domingo, 29 de mayo de 2011

Les nombramos guardianes del futuro


Nos exigen un gesto afirmativo
como bueyes al ser uncidos bajo el yugo,
la determinación
de frentes sudorosas sobre el surco
agotado de gestos y mentiras…
Les dejamos cuidar de nuestra hacienda,
les nombramos guardianes del futuro,
les prestamos las llaves de la casa,
les dimos el timón de nuestro barco,
firmamos un contrato rubricado
con sangre, cárcel, muerte y esperanza,
y seguimos viviendo nuestras vidas,
sembrando de ilusión nuestro futuro
creyendo que sus manos cuidaban las semillas:
abonaban la tierra,
regaban las espigas,
evitaban las plagas,
cosechaban los frutos,
y repartían luego las ganancias,
dando más a quien más le hacía falta…
Pero reconozcamos nuestra culpa:
obviamos vigilar algunas cosas,
como la cerradura de la puerta,
o el apunte contable de sus gastos,
o el modo en que apartaban a los díscolos,
a quienes señalaban los peligros,
a quienes se acercaban a la entrada
sin pagar aranceles en forma de obediencia
en forma de un amén rotundo y firme,
y cómo nos drogaron nuestra mente
narcotizando el vuelo de nuestros pensamientos
con viejas estrategias
revestidas de nuevos oropeles…
Pero hemos despertado con un ruido de alarma
resquebrajando sueños y deseos,
abrasando caminos de futuro,
construyendo miserias, escribiendo epitafios…
Pues de pronto la hacienda ya no es nuestra,
ni tenemos acceso a sus estancias,
ni podemos contar nuestra cosecha
ya que para contarla es necesario
ser sirviente en el templo de Mamón,
donde se aprende nueva economía,
allí les enseñaron que el haber
es como una metáfora compleja,
como una extraña fórmula contable,
la nueva religión incuestionable…
Es fácil de explicar,
aunque ellos no pretenden que se sepa.
Nuestro haber es binomio doloroso:
lo que debemos más nuestro futuro
(siendo ‘lo que debemos’, lo que nos han robado
en nombre del progreso).
Y después de la plaga de langosta,
supimos que teníamos de todo,
pues haber es deber más el futuro;
menos los sacerdotes de Mamón,
quienes saben la fórmula precisa:
con lo nuestro sembraron su terreno,
lo suyo está guardado en otra casa
y guisan el cocido con legumbres
que aún no están sembradas.
Mas de pronto el silencio se ha hecho grito,
y la mente se niega a ser uncida
con yugos fabricados durante nuestros sueños.
Quizá sea difícil el camino,
pero al final la casa será nuestra,
volverán a nosotros nuestras llaves,
pondremos cerradura nueva y limpia,
derruiremos el templo de Mamón,
y no serán sus fórmulas los dioses
a quienes rezaremos.
El futuro será nuestro camino,
pero será trazado por nosotros,
no por sus sacerdotes mentirosos,
o no será trazado,
por más que sus alarmas ensordezcan
el mensaje desnudo de los versos.


Safe Creative #1101208299834

lunes, 23 de mayo de 2011

Sigo de reflexión.

