jueves, 30 de septiembre de 2010

Segovia continúa en el camino hacia la capitalidad europea 2016


Acaba de saltar la noticia en los teletipos. En alguna otra ocasión este escribidor ha hablado sobre el asunto, sobre la ilusión popular que la iniciativa ha generado en la ciudad.
Hace unos minutos, menos de media hora, se ha sabido, junto con Burgos, Córdoba, Donostia, Las Palmas y Zaragoza, Segovia ha pasado el corte, el primer corte, y continúa entre las candidatas para ostentar ese título.
Supongo que aún queda lo más difícil, pero al mismo tiempo lo más ilusionante. Y algunos años más para que todo el trabajo que se está haciendo, sirva para que Segovia, con independencia del resultado final, se convierta en una ciudad marcadametne cultural.
Desde aquí se accede al artículo del Adelantado de Segovia, en el que se explica el acto de esta mañana en que se ha presentado la candidatura. Y en este otro enlace, las primeras reacciones suscitadas.

La alegría de la delegación segoviana.
En primer plano el Alcalde, Pedro Arahuetes, exultante
(Foto el Adelantado.com)


miércoles, 29 de septiembre de 2010

SéBreve


Cartel del recital.
Clicando sobre él se accede a la información del acto


Ustedes que son muy perspicaces sabrán, porque ya figura desde hace algunos días en la columna derecha del blog, que este próximo fin de semana el escribidor viaja a Zaragoza.
Las razones en este caso son meramente literarias. En primer lugar, y gracias a la invitación de Anabel Consejo Pano, miembro del grupo 3d3, vamos a participar en el "I Recital de narrativa "SéBreve", que organiza 3d3 Liter-Art en la capital maña el  sábado 2 de octubre de 2010.
En segundo lugar voy a conocer físicamente a personas que a estas alturas ya sé que son excepcionales.
En tercer lugar, vamos a intentar hilar la novela que el grupo 7 plumas nos traemos entre manos y que ya avizora su final.
Todo esto para decirles que hasta el próximo lunes, no podré estar con ustedes.
Si aparece alguna entrada el viernes, será que me ha dado tiempo a programarla.
Las entrada de la novela Fin de trayecto del próximo sábado, ya está programada.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Primer día de otoño

Ahora que llueve timidamente. Ahora que tendría que reposar, por fin la cabeza sobre la almohada, siento que he de realizar el último esfuerzo. He de dar una última dentellada a la debilidad, a las ganas de abandonarse al sueño que me grita, y pretende apuntalar mis párpados que resisten el peso de tantas horas.
Y este esfuerzo, de nuevo, es para gritar bien alto, bien claro, con toda la capacidad de mis pulmones que este mundo, donde la muerte y la confusión parece campear sin esfuerzo, es mucho más, y merece mucho más.
Os merece a vosotros. Merece vuestro esfuerzo, vuestro afán, vuestra dignidad.
El mundo no son ellos. El mundo no es el titular voceado en un telediario. El mundo no es el apocalipsis emitido en mil formas y con mil variantes.
El mundo sois vosotros. El mundo es vuestra sonrisa y vuestro llanto, vuestro sueño y vuestro dolor, vuestra entrega y vuestra miseria, vuestro sudor y vuestro abrazo, vuestro sueño y vuestra vigilia.
Venzamos la mentira. Evitemos que su adormidera termine por dejarnos la conciencia sobre el colchón del conformismo adocenado.
Empuñemos nuestra vida con la determinación de los seres que se saben dueños de su destino.
Quizá los libros de historia se olviden de ese resfriado que hoy te ha sorprendido, de ese beso que robaste a tu hijo mientras dormía, de esa caricia que hurtaste a quien amas, de esa lágrima desesperada por la muerte de un ser querido... Y de muchas más cosas...
También las horribles que nos envilecen. Pero en esas hoy no quiero pensar, ya pensamos demasiado en ellas a diario. Ya sufrimos de sus garras venenosas cada jornada.
Es probable que los libros de historia no recojan nada de lo que hoy ha sucedido en este mundo... Pero sin hoy, sin esta jornada anodina y gris, sin esta primera jornada del otoño de 2010, la historia no podría seguir. Sin hoy, sin ti, sin tu anónimo palpitar, el mundo habría sido distinto, por mucho que en las páginas de los libros de historia no quedará ni un leve rastro de esta jornada...
Pero sin tu huella, el mundo habría ido a peor.



miércoles, 22 de septiembre de 2010

Tribulaciones de un escribidor de estreno

Me van a permitir ustedes que hable de mí mismo y me haga un poco de publicidad.

