miércoles, 12 de mayo de 2010

Rostros de Roma

Retrato que puede contemplarse en la exposición.


Viene a sostener Javier Marías en su novela Tu rostro mañana que una de las misiones, acaso la más importante, del trabajo de su protagonista en dicha obra como investigador al servicio del gobierno británico, es colegir de un gesto, de una palabra, de un instante cómo será mañana el rostro de su interlocutor, de su espiado, de su investigado, y de ahí deducir, no sólo su vida futura, sino cómo fue la pasada, pues en un instante, en un gesto, en una acción, está encerrado toda la vida de la persona, al modo en que en una semilla figura todo el árbol.
Quizá sea verdad y así suceda con los servicios de inteligencia de los estados, más popularmente conocidos como espías, quizá no sea así, y si sólo se escoge un instante, podemos ser engañados por nuestra supuesta víctima, ya que ésta pudiera ser consumada experta en el arte del disfraz o del disimulo.
A la capacidad para aglutinar en un solo gesto toda la complejidad de una vida, así como las huellas que la existencia ha dejado en ella, se llama retrato. Y su dificultad, o al menos eso siempre me ha parecido, radica precisamente en ese detalle de reflejar, no sólo las semejanzas físicas de la obra con el modelo, sino las anímicas o psicológicas o espirituales (es decir los rasgos interiores del retratado), que, de algún modo, son las marcas que el discurrir del tiempo ha sedimentado en cada quien.
Quizá por ello el retrato ha sido siempre un reto y una prueba ineludible para los artistas que se precien, quizá por ello en el retrato anide la verdadera aventura de quien se dedica a esculpir o a pintar o a fotografiar. Uno, que es un verdadero analfabeto en estas cuestiones, intuye que los grandes retratistas no se limitan a plasmar en la superficie escogida y con los trebejos apropiados los rasgos físicos de quien han de plasmar para la posteridad aunque, obviamente, tal cosa es un requisito sine qua non. Debe ser algo así, me figuro, como quien escribe un soneto. No se trata únicamente de cumplir con las normas técnicas que lo definen como tal: medida, rima, estrofas…, sino de algo mucho más hondo, mucho más trascendente: un pensamiento, una idea, una emoción, un sueño… Siguiendo, pues, con la alegoría, un buen retrato no se tiene que limitar a obtener un parecido razonable o preciso con el físico de la persona, con su apariencia, sino que tiene que ir más allá, más adentro, tiene que ser capaz de plasmar los sentimientos utilizando como vehículo para ello el gesto, la mirada, el color, la luz, la sonrisa, el ceño, quizá algún elemento que dé alguna pista…
A lo largo de la historia del arte, el retrato ha tenido y tiene magníficos y sublimes artistas que nos han regalado ejemplos para el disfrute de todos los tiempos. Y casualmente (o no tanto) los mejores (o al menos los admitidos por todos como los mejores) tienen más que ver con la capacidad del pintor o escultor o fotógrafo de plasmar el interior del retratado.
Pero sin duda de ningún género, creo, los primeros grandes impulsores del retrato son los romanos. Más aún que los griegos que, quizá, apostaban más por el paradigma que por la concreción de las personas o los rostros y acaso tendían algo más hacia la idealización del modelo.

