viernes, 27 de noviembre de 2009

MAÑANA DE PLATA. SEGUNDA PARTE.

Imagen tomada de Internet


PRIMERA PARTE

Cuando ayer por la tarde, antes de que comenzara la lluvia que aún continúa, mi abuela descubrió mi presencia ante su puerta, no se extrañó, lo que me sorprendió, pues, igual que a mí me cuesta visitarla, a ella le supone gran esfuerzo recibirme.
Ambos sabemos que no soy su nieto predilecto, lo que, lejos de provocarme celos, me tranquiliza, pues, de ese modo, desde hace más de veinticinco años, al cumplir los catorce o quince, nuestros encuentros son esporádicos, breves y protocolarios, como si recibiera a un embajador con cuyo país se mantienen relaciones diplomáticas de carácter simbólico y siempre tensas, aunque en ningún caso conviene romper del todo. Sin embargo, acaso porque nos conocemos muy bien, ya que la semejanza de nuestros ojos no es lo único que nos empareja, siempre intuyo sus deseos. Apenas bastan unos segundos y sé si debo estar con ella más de lo previsto, si conviene desaparecer de su presencia tras las meras y corteses fórmulas protocolarias y consumir mi infusión a toda velocidad, aun a riesgo de provocar un incendio en mi faringe, vislumbro si desea hablar, o es mejor que uno hable. Por eso, por ejemplo, siempre atino con los regalos por su cumpleaños. Soy el único nieto que adivina año tras año sus anhelos. No he fallado nunca. Incluso cuando no le regalaba nada, acertaba. Los demás, mucho más queridos por ella, nunca daban con lo que consideraba un regalo apropiado.
El año en que una de mis primas, su nieta preferida, le regaló un precioso chal, lo desdobló con ternura, pero allí quedó desplegado como una margarita desgajada. Mi prima supo que nunca se lo pondría, y se llevó un gran disgusto. Ese mismo año, se me ocurrió lo del bastón, por una mera cuestión de lógica, y porque el bastón, digamos, me gritó desde el escaparate al pasar yo delante de él. Llegué tarde, como suelo hacer en tal circunstancia. El chal de mi prima yacía sobre una silla. Había otros cachivaches, los demás regalos, dispersos por el salón cuyo aroma a su infusión predilecta parecía sumirnos en un campo de malvas; en cuanto le entregué la estrecha caja que disimulaba algo su verdadero contenido, adivinó de qué se trataba y me sonrió aviesamente. Siempre sabes lo que quiero, me dijo. Le devolví la sonrisa envuelta en dos besos fríos y le murmuré casi al oído, Ya sabes, abuela, que estoy pendiente de tus deseos, hasta los más ocultos. No seas zalamero y guasón, que ya sabemos tú y yo cuánto nos queremos.
Los demás primos, que seguían la conversación, se admiraban; mi prima, la del chal, lloriqueaba. Cuando pasé a su vera, donde me senté, le acaricié una lágrima furtiva, No merece la pena este disgusto, le musité. La intención es lo que cuenta, remaché, con tal ironía que, hasta ella, muy inocente a pesar de los años para discernir la doblez de los seres humanos, se tuvo que percatar.
De lo dicho, incluida esta cruel anécdota, se deduce que mi relación con la familia es tirante, escasa y puramente formal. Lo que más me gustaría sería asistir a sus entierros; pero como hasta ayer intuía y hoy sé, casi todos los primos debemos de tener el gen de la longevidad muy desarrollado en nuestro mapa genético. Y este adorno procede, como también constaté ayer, de mi abuela.
Aquí es donde quería llegar.

80 comentarios:

Gaspard dijo...

Visto lo visto, lo mejor sería enviar a la familia a la fiesta del sacrificio que prepara María A.

María A. dijo...

Sospecho que la prima del chal despreciado, en el momento oportuno va a vengarse de mala manera... No hay nada como unos primos/as envidiosos, que a la familia no se la elige: te toca... Por mucho que se tenga el gen de la longevidad, nadie es eterno... y, cuando llegue el momento, se puede montar la mundial. Tiempo al tiempo.

Alena.Collar dijo...

A mí me sigue resultando muy "curiosa" la abuela. Hay una frase del narrador que deberíamos considerar porque me suena a algo "rarito":
""el gen de la longevidad muy desarrollado en nuestro mapa genético. Y este adorno procede, como también constaté ayer, de mi abuela.
Aquí es donde quería llegar.""

Esto me suena a intriga requeteintrigante...

Añado que me está interesando mucho.

catherine dijo...

Muy interesante,sì. El narrador parece tan malo que la abuela. A qué catastrofe ella va a sobrevivir?

Catherine dijo...

Zut, se dice "tan malo como la abuela", perdòn.

Amando Carabias dijo...

Gaspard:
Pero me da que ninguno va a querer ser el borrego...

Amando Carabias dijo...

María A:
Demasiados personajes secundarios no le cuadran bien a una historia corta.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar
Ya empieza a hacer cierto calorcito.

Amando Carabias dijo...

Catherine
Lo cierto es que no lo oculta. Y es que hay descubrimientos que pueden alterar toda una vida.

Odiseo de Saturnalia dijo...

Yo no tuve abuelas. Bueno si las tuve, pero no las conocí. Resulta que eras más longevas mis bisabuelas que mis abuelas.

Me hubiera gustado tener una abuela, y aun estando tirante con ella y no ser su nieto preferido, poder darle dos besos fríos e intentar ver su vida en su mirada.

Amando Carabias dijo...

Odiseo de Saturnalia:
Las abuelas, los abuelos, son los cofres de quienes extraemos la esencia de lo que somos.
Lo malo es que a veces los nietos o no llegamos a tiempo o no sabemos aprovechar su presencia.
Y es una pena porque cuando uno llega a un manantial y prueba el agua se da cuenta de la diferencia que existe con el 'mismo' agua kilómtetros más abajo.
Abrazos.

