lunes, 18 de enero de 2010

CRUJE LA TIERRA

A todos los cientos de miles de muertos en Haití

y a Pilar Juárez Boal, segoviana de La Granja
In memoriam.

Imagen tomada de la red

Solidaridad y Paz de Beatriz Ruiz, gracias al envío de Mentxu, se ha publicado un artículo escrito por Mercedes Gallego para el Diario Vasco, allí encontraréis un relato estremecedor.

Cruje la tierra, como si se resquebrajase de arriba abajo, como si se descerrajasen todas sus goznes que chirrían, como si fuesen a destejer todas sus costuras, como si se descuajara ya para siempre, como si fuera el último día… el último minuto del último día…
Se tambalea todo y son sólo unas imágenes lejanas. Se tambalea lo que siempre está en calma, la sólida base sobre la que nos sentimos firmemente asentados. Y eso es lo más terrible, que todo cuanto se posa en el terreno, en apariencia inamovible, se derrumbe en un estrépito automático del que es imposible captar cada detalle del horror.
Pero estar a miles de kilómetros de distancia, continuar en el futuro, mientras el pasado se reblandece en la memoria es un síntoma de estar vivo. Y es el síntoma de que no comprenderé con precisión el horror y la hondura de esta tragedia ni el horror de otras tantas tragedias. No podrán mis manos sopesar con algo de precisión qué quieren decir tantos cientos de miles de muertos de golpe, en un minuto, en unos pocos minutos…

No tengo vocación de periodista, esa vocación que le hace saltar a una mujer, o a un hombre, voraz sobre la noticia que acaba de producirse. Mi mente es de digestión lenta, tumultuosa, escabrosa. Estas noticias me dejan sin movimiento, pero no sólo físico, sino, sobre todo mental.

Han pasado las horas más decisivas para los rescates de las posibles víctimas que quedaran con vida bajo los escombros de una ciudad entera que ya es un fantasma irreconocible. Ojalá que aún aparezcan más seres humanos con vida bajo vigas, muros, camas o cadáveres que hayan actuado de escudo protector. Pero cada minuto posterior a las cien horas (acaso menos) son minutos para el milagro, para la casualidad o para la fortaleza de determinados organismos…

Si algo bueno tienen estas tragedias, es la espontánea respuesta solidaria que levantan entre el común de los hombres y mujeres de buena voluntad, que son la mayoría. Enseguida, por desgracia, aparecen sombras, aparecen aprovechados, y aparecen quienes sacan su tajada del dolor y de la muerte, pero ahora, ahora no quiero hablar de ellos.
Ahora quiero hablar de quienes tienen la sensibilidad como una palabra escondida en un diccionario apolillado, incluso quizá tachada de él. Quiero hablar de quien confunde todo. Quiero hablar de quien revestido con los hábitos clericales es capaz de no darse cuenta que sus palabras son pedradas arrojadas contra el sufrimiento y el dolor. Si, según él, con la sola creencia en Dios se puede justificar la miseria, la pobreza, la injusticia y la muerte, porque ellos son más felices que nosotros, me dan ganas de hacer lo que nunca haré, porque sé que él vive en el error y que su opinión no es la opinión de la mayoría. Cuando la otra tarde, ante una audiencia millonaria de escuchantes, Su Ilustrísima, el Reverendísimo Arzobispo de Guipúzcoa proclamó que tendríamos que llorar por nosotros mismos, por nuestro pecado, por nuestra miseria moral que es peor que los sufrimientos que están padeciendo los pobres inocentes de Haití, entendí a qué se refería, pero dijo lo que dijo. Y quizá porque entendí a qué se refería, me produjeron más repugnancia sus palabras.
Repugnancia de vómito sobre mi alma.
Es imposible creer que un obispo de la iglesia de Jesús de Nazaret (Dios hecho carne, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado), sea capaz de presentar una espiritualidad tan descarnada, sea capaz de ofender tan gravemente al mismo barro del que el Señor se sirvió para crear al materia finita y frágil de la que estamos hechos y para luego usarla como suya propia. Ciertamente los adoquines de las calles, a veces parece que tiemblan más que su gesto de faz oblonga.
Y cuando al día siguiente pretendió justificar lo injustificable, lo puso peor, mucho peor. Le habíamos, oh torpeza de inútiles ovejas descarriadas, malinterpretado, pues la respuesta formaba parte de una conversación de temática espiritual y teológica.
Es decir que el espíritu y la teología, no entienden de cuerpos, de materia, de enfermedad, de sufrimiento, de injusticia, de dolor, de abandono, de muerte. ¿Qué vino a hacer Jesús a la tierra, entonces? ¿Qué pretendía proclamar el tozudo Pedro en Jerusalén cuando decía que todo empezó allá en Galilea, donde Jesús se pasó haciendo el bien…?
Y claro, es que le habían tendido una trampa, porque la periodista, con toda sencillez, y porque cualquiera le hubiéramos preguntado lo mismo aquella tarde, inquirió: ¿Cómo se puede explicar que Dios permita tanto sufrimiento?
¿Y para no responder a esta pregunta son necesarios tantos años de estudios complejísimos y arduos?
¿Es que no es capaz de decir lo elemental, lo que todo misionero, misionera, mujer u hombre de buena voluntad ha visto tantas veces en las zonas más humilladas, castigadas y olvidadas del planeta?
¿Es que no fue capaz de contestar que Dios no tiene nada que ver en este asunto? O sí, pero no en el sentido en que solemos aplicar la pregunta.