Enmarcada en las conmemoraciones que está ciudad está teniendo con motivo del 125º aniversario de la declaración del Acueducto como monumento nacional, desde el veintiocho de enero pasado y hasta el día treinta de mayo próximo, en la sala de exposiciones que la Social de Caja Segovia tiene en el Torreón de Lozoya de Segovia, se puede admirar la exposición titulada Rostros de Roma. La muestra que abarca ejemplos desde el siglo I antes de Cristo hasta el III de nuestra era, se nutre con las obras que ha cedido para la ocasión el Museo Arqueológico Nacional. A este respecto se señala que alguna de las piezas que se contemplan en el Torreón no habían sido nunca expuestas por falta de espacio.
El hecho de que gran parte de las esculturas sean retratos oficiales, quizá suponga que en los rostros aquí contemplados no se deduzca la verdad de una vida, sino la idealización que el poder exige para pasar a la posteridad, emparentados con la divinidad. A pesar de ella, la contemplación de las piezas nos regala la posibilidad de acercarnos a vidas y a efigies tan similares a nosotros mismos que podría aparecer cualquier rostro conocido delante de nosotros. Es un modo de hacernos ver que a pesar de dos milenios, el ser humano sigue siendo la misma criatura que se afana, goza y sufre por lo mismo.
Por mucha idealización que el autor estuviera obligado a ejecutar en su laboreo, estos rostros, estos cuerpos, estas miradas, son los únicos restos que quedan de quienes un día habitaron la faz de esta tierra e incluso por una serie de años llegaron a ser dueños del Imperio.
A nosotros nos queda contemplar estas piezas que, como se podrá comprobar tiene como itinerario troncal los retratos imperiales de las diferentes dinastías romanas, aunque también hay muestras de retratos a algún filósofo y a algún anónimo ciudadano. Al estar dispuestas de modo cronológico se aprecia con claridad la variación de estilos y de códigos expresivos en el arte del retrato. A la vista de este itinerario a uno se le vienen a la cabeza diversas obras literarias y sus autores, pero eso es otra historia.
A resaltar la actividad enfocada y dirigida a los niños que se desarrolla durante los meses de marzo y abril, titulada Cuento teatralizado El amuleto de los emperadores: la Medusa a la que se asiste previa reserva de horario.
Para más información y detalles se puede consultar en esta dirección. En ella pueden contemplar un pdf sobre la exposición, de libre acceso

39 comentarios:

Odiseo de Saturnalia dijo...

Un motivo para ir a Segovia...

Esos rostros pétreos que idealizan en lugar de imitar no dejan ser rostros elegidos. Entre ellos no habrá ninguno de nadie vulgar o pobre o mísero para ser perdurado.

Amando Carabias dijo...

Odiseo de Saturnalia:
Al final todos los rostros son iguales. Además, algunas de las esculturas, algunos de los retratos son tan anónimos que ya pudieron ser de cualquiera.

Verónica O.M. dijo...

Hay personas que saben captar a la perfección, y sus fotografías son espectaculares.
Hace un tiempo por medio de los blogs conocí a Marga que hace unas fotografías muy bonitas.
Hace poco conocí también de la misma forma a RODISI, me encantaría que vieras toda su obra, te dejo aquí sus blogs
http://un-momento-sereno.blogspot.com
http://rodisi-byn-blogspot.com
Verás que preciosidades
Ya me contarás
Un abrazooo y feliz noche

Ángeles Hernández dijo...

En mi humilde opinión, en la trilogía de Marías "Tu rostro mañana" se trata de cómo saber mirar justamente lo que se escapa a un vistazo superficial y no de manera estática, sino expresiones, guiños, movimientos de cejas, fruncidos de ceño etc, fugaces , sutiles y, sobre todo, espontáneos como reacción a un comentario,a un olor o a cualquier otra circunstancia que genere una emoción no esperada y por tanto no controlada por el que no se sabe observado. Esa información es la importante.

En el retrato, en el buen retrato y aún más en la buena caricatura, se trata de captar la esencia del retratado, aquello que le hace único el rasgo fundamental, tanto de su anatomía, como de su manera de hacer, de gesticular, de moverse...

Si el artista es genial, con tres líneas puede ser capaz de representar lo que, o a quién pretende. Cito como ejemplo a Peridis, cuyas caricaturas no necesitan presentación, se identifican por sí mismas.

En mi humilde opinión, esa es la diferencia. También hay que considerar que un retrato oficial tiene un fin en sí mismo: mostrar que el personaje es sabio, recto, valiente o simplemente equilibrado. No es un retrato exacto, sino la caracterización de un ser público, según lo que se pretenda que represente.
..................................

Disculpa Amando, para un día que escribo, me parece que estoy un poco tiquismiquis y prepotente. Acepta mi opinión como una más, y sobre todo como la que hoy, aquí y ahora, me ha ido surgiendo a medida que escribía.