Pues no, no escribí nada anoche… Los números y las informaciones se dedicaron a danzar dentro de mi cabeza, y no hubo manera de hilvanar alguna frase con un mínimo de coherencia.
Y es que uno no puede evitar sentirse parte del mundo, por mucho que no se mueva de su casa, o se mueva tan poco. Como diría el poeta francés, quisiera ser sublime sin interrupción; pero para alcanzar tal estado, quizá uno tenga que convertirse en gas, en puro gas, y mientras continúe escuchando el fluir de mi sangre, mientras sienta frío o calor, sed o hambre, mientras pretenda convertirme en caricia o ser la superficie de una, no puedo ser sublime; ni quiero. Soy como de arcilla porosa e impura, soy como uno de esos guisos en que hay un poco de todo. Y como ese barro, a pesar de su rotundidad aparente, soy frágil, propenso a fragmentarme en cualquier momento. Y al mismo tiempo soy permeable, lo que me produce alta dosis de dispersión o, por decirlo al modo optimista, presto atención a demasiados asuntos, tantos que, al final, no atiendo a ninguno como debiera.
Y todo esto para confirmar que los resultados de las elecciones de ayer me dejan con tantos interrogantes que parezco el enunciado de una encuesta oficial, de esas que el INE hace sobre los más variados asuntos. Soy una pregunta continuada. Y es que, además, algunas posibles respuestas, se asoman tanto a la cornisa de un precipicio que más parece estar ya en volandas sobre él. No se me malinterprete. Los resultados son tan claros que son transparentes, nadie puede aducir nada, pues la decisión está tomada con más libertad que nunca, porque probablemente nunca se había hablado tanto de estas cuestiones. No hay por qué buscar tres pies al gato. Ni siquiera conviene. Ni conviene olvidar que salvo la muerte, nada es nunca eterno, ni el éxito ni el fracaso. Ni convendría olvidar que unas elecciones son el encargo para que alguien gestione durante cuatro años el bien público, o bien común, no convertirlo en parte de su propio predio.
Llevamos tiempo en una situación compleja y difícil, pero a medida que transcurren los días (ni siquiera hacen falta meses o semanas), tengo la impresión de que se embrolla todo un poco más. Quizá ayude poco a desovillar esa madeja intrincada el frenesí de esta época. Quienes piensan, quienes debieran pensar y transmitir sus ideas, se tienen que conformar con emitir píldoras concentradas y apresuradas, a modo de consignas o titulares que, por ser tan resumidas, en no pocas ocasiones empujan hacia la confusión; son como pedradas sobre vidrios. Y no es que critique a quienes las elaboran, pues entiendo que de lo contrario, es decir un análisis amplio, sosegado, matizado, incluso prolijo, nadie les escucharía. Estamos enfrascados en un mundo de titulares, y no todas las personas están preparadas ni tienen el don para dictar la esencia de un pensamiento complejo y poliédrico en un par de frases a lo sumo. Parece que estuviéramos rodeados de alquimistas o cocineros cuyo afán es reducir un cocido (con su sopa, garbanzos, verdura, carne, tocino, chorizo y relleno) hasta el extremo de que su esencia quepa en una cucharadita de moka.
Y, paradójicamente (o no tanto), quienes debieran transmitir mensajes nítidos, contundentes y sencillos suelen ocupar muchos minutos en rodear la frase, inventar circunloquios, huir del contenido, fijarse en el color de la carrocería y no en el motor del coche. A lo mejor sucede así porque, en realidad tiene poco que decir… o nada.
En definitiva, es la perversión del lenguaje. Unos tienen que ser conceptistas como Boscán, sin serlo; están obligados a ser cerilla, cuando debieran ser luminaria. Otros son culteranos como Góngora, sin serlo; parecen hoguera, cuando debieran ocupar nuestra atención menos que un castillo de fuegos de artificio.
Y uno, un poco apesadumbrado y otro poco molesto, vuelve sus ojos hacia quienes quiere, hacia quienes de verdad le preocupan, y se da cuenta que es todo injustísimo y lacerante. Las mejores generaciones de nuestra historia están a punto de convertirse en los parados o subempleados más ilustrados del mundo, si es que no lo son ya.
“Nuestros hijos no esperan el silencio”, quise escribir el otro día en la acampada del Acueducto. Me salió otra cosa, parecida, pero no exacta.
Entre todos (por inercia, desconocimiento o convicción), nos hemos convertido en mercancías, en clientes, en números deudores, en potenciales consumidores, en índices de audiencia, en votantes, en cotizantes… Y mientras recorríamos el camino que nos ha llevado hasta esta cárcava, muy pocos avisaron de lo que había por delante; al contrario, se nos engañó (o nos dejamos engañar), se nos narcotizó (o nos dejamos narcotizar) con falsas palabras, con entretenimientos insustanciales, con trucos de prestidigitación, con una especie de ensalmo tántrico llegado desde el corazón del imperio. Y nadie se fijó en lo importante, en lo básico: pretendían despojarnos de nuestra esencia: ser personas. (Nótese que no uso otro posible sinónimo, nótese que con este paréntesis subrayo la palabra).
Quizá sea una de las horas más complejas de la historia de esta civilización. Quizá como muchos barruntaban, se acerca un cambio más sustancial de lo que parece (y no hablo ahora de España, o no hablo sólo de España).
Los mercaderes con traje y corbata de seda continúan sonriendo, siguen frotándose las manos. Ellos laboran en silencio, sin pausa, con denuedo. Y para ellos sólo somos una parte ínfima del trazo de un porcentaje. A ellos no les duele casi nada, nunca.
Lo que no saben es que algo ha empezado a cambiar. De lo que aún no se han percatado es que, como ocurría en el viejo cuento, la gallina de los huevos de oro ha muerto exhausta. O quizá haya ocurrido otra cosa, y es que por más huevos que ponga la gallina, no tenemos con qué comprarlos.
Aunque quizá esto es lo de menos, pues los huevos de oro no son buenos ni para rebozar el relleno del cocido.

domingo, 22 de mayo de 2011

Como puñal o beso


Mis versos, como lirios de la aurora,
transitan por el quicio del silencio
mientras esperan surcos
donde depositar sus besos cálidos.

Porque son estos versos miradas sin pupilas,
donde no está mi voz,
sino vuestros gemidos
viajando en vuestras lágrimas de sangre:
verdadero sendero de esta especie,
quien pretende volar a las estrellas,
aunque hiede el planeta
a osarios sin entierro.

¿Cómo levantarán mis versos vuelos
que den a Dios alcance,
o busquen las estrellas,
o indaguen el misterio de lo humano,
o propongan carcasas de bellezas,
si estalla un alarido en el planeta
a punto de alcanzar el estertor
previo al final, silencio irreparable…?

¿Cómo levantarán mis versos vuelos,
si el hambre es tempestad sobre mis dedos,
si la guerra, huracán en mi horizonte,
si el abuso es tornado de mis sueños,
o si es un terremoto que no cesa
el maltrato de cuerpos y de mentes,
o si es como un incendio
mirar ojos de niños sin escuelas?

¿Cómo levantarán mis letras vuelos
que den a Dios alcance,
o busquen las estrellas,
o indaguen el misterio de lo humano,
o propongan carcasas de bellezas…?

