martes, 5 de octubre de 2010

Tribulaciones de un escribidor en Zaragoza. (O cómo disfrutar de los amigos) (I)


Ustedes perdonarán mi retraso y el tremendo abandono en que tengo este rincón. Tampoco sé cómo me pondré al día, aunque ¿qué significa eso de ponerse al día? Por no saber, desconozco si retornaré a los ritmos medidos a los que estábamos todos acostumbrados este escribidor y sus pacientes lectores. Muchos proyectos, todos muy interesantes y otras ocupaciones, además de cierta sensación de estrés, me obligan a intentar dosificarme.
Si es que puedo y sé.
En fin, mejor no desesperarse por nada y dejar que las cosas sucedan a su propio ritmo y con su propia cadencia.

Pero no venía yo por aquí para darles la murga con mis cuitas blogueras, sino para hacerles partícipe de mi último fin de semana en Caesar Augusta, más conocida por Zaragoza, donde nos esperaba Anabel Consejo, quien forma parte del grupo 7 plumas y que nos había invitado al primer recital de narrativa breve SéBreve, organizado por 3de3 Liter-Art, grupo de quien también forma parte junto con Pilar Aguarón y José Antonio Prades. Aún así, y a pesar de todo, demoraré el ritmo de la crónica, convirtiéndola en un pedacito de diario.

Viernes, 1 de octubre
Muchas veces lo importante no es la meta, sino el camino. Esta idea se ha dicho de muchas maneras y este fin de semana este escribidor lo ha experimentado en carne propia.
Verán ustedes, el viernes a eso de las dos de la tarde se puede decir que comenzó el encuentro de 7 plumas. Este escribidor había llegado al Aeropuerto internacional Madrid-Barajas un par de horas antes, desde Segovia. La puntualidad de la combinación autobús-metro desde Segovia a Madrid fue máxima. En los andenes del metro de la capital no tuve que esperar ni un solo minuto y tuve que tomar dos metros, el que me llevó desde Moncloa a Nuevos Ministerios, y en esta estación el que se dirige raudo hacia el aeropuerto.
A pesar de las dudas de algunos (la mía en primer lugar), habíamos alquilado una furgoneta de nueve plazas para hacer el trayecto Madrid-Zaragoza. Lo cual, para muchos era un poco tonto, puesto que ya existe AVE entre ambas ciudades. Sin embargo se decidió lo de la ‘furgona’, como dice Marcos Alonso y uno acató la decisión mayoritaria con alegría, eso sí, previo aviso de que no tomaría el volante del vehículo, pues no poseo (como ya saben los lectores más veteranos de este rincón) ningún tipo de licencia que me habilite para semejante acto. Salvo conducir carritos de compra y coches de bebé, nunca he guiado vehículos de ninguna clase, ni siquiera una bicicleta.
Estuve convencido desde el primer día en que empezamos a preparar este viaje (no recuerdo hace cuántos meses) que sería una experiencia fantástica, además de ser completamente imprescindible, tal y como va la novela de 7 plumas. Y cuando nos abrazamos en la T-1 del aeropuerto, sentí que me reencontraba con viejos amigos, y eso que era la primera vez que nos veíamos en carne y hueso.
La primera sorpresa de este viaje nos la dio la casa de alquiler de vehículos, pues había dispuesto para nuestro uso durante el fin de semana de un vehículo de color púrpura. Esto nos pareció una señal. Aunque yo pensé que probablemente el encargado es lector de 7 plumas y sabe de la existencia del grupo Purplestone.
Una vez que nos pusimos en marcha el tiempo dejó de contar. Lo importante era el viaje. Sólo me di cuenta más tarde, pero creo que en la mente de Francisco Concepción instigador de la idea de la furgoneta, estaba desde el primer momento ese objetivo. Dejar que el amplio y cómodo habitáculo del coche sirviera como sala de estar de una casa.
Una especie de larga sobremesas... Claro que primero hacía falta comer.
La primera parada, fue a escasos cincuenta kilómetros de la salida. Guadalajara. A la entrada de la ciudad alcarreña aparcamos y nos dedicamos a pasear, avenida abajo, hacia zonas más céntricas donde poder comer. La comida (que no será recordada por su exquisitez, aunque sirvió para aliviar esa hambre) fue larga y relajada.
Cuando Dácil Martín dejó su lugar al volante, en una estación de servicio de la provincia de Soria, hicimos otra parada. A penas habían transcurrido unos cien kilómetros más. La conversación, poco a poco, fluía con la velocidad propia que otorga el aumento de la confianza y el ambiente que se genera en un espacio compartido y sin otras interferencias del exterior, salvo alguna llamada al móvil de algún familiar o amigo. Paulatinamente la novela, nuestra novela, fue tomando protagonismo de nuestras palabras.
La cosa empezó con los comentarios sobre los lectores, sobre su fidelidad, sobre su trabajo e influencia en el propio destino del texto de la novela. Mientras la tarde se arropaba y descendía la iluminación para acurrucarse en brazos de la noche, se continuó con la entrevista que Ana Joyanes e Inma Vinuesa intentaron hacer sobre mí, para que revelara los misterios que se encerraban en el capítulo 45 del relato. Salí bastante indemne de su tentativa, con algunas respuestas vagas y no revelé casi nada de lo que había escrito y se publicaría en la tarde del domingo.
Nos fue oscureciendo en territorio aragonés, poco después de que Dácil viese un unicornio en el cielo de la meseta, que más parece en esa parte de su lindero nororiental una llamada a las caricias, por lo ondulado y solitario del paisaje.
Tras superar algún atasco propio de las entradas a las grandes ciudades un viernes y la sorpresa de algunas obras que modificaban las direcciones de la ruta a seguir, llegamos al hotel. La única damnificada de este viaje tan tranquilo para nosotros, fue Anabel, que hasta casi las nueve de la noche no pudimos ver y besar.
Ya estábamos los siete juntos, por fin.
Y con ella, aparecieron sus socios Pilar y José Antonio. Repito, los tres juntos forman el grupo 3de3 que era el organizador del recital al que acudíamos con toda ilusión y ganas. Y por tanto, conocimos a otros dos escritores que, además son personas espléndidas, como nos demostraron desde esa noche y hasta el sábado en la madrugada, ejerciendo no sólo de anfitriones, sino de verdaderos compañeros.