Esta tragedia es el alarido del fracaso. Otro grito más ante otro fracaso más. No es la demostración de la inexistencia divina, ni, peor aún, la constatación de la indiferencia divina. Cuando la muerte da un zarpazo de estas dimensiones, echar la culpa a Dios es muy sencillo. Es fácil encogerse de hombros y mirar lejos del propio corazón para encontrar un culpable que nos resguarde, aunque sólo sea un poco, de este dolor y de este hedor de cientos de miles de cadáveres pudriéndose en el calor del Caribe.
Es muy fácil, repito, apartar la mirada de los cuerpos segados que ya son pasto de la corrupción y suponer que el resto de individuos de la misma especie, los que seguimos unidos al tenue hilo de la vida, no tuvimos nada que ver con ese escalofrío brutal de la Tierra.
Un minuto dicen que fue el instante. Un minuto inabarcable en que un pedazo oculto del planeta modificó su posición habitual. Un minuto impredecible, pero siempre posible y más en determinadas zonas.

La naturaleza continúa imperturbable su marcha. Mejor que no detenga su melodía, ese equilibrio de amaneceres y ocasos, ese equilibrio de estaciones, ese equilibrio de frío y calor, ese equilibrio de borrascas y anticiclones, ese equilibrio de movimiento imparable. Probablemente que estemos vivos depende de que el soporte sobre el que nos movemos esté también vivo, no sea un mero pedazo de materia inerte. Es decir que en sus entrañas se produzcan movimientos telúricos.
Cuando amanece, nadie grita despavorido, y nadie piensa que en ese preciso instante una superficie del globo ha girado una porción de grados tal, que hace posible la presencia del sol ante nuestra mirada. Cuando oscurece, nadie grita, y sin embargo continúa girando nuestro vehículo espacial. Cuando una montaña embellece nuestro horizonte, nadie se plantea cómo surgió, que tremendos choques y fracturas y contracciones geológicas dieron lugar a esa altura… Cuando las arenas de las playas son negras, y decimos que son volcánicas, nos parece un juego hermoso pensar en un volcán que arroja magma y arrasa todo cuanto pilla bajo su cauce de fuego y muerte…

Somos una especie inteligente. Escrutamos cada fenómeno planetario y con el tiempo hemos encontrado y encontraremos explicaciones a cada uno de ellos, así como las posibles soluciones para evitar los inconvenientes que tales acontecimientos tengan para nuestras vidas . Sin embargo, y aunque sea un contrasentido, también somos una especie arrojada a la voracidad y sumida en el solipsismo. Y para terminar de verter dudas sobre la coherencia humana, también somos una especie repleta de gestos solidarios, cuando el dolor se hace tan insoportable como el que en estos días nos rompe las entrañas.
Sólo cuando un fenómeno natural deja de ser poético y se convierte en devorador de vidas humanas, nos rasgamos las vestiduras y alzamos nuestras voces contra una divinidad que permite semejante desastre…

Pero, ¿cuál es el desastre?

¿Os extraña mi pregunta? Respondedme, por favor…

El desastre es la muerte, diréis, la destrucción, diréis, el horror diréis…
Y tenéis razón, pero, pregunto de nuevo ¿el verdadero causante de la muerte, de la destrucción, del horror, es un fenómeno natural que no es ajeno al funcionamiento del Planeta y menos aún en esa zona del Planeta?
Subid de nuevo los ojos unos renglones más arriba. Ya sé que el texto es largo. No importa. No respondáis aún, leed de nuevo la pregunta: ¿el verdadero causante de la muerte, de la destrucción, del horror, es un fenómeno natural que no es ajeno al funcionamiento del Planeta y menos aún en esa zona del Planeta?
¿Ya?
Os pregunto de nuevo:
¿No hemos sido nosotros, esta vez por omisión, los verdugos de nuestros hermanos de Haití?
¿Os escandalizáis?
No, no es justo que soportemos tanta sangre sobre nuestras manos. Yo no he sido. A mí que me registren. ¿Qué tengo yo que ver con el asunto?
Vale…
¿Y Dios, sí?
¿No saben los ingenieros y los arquitectos construir edificios e infraestructuras que resistan casi todos los impactos de un terremoto? En Japón, USA y otros lugares, sí.
¿No hay dinero que se malgasta en construir edificios de más de cuatrocientos metros de altura para formar parte del libro Guiness de los récord? En algún territorio de los Emiratos Árabes, sí.
¿No se emplean en otros países materiales que resisten los embates de la Tierra, cuando una placa tectónica se desliza sobre otra?
¿No es verdad que Haití es el país más pobre de Latinoamérica?
¿Quién recuerda que en los últimos años un par de huracanes también asolaron su territorio?

Y por si todo esto fuera poco, cuando un ser humano ha visto que no tiene nada que perder, cuando ve que a su alrededor todo y todos mueren, a poca fuerza que tenga, no reaccionará como un animalillo pusilánime. Será capaz de cualquier cosa, de saquear, de matar, incluso, por un poco de comida. No escribiré al respecto, porque alguien lo ha hecho mejor que yo. En el blog

Repito y me reafirmo, cuando la acción de la naturaleza (supongamos que se ha tratado de la pura acción de la naturaleza) se convierte en desastre para los humanos, normalmente no suele ser la demostración de la inexistencia o la indiferencia de Dios. Más bien se trata del alarido que constata nuestro fracaso como especie. Porque si a veces, algunos fenómenos hacen daño, sí, pero no son tan destructivos, la gran diferencia, mal que nos pese, está en el lugar donde golpean. Y cuando se producen en territorio de miseria, el resultado nos convierte en algo despreciable.
Se está diciendo mucho en estos días que los desastres naturales golpean en los países pobres. Y lo dejamos estar, sin más...
¿Es que no es objeto de este debate el modo de salir de la miseria, que suele ser la hija mayor de la injusticia?
¿Es que no tiene que ver en todo esto el silencio cómplice de ciertos gobiernos democráticos con la corrupción y el despotismo casi feudal de tantas décadas en Haití?
¿Cuántos gobiernos se han planteado ayudar a los gobiernos de las zonas sensibles a estos fenómenos sísmicos para que puedan construir sus edificios e infraestructuras, al menos las básicas, con un mínimo de garantía?