Evaasecas dijo...

Yo espero ser abuela algún día. Pero dice mi madre que hay una máxima para ella. Y es que su trabajo es malcríar a los nietos. Y no veas que de discusiones hemos tenido al respecto. Lo que está claro es que las abuelas de hoy no son como las de antaño. ¿Cómo serán las abuelas del futuro?
Me tiene intrigada tu relato, la abuela que describes se parece a una de las mías. La señora Modesta, daba un miedo...
Deseando saber a dónde quiere llegar el narrador.
Un beso.

Amando Carabias dijo...

Evaasecas
Las abuelas del futuro son las madres del presente... No te digo nada. Pero a la larga serán como las de todos los tiempos, aduladoras con los nietos por si acaso no lo fueron bastante con los hijos y porque después del paso del tiempo uno se da cuenta que los besos tienen más valor que el dinero, así que hacen cualquier cosa por recibirlos. Y si no pregúntale a la abuela de tus hijos.

Quizá la clave del relato no esté en dónde se quiere llegar, ¿o sí?

Flamenco Rojo dijo...

Amando me vas a perdonar pero el narrador es un poco cabroncete, mira que decir que lo que más le gustaría sería asistir a sus entierros…

Mi abuelo Antonio, el único que conocí, nos obligaba a hablarle de “usted”...a los nietos, a los hijos y a to dios…Y ahí te quiero ver yo con tres o cuatro años con la boca hecha un estropajo mezclando las palabras e introduciendo los “usted” de vez en cuando. Según mi madre lo mío era un espectáculo…Alguna que otra vez le he escuchado decir que su padre, mi abuelo Antonio, tenía “mu malas purgas”, eso en castellano es tener muy mala leche. Eran otros tiempos, hablo de los años cincuenta y sesenta, había mucha hambre y muchas necesidades.

Un abrazo.

Beatriz Ruiz dijo...

Carajo amigo... que relación más escabrosa nos relatas... aunque yo creo que en el fondo se quieren y mucho... Hay muchos seres humanos que siente auténtico pavor a expresar sus sentimientos...

Yo tampoco conocí a mis abuelas/os... bueno, no es exacto, a la madre de mi padre sí... pero la relación fue tan efímera que la recuerdo vagamente... Sin embargo me habría encantado conocer al padre de mi madre... Cuentan que era un pedazo de ser humano... Y sinceramente siempre echaré de menos el no haberle podido conocer... Cosas de la vida!!!...

Besitos...

Beatriz Ruiz dijo...

Sobre el pavor a expresar sentimientos... Nos forjaron con hierro duro, así que no podemos andar con mariconadas...

Menos mal que el tiempo y los años hacen que suavices esas pautas...

Isolda Wagner dijo...

Me encanta esa señora tan directa y tan fría, casi tanto como la ironía del nieto.
La frase final, que en sí no dice nada, aquí es una sentencia. Genial!
Me gustan, repito, para un relato de terror camuflado.

Besos inquietantes, escribidor.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo:
No, si no tengo nada que perdonarte. Es así tal cual lo cuentas, ya sabes que en el mundo hay de tó. Para qué engañarnos, y también los que son así como un poco cabroncetes escriben sus historias.
Y no es por justiricarle, pero es que la mañana de plata y lluvia en que escribe este texto que yo he troceado en cinco partes, nos cuenta algo, cómo te diría, un sudecdido que ya verás, ya...

A mí me pilló la época, con los dos abuelos a los que conocí (mi abuela materna y mi abuelo paterno) en que los nietos les tuteábamos, pero mis padres les llamaaban de usted. Recuerdo que me hacía gracia, luego cuando crecí me extrañaba y más adelante me molestaba.
Los dos que conocí murieron el mismo año, con pocos meses de diferencia. Y hasta ese día sus hijos les 'ustedearon'. Mi abuela tenía más genio que mi abuelo, pero a los nietos nos malcriaron muy bien, aunque muy poco, porque ellos no salieron de sus respectivos pueblos.

Amando Carabias dijo...

Beatriz Ruiz
Aunque algunas cosas se comprenderán más adelante, yo no definiría como escabrosas, exactametne las relaciones, sino más bien frías e inexistentes... hasta la víspera.

La que dicen que era extraordinaria era mi abuela paterna que murió antes de haber nacido yo, incluso antes de que se casaran mis padres.
Cualquier día tengo que hacer alguna indagación en condiciones, pero me temo que cualquier día va a ser ya tarde.

Amando Carabias dijo...

Isolda:
Razones no le faltan para tanta frialdad y tanta ironía, y al nieto, pues con más motivo porque a él...

Alena.Collar dijo...

Voy a arriesgarme...
Lo que está contando el nieto es la verdadera historia de terror. Y lo que más nos asustará es que a pesar de ella el nieto "esté " con la abuela.
No sé exactamente qué es lo que sucederá, claro, pero hay algo en esa "estancia" que "después" producirá escalofríos. Después de que se desarrolle la historia, claro.

Amando Carabias dijo...

Alena.Collar:
No sé si será para tanto, pero por ahí se acercan los tiros..., aunque no has dado de lleno.

arquitecturach dijo...

la terrorifica abuelita...mmmm... espero la segunda parte!!!!!!!!!!!
besos

María A. dijo...

