lunes, 21 de junio de 2010

Aquellos días en Ankara




Camino de la fábrica, aquel español recorría las calles nevadas de Ankara. Una nieve de color ceniza. A lo lejos, muy a lo lejos, a decenas de miles de kilómetros, aquellos ojos negros eran el asidero firme donde se aposentaba el latido cotidiano del corazón, y donde moraban las cuatro pupilas de los hijos que crecían mirando de frente. En los dos ojos negros residían todos los ojos, aunque hubiera tantos miles de kilómetros de distancia.
Por ellos, para ellos, las noches pasaban como un ejército de soledades y vacíos.
Por ellos, para ellos, los días eran un trajín enloquecedor.
Por ellos, para ellos, la distancia, la soledad, los afanes y la ilusión de un horizonte abierto, repleto de sonrisas y caricias.
'En cualquier parte del universo está la calle en que me gustaría vivir, siempre que tú estés conmigo…'
Quizá no lo dijo en voz alta, quizá sí. Quizá lo pensó, o no. Pero eso es lo que significa el latido de su corazón, cada día, cada minuto de sus días.
También hoy, especialmente hoy, en que algunas letras, además, quieren ser abrazos cálidos a pesar de la distancia.

32 comentarios:

Fiaris dijo...

me quedo con la frase final"También hoy, especialmente hoy, en que algunas letras, además, quieren ser abrazos cálidos a pesar de la distancia." un abrazo.

Marina Filgueira dijo...

Hola Buenos día: bonito este corto relato! Tardo en pescar... por más que lo leo, !será quizá, lo que pudo haber sido y no fue?

Por aquello de, en cualquier parte del unverso está la calle en que me gustaría vivir, siempre que tú estés con migo...
Y luego lo que sigue el comentarío fiaris... Hermosas frases porcierto.

En esa Mezquita estuvimos mi marido y yo, hace 25 años: fue la luna de miel- que no tuvimos cuando nos casamos, hicimos un precioso viaje de diez días a Turquía. ¡Inolvidable! Besitos y se feliz.

Beatriz Ruiz dijo...

Yo por supuesto me uno a esos abrazo cálidos...

Alonso Gonce dijo...

Buenos días,

La verdad me emociono mucho al leer este relato, siendo tan pequeño pero tengo infinitos recuerdos de aquellas tierras.
Al igual que yo, supongo que mi hermano tambien recordará esas largas, porque parecian infinitas, carreras por el aeropuerto para llegar a los brazos tan esperados.

Aún tengo guardada todas las postales que me enviaba con tan solo 3 años.. y siempre me las llevo conmigo esté donde esté.
Pondré una de ellas:
Querido Alonso:
Hoy tal vez no lo entiendas,
pero estoy seguro que dentro de
algunos años te alegraras leer
esta postal; me gustaria
que supieras que aunque eres el mas pequeño, te echo de menos como al que mas.
Quiero que sepas que estoy fabricando la nieve para cuando vengas aqui en Navidad.
Besos, Papa.
Ankara 7·X·91

Sin duda sabía que a día de hoy ( ya se leer) aun me dan fuerzas y me encantan leerlas.

Un abrazo!
Alonso

Amando Carabias dijo...

Fiaris, Marina, Beatriz, Alonso...
Me pilla el toro. Gracias a todos por vuestras palabras.
Tu testimonio, Alonso, Es conmovedor y nos eleva más aún a la categoría que tiene a tu padre.

Amando Carabias dijo...

Hasta mañana no habrá posibilidad de publicar los comentarios.
No ocurrirá nada.

Flamenquita Rosa dijo...

Felicidades papá !!!

Gracias Amando.

Besitos

maririu dijo...

Vaya yo que me preguntaba si Ankara era pura imaginación poética y al leer a Alonso ...
Mira que tienen historias los flamencos!
Y e encantan felicidades de todo corazón

catherine dijo...

¡Qué bonito regalo! de parte de Amando para un papá que fabrica la nieve de Navidad.
¡Cuántos latidos! hasta deteriorar este corazón grande.
Otros abrazos cálidos.

emejota dijo...

Me ha emocionado la realidad y la emoción entrelazadas en estas líneas. Tan fidedignas. Un abrazo.