Al menos el movimiento espontáneo de solidaridad nos alivia un poco de esa culpa, aunque quizá no sea suficiente redención. No obstante prefiero esta espontaneidad, a la dureza de ciertos corazones que aún no han aprendido las implicaciones inmediatas del misterio de la Navidad, eso que celebrábamos hace a penas unos días: Dios se hizo carne de nuestra carne, materia de nuestra materia, y la convirtió en barro iluminado. No está permitido, desde entonces, despreciar el sufrimiento de un hermano.
Sé que este texto de hoy es muy largo. Ni he podido, ni he querido evitarlo.

53 comentarios:

Alena.Collar dijo...

Que dios te bendiga.
¿Sabes que hace muchísimo tiempo que no lloraba leyendo algo?...

Amando Carabias dijo...

Alena Collar:
Pues es la mejor valoración que me pueden hacer de un texto.

Beatriz Ruiz dijo...

Mis amigos...

Lloré en mi blog y lo vuelvo a hacer ahora...

Y no es el mejor momento para que yo pueda decir algo... yo si me siento culpable...

Un beso...

Amando Carabias dijo...

Beatriz:
Si alguien no tiene motivos para sentirse culpable, eres tú.
Quienes te conocemos, sabemos en qué inviertes tu tiempo y tus energías, con qué afán, con qué ilusión peleas por la solidaridad, por la justicia, a sabiendas de que el trabajo individual es poco más que un granito de arena, pero a sabiendas de que sin ese granito de arena faltaría uno.
Por desgracia, como he dicho muchas veces, son necesarias organizaciones como la tuya que vienen a señalar con el dedo la hipocresía de nuestra sociedad, y la falta de justicia que debería brotar de los gobiernos del mundo, para evitar que esas injusticias desemboquen en situaciones como la que se describe en el artículo.
Contra la fuerza de la Naturaleza es difícil de luchar, pero si allá donde se sabe que se pueden producir terremotos o huracanes, no se emplean los medios de que se dispone, estamos llamados a vivir más situaciones como ésta.
Por eso tus continuas alertas sin descanso, son tan necesarias.

Mercedes Pinto dijo...

Un texto honesto, contundente y descarnado. Estoy de acuerdo contigo desde la primera palabra a la última. Es más, pienso que lo que ha ocurrido en Haití es ni más ni menos que el resultado de la codicia del hombre. Los haitianos viven en uno de los basureros del planeta, y vien allí porque todos lo hemos consentido. Ya estaban sufriendo antes del terremoto, eran suscepcibles de que acabaran así, blanco y en botella, ¿a qué viene esto de buscar culpables?, ¿a qué viene nuestra sorpresa? Si vives mucho tiempo en situación de riesgo el resultado es previsible.
Enhorabuenas.
Un abrazo.

Flamenco Rojo dijo...

Difícil escribir algo amigo mío con el nudo en la garganta después de leerte.

Hay por el mundo mas “Munillas”…el último en hablar de una manera particular sobre el desastre en Haití tras el terremoto ha sido el excandidato a la presidencia de los EEUU Pat Robertson, cree que el país está maldito. Según esta perla, la explicación que le daría al desastre es que ellos se lo han buscado porque tienen un pacto con el diablo. "Le dijeron, te serviremos si nos libras de los franceses. Y así fue, el demonio les dijo, ok, trato hecho". Y se quedó tan tranquilo el tío mierda… ¿Porqué siempre en momentos de gran sufrimiento humano, hay alguien que diga algo tan estúpido?

Tal vez los que hicieron un pacto con el diablo fueron aquellos que obligaron a Haití a suscribir una impagable "deuda externa" (los franceses) cuando se independizó en concepto de pérdida de los esclavos y por otro lado los que garantizaban (los americanos) el pago de esa deuda, que no se saldó hasta la década de los 40 del siglo pasado y que hoy en día los intereses lastran aún hoy la economía haitiana. La pena es que no creo en el infierno…sería un buen lugar para que esta gente pudiera pagar al diablo su ayuda.

Evaasecas dijo...

"QUIZÁ ES UN MAL MÁS GRANDE EL QUE NOSOTROS ESTAMOS PADECIENDO QUE EL QUE ESOS INOCENTES TAMBIÉN ESTÁN SUFRIENDO”.



No soy practicante. Pero la situación espiritual de este ser "humano" ciertamente me parece muy pobre. Cada vez que veo cosas de estas me pregunto si el señor Munilla venderá sus "artilugios" religios, que como todo el mundo sabe son de hojalata (ironía), para ayudar en algo.

A veces me averguenzo, si.
Es duro leer cosas como las que has escrito hoy y verse reflejado. Pero es la pura realidad.
Y enterarse de las cosas que contáis... vaya.

Abriendo los ojos, aprendiendo y... penando.

Elena dijo...

Las fuerzas de la naturaleza no se pueden controlar. ¿Y las del hombre?

Ciertamente tu texto de hoy es largo, pero no tiene desperdicio.

“La miseria suele ser siempre la hija mayor de la injusticia”

Es dificil desprecintar algunoa corazones.

Beatriz Ruiz dijo...

Elena...

La miseria es hija de la avaricia y la codicia de la extrema riqueza... siempre...

Un beso.,

Amando Carabias dijo...