Por cierto, soy una gran admiradora del retrato romano y de su importante significación histórica y cultural, pero fíjate como Augusto togado no es el mismo que el Augusto divinizado de Prima Porta. Vuelvo a embalarme, disculpa una vez más porque ahora continuaría con los canones de belleza, la damnatio memoriae etc, etc, etc. Hoy estoy pelma.

Fiaris dijo...

una imagen muy peculiar,un abrazo

Amando Carabias dijo...

Verónica:
En cuanto que tenga un hueco me paso por esos blogs que nos regalas, muchas gracias.

Amando Carabias dijo...

Ángeles Hernández:
No era mi idea analizar la espléndida trilogía del madrileño, sino tomar como trampolín el inicio de la misma para dirirgirme hacia donde pretendía. No está mal lo que dices, sino todo lo contrario.
En los buenos retratos, efectivamente, se pretende captar y plasmar aquello que convierte en individuo a una persona, es decir, aquello que la diferencia del resto.
El retrato oficial, por el contrario, pretende enaltecer a quien ostenta el cargo, puesto que el cargo ennoblece a quien lo ejerce. Yo diría que los retratados se sabían viajeros hacia la posteridad gracias a esa obra pictórica o escultórica, y por ello pretendían ser idealizados.
Sin embargo, y siendo así todo lo que se dice, al ver esta exposición, uno se da cuenta de que el artista (aunque no con tanta libertad como el transcurso del tiempo le ha dado) introduce su propia visión, y aparecen, aunque con sutilidad algunos elementos que buscan precisamente la personalización.
Transcribo nuevamente este párrafo del texto del artículo:

"El hecho de que gran parte de las esculturas sean retratos oficiales, quizá suponga que en los rostros aquí contemplados no se deduzca la verdad de una vida, sino la idealización que el poder exige para pasar a la posteridad, emparentados con la divinidad. A pesar de ella, la contemplación de las piezas nos regala la posibilidad de acercarnos a vidas y a efigies tan similares a nosotros mismos que podría aparecer cualquier rostro conocido delante de nosotros. Es un modo de hacernos ver que a pesar de dos milenios, el ser humano sigue siendo la misma criatura que se afana, goza y sufre por lo mismo."

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Tu opinión no me parece ni tiquismiquis ni prepotente, sino que expresa con claridad y precisión un modo de ver la cuestión que no considero discrepante, sino matizador y reflexivo.
Muchas gracias por ello.

Amando Carabias dijo...

fiaris alfabeta:
Gracias por tus palabras. Se trata del retrato de la emperatriz Livia.

Mercedes Pinto dijo...

Hoy, si me lo permites, me has provocado nada más empezar el post. Sí, sí, y te cuento el porqué:
Para abrir boca nos has traído un autor del que dudo por método. Considero a Javier Marías el "rey del anacoluto". Jamás me he encontrado a un autor que de tantísimas vueltas para no decir nada. En concreto, la obra que citas, empieza así: "No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni...." No he encontrado una frase más antiliteraria en obra alguna. Al margen de la cacofonía provocada por las enes, pregunto, ¿cómo un académico puede poner "no", "nunca", "nada", "ni", "ni"... en la misma frase? Después de tantas negaciones, me resulta completamente imposible saber si quiso afirmar o negar. Gracias a que los lectores en general tienen una inteligencia media más elevada que la suya suelen intuir lo que quería decir, pero si nos ceñimos a lo escrito...
¿Sabes que pasé tres años estudiando el retrato con varios maestros? Después hice varios encargos. Me pasó de todo. Aprendí algo muy importante: el cliente es capaz de perdonarte las diferencias del retrato con el modelo, siempre y cuando en el lienzo esté más favorecido. Recuerdo una frase que dijo Picasso al esposo de una dama de la alta sociedad francesa cuando éste le dijo que no se parecía en nada, el artista contestó: “Ya se parecerá”. Je, je, je… Quiero decir que el retrato puede tener tantas interpretaciones como ojos que lo contemplan, incluidos los del artista, y que lo mejor, para no “equivocarte”, es suavizar los rasgos que desentonan en el modelo para contentar a todo el mundo y cobrar el trabajo. Quizá griegos y romanos fueron los primeros en aprender esta importante lección.
Gracias Amando, por acercarnos a la cultura.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tuve el privilegio de asistir en el Prado a una exposición de Vermeer. Excelente.
Después leí la joven de la perla y es un libro que me gustó bastante.