Decídmelo vosotros, y si no halláis respuesta,
empuñad estos versos,
alzadlos en la noche,
como bandera al viento
sin colores ni patria,
como cristal o lágrima,
como improperio o salmo,
como puñal o beso…



Safe Creative #1101208299834

sábado, 21 de mayo de 2011

Reflexión libre

Foto Julio Misis vía Twitter.
Acamapadaacueducto Segovia


Llevo varios días, casi una semana, en volandas del viento de los acontecimientos que aún no quiero calificar, quizá porque no sepa calificarlos. Es fácil caer en la trampa de las grandes palabras, porque todo lo que está sucediendo en nuestras plazas remite a pensamientos que empujan hacia las cumbres. Hacía tantos años que no ocurría algo semejante, si es que alguna vez había pasado.
Y tampoco quiero convocar a los vocablos contundentes por una cuestión casi supersticiosa, no vaya a ser que al traerlas a mis líneas todo este afán comience a resquebrajarse. Es aún una criatura poco curtida en los avatares de una existencia complicada y repleta de acechanzas: demasiadas fieras insaciables muestran sus colmillos afilados como segures, dispuestas a saltar y desgarrar su yugular cargada de sangre fresca y apetitosa.
He empezado varias veces torpes líneas queriendo bosquejar mis impresiones necesariamente incompletas, pero no he podido: he estado distraído con lo que otros decían y escribían, con los que otros –más diestros que uno mismo- exponían. Y cuando mis palabras ocupaban su posición dentro de una frase, en realidad ya se habían marchitado, porque mi atención estaba más pendiente de no perder los latidos que se escuchaban allá, en el kilómetro cero del futuro, en esa Puerta del Sol desde donde han de arrancar las nuevas propuestas que devuelvan a la democracia su verdadero significado.
Al contemplar la muchedumbre apiñada en la Puerta del Sol, me venían a la cabeza preguntas sin respuesta, ilusiones sin fronteras, sueños sin cadenas. Pero al mismo tiempo, y acaso por lo mismo, sentía la confusión y el vértigo que producen las situaciones de encrucijada (seguiré sin subir al pedestal de la grandilocuencia, aunque me lo pidan los dedos que se lanzan en modo automático hacia ciertos vocablos solemnes como un monumento).
Existen demasiadas ilusiones latiendo al unísono en todas las plazas de tantas ciudades, porque esa indignación de la que se parte ha encontrado una vía de escape más allá de la mediocre resignación a la que parecíamos destinados. Alguien se ha dado cuenta de que antes de sucumbir, todavía nos queda la opción de recuperar lo que nunca debimos regalar, porque es nuestro, porque a los políticos no sólo les elegimos, sino que les elegimos para que sean nuestra imagen, nuestras manos, nuestros representantes; porque a los banqueros ni siquiera les elegimos, les pagamos para que custodien nuestras exiguas rentas y si pueden las hagan crecer algo, no para que se enriquezcan y ocupen la mesa presidencial. Cuando yo nombro un representante ante los tribunales o para una junta de vecinos, sólo estoy diciendo que esta persona va a obrar como yo lo haría.
No voy a entrar en las disquisiciones y consecuencias a que me llevan las anteriores palabras, porque tendría que volver a borrar todo lo que antecede, ya que se convertirá este texto en una selva intransitable; pero sí anotaré, al menos, que en el preciso instante en que soy consciente de que mi representante deja de actuar como yo lo haría o, ante la duda, no consulta su siguiente paso, de inmediato revoco mi confianza. De inmediato busco a otro representante o, mejor aún, me represento a mí mismo. Y esta es la parte de la historia en la que estamos.
Quizá la culpa haya sido nuestra, porque durante demasiado tiempo nos hemos conformado con encogernos de hombros, con mirar a otra parte, con preocuparnos tan sólo de lo inminente, de lo inmediato, de lo más exclusivo. Quizá había tanto que nos hemos convertido todos en demasiado egocéntricos. Es probable que si hubiéramos empleado parte de nuestro tiempo, de nuestra energía, de nuestra valía, de nuestras cualidades en las cosas del bien común, si no hubiéramos dejado nuestros asuntos en manos sólo de los profesionales de la política, quizá estos no se habrían apropiado de lo que es nuestro, de nuestro destino. Demasiada comodidad por parte de los ciudadanos, comodidad alentada –cómo no desde quienes recibían con alegría esta abulia colectiva-.
Ahora pienso que la libertad exige esfuerzo, que la democracia exige el compromiso de lo cotidiano, que a veces se pide transparencia, y, en realidad, lo que habría que hacer sería oír, leer, preguntar, informarse… ¿Por qué si nadie extiende un cheque en blanco, por mucho que nos prometan no robarnos, sí entregamos cuatro años de nuestro destino colectivo como si ese destino fuera de otros? ¿En qué instante se hizo carne la perversión de que lo que hacen los políticos no tiene nada que ver con nuestras vidas?