Tras una ducha rápida, paseamos por la Plaza del Pilar, nos asomamos al Ebro, junto al Puente románico de piedra, contemplamos de cerca el Ayuntamiento, la Lonja, La Seo, para acabar en El Tubo zaragozano, donde ya bullía la fiesta. Allí mismo otro grupo de escritores y críticos disfrutaban de una magnífica noche, extraña para la ciudad maña a estas alturas del año.
Tras el tapeo al aire libre, en medio del bullicio, Anabel, por fin, consiguió que encontráramos un hueco para hablar de la novela (uno de los tres objetivos del viaje). Obviamente, al menos por mi parte, ustedes entenderán que calle el contenido de tan sesudas deliberaciones entre cafés y cervezas. Sólo diré una cosa: no hemos roto el espíritu con el que nació este proyecto. Por tanto, si el principio de esta aventura arrancó tras un sorteo, otro sorteo, esta vez dirigido por Pilar, ha dictaminado su final, del que solo sabemos autor@ y fecha.
Pura coherencia.
La noche maña, a pesar de la doble ventana de la habitación del hotel, se colaba con contundencia en mi habitación. En Zaragoza los jóvenes disfrutan de la madrugada, como si siempre fuera Nochevieja.

Continurá mañana

31 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

Me alegro mucho de que este esperado viaje haya sido tan fructífero, en todos los sentidos; especialmente porque al conoceros personalmente habéis reforzado vuestros lazos de amistad. Muy buena la idea de alquilar una furgoneta. Vendré para disfrutar del resto del viaje a través de tus letras.
Hasta pronto.

FranCo dijo...

He disfrutado este post en gran manera. He sido partícipe del mismo y me parece "calcado". Haces una crónica literaria.

Amando, espero ansioso la continuidad de los siguientes días. Y espero que te recrees en la orgía celebrada

Admiro tu capacidad de trabajo para con tu blog y con tus seguidores

Unknown dijo...

Pues me alegra infinitamente que haya sido un encuentro lleno de satisfacciones para ti y para los demás que en el participaron, Amando.
Gracias por hacernos participar a través de tus letras.
Un abrazo.
Leo

emejota dijo...

¡Que bien!, es lo que tienen este tipo de viajes. Ya ves, uno se ausenta un poquitín y todos se quedan escribiendo como locos, luego se acumula el trabajo. Un fuerte abrazo extensivo.

alena.collar dijo...

¡Ah, señor viajero!... y luego dice usted que admira a otros...ande, ande, que pegaita a la pantalla estoy.