Sólo conocí a una abuela, la madre de mi madre. Una mujer chiquitita, con moño y de luto desde los 30 años, que se murió su marido. Tras su aparente fragilidad, había todo un carácter...forjado a golpes del yunque de la vida. Se quedó viuda y medio arruinada con 6 hijos pequeños. En la guerra se llevaron a los 4 mayores y se quedó sola en mitad del campo castellano con mi madre y el pequeño. Un día la llamaron al ayuntamiento para comunicarle que, como eran 4, podía reclamar a uno para librarse de la guerra. Y tuvo que decidir a cual de ellos reclamaba...eligió al mayor porque estaba recién casado. Y siempre contaba que, hasta que no regresaron los otros 3 no pudo dormir ni una sola noche. Yo me llevaba muy bien con ella y siempre me sentaba a su lado: por las tardes, hacía ganchillo mientras yo le leía libros. Delibes, Gabriel y Galán y Machado, eran sus autores favoritos. Me quedé con sus libros y con su ganchillo...
Mis otros abuelos, son imágenes de fotos y leyendas. Me hubiera gustado conocer a mi abuelo paterno, que todos lo que le conocieron cuentan que era un hombre bueno, muy bueno. Torerillos y gitanos eran sus protegidos en el campo charro, protección que mantuvo mi padre posteriormente. En el verano del 36,salvó a mucha gente de morir fusilada: los escondió en el campo, en los pajares y en el sobrao. Fueron a buscarlos los falangistas, pero sólo consiguieron llevarse un jamón... Uno de los protegidos, Higinio, regresó años después para cuidarle cuando enfermó de un tumor cerebral. Le acompañó día y noche hasta su muerte y se quedó en "su casa" 30 años más,toda la vida. Y nos contaba a la chiquillería todas las historias del abuelo Constantino, nos hizo adorarlo...

Amando Carabias dijo...

Chus
Efectivamente, efectivamente. Pero hay veces que las cosas son inevitables, ya verás, ya...

Amando Carabias dijo...

María A:
Parece que estuvieras retratando a mi abuela materna, con la diferencia de que ella no tuvo que pasar el trago amargo de elegir a uno de sus hijos para librarle del horror de las trincheras. Mis tíos y mi madre eran cinco (uno de ellos ni había nacido) cuando ella quedó viuda, en un pueblo próximo a la montaña del Guadarrama, por el lado de Segovia. Y allí se las tuvo que ver con el hambre y la miseria, tanto que mi madre con menos de seis años ya tenía que cuidar niños más pequeños por un mendrugo de pan. Hasta en lo físico se le parece: el moño, el cabello blanco, el luto desde aquel aciago día de marzo de 1931...
Gran hombre tu abuelo Constantino... Si con razón se dice de tal palo.

Marina Filgueira dijo...

Pero que ruin… ¡Ese nieto! Que frío me parece… con esos deseos macabros. Yo que soy abuela, trato de tener los cinco sentidos en forma… y tratar a mis doce nietos/as con mucho mimo y todo el cariño del mundo. No vaya a ser que suceda algo semejante. Hasta hoy no puedo quejarme, me demuestran que me quieren y hasta me admiran. Me agarran, me achuchan- me llenan de besos, bailan conmigo en cualquier ocasión. Son unos cielitos. Yo si recuerdo a mi abuela que era más buena del mundo, la madre de los pobres, y de ella he aprendido muchas cosas buenas. Un puñadito de besos para todos vosotros/as. Desde Pontevedra.

Alena.Collar dijo...

Los abuelos...no conocí a mis dos abuelos,en persona, sí por historias y relatos, claro está, pero sí a mis dos abuelas.
Mis abuelas eran muy diferentes;una, la paterna, librepensadora, lectora de revistas de ciencia hasta sus 97 años, hija de escritora que se largó a París a fines del XIX...la otra, la materna, católica, madre de pintor, apostólica y romana, como antes se decía, religiosa con la fe del carbonero, misa los sábados, rosario...se llevaban de maravilla. Vivieron juntas en la casa de mi abuela materna durante más de cuarenta años, se adoraban, se ponían a charlar y había que "despegarlas".
Ambas cariñosísimas conmigo, encantadoras, sociables, leales, ambas tratando a mis padres como si fueran hijos de cada una.
Un lujazo mis abuelas.

María Eleonor Prado Mödinger dijo...

Me sumí personificada en tí, de mi familia se hace un solo bollo bueno para hornear, mi madre, los demás son un desastre. Mi abuela más fría que peñasco siberiano ha hecho durante toda su vida el notable empeño de disgregar, de hacer verdaderas trincheras. Ir a verla dios mío como me cuesta, me siento en sus muebles con olor a naftalina como petrificada, momificada por la lata que me dá tan sólo mirarle la cara pero lo hago por mi madre. Hoy a los 94 sigue lúcida e impertinentemente volcada hacia Cristo, llena de crucificos, rosarios pero el vaho se mantiene. Me digo pobre vieja, nadie la va a ver porque no sembró bueno y me causa pena, con su muerte creo se llevará la gran cola negra y las nuevas generaciones podrán respirar otro aire el que no está permanentemente viciado.

Antaño mi abuela cuando recibía un regalo lo devolvía pues no lo necesitaba o porque no le gustaba, las odiosidades aún más se enquistaban en el alma.

cosas de familia.

Me encantó el texto, muy bien concebido.

Un abrazo cariñoso en la distancia

Amando Carabias dijo...

Marina Fligueira:
Por desgracias no todo el mundo es del mismo modo. Ni las abuelas ni los nietos (ni los padres, ni los tíos...) son iguales.
Es una suerte que puedas disfrutar de tus doce nietos rodeada de tanta felicidad, de tan ternura y de tanta complicidad.
Y en este comentario tuyo, como en otros que se han ido desgranando, se ve que se suele recoger lo que se siembra. Teniendo la abuela que tuviste, te habrá sido más fácil ser la abuela que eres. Tus nietos serán también abuielos maravillosos.
Biquiños.

Amando Carabias dijo...