No dudo que fueron ellos –los políticos- los más interesados en conseguir que ese mensaje floreciera como una mala hierba en nuestras conciencias, pero ha sido nuestra apatía y nuestra falsa comodidad la que nos ha traído hasta aquí. Sin embargo, ha llegado el fin de la bonanza económica y ahora nos desgarramos las vestiduras. El hastío ha dado paso al hartazgo, el hartazgo a la indignación, y nos hemos percatado, de pronto, que si está muy mal y es muy feo fabricar y vender minas antipersona, también está muy mal y es muy feo alimentar y tragar con un sistema antipersona, que como las minas, cercena nuestras vidas.
No va a ser fácil reconquistar lo que es nuestro, porque a quienes se lo depositamos, se han apropiado de ello y actúan como si realmente fuera suyo. Pero quizá estemos más cerca que nunca de conseguirlo.
Nunca antes, salvo en los libros de historia o en alguna novela, había vivido lo que viví ayer por la tarde. La plaza, la calle recobró su dimensión de foro, no sólo de pasillo por el que se transita tantas veces tan distraído.
A las ocho de la tarde comenzaba una asamblea en el Azoguejo, a pesar de ese escenario monstruoso que, de pronto había empezado a crecer durante la mañana. Y asistíamos unas quinientas personas. Y yo no era el más viejo del lugar. Y no sólo había camisetas sobre torsos juveniles, había polos, había camisas, había blusas, e incluso alguna corbata y algún bastón y algún chupete. No habíamos llegado a esa hora de pronto, apresurados, desde nuestras casas, como quien acude a una tediosa tarea. Muchos habíamos pasado allí buena parte de la tarde. Esta mirada hipermétrope mía, en concreto, apareció por allí a eso de las seis y media de la tarde. Y aprendió, escuchando, cómo este mismo tipo de asambleas fue el principio de la solución al momento tan dramático por el que atravesó Argentina, cuando sufrió su famoso Corralito. No, no solucionaron nada en concreto, pero sentaron las bases para muchas cosas, como el movimiento cooperativo, como el divorcio con el FMI. Y se hablaba de votos y se hablaba de economía y se hablaba de injusticias y se hablaba de futuro y se hablaba de ilusión y se leían frases, muchas ya vistas y leídas en otras plazas…Y cuando en esa asamblea se leyeron los nombres de todas las ciudades donde la plaza, de nuevo, era un foro, un ágora para la discusión democrática, no pude evitar la emoción instalada en la piel. Al menos cada capital de provincia tenía su propio foro, pero en muchas otras ciudades también había el suyo, y en otros países de Europa o el resto del Mundo… Se podría decir que donde hay dos españoles, hay una asamblea, una petición de cambio radical…
Y al dejar la concentración, al volverme a esta casa, mientras recorría la calle, se filtraban hasta mi cerebro retales de conversaciones en que sin duda el tema era el mismo: ese cambio, esa necesidad de dar una lección a quienes no han sabido ejercer sus tareas de representación. Y más allá, en otra plaza, la que acoge la iglesia de San Millán, otra concentración política, esta vez la de un partido político casi fantasmal.
Pensaba que este movimiento, el famoso ya 15-M, al menos ya tiene en su haber tres victorias. La primera es haber logrado que la política vuelva a ser objeto de nuestras conversaciones, más allá de los partidos políticos y más allá de la confrontación antigua que tanto aburre ya a la mayoría; porque ahora lo que otra vez importa es la esencia de la política. Es como si todos nos hubiéramos puesto a hacer limpieza general, y eliminar las adherencias y la suciedad de tanto tiempo. Su segundo triunfo es habernos demostrado a todos que los jóvenes vuelven a ser quienes enarbolan la bandera de los ideales. Muchos sólo se fijaban en su apatía, en su apoltronamiento –en todo caso no muy distinto del de los mayores-, pero de nuevo han tomado el timón de los acontecimientos. De nuevo en esta sociedad vuelve a estar todo en su sitio. Los jóvenes encabezan la fila de la sociedad esgrimiendo la estrategia de los sueños como único camino hacia el futuro. Siempre ha sido así en la historia. Sólo los ideales han modificado la tozuda realidad, aunque raramente haya sido del todo y en el mismo momento. Y quienes mejor pueden empuñar los ideales son los jóvenes, porque su espalda no arrastra aún mucha rémora, ni en sus corazones hay excesivas adherencias. La tercera victoria es haber convertido los avances tecnológicos, el famoso Internet 2.0, donde la interactividad y la inmediatez global en el cauce imparable que permita lazos de unión entre todos. Como una autopista invisible y erizada de tráfico, donde la información y la ayuda y la opinión y las sugerencias y las consignas ha mantenido y mantiene, a modo de savia electrónica, cada plaza conectada con el resto de plazas; más aún, donde muchos hemos estado en varias plazas al mismo tiempo; más aún donde para muchos todo era una plaza sin fronteras.
¿Cuándo mañana vote, estaré dando carpetazo a las elecciones tal y como se han entendido hasta ahora?
Es probable que así sea.