Anabel dijo...

Me espero a leer la segunda parte.

Flamenco Rojo dijo...

Con tanto detalle, creo que al final vamos a pensar que también los lectores hemos estado allí con vosotros...Vaya año llevas escribidor. No vas a estar estresado, si es que no paras.

Un abrazo.

Inma Vinuesa dijo...

Me encanta que hayas decidido contar este viaje con la visión de un diario, así no solo disfrutaremos de las peripecias vividas sino de tu visión personal, las sensaciones, pensamientos y reflexiones que has tenido durante estos días.
Gracias por tus escritos y estoy ansiosa por leer la continuación.
Un abrazo

Marina Filgueira dijo...

Hola: Amando, celebro vuestro encuentro, seguro que todos habéis sentido un especial júbilo y emoción. Seguro que fue una experiencia notable. Me parece estupendo, lo de alquilar una furgoneta… así como si fuera una salita de estar para hablar de lo que importaba con armonía y alegría, frente a frente todos Ya me parece más rollo lo de tener que tomar el metro… aunque, bueno, eso es lo que yo pienso porque no me gusta viajar bajo tierra… Bueno pues ya estas de vuelta bienvenido esta tu casa sin novedad que eso importa mucho, luego todo volverá a la normalidad. Un brazo. Y se feliz.

Fiaris dijo...

Pues amigo como dices que es eso de ponerse al día no lo se, son deberes que nos creamos y no nos damos cuenta, un abrazo.

Isolda Wagner dijo...

Me ha encantado esta crónica. Si soy sincera, los que conocemos a Amando, sabíamos que lo contaría y contará, con pelos y señales. Es lo que tiene ser escritor y reunirse con amigos. A muchos nos hubiera gustado muchisimo estar ahí, pero la cosa iba de plumíferos. Para no ser menos, hoy nos hemos reunido Mercedes y Ángeles, hemos visto la foto que habeis enviado y después les han entrado ganas de escribir una novela. No sabéis la energía que tienen,... o sí. En fin, que lo hemos pasado muy bien.
Besos a los siete, se os ve felices. Y al escribidor por da fe.

Verónica O.M. dijo...

ESPERO QUE EL VIAJE RESULTASE MARAVILLOSO.
MAÑANA ME VOLVERÉ A PASAR, PARA CONTINUAR LEYENDO
BUENAS NOCHES
ABRAZOS

catherine dijo...

De regreso en casa me precipito hacia la pantalla. Todo me encanta: el viaje de Amando solo en el autobús y en el metro, el encuentro en el aeropuerto (en un lugar determinado), la charla a puerta cerrada en la furgona purple, el encuentro con Anabel y las calles de Zaragoza. Y me reío con vosotros, porque sabes que me gusta reír. Me reío porque tuve la suerte de encontrar amigos de Internet y vosotros Plumistas teneis además el placer de compartir una obra común.
Ya está en la pantalla el episodio siguiente pero a estas horas solo quería decir que no podía quedarme sin noticias de vosotros y mandar a todos muchos besos.

Amando Carabias dijo...

Mercedes:
La verdad es que ha sido un encuentro muy fructífero, y no sólo en lo inmediato.
Alguien a quien le dirigen un puntero de laser al cerebro, cree que habrá continuidad, y como él lo crea, será.

Amando Carabias dijo...

FranCo:
Muchas gracias por tus palabras.
Que con tus múltiples tareas, todavía tengas tiempo de llegar hasta aquí, es un enorme placer.
Me gustan este tipo de crónicas, muchos ya lo saben. En otras épocas de mi vida, las he hecho del dolor (y esas se quedarán en el secreto) y me ayudaron. Ahora me ha tocado otra etapa diferente, y la estamos disfrutando. ¿Por qué no repetir, si encima me lo paso bien?

Amando Carabias dijo...

Leonel:
Así ha sido, un encuentro que, como no podía ser de otro modo ha sido más que satisfactorio.
Cuando uno lleva en la memoria tatuada la alegría de este encuentro, lo fácil es hacerla extensible a los demás.

Amando Carabias dijo...

emejota:
Uf, pero no sólo es que se aleje. A veces las cosas suceden sin moverte de la silla. ¿Sabes cómo hacen los malabaristas para conseguir que tres, cuatro o cinco bolas tracen su círculo y vuelvan a las manos del artista sin pasar antes por el suelo?
Hay días que tengo esa sensación.
Pero creo que voy pudiendo con ella.
Por cierto, siempre cumplo con el mandado y hago extensivo el abrazo.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar:
Muchas gracias por tus palabras. Lo uno no quita a lo otro. Tus crónicas también son para no perder ripio.

