apropiadas que, normalmente, suelen ser la más obvias.

Un momento del acto, ante la atenta mirada de Marcos Alonso
(Foto Marián)
Repetirlas en este blog es un poco redundante, pues, insisto, mucho se ha hablado al respecto: cómo nació esta experiencia, qué problemas ha habido, cómo se fue cosiendo la trama, si es más sencillo escribir en solitario o en grupo, cómo se consiguió el ensamblaje de las diferentes voces, cómo han influido los lectores, el tipo de presión que teníamos cada autor cuando nos llegaba el momento para escribir, si alguno hemos pensado durante el tiempo de escritura abandonar la nave, cómo influirá la presencia de Internet en la literatura, y no sólo en el soporte en qué se lean los textos, etcétera, etcétera…
Mientras Guillermo preguntaba, mientras escuchaba las respuestas de mis compañeros, contemplaba los rostros del público. Y en la inmensa mayoría veía cómo el grado de interés se aposentaba en el gesto. Yo diría que nadie se estaba aburriendo allí dentro. Salvo a nosotros mismos y cinco o seis personas de la sala además de nuestras tres amigas que se habían presentado desde Madrid, Oviedo y Málaga, para el resto, todo era nuevo, por tanto yo diría que atractivo. Es verdad que uno jugaba en casa, y que a este tipo de actos suelen ir personas que están a tu favor, pero aún con esa salvedad, me percataba con certeza absoluta que estábamos sorprendiendo.
Incluso tuvimos tiempo de comentar el contenido de la novela, de la historia que anida en sus páginas y que espera a nuevos lectores, esa búsqueda de Sophie que en realidad es una búsqueda de sí misma, una lucha feroz por la libertad que sólo conseguirá cuando encuentre la respuesta a la pregunta que lastra su vida desde el día en que ocurrió la catástrofe de la desaparición de sus padres.
Todo esto pasó en la sala, en realidad pasaron muchas cosas más, porque allí estuvieron presentes también quienes no pudieron estarlo físicamente, y pasó la complicidad que se ha generado entre nosotros. Y eso se notó desde el primer momento, desde el instante en que, por ejemplo, presenté a mis amigos a mis padres. Uno se fija en esos detalles para comprender que no vive un sueño.
Instante final de la presentación (Foto Ángeles Hernández)
Y claro con estos mimbres y con ese sabor de boca, con algo de retraso, pues hubo que saludar a unos y otros, pudimos llegar a la Feria del Libro, a pesar de su proximidad.
Los libreros acabaron encantados con el rato que pasamos en la caseta, pero no todo concluyó allí. Había que seguir atando cabos y los fuimos atando ya en la fiesta. A pesar de lo que me temí, no me llegó el cansancio, el desfondamiento. Por el contrario, poder contactar con nuestros compañeros de aventura y con otros amigos a través de los teléfonos fue otro momento muy especial. Allá en Lérida, en Tenerife, en Las Palmas, en Málaga, en Sevilla había personas esperando nuestro resumen; pero creo que más que nuestro resumen esperaban descubrir el tono de nuestra voz. Poco les importaban las palabras concretas, era fundamental primero comprobar que de nuestra garganta brotaba la ilusión y la alegría. Tres de los libreros nos acompañaron en el bar, y allí es como si hubiera continuado la entrevista de Guillermo. Como ellos no habían estado –lógicamente- en el acto se repetían las preguntas, la curiosidad.
María Sangüesa había partido en el AVE camino de Madrid poco antes de finalizar la firma. Luego, unas horas más tarde, Ángeles volvió a atravesar la Península hacia el norte. Pero el resto aún teníamos ganas de seguir de cháchara. Tanto que decirnos desde la última vez…
Y al día siguiente la inmensa gozada de poder explicar las cosas que uno sabe de esta ciudad y compartir la amistad. Es difícil coincidir, y por ello hay que aprovechar al máximo el tiempo, estirarlo, ahondarlo, ensancharlo, ocuparlo sin perder ni un minuto.
Sé que lo que antecede tiene poco o nada que ver con una crónica al uso, quizá sea mejor que leáis la que Ángeles Hernández ha dejado en La Esfera, pero no me es posible escribir sobre este acto, sin escribir sobre todo lo demás. Y aún así me dejo en el tintero lo que importa, la verdadera esencia nutritiva de estas cuarenta y ocho horas: disfrutar de la amistad con la conciencia clara de que es verdaderamente lo que sacia el hambre del corazón, tal y como ya ha demostrado Dácil Martín en este texto.