martes, 17 de mayo de 2011

Silencio


(Publicada en el libro "Veante mis ojos" de Raúl Rodríguez) 


Y ahora aquí, tan lenta esta mañana como el murmullo de una flor, asisto al prodigio de una esencia, a la explosión de una fragancia que huele como huelen los endecasílabos, cuomo huelen los besos, como huelen las miradas de las madres. Se acerca la hora de un silencio, ese silencio en que me sumergiré con la misma sonrisa con que los pájaros juegan con la primavera.
Y en silencio asistiré al milagro de algunos versos que limpiarán mi mirada de mentiras, orgullos y oropeles, y en silencio dejaré que brote el sonido de mis propios versos para que, luego, se escondan dentro de una nube de tormenta, esa tormenta que anuncia el canto inquieto de un mirlo invisible, para que mis palabras se deslíen en el fragor de una tempestad de niños desarbolados y sin juegos. Soy un vagón cargado de fardos de silencios. No hay más que mi silencio y el brillo intacto de sus poemas hermosos como el mármol, diligentes como el río y hondos como el pan. No soy nada, no soy nadie, silencio, hierba en el rumiar de un herbívoro adormecido.
Sí, el silencio que cruza cada uno de mis poros henchido de frío y sueños que se marchitan como las sonrisas de los lirios nacidos al solanar. Silencio, una parva de silencio entre dolorido y resignado, entre humillado y espléndido. Hay una suerte de esplendor en este silencio. No alzaré mi voz, ni siquiera elevaré mis ojos hacia las miradas que amasan las respuestas. Aquí, allá, en cualquier parte, estarán mis letras, pero mi voz no se alzará. Permaneceré vertical y silencioso, asistiendo al milagro de los versos que se olvidan, de los versos que nadan por descuido en unas pocas docenas de pupilas escindidas de los torbellinos inútiles, pero imparables. Silencio. Silencio. Anticiparé el silencio de mi nicho, la ceguera de esa tumba inexistente que un día albergará mi sangre, ya estancada para siempre, como un charco que se pudre. Sólo merezco el silencio, sólo mi silencio para no molestar, para no distraer a los ocupados de sus tareas trascendentes e improrrogables. Hollaré con mis palabras cuadernos recosidos por manos artesanas, porque si no ensucio estas cuartillas, mi mirada apestará a llanto. Allí estará el milagro de sus versos, y me zambulliré con mi silencio sobre ellos. Mi silencio se perfumará con el aroma de los endecasílabos, y mi useño se mecerá en el reverbero de una campana después del tañido de maitines… Sólo quizá, me atreva a que la aurora escuche mi voz, murmurio de algas para no romper el sueño –vuestro sueño-, y me sonría. (Aunque tampoco tengo garantizada la comba de sus labios…).
Silencio, sin más, para continuar asistiendo al prodigio de una esencia, a la explosión de una fragancia que huele como huelen los endecasílabos, como huelen los besos, como huelen las miradas de las madres.



domingo, 15 de mayo de 2011

Mira amor


Escucho germinar versos en la uña *
de una noche sin luna, como el vuelo
de dedos maternales: luz nocturna…

De tu presencia ausente, acaso herida,
duele el silencio, labio de la muerte…

Besas, amor, la piel de mi morada,
¿y no me ves llorando un verso roto o
sudando endecasílabos de viento…?

Si oyes latir la caja que me envuelve,
este ataúd de carne con tendones
cuya única misión es evitar
mi apariencia de ser amorfo y yerto,
en realidad no escuchas mi tañido,
sino el crujir sediento de mil huesos,
que buscaban justicia y encontraron
eclipses de verdad, navajas, balas
sajando luz y aroma de los versos.

Mis manos son caricias en tu piel,
pero también artesas donde amaso
este dolor sin voz que anuda al mundo
siempre ajeno a estos versos olvidados…

Escucha, amor, el grito de mi carne:
si olvido ser caricia de tu piel,
si olvido ser su artesa, mis dos manos
sepultura serán, serán abismo.

Safe Creative #1101208299834
___________________________________
* Como tantas veces sucede en los blog, uno conoce a amigos del alma -en este caso es muy real pues aún no he tenido la oportunidad de abrazar a Leonel Licea, Leo-, tan amigos que se preocupan por las cosas del otro, como si fueran suyas... Y así, él que de esto sabe y sabe tanto, me ha señalado la conveniencia de alterar levemente el primer verso de este poema, sin modificar en nada su sentido, para que mantuviera la misma cadencia rítmica en toda su extensión. Le he hecho caso en lo importante, no en todo. Y no le he hecho caso en todo, para mantener hasta la esencia el primer sentido. En todo caso su aportación, creo que logra su objetivo.
¡¡¡¡GRACIAS, LEO!!!

sábado, 14 de mayo de 2011

Anabel Consejo Pano: Una presentación en Lleida

La mañana del sábado siete de mayo, o sea ya hace una semana, se quedará en la memoria grabada a fuego por muchas razones, por muchas.
La más importante de todas, sin duda, por la presentación de Oscurece en Edimburgo. Pero también por la presentación de Versos como carne. Es la primera presentación de este poemario fuera de Segovia, y no pude tener más suerte que fuese Anabel Consejo, quien la hiciera…
Durante todos estos días tenía decidido subirla a esta página principal del blog, pero cuando la he vuelto a releer, me he dado cuenta de que se podría interpretar por un sentido que no le he querido dar.
Si subo la reseña de Anabel Consejo, sobre todo es porque me parece lastimoso que se quede en el anonimato (más allá de quienes oyeron sus palabras durante la mañana del sábado pasado) tanto esfuerzo, tanto trabajo, tanta sensibilidad.
Así que desde aquí quiero, en primer lugar, agradecer públicamente esa presentación: es una suerte que no sé por qué merezco tener estos amigos, estas personas que sean capaces de adentrarse en mis versos y llegar hasta la entraña. Ella me dio lo más valioso que suele tener una persona, muchas horas de su tiempo (de su escaso tiempo, convendría decir) para ahondar en Versos como carne. Pude ver su ejemplar, y doy fe que no lo ha leído ni una, ni dos, ni tres veces…
En segundo lugar al que lo desee, que vaya a la página del blog titulada Versos como Carne donde voy subiendo diferentes opiniones de lectores o comentaristas, siempre y cuando este comentario se haya hecho públicamente, o me autoricen a publicarlo.
En tercer lugar, además del enlace que he hecho de su blog, le envió a este otro enlace de Pavesas y Cenizas donde reseñé su libro Historias de sujetadores, por si acaso alguno no lo leyó.
Sé que es muy poco, pero no se me ocurre mucho más.

jueves, 12 de mayo de 2011

Antonio Porpetta: Penúltima Intemperie. Una reflexión sobre su poesía.