Y es que uno está de estreno, aunque han pasado unos días desde la puesta de largo de la criatura.

Sólo se trata de explicarles que desde hace unas fechas, mi otro blog, Euritmia en la red, vuelve a tomar actividad. Quizá todos ustedes ya se hayan fijado, pero quizá no. Puede ocurrir que alguno de ustedes haya visitado este rincón con premura, por múltiples razones y no haya tenido tiempo de curiosear las novedades. El caso es que desde el día catorce de septiembre último, he comenzado a subir a la red, al ritmo de tres entregas semanales: martes, jueves y sábados, una de las primeras novelas que escribí Fin de trayecto.

Por cuestiones que no vienen al caso, no he tenido tiempo de programar toda su publicación, pero va a ser larga y permitirá un encuentro con quien lo desee que se prolongará unos meses. Con su permiso, y si ustedes lo desean les remito a esta entrada usada el citado blog como una especie de preámbulo a la novela. Espero que la disfruten

lunes, 20 de septiembre de 2010

La inspiración.

Imagen tomada de Internet.

Algunas veces los lectores se plantean, y de hecho me han planteado, de dónde sacan las ideas los escritores, o los artistas en general. Quien no está familiarizado con el mundo de la creación se sorprende por la originalidad de los puntos de vista o de los temas, e incluso por la capacidad para la creación de fábulas.
Existe la opinión popular, que viene desde el principio de los tiempos, según la cual, eran los dioses, en concreto las musas, quienes estaban detrás o al fondo o en la base del trabajo del artista. En algunas ocasiones esta creencia que se alimenta por los propios interesados.
En el fondo, pienso que esto es una cuestión tramposa.
Vistas las cosas desde mi experiencia, diría que se trata de una treta urdida por los autores para ocultar los verdaderos mecanismos por los que se acerca a la creación artística. Más aún, diría que semejante ardid no tiene por objeto velar un tesoro repleto de piedras preciosas cuyo valor es incalculable, sino engalanar con cierto halo de misterio una realidad más bien dura y aburrida.
Es verdad en que hay instantes del proceso creativo en que el artista se siente poseído por una fuerza y una pasión que parecen muy fuera de sí mismo, alejado de su propia persona, como si no supiera de dónde le nacen las palabras que fluyen desde su interior para desembocar en el papel. Es verdad que en algunas ocasiones el creador se ve transido por algo o alguien muy fuerte, muy poderoso, que atraviesa su corazón. En alguna situación especialmente excepcional el artista es contemplado por el ser humano que comparte con él filiación y DNI, como en un desdoblamiento, y se extraña de que ése que ocupa su mismo cuerpo sea capaz de estar haciendo lo que hace en ese preciso instante. No sabe de dónde surgieron las palabras, de qué circunvolución de su cerebro se escapó el argumento, o esa imagen que brilla con luz propia en medio de un verso terso y transparente.
Federico García Lorca lo expresó de un modo muy certero, cuando afirmaba que su deseo es que la inspiración le visitase mientras trabajaba.
¡Cuántas hermosas palabras se han perdido por no tener un bolígrafo o un papel a mano!