Que disfrutéis de los jóvenes rostros romanos.

Un beso.

Amando Carabias dijo...

Mercedes:
Cuestiones complejas las que me planteas. El fraseo de Marías, lleno de tantos recovecos, tantos matices, tantas incisiones por así decir, podría, efectivamente, considerarse insustancial. Esta misma frase que propones, tan retórica, creo que actúa como chispazo para la atención del lector. Recuerdo que cuando la leí, aún no había salido la trilogía completa, aún me faltaban por tener entre las manos unas seiscientas páginas de las novecientas de la obra, me dije, ¿y para no decir nada escribe trescientas páginas? Mejor dicho, ¿para haber tenido que callarse escribe tantas páginas?
Creo que es el viejo recurso retórico que para afirmar, niega, sorprende... Sobre el sonido cacofónico del fonema ene en la frase de arranque, otros podrían hablar de aliteración, pero yo más bien hablo de reiteración, para que esa idea de negación ahonde en la mente del lector, también por mecanismos sonoros.
Pero, claro, es todo perfectamente discutible y quizá no te falte razón. La herencia de Benet o Faulkner es indudable en toda su novelística, y en esta obra con especial intensidad. Y eso desespera al lector. Es como si quisiera decir, 'Aquí estoy yo, venga usted y hágalo mejor'.

Sobre el retrato nada que discutir, y menos yo que tengo incapacidad absoluta para llevar al papel en forma de dibujo cualquier cosa y en cualquier estilo. Cualquier niño dibuja y pinta bastantes millones de veces mejor que yo.

Señalas una cuestión interesantísima. Si un particular, cliente, paga a un artista, de algún modo exige (supongo que si no está de acuerdo con el resultado del retrato, puede haber hasta impago de lo pactado), y en esa exigencia, además del parecido, figura la belleza o al menos la idealización de los defectos. Si eso ocurre hoy, siglo XXI, ¿qué ocurriría entorno al siglo I , y no sólo con los clientes que disponían de haciendas, sino con los clientes que podrían ser dueños de vidas...?

Muchas gracias por tus palabras y por comentario tan jugoso.

Mercedes Pinto dijo...

Si supiera cómo me gustaría que me acercaras a este escritor Javier Marías y me hicieses comprender su obra. Es de esos autores que siguen siendo un reto para mí. Escucho a tanta gente encantada con sus novelas, con su pluma. Respeto a todos estos lectores en lo más profundo, faltaría más, pero no alcanzo a comprender qué encuentran y cómo lo consiguen. He llegado a la conclusión de que para ciertas obras y autores, sencillamente, soy una negada. Pero ¡quiero!, quiero comprender.
Algún día, si te apetece, me explicas en qué fallo. Aunque claro, ¿tiene el arte explicación?
Saludos de nuevo.

Mercedes Pinto dijo...

¡Ah! Se me olvidaba, ¿sabías que es el único escritor español, archireconocido, que confunde constantemente "sendos" con "ambos"? Hombre, que ocupa el sillón R en la academia. Que me pase a mí, todavía se podría perdonar, pero a todo un académico.
Perdona, si no lo digo reviento.

Anónimo dijo...

Marías no es de mi devoción. Pero como dice Mercedes algo tendrá con la consorte de lectores que lo acompañan.
Ja ja, sendos vs ambos. Muy bueno.

Amando Carabias dijo...

urbanoyhumano:
Fantástico retratista Vermeer. También me divertí con La joven de la Perla, aunque esperaba más de ella.
Es algo hermoso de los retratos, una forma de ser eternos, mientras la piqueta no lo remedie

(El retraso entre esta respuesta y la anterior, tiene que ver con cuestiones laborales)

Amando Carabias dijo...

urbanoyhumano
Las devociones son siempre muy personales, jejee

Amando Carabias dijo...