Antonio Porpetta, 2010
(Foto tomada de su blog)

Antonio Porpetta (Elda, Alicante, 1936) es un poeta que he descubierto hace muy poco. Y lo he descubierto gracias a la pericia detectivesca de otros, cuyo olfato para encontrar perlas en la Red es asombroso.
Portada de Penúltima Intemperie

Llegué a su blog sin conocer absolutamente nada de él, gracias a nuestro amigo Leonel Licea que lo tiene enlazado en su blog  y me topé con un par de poemas o tres que me parecieron de una calidad insoslayable. De inmediato comprobé que se trata de un poeta de larga andadura (aunque comenzó a publicar relativamente tarde, en 1980) y de cierto prestigio que, sin embargo, no tiene la misma resonancia que otros, por múltiples razones, sin que entre ellas pueda barajarse la falta de valía poética. Cualquiera que sienta curiosidad por su biografía puede encontrarla con facilidad en cualquier buscador de la Red y allí comprobará a lo que me refiero.


Pero, obviamente, no se trata aquí de ensalzar una trayectoria más o menos amplia y prestigiosa, sino de reseñar su obra poética.
(Para leer el resto del artículo, pinchad aquí)

lunes, 9 de mayo de 2011

Oscurece en Edimburgo presentado en la jornada Vers-Art de Lleida

Anabel y Amando después de la pre-presentación
de Oscurece en Edimburgo, en el maro del
IV Recital Poético Políglota Vers-Art
(Foto Pilar Aguarón)


Ayer regresé a esta casa y todavía no he subido la crónica de lo sucedido en Lérida durante el fin de semana. Si hubiera sido en otra situación, lo más probable es que la crónica urgente estaría ya en este blog, pero tanto Pilar Aguarón como Anabel Consejo han hecho ese trabajo, desde Zaragoza y desde Lleida, así que me he podido permitir el lujo de masticar un poco las emociones. Detener los recuerdos, extenderme en sensaciones un poco más íntimas sobre este fin de semana…
En primer lugar, y antes de nada, conviene dejar constancia de mi agradecimiento a los organizadores del acto (el colectivo ilerdense Adictos al Verso –con Maribel Sánchez y Anabel Consejo a la cabeza- por haberme invitado al IV Recital Poético Políglota. Vers-Art.
A veces parece que los eventos se desarrollan de un modo espontáneo, como si todo consistiera en citar a unas cuantas personas en algún lugar, un día y a una hora. Nada más. El resto sucede por generación espontánea. Sin personas tan desprendidas, generosas y trabajadoras como las que he tenido el placer de conocer en este par de días nada de ello habría sucedido. Parece sencillo coordinar todo el engranaje de pequeños acontecimientos que se han ido produciendo casi de modo natural, y esto sólo se debe a que un grupo de personas han dejado muchas horas de su ocio y de su descanso para que todo esto fructificara. Lo he personalizado en Maribel y Anabel, a quienes más conozco, pero debería ser preciso y citar más nombres (Bea, Rosana, Jaume, Josep, Antoni, Carmen, Montse…), pero al hacerlo me estoy dejando otros por desconocimiento, despiste, olvido… Pero a quien no debo dejar en el tintero es a la dirección y trabajadores del Centro Cívico que no sólo se limitaron a poner las instalaciones a disposición de la organización, sino que colaboraron con ella en todo y estuvieron presentes durante todos los actos.
De modo especial –y por ello lo destaco en párrafo independiente- quería ponderar el trabajo abnegado e infatigable de Jordi, técnico de sonido en Radio Sabadell, quien por amor al arte (gratis et amore, dirían los clásicos) se hizo inseparable de la mesa de sonido durante toda la jornada. Sin perder su buen humor.
Después de que el viernes quedara el local del Centre Civic de Balàfia acondicionado para una jornada dedicada a la pintura (nos acompañaron cuadros de Pilar Aguarón, Carlos Agorreta, Héctor Segura e Israel Rodríguez) y a la poesía, el sábado desde primera hora de la mañana se inició una actividad que no concluyó hasta que las manecillas de los relojes señalaban, poco más o menos las tres de la madrugada.
Por la mañana en la biblioteca del Centro Cívico se procedió a la presentación de varios libros. Los poemarios de José Triviño y Ramón Conzález, dos libros de Julián Melero, a la sazón presidente de la Asociación de Escritores de aquella ciudad, así como Oscurece en Edimburgo y Versos como carne.
Sobre la presentación de mi poemario no es el lugar ni el momento de decir nada, salvo agradecer hasta el infinito las palabras que sobre él dijo Anabel. Palabras que no merezco, pero que verán la luz en este blog dentro de unos días, y que quedarán en una de sus páginas la titulada Versos como carne.
Prácticamente a la misma hora, como si se hubiera trazado una diagonal desde Las Palmas de Gran Canaria, hasta Lleida (dos de los puntos más distantes entre sí de la geografía española, unos tres mil kilómetros), se procedía al primer acto público protagonizado por la novela Oscurece en Edimburgo.
Como se puede leer en este enlace, la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, fue el marco en que se procedió al acto celebrado en territorio insular.
En Lleida, mientras, Anabel y yo escuchábamos las palabras que Maribel Sánchez pronunciaba sobre la novela. Habló sobre la calidad del texto y ponderó, sobre todo, la capacidad para que el estilo haya quedado homogéneo, a pesar de que han sido setenta dedos (en afortunada expresión de la poeta y escritora ilerdense Rosana Miró) los creadores de la trama; asimismo también señaló la capacidad que tiene la propia narración para atrapar la atención y voluntad lectoras, tanto que cualquier retraso en su lectura, produce ese típico estado anímico, que concluye con la repetida frase lectora: “Este libro engancha”.
A continuación fuimos nosotros quienes nos encargamos de relatar a los asistentes al acto (personas llegadas desde la propia Lleida, Huesca, Barcelona, Hospitalet, Zaragoza…) nuestras vivencias relacionadas con Oscurece en Edimburgo: desde las dudas surgidas al principio del proyecto, hasta la emoción que supuso verlo en formato libro, pasando por diversos momentos como el modo en que se estableció el orden del escritura, o el resto de reglas que nos dimos (o sea ninguna), y recalcando que en todo este camino se consiguió transformar el grupo de escritores 7 plumas en un grupo de amigos escritores. Eso sí, no desvelamos ni un milímetro de su trama.
A medida que se explicaban estos detalles, iba observando cómo el rostro de las personas que nos escuchaban pasaba de la atención y el respeto a la admiración precedida por la curiosidad. Cuando, minutos después, se acercaban a la mesa donde estaban algunos ejemplares de la novela, el asombro se veía confirmado al tener entre las manos la novela perfectamente tangible, manejable, deseosa de ser leída.
En un momento de receso durante la jornada matinal, vía telefónica nos pusimos en contacto con nuestros compañeros y fuimos testigos también de la emoción que estaban disfrutando. El paseo canario donde se ubica la Feria del libro de allí, estaba siendo recorrido por los cinco autores isleños, después de haber disfrutado de una experiencia similar a la nuestra. El tono de su voz mostraba una emoción semejante a la nuestra, que aumentó más, si ello era posible, al saber que ya hay algunas personas que se dirigen al editor para conseguir un ejemplar porque otro lector o lectora les ha ensalzado esta novela.