Isolda Wagner dijo...

Seguro que fué así, como lo cuentas y me uno a tus letras para enviarle un gran abrazo al amigo ubícuo.
Alonso, me ha emocionado tu comentario, claro que no me extraña, se nota la marca de la casa.
Flamenquita, vaya padre que te ha tocado!
Besos, hoy de aniversario.

Flamenco Rojo dijo...

Las horas son días…los días, semanas…las semanas, meses…los meses, años y los años una eternidad…Cuando estás a miles de kilómetros de los tuyos no voluntariamente, por motivos de trabajo, el tiempo se eterniza…Haces un pacto con la soledad para que el reloj no se detenga y vaya todo lo deprisa que pueda. Conoces a otras gentes, quizás otra cultura, otras costumbres, pero nada tiene importancia si no tienes el calor de los tuyos cerca… Te das cuenta que eres vulnerable. No vives…sobrevives.

Y no digo yo fabricar nieve para tus hijos…Eres capaz de fabricar el castillo de fantasía más grande del universo y llenarlo de ilusiones y todo el cariño del mundo.

Gracias Amando.

Un abrazo.

Marina Filgueira dijo...

Alonso y Flamenquita Rosa: ¡Felicidades por ese papá genial que tenéis! Estoy segura que vosotros y esa madre wapa de la que disfrutáis también lo merecéis. Feliz cumpleaños Flamenco Rojo, que dobles los que cumples hoy, y con calida de vida. Un abrazo grande para todos.

Verónica O.M. dijo...

Aquellos días en Ankara, podría ser cualquier persona, en cualquier parte del mundo.
Todo se hace por ellos y para ellos, se da la vida si fuera necesario.
¡Me ha encantado el relato! amigo Amando
Buenas noches
Un abrazooo

Anónimo dijo...

La verdad es que llevo un rato cavilando la forma de enfocar este sentido comentario. No llego a otra conclusión posible que compartir con ustedes esos duros años ausentes de la importantísima figura paterna que se acrecenta más si cabe en esa franja de edad.

No valen explicaciones, no valen miradas, no valen promesas, a esa edad no vale nada cuando tu padre se va. Es duro pensar en eso cuando la mayor preocupación en esa edad es de que te pondrá mamá en el bocadillo de mañana para el recreo...

Hay cosas que son díficiles de borrar, recuerdo con tan corta edad, pedirme mi padre el diccionario del colegio para ver si en las páginas centrales venía la bandera de Turquía. Hoy en día para mi, Turquía está ahí al lado, entonces era poco menos que el más allá.

Dulce dulce las idas, pero amargas amargas las vueltas ... Gafas Ray Ban clásicas oscuras siempre puestas, empañadas en lágrimas cuando tocaba decir adios, y se daba la vuelta esa mujer cogida de la mano de sus dos hijos para España.

La verdad es que mientras lo escribo, se me viene a la mente como si fuera ayer, ahí cosas que son imborrables.

Honor a mi padre. Pero también todo el honor del mundo a una mujer luchadora, dignísima del hombre que tiene al lado, valiente donde las haya, avezada en momentos díficiles, y gran madre, que supo sobreponerse a esos momentos difíciles y llevar las riendas de la casa.

La familia unida, jamás será vencida.

Amando Carabias dijo...

Gracias por vuestros comentarios que, lamentablemente, han estado ocultos demasiadas horas y han impedido un diálago que en otras ocasiones (no tan lejanas) se hubiera propiciado a pesar de mi ausencia informática.

A lo largo del día se fue desvelando el pequeño misterio que envolvía al sujeto/protagonista de estas líneas.
Releo las líneas que escribí a la luz de vuestras palabras, sobre todo las de Alonso y Álvaro, las cuatro pupilas de los hijos que crecían mirando de frente, y me doy cuenta de que en la mayoría de los casos no es tan necesario conocer los detalles concretos para saber la verdad.
Porque conociendo a las personas (inmesa fortuna que atesoro gracias a internet) uno se percata de cómo tuvieron que ser años atrás.
Lo digo porque este escribidor no tenía ninguna constancia de las famosas postales, y sin embargo no podía ser de otro modo.
Y si bien nuestro amigo es el destinatario directo de estas palabras, no es menos cierto lo que opina Álvaro en una de las frases finales de su comentario:
"Pero también todo el honor del mundo a una mujer luchadora, dignísima del hombre que tiene al lado, valiente donde las haya, avezada en momentos díficiles, y gran madre,(...)".
Porque es evidente que sin el equilibrio afectivo, las personas no podemos desarrollar todo lo que llevamos dentro.
Esto mismo es lo que he querido escribir, cuando anoté:
'En cualquier parte del universo está la calle en que me gustaría vivir, siempre que tú estés conmigo…'