Sin embargo, a mi modesto entender, La verdadera respuesta a la pregunta con la que comenzaba esta nueva reflexión ha de articularse en torno a la palabra trabajo. Sólo y exclusivamente en el laboreo hacendoso reside la posibilidad del hallazgo de las piedras preciosas que nutren el tesoro hasta entonces escondido. Cuando llego a esta idea, recuerdo esas viejas películas del oeste, en las que algunos hombres lo habían dejado todo y habían caminado siguiendo el rumbo del sol en busca de esos ríos que almacenaban incalculables pepitas de oro que les podrían hacer millonarios. Pero qué pocas veces esa pepita aparecía con sólo mirar en el lecho del río. Había que doblar el espinazo y cribar la arena día tras día, desde la alborada hasta el ocaso, para encontrar, de vez en cuando, alguna piedrecilla por la que recibían algunos miserables dólares.
Algo así ocurre con casi todos los quehaceres.
Cada tarea requiere de su propio utillaje y quien la ejerce, antes de nada, ha de conocer el manejo de sus herramientas. Y como en cada oficio, en el de escribir es necesario saber cuál son los útiles fundamentales que ocupan la maleta que lleva consigo el artista en general y el escritor en particular.
A mi modo de ver, la mirada es el utensilio básico de la ocupación del escritor.
Digo mirada y en ella incluyo todos los tipos de miradas del ser humano, es decir, las miradas que nacen de cada uno de los diversos sentidos humanos: la mirada de los ojos, la de los oídos, la de la pituitaria, la de la lengua, la de la piel, la de la razón, la de la intuición y la del corazón…
Creo que me explico cuando digo que los oídos o la piel o el corazón miran…
La primera función del escritor es la de escudriñar al mundo que le rodea, incluso el mundo que le rodea en su interior, con todo aquello que tenga a mano: telescopios, prismáticos, lupas, gafas o microscopios. Y no vale cualquier mirada, como no vale cualquier caricia sobre la piel que se ama.
Ante mis amigos suelo afirmar, si me preguntan, que cuando mejor escribo es cuando paseo a mi aire, a mi ritmo, a la velocidad con la que me lleven los pies, cuando vacío la mente de cualquier idea, de cualquier verso. En esos instantes pongo el piloto automático y toda mi persona procura ser mirada, mirada como esponja que todo lo absorbe que con todo procura quedarse.
¿Para qué?
Esa es otra cuestión.
Desde ese punto de vista, el escritor suele padecer de una suerte de síndrome de Diógenes en su corazón. Todo lo archiva, todo le parece poco, guarda cualquier color, cualquier situación, cualquier diálogo, cualquier vuelo de pájaro, cualquier modo de caminar, cualquier tendencia de la moda… El escritor se siente escaso de recursos y necesita tener salidas, siempre una salida para una situación de escasez. Por tanto mira para almacenar, para retener en los estanques de la memoria todo lo que ha mirado…
Quizá sea esa la verdadera inspiración: una mirada ávida sobre el mundo y quienes lo habitamos… Un recuerdo que en el pasado se depositó en el anaquel correspondiente de la memoria, de pronto emerge un día o unos años más tarde, y entonces quien escribe, ante el papel, puede exclamar con Dante:

¡Oh musas, oh altos genios, ayudadme!
¡Oh memoria que apunta lo que vi,
ahora se verá tu auténtica nobleza!

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Ana Joyanes Romo: "Lágrimas mágicas"

Ana Joyanes Romo. Foto tomada del blog 7 Plumas
Sobre el enlace al blog, podréis conocer un poco mejor a la autora


Cuando el libro me llegó a casa, Ana había adjuntado una nota en la que, casi en tono de disculpa, comentaba que quizá este tipo de literatura no era mi preferido y, por ello, a lo mejor (a lo peor) no me gustaría.
Lágrimas mágicas, por dejarlo claro desde la primera línea, es un libro que se puede encuadrar dentro del ámbito de la llamada literatura fantástica, pero esto sólo es una tapadera. Y también por dejarlo claro desde el principio, me ha gustado. Y me ha gustado porque maneja con sencillez el lenguaje, porque es directo, pero, sobre todo, porque se nota mucho que la autora ha disfrutado con su escritura, y transmite al lector semejante goce.
Decía más arriba que Lágrimas mágicas pertenece al género de la literatura fantástica, pues sus protagonistas son elfos, suelfos, gnomos, hadas, trolls, trasgos, un dragón, un gato montés que habla, y algunos humanos. Todos ellos forman parte de un mundo que no es muy distinto al que conocemos y las diferencias vienen determinadas, precisamente, por los diferentes tipos de miradas que arrojan sobre él los protagonistas.

Portada del libro

Pero también decía más arriba que, en realidad, Ana Joyanes Romo se ha servido de este género como una tapadera. A ella le interesa poco, o nada, la literatura fantástica. La autora en realidad a lo que se dedica es a inspeccionar el interior de los corazones, a rebuscar en ellos las esencias que determinan la humanidad o no de los sentimientos. Y es que casualmente todos los protagonistas (da igual al grupo al que pertenezcan) son tremedamente humanos. La escritora no se molesta en investigar sobre ritos esotéricos, ni plantea pócimas mágicas, ni transcribe conjuros, ni alardea de poderes especiales: si hasta las tres hadas acaban agotadas cuando tienen que suavizar la caída de la cuna de Paula/Stella sujetando unas cintas, si hasta el dragón sufre heridas en una batalla aérea...
A la hora de la verdad, siempre he me ha gustado la literatura cuyo verdadero norte es el ser humano. (Repito, la que me gusta, no la que sea considerada mejor o peor, aunque la mejor suele cumplir esta condición). Y en Lágrimas mágicas es lo que más se encuentra. Como todo buen libro de literatura fantástica (y no ánotaré títulos para que la atención no se desvíe en cuestiones sobre las que no he hablado), lo importante no son las diferentes especies a las que pertenecen sus protagonistas, humanos, elfos, gnomos, hadas, trolls, suelfos, trasgos..., sino el tono en el que late su corazón y hacia qué horizonte transita cada uno. En el fondo, como siempre ha sucedido en la literatura, hablamos de miedo y de ambiciones, de odios y de amores, de valentía y de prejuicios, de poder y de servicio, de verdad y de mentira, en fin todos los ingredientes que forman la vida humana. Pero todos estos ingredientes no se diseminan por las páginas de un libro como si fueran entes abstractos, se hacen carne en los personajes que cobran vida y se elevan ante nuestras miradas. Y quizá sea ésta una de las atracciones que la literatura, la buena literatura, ejerce sobre los humanos lectores: contemplarse en otros retratos, seguir la vida (o uno de sus pedazos) de otros seres que tanto se parecen a nosotros mismos.
Lágrimas mágicas es un libro de fácil y amena lectura, pequeña extensión y honda arquitectura. La escritora ha construido con solidez un edificio perfectamente habitable para quien quiera demorarse unas horas en su lectura.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Museos Etnográficos: El museo de la sidra de Nava, Asturias