De esto no he hablado con Anabel, pero creo que nuestras expectativas más íntimas se superaron con el afecto, cariño y complicidad que los asistentes a esta parte de la jornada demostraron hacia nosotros y nuestro proyecto. De algún modo los dos actos que sucedieron con sincronía y llenos de sinergias (Anabel, dixit) han supuesto el aldabonazo de salida a un periplo que esperamos largo y lleno de eventos de los que se irá informando a través de los diferentes blog. Ojalá que si no todos a la vez y al mismo tiempo (eso sería otro sueño hecho realidad) podamos llevar esta novela a muchos rincones.
Pero la jornada no concluyó aquí, todavía faltaba mucho. En realidad faltaba la verdadera semilla de la que brotó esta planta que lleva por nombre Recital poético políglota.
La lluvia decidió rodear las instalaciones del Centre Civi de Balàfia de una cortina densa de cristal melancólico que quizá ayudó a saborear con más atención los versos que las personas que salieron al atril fueron recitando. Entre los poemas y poemas, también disfrutamos con algunos relatos cortos procedentes de Zaragoza (Pilar Aguarón, José Antonio Prades) o canciones interpretadas por Mon Feijóo.
Lo cierto es que es una maravilla comprobar la ilusión que este grupo de poetas pone en todo lo que hace. La ilusión, la variedad, la calidad. Escuchando lo que allí sucedió uno hizo un recorrido por prácticamente todos los estilos que se pueden encontrar en la poesía. Y me planteaba una vez más, cómo es posible que tanta dedicación no exenta de calidad, quede casi siempre relegada al olvido o al instante efímero de un recital en que los asistentes, casi en su totailidad también son participantes.
Pero es que la noche (tras una cena de confraternización y regada por la abundantísima lluvia que cayó sobre Lleida) también presenció y oyó más versos y más músicas. Desde las diez de la noche el Pub Blau fue testigo en primer lugar de la actuación del grupo de rock Hermanos Lobos que dio allí su primer concierto, mostrando la potencia de su música...
Más tarde comezó la Jam Session, o Sesión Golfa que se prolongó hasta las tres de la madrugada donde los versos volvieron a entrelazarse con las músicas de la citada Mon Feijóo, DeOscar y Pere Vilanova