Mercedes:
Me he liado, no he visto tus posteriores comentarios. Perdón...
No soy ningún experto en J Marías, así que difícilmente podría hacer una mínima explicación pública sobre su obra, más allá de sensaciones y vaguedades.
Probablemente que tuviera el padrino literario que tuvo (me refiero a Benet) le otorgó una facilidad para conseguir ciertas cotas que en caso contrario dudo mucho que hubiera alcanzado.
¿Esto es bueno o es malo?
Creo que es parte de la vida. Esa escritura llena de meandros, tan estática en la acción, tan de análisis de segundos, como las famosas páginas de la gota de sangre sobre la barandilla (tan a lo Proust) en una de sus novelas de la que lamento ahora no recordar su título, no hubiera tenido tanta aceptación.
Tampoco nos tenemos que olvidar que el éxito de Marías en España, llega después de su éxito en Europa,
Digo esto porque en España somos dados a estas cosas.
No sé mucho más...
Pues en lo que dices sobre "sendos" y "ambos", no me había percatado.
O sea, que los académicos también lloran (jejeje)

maririu dijo...

me queda 1 minuto de ciber para deciros
os recuerdo pero yo estoy en el balneario y mi ordenata en la clinica a 6 Km
besos sin leeros

Amando Carabias dijo...

Maririu:
Besos cálidos recibidos, espero que igual de cálidos los encuentres cuando regreses.

Maria Sangüesa dijo...

NO he leído el libro, tomo nota y lo pongo en lista de espera, gracias por los datos. Julián Marías me parece un pedante y un prepotente, pero escribe bien, aunque hay que leerle con precauciones, es decir, saber a quien estás leyendo... tranquila, Mercedes, tu caso es muy común.
En cuanto a los retratos, un retratista no es un pintor o un escultor cualquiera, tiene que ser, además, un buen psicólogo para transmitir la personalidad del retratado, no basta con dominar técticas artísticas, hay que tener esa especie de don que te hace entrar en el personaje para imprimirle vida... si no es así, lo que queda son cromos o trozos de piedra o de bronce con apariencia humana, quizá con datos de una forma de vestir, de peinarse, de reflejar un estatus... y poco más... y el espectador lo percibe... Muchos besos.

Amando Carabias dijo...

María Sangüesa:
J.Marías es complicado, efectivamente, y el caso de Mercedes es muy común. No es de fácil lectura.
Algunos retratistas más que pintores de cámara, son psicólogos de diván.

Flamenco Rojo dijo...

Aunque ya te lo apunté anteriormente en Alenarte…Un amigo licenciado en Historia y Arte en cierta ocasión me comentó que los primeros retratos o bustos romanos estaban realizados en cera y guardados reservándolos del calor en lugares adecuados.

Un abrazo.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo:
La cera es un elemento mucho más maleable, aunque al mismo tiempo más endeble, claro. Cuando aprendieron a labrar la piedra con la misma pericia que los griegos, descubrieron la manera de convertir en durardero un instante.

Ángeles Hernández dijo...

Amando¿no has recibido un largo comentario sobre la obra de Marías y mi manera de verlo?. Lo escribí hace unas horas y debí de hacer alguna maniobra errónea.

Bueno, si no sale, pensaré que no era el momento.

catherine dijo...

Totalmente de acuerdo que para hacer un buen retrato, no oficial, hay que conocer muy bien a la persona que posa o ser buen psicólogo. Ya que las fotos dan ideas muy diferentes de alguien, son instantaneas (es su nombre), hace falta hacer una síntesis.
Pienso en el retrato de vuestra madre por tu hermano Mariano.

Alena.Collar dijo...