7 plumas en Radio Cuarte, Zaragoza, octubre 2010
(Foto Pilar Aguarón)

18 comentarios:

Ángeles Hernández dijo...

Si lo llego a saber pido el día libre ( el miércoles). Hay que poner en el programa también los eventos extraoficiales que suelen ser los mas jugosos e inolvidables.

Sin bromas, era casi imposible conseguirlo con menos de 24 horas de anticipo y mi apatía pre- segoviana no me fió ocasión para saber en que día me hallaba. Aun he de dar gracias al cielo por haber llegado a tiempo de atravesar media España, para compartir con vosotros esas horas que aunque saben a poco son mucho más que el nada de haberme quedado en casa.

Añado el premio del destino , que me ha devuelto un poco de la energía que se estaba yendo. Las montañas y vosotros me la dejasteis prendido en el pelo .

Tu amorosa crónica, Amando excelente. Ffiel reflejo de todo esto que nos traemos entre manos , que va mas allá de la literatura, y es mucho más rica que la aburrida y monòtona vida corriente y nos hace más personas y menos entes votantes.

Alena Collar dijo...

¡Bravo por esa presentación, los amigos y su cronista!.
Me alegro de verdad de la buena.
Abrazo contento.

catherine dijo...

Como lo dices en el título es algo más que una crónica.
Creo que decía yo hace unos días, en uno u otro blog, que para mí Segovia es la ciudad de la amistad.
Es lo que acabo de leer, con amigos acercandose de muy lejos e otros muy presentes aun estando lejos.
Un abrazo enorme para todos.

Maria Sangüesa dijo...

Ha sido inolvidable. Me sentí muy feliz al volver a tener ocasión de darte un abrazo, junto a Marián, al poder conocer en persona a tres escritores que tienen una simpatía y una agilidad mental extraordinaria, Dácil, Ana y Francisco, al volver a ver a ese torbellino que es Ángeles... y todo ello acompañada de Isolda y sus continuas atenciones.
Has hecho una minuciosa crónica, da gusto leerla y recordar todo tal y como fue, y también compartir sobre el papel todo lo que no pude hacer en persona, al tener que regresar tan pronto.
Lo que tengo que añadir es que ha sido la presentación de un libro más espectacular que he visto en mi vida (y llevo ya una larga lista). Todo salió perfecto y con un despliegue mediático que nos dejó a los demás boquiabiertos. Ha sido fantástico. Por cierto, desde Chamartín cogí otro tren hasta Atocha, y me puse a leer Oscurece en Edimburgo, tal y como lo había venido haciendo en el AVE... estaba tan enganchada en la historia que casi llegué a Villalba... y mira que es difícil que se me pasen las estaciones... Muchos besos y muchas gracias por ser tan buen anfitrión (y no digamos bondades en amistad y en literatura, que no me quiero alargar más).

Flamenco Rojo dijo...

Los que te conocemos sabíamos que no saldría de tus manos una crónica al uso de la presentación...Nos tienes acostumbrdos a esto.

Envidia sana es lo que tenemos los que nos estuvimos físicamente en Segovia. Habrá más oportunidades seguro.

Reiterarte, que desde Sevilla nos alegramos de que todo saliera como estaba previsto y que fuera un éxito.

Un abrazo.

Amando Carabias dijo...

Gracias Ángeles, María Sangüesa, Catherine, Alena y Flamenco Rojo en verdad que han sido dos días inolvidables. Gracias a la sugerencia de Flamenco que está en todo, he enlazado en el último párrafo de esta entrada el artículo de la crónica de Ángeles publicado en La Esfera y otro texto de Dácil que ha subido en el mismo blog durante la madrugada...

María Socorro Luis dijo...

De todo corazón felicidades y que sigan los éxitos.

Abrazo.

Marcos Alonso dijo...

¿Crónica? Como les suelo decir a mis alumnos cuando hacen un examen muy extenso, lamentando tener que corregirlo, ¡esto es un testamento! Sí, lo es porque nos invita a volver a leerlo una y otra vez, porque tú, Amando, como el rey Midas con las cosas, consigues que las palabras se transformen en oro literario, pero no es su brillo lo que más llama la atención de quien las lee sino el calor con la que las moldeas, adormeciéndolas después con esa ternura que te caracteriza. Sin duda, más que un gran escritor, que no lo digo yo sino cualquiera a los que invito a leerte, eres una gran persona, en esta ocasión un gran anfitrión.