Amando Carabias dijo...

Anabel:
Pues luego nos vemos...
Ha sido fantástica vuestra acogida.
Los de 3d3 sois unas personas maravillosas. De ti ya lo sabíamos y ahora podemos decir lo mismo de Pilar y José Antonio.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo
Algo de eso hay. Como siempre atinas en la apreciación y en mis intenciones. Se trata de haceros partícipes, de que seais capaces de participar de algún modo de todo este viaje que, como estás viendo (y oyendo) tuvo el tiempo más que copado.

Amando Carabias dijo...

Inma:
Quizá se deba a que viajo muy poco (aunque a este paso...), pero siempre que salgo de casa, me gusta anotar las impresiones y todo lo que he aprendido, porque la memoria es más frágil de lo que parece.
Si a esto le añades la emoción del encuentro, el ambiente maravilloso, el trato dispensado y que formo parte de este proyecto de 7 plumas, pensé que todo lo que se haga es poco para que crezca.
Pues por aquí nos vemos en la segunda y tercera parte.

Amando Carabias dijo...

Marina Filgueira:
Es así como dices: encuentro lleno un especial júbilo y emoción y una experiencia notable. Incluso sobresaliente, diría yo.
Respecto de lo del metro discrepo.
Una ciudad como Madrid sin metro no funcionaría. Es imposible. Los usuarios habituales se quejan mucho, porque ellos, mejor que nadie, aprecian los problemas y los fallos en su funcionamiento, pero para un visitante ocasional, es uno de los mejores inventos.

Amando Carabias dijo...

fiaris:
Cierto es lo que dices, muy cierto.
Supongo que cada día tiene su propio afán. Y espero que sepáis disculparme estos vaivenes.

Amando Carabias dijo...

Isolda:
También a esas ganas de muchos lectores, son a las que pretenden responder estas entradas.
Como se ha dicho durante el viaje, la existencia de lectores tan fieles como vosotros (no sólo los que comentáis, sino aquellos que están ahí cada día), es clave para el proyecto y podría decirse que es una de las peculiaridades, sino la mayor, de toda esta aventura.
Es una alegría que lo hayas disfrutado con las buenas amigas.

Amando Carabias dijo...

Verónica:

Pues mañana nos vemos. Gracias por tu constancia y fidelidad.

Amando Carabias dijo...

Catherine:
Bienvenida. Lo que algunos sabemos de ti, unos privilegiados, es que tu risa es una cascada de luz. Has de saber que, aunque no está reseñado en la crónica, cumplí con tu encargo hecho en Segovia, y acerqué a los amigos plumíferos, los minerales (el cuarzo ahumado y la amazonita) que me regalaste.
Has de saber que quedaron encantados y se emocionaron.

Beatriz Ruiz dijo...

Al igual que Flamenquito siento que estuve allí... Eres afortunado Amando... mucho...

Todavía tengo que ver a una amiga común que me dará miles de detalles... y espero con ansiedad el resto de ese tiempo entre escribidores...

Genial la idea de la furgoneta... absolutamente fantástica...

Besos...

Amando Carabias dijo...

Beatriz:
Así lo estoy viviendo, amiga. Es como si me hubiera tocado la lotería. Vosotros, primero este grupo GAP que es capaz de venir a Segovia y encontrarse en Sevilla. Ahora los 7 plumas, vecinos tuyos algunos... Y otras personas, que abren el corazón.
No hay nada mejor, sin duda.

neko dijo...

Da gusto poderse juntar con gente con gustos y proyectos comunes, se disfruta como un niño :)

Amando Carabias dijo...

Neko:
Te repito que me hizo muchísima ilusión encontrarme con vosotros.
Y que la rosa que me regalaste, la tengo donde escribo.
Un beso y un abrazo para ambos.

Ángeles Hernández dijo...

¡Caramba!
Tanto mirar y remirar y al final casi me pierdo esta crónica que tanto me interesa. Menos mal que conmétodo y calma ( cuando se tiene calma y tiempo) al final se encuentra todo. Había oido hablar de la furgona púrpura a Isolda y Mercees pero nopensé que hubiera una crónica escrita al respecto, sino conocimientos por amistad.
Mejor así.

Sigo que esta parte me suena.