Alena.Collar
Creo yo, no sé, es una opinión, que aquellas conversaciones interminables, muy bien tendrían que haber sido copiadas y puestas en práctica por todos los católicos conservadores de esta España nuestra con todos los librepensadores de izquierdas de esta España nuestra. Es probable (bueno, es seguro) que la Guerra Incivil sólo hubiera sido materia para algún novelista con demasiada imaginación.
Probablemente, con tal antecedente familiar, serás de las personas que menos puedas entender una conflagración entre personas del mismo país sólo por pensar de manera bien distinta.
Gracias por este testimonio que bien merecería un buen relato obra de tus manos.

Amando Carabias dijo...

María Eleonor
Como he dicho más arriba, no todo el mundo es de la misma madera, ni entiende las cosas del mismo modo.
Se me hace muy cuesta arriba imaginarme a una abuela haciendo trincheras de una familia... No, no me entiendas mal, no es que no te crea, claro que te creo, y si una persona ha vivido su existencia de una manera determinada, lo lógico, por desgracia, es que continúe de igual manera también en la ancianidad. A veces no nos damos cuenta de que quien llaga a los 94, tuvo 49 ó 15 ó 36...
Gracias por tu visita a este rincón.

Amando Carabias dijo...

Recuerdo que a las 00.01 se publica el capítulo XVI de Mañana amanecerá en mi otro blog EURITMIA EN LA RED, cuya dirección es http://euritmiaenlared.blogspot.com/
Aquí os dejo un enlace directo

Alena.Collar dijo...

Nunca la entendí, Amando. Me refiero a la guerra Incivil.
Mi Padre, muchos años después de que ésta terminara, teniendo yo cinco años y al preguntarle (porque oí "campanas") quién gano la guerra, me dijo una frase: " la perdimos todos".
Y mis dos abuelas, presentes, asintieron con la cabeza.

En este espacio creo que puedo contar que el marido de mi abuela (la católica, apostólica y romana) era médico. Pero lo que quiero contar es que no era un médico más; era el médico de familia de José Calvo Sotelo; a mi casa vinieron a registrar los milicianos cuando lo mataron, porque encontraron en su blosillo una tarjeta de visita de mi abuelo.
En la guerra un hijo de mi abuela, esta vez la librepensadora, pasó meses en la cárcel, por rojo. Su hermano, mi tio también, por nacional.
Los dos sobrevivieron a la guerra, los dos se quisieron de modo entrañable; a mi padre lo persiguieron por ser "burgués" y le salvó la vida un comunista; y él después de la guerra salvó a esta persona del fusilamiento.

En mi casa lo que yo he vivido es que no importan tus ideas políticas si eres una persona decente; si no hieres conscientemente, si no haces daño a los demás. Si obras con rectitud.
Cuando leo, cuando escucho hablar con tanta violencia a unos y otros, cuando veo que lo que importa ahora es la fuerza del insulto pero no la del razonamiento, cuando ves que palabras como honestidad, decencia, ética, sinceridad, las arrastran por el suelo porque lo que importa ahora es ser más listo que los demás, manipular mejor a los demás y sobre todo reírse de los demás e irse de rosita, bendigo el hogar en que nací y lo que aprendí en él: el mundo podrá construirse a golpes de mentiras y de pisar al débil, al vulnerable, pero yo no participaré en ello aunque al resto eso les parezca "no vivir en el mundo actual".
Me da igual; el ejemplo de mis abuelas, abrochándole los botones la católica a la librepensadora y a la inversa, cuando una salía para misa y la otra a pasear, me quedará toda la vida.
Perdón por tanto rollo.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar:
Impresionante, la respuesta de tu padre a una niña de cinco años que podía entender mejor que nadie lo que quería decir, pues quería de igual modo a personas supuestamente enfrentadas por las ideas.
En algún otro sitio de este blog, hablando de mi obra inédita (la mayoría) dije que una de mis novelas, la última escrita hata ahora y titulada "Gorrión de invierno", forma parte de una supuesta trilogía en que, precisamente hablo de las cosas que ahora nos cuentas.
"Gorrión de invierno" es la historia de un sastre de Euritmia cuyo padre era más o menos liberal, pero que durante la guerra incivil (desde ya lo escribiré con minúsculas) quedó en zona nacional, y que, obviamente, tras la contienda pasó a vivir, como la mayoría, en un discreto silencio. Era de los que opinaba como tu padre, que la guerra la perdimos todos. Y esos son los protagonistas de mi historia, o sea, la gran mayoría silenciosa de este país, que como gorriones, quedó en la ciudad o pueblo que les vio nacer y se preocuparon de mantener la vida y procurar el alimento y la subsistencia a sus polluelos.
Tendría que salir y ha salido. Por mucho que se diga, y por mucho que lo pretendamos ciertas cicatrices son costurones bien visibles aún, y desde luego duelen a los ojos.

Gaspard dijo...

He estado viendo en la tele los conciertos de Michel Legrand en torno a las bandas sonoras cinematográficas. Sobre todo 'Los paraguas de Cheburgo'.

Entroncando con lo que dice Alena, yo no tuve más testimonio que el de mi padre. Sus padres estaban muertos. Mi madre no conoció nada de la guerra incivil. Mi padre era hijo único, y en el ambiente en que crecí el único exiliado era mi padre. Mi padre huyó a toda prisa en septiembre del 36, por miedo a ser fusilado o colgado por sus simpatías con Irujo. Perdió mucho: casas, empresas, coches, un fondo bibliotecario, las tumbas de sus padres y abuelos, pero como gran burgués que era, en París no le esperaba la pobreza ni la marginación. Reconstruyó muy pronto su patrimonio y vivió casi 40 años en una ciudad preciosa, seguramente una de los dos o tres más bellas del mundo, pero siempre queriendo pisar, aunque solamente fuera una vez más, San Sebastián. No pudo hacerlo. Pero aún guardo sus diarios, su viaje a Durango, a Bilbao, a Santoña, el barco hasta Burdeos, el tren hasta París, la decisión de en qué casa vivir, al final comprarse otra, qué hacer con un negocio mutilado de un día para otro...