En fin, tomo el cartel y es lo único que se me ocurre hacer, citar a quien en él figuran como lectores de sus versos bien durante la sesión de la tarde, bien durante la sesión de la noche, quizá alguno o alguna que no figura en él recitó también y se me escapa su nombre, perdonadme si así sucede... : Carlos Agorreta, Carmen Molinero, José Antonio Lozoano, Israel Rodríguez, Rosa Roca, Charo Cano, Pilar Falcón, Inma Arrabal, Edu Jové, Pere Asensio, Mari Cruz Nevot, Aurora Marco, Joana Mar, Felipe Zapico, Josep Puig, Ricardo Lacosta, Josep Ramon, Montse Sánchez, Carme Romía, Pere Porta, Juan José Romero 'Terly', Mayde Molina, Anna Calero, Dioni, Carlota, Marc Torrent, Iris, Pedro Berenguel, Ramón González, Jaume Climent, Nuria Niubó, Ricardo Lacosta, Matheu Esquerda, Assumpció Cornadó, Beatriu C. Durany, José Liñán, Toni Ibáñez, Anabel, Madmme Quika Lu y Maribel Sánchez... Todos ellos (y quizá alguien más que ahora mi torpe memoria no alcanza a recordar) fueron los encargados de convertir la tarde, la noche y el principio de la madrugada del 7 y 8 mayo en una tarde y una noche poéticas y llenas de versos, en los que la poesía demostró, me demostró, nos demostró que es tan poliédrica como nuestros sentimientos y nuestros modos de mirar...

domingo, 8 de mayo de 2011

No invento una metáfora nocturna


Y se desangra el pan sobre el asfalto…
No invento una metáfora nocturna…
Aunque en algún lugar el hambre mate
y miren las estrellas desde lejos,
(con dedos y pestañas asustados),
escribo sólo lo que ven mis ojos.
—¿Puede un poema hablar del pan y el hambre?—,
me digo mientras fumo en la ventana.

Será que las bacterias pasan hambre,
será que alguien lo sabe en esta calle,
será que es necesario alimentarlas.
Sigue sangrando el pan sobre el asfalto,
en el amanecer de este domingo…
Será que el barrendero no ha llegado,
o acaso haya pensado en los gorriones,
en su único festín prenavideño.

Esta lluvia festiva ablanda el pan,
quizá pretenda que su esencia llegue
al mar, y desde allí se torne luz
para ser masticada por el sol,
y convertirse en beso que se funda
con la simiente oculta en los trigales…
y brotar como grano de cosecha,
más tarde triturado en la molienda…

…Y se desangra el pan sobre el asfalto…

Safe Creative #1101208299834

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lleida y Las Palmas de Gran Canaria o la sincronía de Oscurece en Edimburgo

Los autores de Oscurece en Edimburgoen Zaragoza.
Foto Pilar Aguarón



Este fin de semana Oscurece en Edimburgo da otro nuevo paso. Y lo hace de forma imultánea en Lleida y Las Palmas de Gran Canaria.
Nuestro editor ha conseguido que durante la celebración de la feria del libro de aquella hermosa ciudad, el próximo sábado, siete de mayo a las once de la mañana hora insular, se procederá a la pre-presentación de nuestra novela. El día de la primera presentación oficial será el día 26 de mayo en Santa Cruz de Tenerife; en Segovia hacia el 10 de junio, pero todos estos datos se irán recordando oportunamente, así como el resto de presentaciones (como Zaragoza, Cádiz, Málaga, etcétera), entrevistas y reseñas que la novela vaya generando.
En Lleida, el mismo día 7 mayo, y gracias a la iniciativa de los organizadores (a quienes desde aquí agradezco públicamente su disposición), y dentro del cuarto encuentro VersArt de la ciudad catalana, que se produce en el marco de las Fiestas de Primavera de la ciudad, se presentará también la novela, además de otros libros de poesía, entre los que estará Versos como carne.

Cartel Anunciador de la IV Edición VersArt

Nuevamente la sincronía de este grupo de amigos y escritores vuelve a funcionar, sin pretenderlo, pero cada vez tengo más claro que la suerte o la fortuna hay que trabajársela.
En fin la criatura que ya estaba bastante avanzada en la foto que nos hicimos en Zaragoza y que muchos ya conocéis, sigue creciendo. Y se da el pistoletazo de salida en Lleida y Las Palmas de Gran Canaria.
Anabel y yo haremos todo lo posible para que el acto de Lleida, quede a la altura que se merece este libro, no sólo por él mismo, sino por la valía de mis seis compañeros, por su entusiasmo, por su trabajo y por su dedicación. De todos modos, la calidad de la presentadora, Maribel Sánchez, periodista de radio Sabadell que dirige y presenta el programa Veus anònimes, y que ya ha leído la novela, es un aval más que suficiente.
En el diario ilerdense La mañana se hacen eco de las celebraciones poético-literarias del día.

martes, 3 de mayo de 2011

El error

Al abrir los ojos comprendió que se habían equivocado en sus pretensiones durante la operación. Había muerto y suspiró, al fin, aliviado.

domingo, 1 de mayo de 2011

Abrigar en silencio tus caricias


.
Abrigar en silencio tus caricias
después del terremoto de los cuerpos
es como alimentar lo más profundo,
aquello que da vida a los sentidos,
como el aire permite la existencia,
aunque sea invisible su sonrisa.

Abrigar en silencio tus caricias
debajo de mi piel aún temblorosa,
es fabricar escudos contra el miedo,
es construir un dique insuperable
contra los huracanes del olvido,
contra los ataúdes del futuro.

Abrigar en silencio tus caricias
es sembrar con estrellas mis jornadas,
es prevenir necrosis en el alma,
es sembrar un jardín en mi memoria
donde el recuerdo sea tu ternura,
esencia del respiro del planeta.


Safe Creative #1101208299834