Anónimo dijo...

las letras pueden ser abrazos y puñaladas, no mucha gente lo sabe..

Ángeles Hernández dijo...

Hoy me he quedado sin palabras para comentar.

El relato en sí mismo me ha emocionado mucho y le he encontrado un significado profundo y rotundo: por ellos y para ellos todo merece la pena y además un lugar , cualquiera que sea, siempre sera el sitio perfecto si él me acompaña.
..................................


Los comentarios explícitos y cargados de recuerdos, sensaciones, añoranzas, realidades me dejan muda.

Gracias a todos por tanta belleza y tanta entrega en vuestras palabras.

Amando Carabias dijo...

jordim:
Tienes más razón de lo que parece.
Toda la razón.

Amando Carabias dijo...

Ángeles Hernández
Siempre importa más el quién que el dónde, y este texto habla de unos 'quienes' tan maravillosos, que lamento que mis palabras hayan sido unas sombras

Errata y errata dijo...

Precioso el amor en tus lineas. "En cualquier parte del universo está la calle en que me gustaría vivir", me llevo esta frase porque me encanta, para recordarla cuando ninguna calle me parece apropiada. Un abarazo,

Marian Raméntol dijo...

Y vuelvo, regateándole al tiempo unos minutos de libertad, y me quedo en esta casi fotografia de un instante, de tantos instantes irrepetibles pero reconocibles.

Un besote
Marian

Amando Carabias dijo...

Maia
Muchísimas gracias.
Para mí es la frase clave de este relato y la que mejor define el verdadero sentimiento de su protagonista.

Amando Carabias dijo...

Marian Ramentol:
Muchísimas gracias por tus palabras y por ese esfuerzo dentro de tus múltiples quehaceres.

Marina Filgueira dijo...

Leo y releo este relato: porque me fascina- y me enseña tu forma de plasmar un homenaje o una felicitación, a un amigo. Yo he felicito a una amiga, con algo similar… pero no, no tiene nada que ver… Solo sé que no sé nada… y eso me inquieta. Me fijo, en el aplomo- y sabiduría- que tienen tu mano y tu mente, para poner “sal y pimienta” y, así dar el sabor, sensibilidad y profundidad que emanan tus letras. ¡Pero aquí estoy siempre abierta a prender de un escribidor como tú Amando! Gracias Maestro. Se muy feliz.

Paloma Corrales dijo...

¡Ay!(con nudo en la graganta).

Un beso.

Amando Carabias dijo...

Paloma Corrales:
Muchísimas gracias. Me estremeces.

Amando Carabias dijo...

Marina Fligueira:
No creo que sea para tanto. Lo único que sí es cierto es la sinceridad y dejarme llevar por los latidos del corazón, eso sí es verdad.
Gracias por la persistencia.

Maria Sangüesa dijo...

Me emocionan esta entrada y su destinatario. Besos para todos.

Amando Carabias dijo...

María Sangüesa:
Emoción que compartimos.

Unknown dijo...

He recogido la invitación que me has hecho, y aquí estoy leyendo esta emoción, porque llamarlo relato es reducido, es una emoción única, desde el inicio hasta el final, y, aunque se llama "Aquellos días en Ankara", créeme que una persona que está lejos de lo suyo, de su tierra , de su gente, se siente completamente identificado con la historia...te lo dice un cubano que desde hace diez años recibe abrazos con las letras.
Un abrazo.
Leo

Amando Carabias dijo...

egomanías:
Muchísimas gracias por tus palabras, y, obviamente, muchas gracias por el tiempo que dedicas a estos textos.
Tiene que ser dura una vida en semejante situación, durante tanto tiempo a tanta distancia.
Un abrazo.