Miguel Mora dijo...

Pues, miren:¡no! La guerra – como todas las guerras - tuvo vencedores y vencidos y no la perdimos todos. El último motivo de todas las guerras es económico, todas las guerras son guerras de clase, gente que quiere mantener sus privilegios a costa de otros. La violencia armada es el último recurso que les queda y si hay que emplearlo lo hacen. Fallo el golpe de estado fascista y la victoria (de la que se jactaron durante 40 años y aún durante los primeros de la transición, ellos si sabían quienes había vencido) les costó una guerra en la que, claro está, hubo víctimas de los dos bandos ( los muertos del bando vencedor fueron , en ese sentido, víctimas. Incluso muchos fueron primero verdugos y luego víctimas…). Pero decir que todos perdimos la guerra puede considerarse una frase tibia de un abuelo que vivió una situación desgarradora. No tiene valor histórico. Lo malo de estas ideas – como la de que hicimos una transición modélica – es que se encuadran dentro de un ámbito de reconciliación que parece igualar a las víctimas y a los verdugos. Reconciliémonos – tantos años después – pero sin faltar a la verdad: unos tienen mucho más que perdonar que otros, no todos los muertos fueron iguales. La victoria de Franco todavía nos hace – en algunos aspectos – un país no asimilable a los de nuestro entorno. Aún no hemos desatado todo lo que “quedaba atado y bien atado”. Pero, en fin, ya sé que esto suena a sermón y que muchos de ustedes nacieron en los sesenta cuando se asesinaba mucho menos, cuando teníamos seiscientos y minifaldas. Su niñez no fue la de los que, por entonces, teníamos veinte años y los vencedores nos habían arrebatado una niñez y todavía nos amputaban capítulos esenciales de nuestra juventud. Y éramos unos privilegiados por haber nacido tarde y no haber hecho la guerra. Y, algunos, por poder comer. Ninguno tener acceso a eso que se llama cultura: todavía padecemos aquellas carencias, aquel tiempo robado.

Isolda Wagner dijo...

Miguel Mora, puede que sea una frase tibia de abuelo, pero no por ello menos cierta. Es evidente que hubo vencedores y vencidos y que muchos de los primeros, aumentaron sus prebendas.
Mis padres, de derechas como era lo habitual en gente de determinada posición tuvieron a sus primeros hijos, en el 37, 38 y 39, es decir, en plena guerra. Pasaron hambre, tuvieron refugiados del otro bando escondidos en su casa. Fusilaron a dos hermanos falangistas de mi madre y las dos hermanas pequeñas, se pasaron los tres años en la cárcel, tenían 16 y 17 años, que se dice pronto.
Pasó un año en Caldas de Malavella, en una masía que tenían, ella sola con los pequeños, contemporizando con los maquis y esperando los sábados, muerta de miedo hasta que mi padre aparecía y traía noticias.
¿Y ellos fueron los vencedores?

Mi padre, al terminar la guerra, se convirtió en rojo de corazón y mas tarde militó activamente en el PSC Y PSOE.
Mi madre, no llegó a asimilar tanto dolor, siguió aferrada a sus creencias y optó por ponerse una coraza que la mantuvo siempre al frente de todo y de todos. De ella aprendí a solventar los problemas gordos con entereza.
Yo tuve la suerte Miguel, de nacer la última, en los cincuenta.
Besos de paz.

Gaspard dijo...

Habría que diferenciar la guerra de la posguerra. En la primera todos perdieron, y en la segunda, sólo unos. A estas alturas de la Historia hablar de buenos y malos no tiene sentido. Yo no sé si, como dice Muñoz Molina en su novela, que he terminado hoy y me ha parecido que le sobran 600 páginas, a un general que en el 34 le cortaron la cabeza, le metieron los testículos en la boca y la clavaron en un palo, como hacían los nacionales. O si Ortega se libró de ser fusilado porque el hombre que tenía el mismo apellido y al que buscaban tenía mucha peor dentadura que él. Oa si Machado casi lo fusilan por tener pinta de cura. Pero Jorge M. Reverte documenta bastante bien los horrores que hubo en la guerra. Si eso es ser tibio, "tibio es el peor insulto que podían hacer entonces", dice Muñoz Molina, que así sea. Estoy de acuerdo con Adela Cortina y Vargas Llosa en el periódico de hoy. En que si partimos descalificando al otro, atribuyéndolo intereses ocultos, el debate es imposible, y que en todo caso el debate sobre el pasado pertenece a la sociedad civil y no al Estado.

Buen domingo, a la espera del clásico.

Miguel Mora dijo...

Isolda: hay casos personales o familiares para todo. Decía que hubo víctimas también en el bando vencedor pero en lo que yo insistía es en que no se puede decir – históricamente – que sólo hubo vencidos. Hubo un bando vencedor y ¡cómo ejercieron el triunfo! El decir que todos perdieron iguala a unos y otros: a los fascistas y a los que defendieron la legalidad republicana.
Un saludo afectuoso.

Miguel Mora dijo...