Durante una semana de este verano, hemos viajado por Asturias y quizá en algún otro artículo haga alguna referencia a este viaje que, como siempre, ha sido muy provechoso, sobre todo para el interior de mi persona.

Durante este periplo asturiano, nos acercamos a Nava, capital del Concejo que lleva su mismo nombre y que está en el centro del Principado a unos treinta kilómetros de Oviedo, camino del Oriente. Allí visitamos el Museo de la Sidra.

Para leer el resto del artículo pinchad aquí

viernes, 10 de septiembre de 2010

El Rastro de los rostros

Así comienza su artículo de esta semana José María Perez de Cossío en el Adelantado de Segovia de hoy. En él habla sobre sus impresiones acerca de la exposición de Mariano Carabias:
"Septiembre ha dejado que pasaran sus primeros siete días, para enviarnos el aviso de que por estos andurriales el invierno necesita un estiramiento muscular previo para luego participar oficialmente en nuestras vidas con su equipaje de fríos, tardes bonsai, y sobre todo, sus cambios de luz. Cromatismo llaman a este baile de tonos, en el que los contrastes inventan nuevos pasos, intentando que las torres de las iglesias se abracen haciéndose imprescindibles, sin contar con el señor obispo.
Hoy los grises han comenzado a pasearse por la paleta que el caserío pone a su disposición, para que la ciudad se tiña de una extraña melancolía que, aunque no se corresponde con ningún suceso en concreto, agarrota un poco las entretelas del alma, y nos deja, al menos a mí, sumido y ensimismado en una zona donde el pasado se arremolina en el tuétano del presente, y crea perspectivas inéditas, enmarcadas por emociones apenas barruntadas. Por no mentar ciertos temores que nada saben del miedo, pero lo invocan para atraerlo".
Desde aquí se enlaza con el artículo

miércoles, 8 de septiembre de 2010

En la entraña gris del amanecer



En la entraña gris del amanecer,
escucho los silbos de pájaros distintos,
como turistas de miríadas de naciones que cantan admirados al orto que ilumina los senderos.
La última estrella, perezosa para alzarse de la sábana azul que arropa sus sueños plateados,
ha retrasado su despedida al oír su nombre en el idioma del mirlo.
Quizá fuera un estornino o una alondra o un verderón, acaso.
Tengo entendido, según mi escaso bagaje ornitológico, que el ruiseñor vive en los umbrosos bosques densos,
así que, frente a este paisaje desnudo, vagamente ondulado,
no es probable que haya escuchado su canto,
salvo que la nación de los ruiseñores haya desterrado a alguno de los suyos, o, ¿por qué no?, algún ruiseñor tenga pujos de conquistador de espacios desconocidos, de tierras prometidas.
Tampoco sé si las tímidas avefrías delicadas cantan de ese modo.
No sé, para mi desgracia, desconozco el idioma de los pájaros, hasta sus diferentes acentos, desconozco.
Sólo estoy seguro de que no era el zureo de las palomas, o el graznido de algún córvido (incluyendo las orgullosas urracas) o el desagradable chillido de las tórtolas.
Tampoco sé, pues como se ve, no sé de casi nada, si en esta ciudad, o en sus linderos, hay oropéndolas, u otras aves, cuya capacidad canora sea tan hermosa y delicada como las que, en apariencia felices, salmodian en este gris amanecer frío,
casi gélido, plateado casi…
Más aún, es tal mi ignorancia sobre las cuestiones que importan, que tampoco sé distinguir sus aspectos.
Desconozco, sí, burlaos de mí,
cuál es el color con el que revisten su plumaje, el tamaño de su cuerpo, la silueta que dibujan en el vuelo, si acarician las nubes o no alcanzan tal altura.
Y mi vista es tan atroz para ciertas cosas, que nunca los columbro,
aunque su inmediata parla canora acaricie mis oídos.
Pero, acaso, tal desconocimiento sea, cual sutil paradoja, bendición que debo agradecer,
pues me sitúa en la entraña de la esencia de las cosas, no me distrae con añadidos intrascendentes, con superfluos adjetivos, con oropeles sin valor,
porque, al fin, sólo resta dejarme acunar por ese canto coral que decora el alba con melodías tan hermosas,
festoneando este amanecer,
subrayando la belleza triste, algo opaca, de este instante frío.
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viernes, 3 de septiembre de 2010