Mercedes:
Creo que defines bien las intenciones del texto. Era algo que me llevaba doliendo desde hacía días, y cuando una amiga, a través del correo electrónico me preguntó casi lo mismo que Gema Nierga preguntó a Monseñor Munilla, tuve claro que esta vez no podría evitar escribir algo sobre este asunto.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo:
Si es que tienes un corazón mu grande, que lo digo yo...
Sí de lo de Patterson algo había oído, me hablaron de telepredicador, sin más, no me comentaron su condición de candidato a la Presidencia norteamericana.
Pues qué mejor resumen que lo que cuentas. Y de todos modos que poco inteligentes los haitianos. Mira que pactar con el diablo para estos desastres. Lo normal, según la tradición, es que cuando se llega a estos pactos diabólicos es que se venda el alma a cambio de una vida regalada. Luego, si hubiera sido cierta la suposición de este enajenado, lo lógico es que Haití fuera un paraíso terrenal.
En serio, lo que se ha hecho por parte de determinados gobiernos con determinados países es la prueba más atroz de que vivimos en un sistema que es cualquier cosa menos humano.
¿Nos hemos planteado en alguna ocasión que sería de nosotros si la situación hubiera sido a la inversa: colonizados, esclavizados, explotados, analfabetos y con el hambre y la miseria como integrantes de nuestro torrente sanguíneo?

Amando Carabias dijo...

Evaasecas:
Evidentemente la frase se las trae. En el fondo lo que viene a decir monseñor -que sólo utiliza el terromoto como excusa- es que nuestra carne, nuestros deseos, nuestros impulsos son pecaminosos. Por mucho que lo disfrace se le ve el plumero, que diría un castizo.
Es lo que desde hace miles de años ha pervivido como una sombra dentro del engranaje de buena parte de la Jerarquía. Para ellos todo sería perfecto si fuéramos entes inmateriale, espíritus puros, que no tuviéramos que hacer caso a nuestro cuerpo y sus necesidades. Cierta corriente ascética vive y ha vivido de estas teorías tan peligroas.
En algo no le falta razón (ya sabes nada es siempre absolutamente blano ni absolutamente negro), pero la parte de razón que tiene, que podría haber usado, además, perfectamente para convertirse su denuncia en un gesto a favor de los desheredados del Planetan, ni la cita desde lejos. Nuestro primer mundo se olvida de una parte del ser humano, con tanto hedonismo, con tanto materialismo, con tanto despilfarro, con tanta ostentación. Creo que si lo hubiera dicho así, además de no haber metido la pata hubiera conseguido otro tipo de reacciones.
En efecto, esa espiritualidad descarnada, en el fondo demuestra mucha pobreza, y demuestra mucho miedo a la realidad del ser humano y lanza destellos sobre las dudas que a algunos les ofrece el evangelio de Jesús de Nazaret.

Amando Carabias dijo...

Elena:
Las fuerzas de la naturaleza, mal que nos pese en muchos casos son incontrolables. Al final, en cuanto a habitantes de este planeta, habrá un instante en que muramos. Puede ser de tantos modos, que mejor no empezar con este tipo de jaculatorias. Sin embargo muchas de sus consecuencias se podrían aminorar, si es que la fuerza mayor de todas, la del corazón del ser humano, invirtiera su poder en dirigir sus afanes para conseguir que todos los miles de millones de humanos que vivimos en el planeta poseamos un mínimo de vida digna. Que el peor modo de vida fuera el nuestro,por decir algo.
Es cierto, algunos corazones no se pueden desprecintar, y a veces casi mejor que no se haga, el olor puede ser de náusea.

Amando Carabias dijo...

Beatriz:
Efectivamente, siempre es así. Y lo malo es que la historia se repite día sí y día también... Y me temo que el futuro nos depara pocas esperanzas.

maririu dijo...

uando leí el título estuve por saltarmelo, no soporto las lágrimas sobre las víctimas de la Naturaleza cuando Haití tendría que estar en nuestros como víctima de los humanos.
No me arrepiento de haber ido más allá de mi prejuicio
BRAVO, Amando, gracias.
No quiero sonrojarte pero sigo pensando que eres un hombre de pro.

Amando Carabias dijo...

maririu:
Te agradezco ese salto sobre tus prejuicios, que también, en buena parte son los míos. Pero esta vez es imposible quedarse en silencio.
Gracias.

maririu dijo...

A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.

Pido la paz y la palabra, 1955.
Blas de Otero

y otro en el enlace que os recomiendo



http://amigoslibro.blogspot.com/2009/10/hombre-de-blas-de-otero-por-vicente.html

es un placer saber que no estamos solos

Amando Carabias dijo...

maririu
Tremendo regalo, gracias.

Amando Carabias dijo...

aquí accedéis al enlace que ha indicado maririu

Anónimo dijo...

Estremecedor. Estremecedora la tragedia y lo que escribes también (por cierto). A veces dan ganas de sentir asco por el género humano, luego te das cuenta de la generalización y reniegas... hasta la próxima vez.

Hablabas al principio casi de "periodismo". Yo aún no concibo como se puede grabar con una cámara o "narrar" algo de este estilo, cuando lo humano (en general, sin dobleces) sería mandar la cámara a tomar por culo y remangarse a echar una mano, o las dos.

Y comentando lo de la culpa, todavía dijeron el otro día en un telediario que habñia noticias esperanzadoras porque habían rescatado con vida a un tipo de la Onu, estonio creo. Mientras decenas de miles de negros (supongo, persona de segunda en cualquier caso) morían casi en el mismo momento, no puedo entender porque el rescatar a uno (sea estonio, de la ONU o de donde y lo que sea) puede ser esperanzador. Esperanzador sería que hubiera servido la catástrofe (enésima) para que vía ONU (sí, ya sé que es imposible o casi) o de otro modo, se hubiera acordado poner los medios para que algo así no se repita NUNCA (no el terremoto, no depende de nadie, las consecuancias del mismo).