Gaspard, de acuerdo, en las guerras de alguna forma pierden todos pero los que la provocan son más, mucho más, responsables que los otros. Supongo que no se pone en duda quien inició la contienda porque sé que no estoy hablando con Pio Moa. Y no se trata de buenos y malos, claro, pero de los análisis de cuestiones morales no todos pueden salir igual de bien parados: sería un “todo vale” que justificaría cualquier exceso.
Pues si el Estado democrático representa a los ciudadanos no sé porque no va a intervenir- con la sociedad civil – en el debate.
No he leído “El País” hoy, todavía. Algunos días ni siquiera lo compro. Supongo que Adela Cortina y Vargas Llosa al decir que nunca se debe descalificar al otro se refieren a otros debates. En todo caso nuestra guerra – o el nazismo – están ya suficientemente debatidas, tenemos sobre ellos la suficiente luz, como para descalificarlos a los nazis y a los franquistas. No todo es neutro, no todo tibieza. La duda intelectual es un punto de partida para luego llegar a conclusiones.

Y, ahora, a concentrarse para el pre- partido y el partido. El fútbol en sí es una droga sana aunque son muchos los intereses bastardos que meten la mano en él. Entre ellos este empacho de información que – por sobreinformar – desinforma y contamina todo.

Alena.Collar dijo...

Me vas a perdonar, Miguel.Que disienta respetuosamente. La guerra incivil la perdimos todos, y de hecho la seguimos perdiendo y parece que aún seguimos en la Batalla del Ebro.
Una guerra no se gana aunque se venza militarmente y se pase por las armas a un país entero. A eso se refería mi Padre; a que efectivamente podrían haber ganado la guerra pero habían perdido la paz, y de hecho la Paz aún no la hemos conseguido. Yo soy de izquierdas y socialista. Y en la casa de mis abuelos cuando la guerra incivil quienes entraron y destrozaron la casa, los libros, los muebles, quienes hicieron fuego en el suelo, quienes arrasaron aquello fueron "los míos"; todo al grito de "viva la democracia"...
Al alcalde de mi pueblo, ya que hablas de actos de barbarie, los "rojos" lo enterraron en cal viva y jugaron al futbol con su pelota.
Cuando acabó la guerra, al hijo le llevaron a los que lo habían hecho y él contestó que él no era la Justicia.
He tenido familiares en los dos bandos. En mi familia nunca gustaron los modos, ni las formas, ni el oprobio de la Dictadura. Pero la guerra, Miguel, es que no debe ganarse o perderse; es que hay que avergonzarse de ella, los dos bandos. Porque quien sufre es el pueblo, el ciudadano, el vulgar ciudadano común; me perdonarás que te recuerde que mientras aquí en España el Pueblo sufría la Dictadura, Dolores Ibarruri, Santiago Carrillo, Negrín, Prieto y etcéteras, gozaban un exilio dorado en el que muy finamente se dedicaban a escribirse cartas poniéndose a parir unos a otros sobre quién tuvo la culpa de perder la guerra.
No estuvieron al lado del Pueblo. Ninguno.
Naturalmente que la injusticia de considerar "víctimas " a los "caídos por dios y por España" y a los otros olvidarlos en las cunetas es una herida que aún sangra, y que hay que lavar esa culpa miserable, pero también es verdad que en los dos bandos hubo barbaridades, asesinatos selectivos, atrocidades varias y barbarie. No cometamos la torpeza de, por querer restaurar la dignidad a los "vencidos" olvidar que los "vencidos" durante la guerra también fueron a menudo indignos.
Un abrazo.

Alena.Collar dijo...

"jugaron al futbol con su cabeza" Perdón.

Flamenco Rojo dijo...

Gaspard, Miguel, Alena, Isolda, muy de puntillas paso por la guerra incivil, sólo comentar que la misma trajo consigo la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera y para otros, los trabajadores, la pérdida de todos los derechos adquiridos hasta ese momento.

Y para esta tarde un empate, a los goles que queráis, pero un empate y así todos contentos...que mi Sevilla F.C. de mi arma y el Valencia F.C. ya empezaron empatando anoche en sus respectivos partidos. Si, un empate no estaría mal.

Un abrazo.

Miguel Mora dijo...

Alena: muy cordialmente, como no podría ser de otra manera. Ya he repetido que en los dos bandos hubo atrocidades. Y gentes indignas. Claro que sí. Yo no quería personalizar en las distintas situaciones familiares, hubo muchas familias con gente en los dos bandos y muchas veces por razones sólo geográficas. ¿Las guerras las perdemos todos? No sé, quizás sería mejor decir que todos perdemos algo en las guerras, incluidos los vencedores, algunos que estaban en el bando de los vencedores. ¿Las guerras no deben ganarse o perderse?: es un noble sentimiento que comparto pero, desgraciadamente, se ganan y se pierden y los perdedores saben que han perdido y los triunfadores saben que han ganado.
Carrillo y Pasionaria no sufrieron lo mismo que los que se quedaron en España en las cárceles o en la oposición. Yo también lo pienso así. Carrillo tuvo un papel relevante- a pesar de su juventud – durante la guerra. El valor no hace falta suponérselo como tampoco a Pasionaria. La larga postguerra fue otra cosa… Dolores Ibárruri vivía en Moscú y algo tendría que conocer de lo que fue el estalinismo. Y calló. Carrillo – con vida más itinerante – también tenía obligación de conocerlo. Hay un libro de Fernando Morán (lo he perdido en mis traslados vitales y domiciliarios) que se titula “ Grandeza y miseria del P.C” que resume muy bien la historia de ese Partido ( aún lo sigo poniendo con mayúsculas), la grandeza , en la postguerra, la pusieron más los militantes de base – torturados, clandestinos, encarcelados – que algunos dirigentes que aportaron más miseria ( otros dirigentes vivían aquí y sufrieron las mismas penurias que los militantes de base). Luchaban por el restablecimiento de nuestra democracia. Se les ha olvidado, nadie se lo agradece. Y ellos sólo eran víctimas de una dictadura, no conocían lo que pasaba en los gulag en la URSS.
Hay Alena, a lo mejor ya lo has leído, un reciente libro de Leonardo Padura “El hombre que amaba a los perros” que habla de muchas cosas de éstas: nuestra guerra, el estalinismo, el asesinato de Trotski, la situación actual en Cuba… Te lo recomiendo, si me lo permites.
Para hablar también de cuestiones personales. Mi padre (está muy malito a sus 94 años pero aún vive) fue el mayor de seis hermanos, nacido en la Almería pobrísima de principios de siglo, los tres hermanos varones fueron Guardia Civiles como único medio de salir de la miseria y también, como en tantos otros casos, fue vencedor de la guerra civil. Curioso ser vencedor siendo pobre, instrumento armado al servicio de la clase social, los ricos, que promovieron la guerra. Por lo tanto también conozco de cerca esas contradicciones. Mi ex –suegro fue torturado en las cárceles franquistas en las que permaneció nueve años (de dieciocho de condena) para conquistar una democracia de la que se han aprovechado muchos exfranquistas. ¿Cómo se sentirá?...
Bueno, me he alargado demasiado y entrado en cuestiones próximas que siempre prefiero evitar.
Y, ahora, sí, ya el fútbol. Un abrazo.