A mí me disguta profundamente Javier Marías.
Tanto en lo personal como en lo literario.
No me sirven de mucho los si pero. Un escritor o me gusta o no me gusta. Y Marías definitivamente no solo no me gusta, sino que me disgusta.
No me interesa en nada la presunta calidad literaria de quien se erige en sancta sanctorum de Lo que Debe Ser, literiamente, y donde solo entran él, y cuatro paniaguados amiguitos, todos muy modernos, muy incomprendidos, muy progrelistos, y muy encantados de conocerse.
Para Marías, humanamente solo existe aquel que le baila el agua, escribe que vale tanto y cuanto y lo jalea en periódicos y revistas afines como El País.
Literariamente es un pestiño de consideración. Primero porque lo que narra lo narra desde la posición literaria del uso de términos para solo llegar a los ELEGIDOS, segundo, porque las historias que cuenta las podía contar sin las digresiones sobrantes de mas de doscientas páginas en las que no dice nada, sino que reitera lo que ya dijo en la primera frase. Y tercero porque de sintáxis, coincido con Mercedes, Marías no tiene ni repajolera idea de que dos negaciones en una misma frase dan lugar a una afirmación.
Marías me parece un producto del marketing. La perfecta instauración del Intelectual ( por diox,en Mayúscula), por el grupo editor que le edita.
Pero no me interesa nada.

Isolda Wagner dijo...

Leí esta entrada, anoche, muy tarde y me acosté con la idea del retrato en la cabeza. Es curioso cómo lo relacioné de inmediato con la descripción escrita; ahora veo que no soy la única. A mí me parece más real un retrato psicológico de cualquier personaje de novela que la representación pictórica o escultórica. Creo que alguien se refería a Corazón tan blanco, también de Marías.
Captar el alma es tarea difícil. Un fotógrafo tras varias horas de actividad, tal vez lo consiga, de hecho os recomiendo ver los retratos impresionantes de Avendon. Un pintor, es capaz también de extraerla, pero son los menos y como dice Amando, depende de quien lo mire. La escultura, aunque hay excepciones bellísimas, es el género donde más trabajo cuesta mostrar el interior.
Así que cierro el círculo- me pasa lo que a Ana J., que de pronto me embalo- y vengo a repetir que el mejor retrato, a mejor descripción está en las letras.
Besos a los que retratan de la forma que sea.

Amando Carabias dijo...

Angeles Hernández:
¿Te refieres a otro diferente al tercero de esta entrada?
Si es así, no.
Ocurre una cosa. En este formato de comentario, más de una cara de folio no lo admite, y como vayas un poco rápido con las confirmaciones, ni te das cuenta.
Es el defecto que tiene no tener habilitada la palabra de confirmación, pero como a mí me molestan tanto, porque a veces se me hacen ilegibles, pues desactivé dicha opción, pero pasa lo que pasa, das a publicar, piensas que se ha publicado y se fueron por una alcantarilla cibernética.
Suelo aconsejar y alguna vez lo he hecho personalmente, si el comentario prevés que pueda ser largo, es preferible escribirlo en word y luego copiar y pegar. En caso de que se pierda, por lo que he comentado, o por cualquier otro fallo del sistema, no tienes que volver a escribirlo. Cosa que normalmente no se hace, obviamente.
Y es una lástima, porque tus puntos de vista son muy bien venidos.
Un beso.

Amando Carabias dijo...

catherine:
Así es, así es, y has puesto un gran ejemplo, porque en ese retrato está muy en juego lo que cuentas... Más aún, en ese retrato, también está puesto el afecto del artista.
Eso es algo de lo que no se ha hablado hasta ahora, también eso influye. En muchas ocasiones es una cruz, pero en otras es una bendición. Supongo que cuando un profesional no ve con buenos ojos a su modelo, tendrá que hacer de tripas corazón para evitar que se perciba semejante mala opinión, pero cuando sucede al contrario, cuando el artista ve con cariño al modelo, todo será maravilloso, pues muchas pinceladas habrán salido del corazón.

Gaspard dijo...