Pero eso no sucederá.

María Eleonor Prado Mödinger dijo...

Es un texto tremendo, estupendo y alto. Siempre vale la pena tomarse su tiempo para leer a los buenos.

Mi respeto hacia tu persona interior, siempre.

Amando Carabias dijo...

AVATAR:
Sí, así es. Primero se despotrica contra el ser humano y luego uno cae en la cuenta de que no todos somos iguales. Claro que a algunos habría que vernos en ciertas situaciones.
La verdad es que miedo me doy.
Es verdad también que hablar de noticias esperanzadoras porque se rescata a un ser humano bajo los escombros y no es cadáver todavía, teniendo en cuenta las decenas de miles de muertos es un poco desproporcionado, pero siempre será mejor. Y en este caso, lo digo en serio, creo que da igual el color de la tez. De hecho la primera noticia 'esperanzadora' que dio la vuelta al mundo, fue la del rescate de la niña haitiana a cargo del bombero leonés o vallisoletano.
Lo de los periodistas es tremendo, sí. Quizá ocurre como con cualquier profesional, por ejemplo los cirujanos. Cuando se ponen el uniforme y están en el tajo, saben que tienen que dejar los sentimientos fuera, pues si no su trabajo no saldría adelante.
No sé si habéis visto un vídeo -a mi me ha llegado por diversos caminos- estremecedor. Es un pequeño flashback del día en que a una fotógrafa le van a entregar un famosísimo premio fotográfico. Mientras se viste para el evento glamuroso, se teje la historia de la foto premiada: cómo un soldado mata a una niña en presencia de la fotógrafa que sabe que pudo remediar tal crimen. Es absolutamente brutal.
Supongamos que hay momentos para todo. Y que hay instantes en que con la cámara y el bolígrafo en ristre son nuestros oídos y nuestros ojos para que el desconocimiento no sea otro aliado de la injusticia, y habrá otros instantes en el que efectivamente, sus manos servirán para aliviar en algo el dolor del que son testigos.
Me uno a tus votos, a pesar del grado de utopía que puedan suponer, para que a través de la ONU se pueda conseguir algo concreto que palie en parte las consecuencias de estos fenómenos naturales.

Amando Carabias dijo...

María Eleonor:
Encantado de que te hayas tomado tu tiempo y que después de eso el texto te haya gustado.
Un beso.

maririu dijo...

el mejor video es el discurso del fotografo al recibir el premio voy a buscarlo, no sé quien me lo envió ...

Miguel Mora dijo...

Amando, una vez más, haces hoy honor a tu nombre de gerundio. Tu escrito de hoy te honra como escritor y como hombre. Perteneces a ese grupo numeroso de creyentes con los que se puede hacer el mismo camino, al fin y al cabo no sólo la religión puede ser el opio del pueblo, también la cultura (eso que entendemos por cultura) puede llegar a serlo, la religión forma parte de la cultura y la fe es algo tan personal que únicamente atañe a la esfera privada y no se impone – no debe imponerse – a nadie. El opio no puede tampoco limitarse a esa significación de embotamiento de la razón, a ese freno para las conciencias y acciones que se derivarían de la lucidez producida como consecuencia de su no asimilación. Hay un opio que no pone palos en la rueda del progreso y la libertad, el opio droga anestésica que impide el dolor en situaciones extremas. Como consecuencia del azar vivimos en un siglo en el que hay anestesia, antibióticos y construcciones antisísmicas, eso nos ayuda en las circunstancias impredecibles en que se producen catástrofes individuales o colectivas, y lo mismo que las nevadas pueden significar alegría para los niños juguetones o muerte para los alpinistas, los terremotos, los tsunamis y las plagas de enfermedades infecciosas no son iguales para todos: ya no depende del azar. Derivan del nivel económico de los países y de las personas, de la organización social, de los sistemas políticos. La culpa – tan judeocristiana si, pero…- nos civiliza, nos evita “campar por nuestros respetos”, nos humaniza. Nuestra culpa consistiría entonces en apoyar sistemas que producen desigualdades, que facilitan la explotación, que impiden ejercer derechos humanos elementales. No podemos hacer nada por evitar un terremoto en Haiti, sí tendremos algo que ver en que allí haya que amputar miembros como si viviéramos en el siglo XVI.
El gasto empeñado ahora en ayuda humanitaria (tratamiento) hubiera sido mejor haberlo utilizado antes (profilaxis) para mejorar el país. Quizás la profilaxis sea incompatible con el capitalismo. Otros marines apoyaron durante años dictadores (Papa Doc, Baby Doc…) que resultarían cómicos si sólo los viésemos como personajes de opereta y no como sanguinarios que nunca colmaban la sed. Bueno, cosas archisabidas… además ya estoy “panfleteando”.
Vivan las ayudas ahora y las O.N.G… Viva, ahora, la caridad cristiana ya que no hemos ejercitado antes la justicia social.

Anónimo dijo...

Otra constatación, triste. En circunstancias extremas nuestro comportamiento tiene más que ver con los instintos que con la razón: con hambre, con sed … las actitudes violentas destinadas a satisfacer necesidades primarias se imponen por encima de cualquier otra consideración. Más comprensible, de todas formas, eso que aprovecharse de la situación para acaparar comidas, ropas o medicinas y después especular con ellas. Los marines van a imponer antes el orden para que no se produzcan estas situaciones, aunque dar prioridad al orden en este caso retrase – por cuestiones organizativas – la llegada de víveres: la pescadilla que se muerde la cola.

Miguel Mora dijo...