Después de leer este artículo parece que ya no lamento tanto no haber estado en Euritmia, porque tengo la sensación de que realmente si estuve, posiblemente esos cuerpos que aparecen en las distintas fotos (cuántos fotógrafos oficiales tenemos: Pilar, Miguel Ángel, Ángeles Jiménez; ahora Marián, Ángeles Hernández...) nos lo podemos poner prestados y sentir que eramos nosotros.

Sin duda ese día fue un día feliz y mágico. Una celebración que se irradió desde Segovia a todos sus confines inundando el Valle del Ebro (Zaragoza, Lleida) desbordándose por los Pirineos, tras los que estaba nuestra sedienta Catherine, pasando por todo el Mediterráneo hasta la mismísima Ciudad especial y desde allí a las Islas Canarias, donde estábamos desterrados en nuestrasrespectivas islas Inma y yo ¡Sáquenme de aquíi! Y nos unimos a una ciberfiesta, emocionados tras hablar telefónicamente con algunos de los "cuerpos" euritmitenses. La voz de Isolda y de Ángeles me dejó en un estado de gracia caracterizado por una especie de estado levítico y una sonriza idiotezca que han me perdura.

Son tres los hechos que, al menos a mí, me ha producido todo este placer que desde la publicación de Oscurece se viene reproduciendo con las sucesivas presentaciones o actos de cualquier tipo:

El parto de la novela, que se quiere como a un hijo pero que verdaderamente gusta a decir de los lectores que se van sumando a ella.

El método utilizado, verdaderamente original y con toda seguridad el origen de otras experiencias similares, sin duda Iván González no se equivoca al calificarlo de nuevo género o estilo Oscurece.

Finalmente la cantidad y calidad de las personas que se van sumando a este proyecto de una manera u otra formando una gran masa de amistad que provoca, al menos a mí, esa sonrisa idiotezca allá donde vaya.

Enhorabuena y gracias Amando

Anónimo dijo...

Sabes, leyéndote me asaltaban recuerdos de aquel proyecto —es curioso la relatividad del tiempo, cuantas más vivencias más dilatado parece, más lejano parece el principio—, de aquel primer capítulo, del segundo, de la incertidumbre y la ilusión del comienzo, que fueron creciendo a medida que sumabais palabras a la obra. Sé que soñabais, todos soñamos; pero creo que sois de esos pocos afortunados cuya realidad ha superado los sueños. Es increíble la fuerza de la fe. Y, al margen de los éxitos, lo que me maravilla sobremanera son los lazos tan fuertes y auténticos que se crean entre los amigos en las letras. La literatura es magia.
Me emociona ver mi nombre en este texto, realmente me siento en él.
Es una crónica sentida, de alguien que vive más allá de los acontecimientos.

Isolda Wagner dijo...

Querido Amando y queridos todos. Catherine bautizó a Segovia como "ciudad de la amistad". Es curioso, nos conocimos en Barcelona y sin embargo, nuestra amistad creció en la ciudad del Puente, Euritmia. Así es, ahí y, siempre a través de las letras es donde conocimos a Amando; luego todo vino rodado. Los plumigos tuvisteis vuestro encuentro en Zaragoza. Esa reunión fue clave para vosotros, debió ser emocionante; las primeras miradas y lo que os unió definitivamente. Ha habido otras visitas con diferentes amigos a otras ciudades. Recuerdo intensamente la de Sevilla, porque Flamenco Rojo nos llevó de la mano, a unos pocos que disfrutamos de su Triana (Sevilla) como nunca hasta entonces. Qué recuerdos, María A., María S. Beatriz, Marián y Amando. La del acto de Versos como carne, tan especial.¡Qué suerte poder elegir entre tantas y hoy me quedo con la última, hasta el momento, actuación estelar de Oscurece.
De la presentación en sí, todo se ha dicho. Sólo se me ocurre hablar de emociones. La sensación de excitación contagiosa antes de la hora prevista y que se extendió a todos, autores y amigos. El sentarnos a comer en una mesa redonda (sé que es por cuestión de espacio, pero todas deberían ser redondas) para podernos mirar, escrutar casi, con el afán de quedarnos con todo de cada uno. Y hablar de lo divino y de lo humano y sobre todo de los ausentes que en momentos tan especiales, se vuelven presentes por arte de magia. Hablar con ellos, como dijo Marcos, es más que una carta de presentación. Seguir hablando de nuevos matices de la novela, no descubiertos o no mencionados por ninguno de los 7 plumas. Y llegó el día después, con resaca de emociones, que aplacamos con unos churros con chocolate. Dácil sugirió que le gustaría desayunar con ellos y el mago Amando, nos lo proporcionó. Empezaba el día histórico en todos los sentidos. Queríamos absorber lo que nos rodeaba, con parada y fonda en mil y un sitios encantadores, desde lugares para tomar algo a las magníficas iglesias, mezclas imponentes de estilos, las vistas a la Vera Cruz desde el Alcázar, todo ello aderezado por decenas de preguntas al anfitrión, como saetas, viendo rincones que me hicieron recordar a Tempero, pero nada comparable con lo que empieza contando el amigo Amando y donde cierro este escrito, que se ha alargado demasiado. Ese maravilloso rojo que iluminó por un instante precioso la catedral entera ahí si la torre se mostró como la esbelta dorada y me emociono sólo al recordarlo.
La belleza de la naturaleza supera decididamente a la mejor palabra del hombre.
Besos, siete o mil, para todos.