Alena.Collar dijo...

Siempre es un placer y un lujo, Miguel, charlar con este respeto y con estas formas. Me permito trasladarte mi alegría por eso, porque con personas así una guerra sería dificilísima...
Y estoy de acuerdo contigo, por supuestísimo, a eso en el fondo me refería yo, estaba pensando en eso, en los militantes de base...
Al final, Miguel, es que siempre paga el pato la misma gente.
Brindo contigo porque nunca más.
Y otro abrazo grande, ya tengo otro libro que buscar y leer...

Chapuza dijo...

No estoy de acuerdo con el fondo general de lo que se ha dicho aquí sobre la Guerra Civil. Los seres humanos somos ruines, geniales, egoístas, generosos, héroes y villanos: las circunstancias nos condicionan constantemente, desde el nacimiento. No es una cuestión de este o aquel "ser humano", no es una cuestión de individuos exactamente, por lo menos de esos individuos anónimos a los que os referís. Yo no sé lo que haría ante una situación similar, lo confieso. Quizá saldría corriendo; quizá, si hubiera sufrido humillaciones de todo tipo, sería el salvaje que le cortaría los testículos al general. Simplemente, no lo sé.

Hay trabajadores criminales y burgueses afables, está claro. El problema no es de individuos, sino de luchas sociales. Ahí, en ese contexto, es donde se urde una guerra y no en el análisis simplista que viene a decir "dos no se pelean si uno no quiere". La guerra la quisieron unos y, los otros, sólo pudieron defenderse a duras penas. Abandonados por todos, salvo por la URSS, perdieron. Hablo de esa Unión Soviética que no era toda estalinista (como hoy no es fascista toda la sociedad estadounidense, a pesar de los Guantánamos), en la que había gente que creía sinceramente en la emancipación de la humanidad y por cuya defensa murió el único hijo varón de Dolores Ibárruri.

Saludos.

Amando Carabias dijo...

Gaspard, Miguel Mora, Isolda, Alena Collar, Flamenco Rojo/Pepe Gonce y Chapuza:
Dado que las intervenciones que se han producido han sido un diálogo entre vosotros, si no os importa, y creo que no os importará, doy una respuesta genérica y una respuesta hondamente agradecida, casi emocionada...
Cuando me he conectado a internet, poco después del partido que he seguido por la radio (en fin Miguel, qué le vamos a hacer, ahora son otros los que miran por el retrovisor) y he visto que había doce comentarios en esta entrada, me he imaginado de inmediato el tema. Ayer por la noche cuando me desconecté ya sospeché por dónde podrían ir las cosas. No, no es que tenga dotes adivinatorias, podéis ver la última parte de mi postrer comentario de anoche.

Y es un honor para mí que este rincón, a raíz de un cuento, haya llegado a este nivel de debate sosegado y tranquilo sobre un asunto que, como bien se ve, todavía es una cicatriz que duele cuando se le toca.
Es emocionante (lo digo consciente de lo que digo) seguir las lecturas de vuestros respectivos comentarios, y la impresión global que me queda se asemeja bastante a la que ya se apuntaba ayer y se puede resumir en la frase: "la guerra la perdimos todos".
Entiendo (e incluso puedo estar de acuerdo) con los argumentos de Miguel Mora y de Chapuza, pero sigo pensando que la guerra la perdimos todos.
Por mucho que sea totalmente cierto el aserto de Chapuza. Quiero decir que creo que nadie puede discutir que si la guerra empezó, siguió y se alargó, es porque a ambos bandos (a sus máximos dirigentes) les interesaba... Más aún, yo iría más lejos y diría (y no soy nada original, pues muchos son los que han dicho esto) que España fue el ensayo general con todo (aberraciones, sufrimiento y muertes incluidas) de la II Guerra Mundial. El ambiente en Europa estaba demasiado exacerbado entre los extremos fascistas y los comunistas, como para evitar lo que al final se produjo. Está claro que sin la anuencia de los capitostes de ambos bandos (y el silencio de algunas democracias burguesas que tenían verdadero pánico a Stalin, aunque luego se aliaron con él contra Hitler), la guerra no hubiera sido tal. También es cierto, a mí me lo parece, que no es lo mismo un bando que otro. Aunque probablemente no sea tan simple, siempre me ha parecido que unos provocaron, forzaron la legalidad hasta pretender un golpe de Estado, y como éste no triunfó en un primer instante siguieron adelante importándoles poco que la destrucción y la muerte se convirtieran en el alimento de tantos pueblos, familias e individuos.
Habéis citado unos cuantos casos que por sí solos ponen los pelos de punta. En este mismo blog otros contertulios han tenido ocasión de relatarnos otros similares. Y aún así, utilizando el lenguaje matemático, su porcentaje sería despreciable respecto del total de casos habidos. El otro bando (aunque, repito, quizá no sea tan sencillo) defendió con uñas y dientes una legalidad vigente, democrática y aceptada, supuestamente, por todos.
El caso es que porque unos provocaron un golpe y continuaron tras su no triunfo con una guerra y los otros por defender la legalidad, este país, nuestra querida España, se enfrentó a una guerra, que por ser fatricida es la más incivil de todas las guerras.
Y aunque es verdad, Miguel, que no es justo poner en el mismo saco a unos que a otros, creo que lo que queríamos decir, tanto Alena como yo mismo, era que la gente normal, la gente que tenía que levantarse cada mañana a trabajar para que sus hijos tuvieran un sustento, a veces casi ni eso, perdió. Y muchos que tenían ideas próximas a las ideas de los vencedores también perdieron, aunque levantaran el brazo con la palma de la mano extendida sin asco, e incluso con satisfacción, mientras que otros, tenían que hacerlo, porque de no hacerlo lo mismo tenían problemas.
(Tengo que cortar el comentario, por falta de espacio, ahora publico el resto)