Anónimo soy yo. Pulsé mal alguna tecla.

maririu dijo...

Miguel,
los opios son muchos y la televisión y la prensa, hoy en día me parecen peor o iguales que la iglesia porque contactan más con la sociedad.
Están jugando a la caridad.
En lugar de explicar porque no hay carreteras, ni hospitales, ni médicos, ni...
Decir que Francia y Usa se volcan a ayudarles sin añadir que cuando Francia otorgó la libertad a Haiti, el primer país de negros libre libres de la esclavitud, le afectó tal deuda por la pérdida de su fortuna (que eran los esclavos) los mismos que con su lucha se habían liberado tenían que reconocer que eran la fortuna de sus amos como las cajas de caudales.
Lo que le ha hecho USA a Haití está mucho más cerca d nuestras memorias, buscar en google o en los archivos del País.

maririu dijo...

Ya veis los marines "chasse gardée" coto de caza.

Alena.Collar dijo...

La noticia que salía hoy en el telediario acerca de que las tropas de EEUU estaban retrasando la entrega de la ayuda humanitaria, es para llorar.
Simplemente para eso.
Es decir, que es necesario instaurar el "orden" y después ayudar a los que "todavía" no se han muerto. Y mientras se instaura "el orden" a la gente que se muere que la den por retambufa.
Perdón por el tono.
Estoy con maririu en que están jugando a la caridad.

la palabra en cierne dijo...

Creo que todo está dicho y muy bien dicho. Respecto a los pediodistas, opino que no todo es un color. Han elegido una profesión y su labor en circunstancias como esta es transmitir hechos e imágenes. Otra cosa es que apliquen o no el codigo deontológico. Un periodista no es su profesión. Un periodista es una persona que ejerce su profesión.

Isolda Wagner dijo...

No puedo decir nada más, sólo que nuevamente, Amando, te las ingenias para contarnos esa barbaridad, en la prosa poética que te caracteriza. No por ello menos contundente; has transmitido tu dolor y tu fé sin dar voces, sujetando las palabras para que no se rebelen, como quería tu corazón. Sabes que me gusta la gente que se compromete como tu lo haces, aunque tengamos ideas diferentes. Eso es lo mejor del ser humano, olvidar las diferencias para lograr proyectos comunes.

Me quedo también con lo que dice Miguel Mora: Viva, ahora, la caridad cristiana (O CUALQUIERA, AÑADO), ya que no hemos ejercitado antes la justicia social.
Maririu, gracias por el poema y no sigo, porque desde Alena que fué la primera en comentar, hasta María Eleonor y los que faltan por venir, todos estamos de acuerdo. ¿Cómo hacer para que la ONU piense como nosotros?

Besos que sequen tantas lágrimas.

la palabra en cierne dijo...

El comentario último de Isolda me ha hecho recordar la película En Tierra de Nadie.

Amando Carabias dijo...

maririu
Gervasio Sánchez obtuvo el premio Ortega y Gasset por una serie de fotografías que tenían como protagonistas a víctimas inocentes de las minas antipersona o las minas de racimo.
Como supongo sabéis, este premio lo convoca el grupo PRISA.
En el discurso de agradecimiento, comienza sus palabras aludiendo al sueño de Martín Luther King. Habla de su hijo natural y de sus cuatro hijos adoptivos, otras tantas víctimas de la guerra. Desgrana sus casos y llega a la parte del discurso que, probablemente, hirió tanto que no fue publicado en ningún medio, ni siquiera en el organizador del evento. Este discurso, sin embargo, como bien nos señalas ha dado la vuelta al mundo en varios PPS.
Esta es la parte del discurso que seguro que hizo mella en muchos.
"Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños como se dice en la película "Cuenots de la luna pálida" de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctias de las minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición ecabezados por los presidentes Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, permitieron y permiten loas ventas de armas españolas a países con conflicto internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatrua se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el Presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabricamos cuatro tipos distintos de bomba de racimo, cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
(Continúo debajo)

Amando Carabias dijo...

maririu:
(Continuación)
Es verdad que me siento escandalizado cda vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo, y me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero con Martin Luther King, me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que por fin un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte".

Supongo que cuando te referías a este discurso, te referías a dos cuestiones relacionadas con la reflexión que llevamos hasta ahora: la complicidad escandalosa de los gobiernos desarrollados con la injusticia, la miseria, etcétera, además haciendo caja (que de eso hemos hablado poco), y también estarías pensando en el papel de un periodista en estas situaciones.
La verdad es que Gervasio Sánchez siempre ha sido un referente moral, puesto que no sólo se ha dedicado a cumplir honestamente con su trabajo, sino que se ha paseado por muchísimos sitios denunciando las mismas cosas que denunció en este dircurso.

Amando Carabias dijo...

Miguel Mora:
Agradezco de todo corazón tus palabras. Nunca he intentado imponer nada a nadie, entre otras cosas, porque creo que por ahí van las cosas. Y lo creo con firmeza. Dios, a mi modo de ver, es una propuesta y no una imposición. Como se ha dicho en alguna ocasión en este espacio, muchos problemas comenzaron el infausto día en que lo que era permitido se convirtió en obligatorio. Entonces, lo que podría ser motor, se convirtió en opio.