Dedicado a todos vosotros

Este vídeo no lo he descubierto yo, me ha llegado gracias a una persona muy querida, Chus, a quien doy las gracias.
Símplemente os invito a que lo veáis y quienquiera que comente.
Desde luego, para mí es una inyección de ánimo. Y dado que estamos arrancando un nuevo curso después de las vacaciones de verano, y que esta época del año es propicia para planear nuevas metas y objetivos, yo me apunto a esta.


miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mariano Carabias: Tocar el humo (Exposición en Segovia.)

Anverso y reverso de la invitación a la exposición




Tengo el placer y el honor de haceros partícipes de la nueva exposición de mi hermano Mariano Carabias.
No es la primera vez, ni será la última que use de este espacio para ensalzar su obra.
Obviamente no puedo ser objetivo con su trabajo, pero como supongo que tal cosa se entenderá, espero que se me perdone. A mi modo de ver en la obra de Mariano palpita el arte, esa sensibilidad especial de ver las cosas de un modo diferente a cómo lo vemos los demás. No sé cómo decirlo. Él, más que mirar, escruta y descubre el significado de lo que le rodea, ése que tantas veces se nos escapa a los demás.
El verano pasado acudimos a la última exposición que colgó. Fue en tierras aragonesas, en concreto en Cariñena, Zaragoza, aquí podéis repasar la entrada que dediqué al asunto.
Este año no es necesario que nos desplacemos.
Después de varios años, seis en concreto, vuelve a colgar parte de su obra pictórica en nuestra ciudad. Como él mismo afirma en el texto de la invitación, han sido años de evolución lenta, pero tenaz y continua, sin límites.
Por si acaso sus palabras no se pudieran ampliar tras clicar en las imágenes que he subido e ilustran este artículo, lo transcribo a continuación:
Creo que se trata de palabras esclarecedoras por sí mismas, que no necesitan de mucha interpretación. Si acaso, y porque podáis contemplar parte de su última evolución, desde aquí se accede a su blog.


Seis años han pasado desde la última vez que mostré mi pintura públicamente en Segovia. Yo mismo, al mirar atrás y observar mi trayectoria, me sorprendo de los cambios que aparentemente saltan a la vista. Seis años de evolución lenta y continua, de exploración sin autolimitaciones, sin sentirme influenciado en exceso por terceras personas, de gran libertad en definitiva, para que la obra fluyera con naturalidad y para que a su debido tiempo, que es éste, se hiciera un alto en el camino y se observara lo ocurrido.

Mariano, ante parte de la obra que prepara para esta exposición.
Foto A. Benavente. El Adelantado de Segovia

Si queréis saber algo más sobre las impresiones del artista de cara a esta próxima exposición os dejo un enlace con una entrevista que hoy dos de septiembre publica la edición Digital del Adelantado de Segovia

Cuando visite la exposición, prometo que volveré por aquí y contaré alguna cosa sobre ella. Creo que la conozco, pero seguro que os tengo que contar algo, algún descubrimiento, la noticia de cómo con su mirada ágil y cálida ha sido capaz de tocar el humo.

Ojalá, tanto quienes vivís fuera, como quienes vivís en Segovia, podáis acercaros. Por si acaso os decidís y aquí dejo los datos sobre el lugar, dirección, etcétera del lugar donde se celebrará la exposición:

Lugar: Colegio Oficial de Arquitectos de Segovia. C/ Marqués del Arco número 5 (junto a la Catedral)

Fechas: Del 4 de septiembre al 2 de octubre de 2010

Inauguración de la exposición: Sábado 4 de septiembre de 2010 a las 20 horas.

Horario de visitas:
Lunes a viernes, de 10 a 14 y de 19 a 21 horas.
Sábado y domingo, de 12 a 14 y de 19 a 21 horas.

Gracias a la sugerencia de Isolda cierro la entrada dedicada a ella, y a la espera de que también a Mariano le parezca buena ambientación musical.