Rodin hizo buenos retratos en escultura. Qué poco valorada está hoy la escultura clásica y neoclásica, ¿verdad? El retrato psicológico es el mejor, y Rodin lo consiguió con el de Balzac. El año pasado hubo una exposición, 'La fábrica de retratos de Rodin', en París, en su museo, muy cerca de casa. Sabeís que no pierdo oportunidad de promocionar una de mis ciudades... Concuerdo con lo dicho con Alena sobre María, el hijo de por excelencia. Hijo de su padre, no de su madre, no iba por allí, ¿eh?
Por lo demás, me tranquiliza saber que Maririu está sosteniendo con sus esfuerzos la industria nacional de la thalassoterapia, aunque no nos pueda leer.
Buenas noches.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar:
A mí, sin embargo, no me disgusta Javier Marías. Como habrá quedado claro. Tampoco es que sea mi autor favorito, pero no me disgusta.
En general no soy de tal o cual autor, sino de tal o cual libro o conjuntos de libros, y no todos me gustan o me disgustan por lo mismo. Supongo que depende de muchas cuestiones.
Sin embargo, me parece un tipo en lo personal bastante engreído. Cuando lo tuve cerca (en el momento en que nos dedicó este libro que he citado en el artículo precisamente), no sé si por timidez o por orgullo, resultaba lejano y él mismo se puso la palabra Importante y Escritor como tú las escribes, para entendernos.
Puede ser que la fama le agobie en este tipo de actos (no lo sé) pero de sus artículos dominicales que hace tanto que no me molesto en leer (y quizá haga mal, lo reconozco), deducía yo ese vago aire de divismo al que te refieres.

gaspard dijo...

Marías, no María. Sorry.

Amando Carabias dijo...

Isolda:
La verdad es que la culpa fue mía, al utilizar como arranque del texto del artículo lo que decía Marías en su libro. No sé por qué se me ocurrió. Quizá porque siempre he pensado que los grandes retratos son los psicológicos y que los escritores, los buenos, han construido buena parte de sus mejores obras actuando de retratistas de almas de sus criaturas, sean totalmente de ficción o tomen como base personajes reales.
Y me acabo de dar cuenta que he dicho lo mismo que tú.
Palabras, palabras, palabras...
Un beso.

Marina Filgueira dijo...

He entrado en la dirección… Impresionante los retratos… el búho, el escorpión, y el zorro. un sobresaliente para el fotógrafo. Un buen fotógrafo saca al exterior lo que se lleva en el alma. Buenas noches y ser felices.

Amando Carabias dijo...

Gaspard:
Pues fíjate que había leído Marías...
Sí tienes, razón, es el hijo de su padre. Su madre casi nunca aparece citada por ninguna parte, ni siquiera en esos fragmentos de esta trilogía en la que parece ser traslada algo de las vivencias de los últimos años de su padre.

Por lo que veo el de Madrid, no tiene muchos simpatizantes. Y sin embargo casi todos hemos leído algo de él...

Efectivamente Rodin en escultura llegó a grandes cotas. Como comentaba Isolda, quizá sea el arte más complejo para el retrato psicológico, y sin embargo, la esculutra, sobre todo -a mi modo de ver,claro, perfectamente rebatible- en el Renacimiento italiano y en cierta parte del barroco ha regalado verdaderas joyas a la humanidad del retrato psicológico o de almas. Y no siempre estaban entre los personajes principales de sus obras.

Amando Carabias dijo...

Marina Fligueira:
Ya estás al día!!!!
Ahora pasaré a contestar los detallitos que me has dejado en los pisos de abajo.
Sí la verdad es que hay cosas bellísimas.
Este tipo de exposiciones, también sirven para que nos demos un buen baño de humildad. Pensamos que nuestra generación es muy buena, y sin embargo hace dos mil años (y más) hacían cosas tan bellas y tan perfectas que, encima, han llegado hasta nosotros.

catherine dijo...

Marina enhorabuena.Pasé por los pisos de abajo. Es un placer leer lo que escribes con tanto cariño. Sé feliz tú también.

Marina Filgueira dijo...

Gracias Cati: También me gusta Como escribes tú. Un beso.

Maria Sangüesa dijo...

Perdón, escribí Julián en lugar de Javier, pero pensaba en Javier. Al menos Julián era un traductor notable, a quien le debí el incierto placer de haber podido estudiar a Aristóteles en versión bilingüe (cuando me tocó estudiar filosofía en la carrera, claro)... por gusto no lo hubiese elegido nunca, me refiero a la Ética a Nicómaco...
En fin, que las disquisiciones del joven me irritan de manera notable, por no hablar de su sillón de académico... ¿sus reiteraciones y su yoismo le habrían proporcionado semejante sillón si se hubiera apedillado García en lugar de Marías? Lo dudo. Abrazos.