Como bien señalas, hoy en día estamos preparados para afrontar las catástrofes, y hay medios más que suficientes en todo el mundo para que lleguen a donde tieen que llegar.
A estas horas del día, lamentablemente las cosas se están desarrollando en el peor de los escenarios posibles. A la catástrofe inabarcable, hay que añadir la falta de Estado efectivo, que está suponiendo que el caos social se añada al desastre natural. Parece, además, que el número de heridos es brutal, y está desbordando a las rudimentarias instalaciones que se han podido levantar. He oído en algún medio que ayer se practicaron cuarenta amputaciones y hubo cuatrocientos escayolados.
Todo esto viene a demostrar que también la organización social es fundamental y según me estoy enterando en estas horas en Haití no era ni siquiera básica.
No sé si lo habéis leído, pero todas estas informaciones y alguna más y otras que habéis señalado más abajo, me conducen a lo que de modo tan maestro narró Saramago en "Ensayo sobre la ceguera".
Como bien dices, en situaciones extremas es el instinto la única guía de supervivencia. Y un ser humano hambriento, pero todavía con fuerza, es igual de peligroso que cualquier animal salvaje. O más, porque en muchas ocasiones va contra los semejantes.

Sí, por desgracia, hay que alegrarse la caridad, sin eso... Pero creo que tendríamos que seguir reflexionando sobre este tema. Es muy cómodo para los gobiernos y los partidos políticos esta situación.

Amando Carabias dijo...

maririu:
Según he descubierto hoy, Haití fue el primer país Latinoamericano en obtener la independencia de su colonia, y desde entonces, o sea unos dosientos años, no ha conseguido construir un estado mínimamente organizado. De hecho las tropas de la ONU están desplegadas desde el último huracán, me parece.
Quizá todo tenga que ver con lo que dices, pero me da más en la nariz que tiene que ver con los personajes que han sido los presidentes de este país.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar
Sí esto está sucediendo. Los de Médicos Sin Fronteras han dicho que un avión suyo que llevaba un hospital de campaña, con quirófano incorporado, no ha podido aterrizar en Puerto Príncipe, porque los marines han decidido que era prioritario su propio desembarco. Así que han tenido que aterrizar en la República Dominican y emprender el camino vía terrestre.
Pero frente a esto, que es así de crudo, conviene que se diga, por ejemplo, que un equipo de bomberos españoles (creo que el mismo que rescató a aquel niño) no ha podido rescatar a una joven, porque los soldados de la ONU que les protegían, les han dicho que se tenían que ir de allí, era su vida o la de los que les tiroteaban.
¿Por qué en medio de tanta destrucción, siempre sobreviven las armas?
Al bombero, obviamente, se le notaba derrotado.

Amando Carabias dijo...

Palabra...:
A veces entramos en diálogos un poco rocambolescos. Creo que tienes toda la razón. A veces quizá se pasen algunos, y extralimiten su trabajo, pero tiendo a pensar que la labor de los periodistas y de los medios de comunicación para los que trabajan son fundamentales para que un asunto sea importante o no.
Si, de pronto, todos los medios de comunicación retiraran de Haití a sus profesionales y dejaran de hablar de este asunto, para la mayoría de nosotros no existiría.

Y me parece clarividente tu aportación, siempre son las personas, nunca la profesión.

Amando Carabias dijo...

Isolda:
Después de escuchar unas cuantas cosas esta tarde, he llegado a la conclusión de que o estamos a punto de que se consiga o es que no se va a lograr nunca.
Es tal la situación que quizá ahora que se puede empezar de cero, o menos aún, se puedan sentar las bases sólidas para conseguir que este país consiga tener su Estado.
Pero para que esto se consiga, lo primero ha de ser la condonación de la deuda que arrastra este territorio. Si esto no se hace es imposible cualquier otra cosa.
No va a ser fácil, pero quizá se esté más cerca que nunca.

Tus palabras siempre me emocionan.

Pilar Moreno Wallace dijo...

Sólo añadir que no olvido tus palabras, todo emoción para mí.

Amando Carabias dijo...

Pilar Moreno Wallece:
El emocionado soy yo ahora. Ojalá que la permanencia de estas palabras y tantas otras como se están escribiendo en estos momentos, sirvan para mejorar una situación que cada vez se complica más.

Amando Carabias dijo...

Este enlace que os dejo, que me ha remitido vía mail una buena amiga, es más que ilustrativo, acaso premonitorio

María A. dijo...

Los afanes cotidianos, me hacen entrar tarde, como casi siempre… tus palabras me han producido el mismo estremecimiento que a la mayoría de los contertulios. Dolor por tanto sufrimiento, que siempre recae en los mismos… los que nacieron en el lado malaje-canalla del planeta. Los que, si pudieran pensar en algo que no sea sobrevivir para seguir malviviendo, si pudieran pararse a pensar, maldecirían hasta la vida misma.
Respeto profundo me producen todas las consideraciones y dilemas morales que ello pueda producir a cualquier persona de bien. No así las explicaciones canallas, pero canallas, de las malas gentes -con sotana y sin ella- que, tratando de llevarse el agua a su molino, aprovechan cualquier tragedia para intentar convencernos de lo imposible, culpabilizar siempre a los otros. Como si estuvieran en posesión de la verdad y la bondad. Los desprecio, los aborrezco, porque considero que ellos sí que son responsables de muchos de los males que afectan a la humanidad. Y, en el mejor de los casos, me gustaría ser tan canalla como ellos son para desearle que, durante un solo minuto de su existencia sufrieran lo que sufren los que nacieron o viven en ese lado malaje… pero ni eso, mi lado malo no llega a ser capaz de desear el sufrimiento de nadie…
Por otra parte, esta catástrofe me subleva también cuando veo cómo se pone en evidencia la profunda crisis e incapacidad de los dirigentes mundiales y las instituciones para hacer efectiva la ayuda humanitaria. Que no basta con que la gente de bien aporte lo que pueda y quiera para ayudar…Ni que vayan voluntarios, familias, políticos, marines y toda la fauna humana para prestar un apoyo… que no. Que de poco sirve si no hay una institución encargada de organizar todas las labores. Y aquí, parece ser que ha brillado por su ausencia… No ha habido, no hay timón ni timonel. Y eso puede que genere tantos muertos como el propio seísmo. Y eso sí era posible…Claro que habría sido necesario que los gobiernos y gobernantes dejaran de pensar en la foto y los gestos y se hubieran puesto a trabajar, a organizar. Por encima de ideologías, creencias y discrepancias.
¿Cuántas muertes y sufrimientos que están por llegar se podrían evitar? Muchas, seguro, pero para eso “no estábamos preparados”… En fin… Vida canalla. Lograremos “calmar” nuestra mala conciencia no solo con nuestras aportaciones voluntarias, sino el día que seamos capaces de reclamar a quien corresponda el cumplimiento de las promesas hechas…o a nosotros mismos, la satisfacción de la parte que nos corresponde…
Y lo peor no ha terminado. Llegará el olvido, el silencio. Se apagarán los focos...Y a otra cosa… Se irán con la música y el invento a otra parte... Nosotros también. Tristes abrazos africanos.