Paloma Corrales dijo...

Me alegro enormemente por vosotros y por la novela, creo que ha llegado la hora de cosechar éxitos y lo estáis haciendo fortaleciendo una amistad que se ha fraguado en las letras.

Una crónica estupenda que a los de fuera nos permite sentiros muy cerca.

Besos a todos.

Unknown dijo...

Querido Amando: algunas razones personales, que no vienen al caso, me impidieron asistir a la presentación de vuestra novela. Por tu crónica exquisita así como por los comentarios que se hacen estoy en mi absoluto derecho de tirarme de los pelos,-los pocos que van quedando-,al perderme el acontecimiento. No te conozco personalmente pero te diré que hay algo en mí que me hace estar feliz con tu/vuestro triunfo. Para tí, en particular, y para el resto de "las plumas" mi sincera felicitación que hago extensiva a todos aquellos que con algo menos de pereza que la mía os acompañaron en esos momentos.
No deseo que pienses que todavía no he leído "Versos como carne" y del cual prometí decirte algo. No es así. Está leído y requeteleído.
Espero leer pronto la novela.
Pronto nos surgirá otra ocasión para ofrecerte mi abrazo.

Marina Filgueira dijo...

Caramba! Me quedo sin palabras, Amando, después de leer esta tu- crónica que como dice Marcos Alonso, parece un testamento que uno no se cansa de leer. Eres un portento plasmando cualquier cosa, pero este evento lo has bordado. No estuve, pero leyéndote es como si hubiera estado, de tu mano, acabo de ver la Dorada, prodigiosa torre de la Catedral, ese precioso acueducto, la caseta donde tuvisteis la reunión presentación, las entrevistas, ¡tus nervios y no me extraña! ¡Entre otros ajetreos que la situación requiere! Pero también muchas emociones y satisfacciones en un acontecimiento tan especial. ¡Siento alegría y hasta emoción!… al leerte.
Felicidades por todo, porque ha salido bien y, es que no era para menos. Felicidades también para los/as- que tuvieron la suerte de estar ahí a tu lado. Envidia sana me da. Yo estuve con el corazón y mi pensamiento, desandaos lo mejor del mundo. Habrá suerte porque el libro es precioso, y de fácil lectura.
Un abrazo de esta amiga que os estima a todos, escritores y comentaristas. Ser muy felices. Desde mi Pontevedra. Con cariño- MARINA.

Anabel dijo...

Fantástica y promenorizada crónica de un gran evento. Cuánto me alegro que os hartaráis a firmar ejemplares.

No voy a repetir todo lo que ya se ha dicho, pero sí reitero mi nerviosismo por la que se me avecina...

Gracias y enhorabuena a Amando y los demás chicos.

Saludos,

Anabel

francisco gomez dijo...

FELICIDADES DE TODO CORAZÓN



Saludos Paco

Merche dijo...

Tu crónica destila tanta emoción que es imposible leerla sin emocionarse. ¡Enhorabuena para ti y el resto de esas siete plumas!

Un saludo

Inma Vinuesa dijo...

YO OS AÑORÉ MUCHO Y DESEE CON FUERZA ESTAR CON USTEDES, NO SE SI LO NOTASTE PERO YO ERA ESE AIRE QUE DE VEZ EN CUANDO INTENTABA REFRESCAR.
GRACIAS POR ACERCARNOS TANTO EN ESTAS LETRAS

Beatriz Ruiz dijo...

Bueno, bueno... Estoy feliz, realmente feliz... Podría escribir todo lo que me hace sentir tú entrada, pero sería muy, muy largo...

Estoy feliz...