Amando Carabias dijo...

María A:
Agradezco tus palabras sobre nuestras reflexiones. Estoy de acuerdo con tus apreciaciones.
Añadiría, además, que una de las razones fundamentales por las que los líderes mundiales no aportan verdaderas soluciones es una cuestión de perspectiva.
Es decir, nunca ponen en primer plano a las víctimas de estas catástrofes. En cuanto intuyen una merma a sus intereses (normalmente comerciales y económicos) la mirada se dirige, como poseída por un imán, a los beneficios de sus empresas. Habrá que ver, por ejemplo, los tejemanejes que se produzcan a la hora de establecer quién se lleve la tajada de la reconstrucción de Haití.

Ventana indiscreta dijo...

'Desde hace mucho tiempo la igualdad no es un deseo, los anillos del obispo no se doblan ni por cristo', Amando, hacia el minuto 3'06" se canta ésto en la canción de ese grupo tan desconocido. Afina el oído porque cantan rápido. Por lo demás, a parte de sintonizar con tu rabia y de tener cuerda para rato ese post, te digo que la religión, la católica o cualquiera, entendida en el contexto actual y pasado y fuera de las prédicas auténticas de Cristo, con las únicas que comulgo, son una estafa.

Besos, amigo.

Escucha/d esta estafa católica

Amando Carabias dijo...

Ventana...:
¡Ay, que no puedo escuchar ahora!
Luego lo haré en casa, o a la noche, y te digo.
Sobre la religión, se viene hablando largo en estos comentarios. Y si se cree en las verdaderas prédicas de Cristo, estamos de acuerdo en casi todo.

Marina Filgueira dijo...

Bravo por tu relato, no tengo palabras para expresar lo que siento. Has hecho un trabajo de maestro- que es un espejo donde debería mirarse el Sr Ovispo, que callado estaría mucho más guapo. lo que salió por su boca me parece una blasfemia, que Dios le perdone si pude. Es la pura realida- todo lo que dices en lo que escribes, y yo también lo digo a menudo pues detrás de la pobreza, esta la riqueza, la avaricia y el egoísmo. Los poderosos en primera lia. Un abrazo solidario.

Amando Carabias dijo...

Marina Fligueira:
Tu comentario de hoy es especialmente valioso para mí.

Anónimo dijo...

Realmente motiva a la reflexión tu escrito. Muy bueno, definitivamente.

Un placer leerte. Saludos.

Amando Carabias dijo...

salvadorpliego:
De nuevo gracias por tu visita y tu aportación. En este caso, mi deseo hubiera sido que estas pinceladas utópicas a un tema tan brutal y tan delicado movieran a la reflexión, también, de quien realmente tienen en sus manos los resortes para poder mejorar en algo esta situación.
Por cierto, ¿desde la proximidad mexicana cómo se está viviendo toda esta tragedia?

Amando Carabias dijo...

Ventana...:
Aquí estoy para cumplir con la promesa.
Esta banda, desde luego, hace un buen rock. El final, por ejemplo de este tema, me parece realmente bueno, muy bueno.
He tenido que escuchar dos veces la canción para poder entender algo la letra. Algunas veces las bandas de rock parece que se complacen en cantar sus letras a tal velocidad que es casi imposible su comprensión.
De todos modos creo que ponen el dedo en la llaga del más grave problema que tiene la Iglesia en casi todo el mundo, y más en los países de añeja tradición católica, donde prácticamente ha sido la única religión (Italia, España, Portugal, Polonia, algunos países de Latinoamérica...). Me parece muy verdadero que con la exucsa de la fe y de la salvación, parezca que lo que realmente pretenden es tener la financiación para sus propia vidas, y algo mucho más importante, los resortes para poder campar a su antojo sobre las conciencias de los individuos.
Desde este punto de vista, creo que los chicos de La Alpujarra viva, tienen razón: el ser humano es libre y a ellos les interesa manipular este sentido de la libertad.
Dicho esto, también convendría recordar, que esa libertad por la que se clama, también necesita de alguna organización, de alguna cesión de su propia radicalidad, pues de lo contrario la caída en el salvajismo y en el homo homini lupus es casi inevitable.
Y también convendría recordar que también gracias a la Iglesia (no olvidemos que lleva veinte siglos funcionando) hemos conseguido algunos avances culturales, sanitarios, educativos...
Todo esto me recuerda, por cierto, que sobre este asunto ya se ha debatido largo y tendido en este espacio.
Un beso.

lammermoor dijo...

Poco queda ya por decir, excepto quizás que estas situaciones nos demuestran que los seres humanos somos capaces de lo mejor y lo peor.

Me ha gustado tu entrada y me ha conmovido la dedicatoria.Y es un gusto leer a tus comentaristas.