Amando Carabias dijo...

(Continuación)
Quizá se podría decir que todos perdimos la guerra, y algunos la perdieron dos veces. Y eso sólo añade profundidad al argumento inicial.
No estoy tan de acuerdo en que esa idea tenga que ver con un impulso orquestado desde los centros del poder, eso que se llamó reconciliación durante la modélica transición. Me parece que muchos son conscientes de que se han tenido que tragar muchos sapos para que los fantasmas no volvieran a levantarse de sus tumbas, pero no quiere decir que no sea cierto lo que decimos.
La pregunta quizá sea otra. ¿Quién ganó la guerra? En verdad la ganó una parte del ejército, la ganó una parte de la jerarquía de la iglesia y la ganó la derecha más recalcitrante de siempre que se sumó como un solo hombre a la teoría falangista que, además, fue convenientemente adulterada por algunos. Pero la ganaron sobre todo los que dice Pepe/Flamenco. Los demás, los que se quedaron, (incluso los que llenaron las cárceles y fueron dejándolas poco a poco años después) y los que se fueron, la perdieron (quizá estos últimos tres veces, no dos). Es decir una inmensa mayoría.
Con el paso de los años se adaptaron e incluso admitieron un tipo de vida, porque lo importante es vivir, aunque sea sobrevivir. Y por ello quizá los que nacimos después del 50 (yo lo hice en 1962), no entendamos muchas cosas.

Hoy, como ayer, he estado trabajando duro sobre el libro de poemas que nacerá de los poemas de este blog, como ya anticipé en su día, Versos como carne, lo he titulado. Repasando versos, corrigiendo, ordenando, en fin, me encuentro con estos que quizá puedan servir como final de mi excesivamente extensa intervención. Son el arranque del poema titulado "Paseo por la calle subido a unas zapatillas viejas":

"Mis ojos escupen llanto de muertos sin mirada
yaciendo con las manos dislocadas
tras los pómulos resquebrajados de las estrellas
póstumas.


Reitero, con un abrazo desde una Segovia con temperatura de nevera, mi agradecimiento a todos y todas.

catherine dijo...

me interesò todo lo que acabo de leer. No voy a dar una opiniòn ya que no entiendo todo lo que pasò al final de la II guerra mundial en Francia y quizàs tambièn en otros paìses como Italia, Belgica. En 1944-1945 hubo muchos ajustes de cuentas que no tenìan nada que ver con justicia de verdad; mi abuelo paterno no hablaba de la guerra en las trincheras, mi padre no hablaba de "su" guerra.
Lo que me gustò màs es que cada uno aquì expuso su punto de vista y lo afinò sin problema.
Gacias Amando por lo que me parece casì un milagro. Un beso; hasta mañana o la semana siguiente que el martès me voy unos dìas a Paris.

Amando Carabias dijo...

Catherine
Gracias por tus palabras, ya sabes que este tono respetuoso es el que nos gusta a la mayoría.
Ojalá que sigamos por esta senda.
Sacas a colación un tema que también es importante, y del que más puedo hablar: el silencio.
Ninguno de los dos abuelos que conocí (ni mi abuela materna, ni mi abuelo paterno), nunca jamás quisieron hablar de la Guerra. Nunca.
Y las personas que me rodean andaban más o menos con las mismas experiencias.
Precisamente ahora, desde que estoy en la Red empiezo a descubrir casos reales, además de los que he conocido por algunos libros o películas.

Beatriz Ruiz dijo...

Yo no voy a hablar de la guerra, aunque pienso que sí... que perdimos todos...

Tan sólo expresar mi gratitud por vuestros comentarios, por ese tono... y pienso que está muy bien que se hable de ella siempre que el diálogo no sea beligerante, ya hemos tenido suficiente de esto... pero es fácil decirlo para alguien que no perdió a un ser querido en ella...

Saludos con respeto a todos...

Amando Carabias dijo...

Beatriz Ruiz
Suscribo y subrayo tus palabras.

Miguel Mora dijo...

Nada más lejos de mi intención que ser pesado. Veo que mis argumentos no parecen convencer – y alguna culpa tendré yo por no ser convincente – a la mayoría. No voy a reiterar mis argumentos sobre los vencedores y los vencidos. Sí quisiera puntualizar algunas cosas sobre lo que dice Amando: no creo que se corresponda con la realidad decir que “dirigentes de ambos bandos estuvieron interesados en seguir y alargar la guerra”. Está en la línea de lo anterior y coloca a los golpistas y fascistas en el mismo bando que a los defensores de la legalidad republicana. No se puede colocar al general Rojo – ni siquiera a Líster – en el mismo plano que a Franco y Mola. Ni se puede insinuar que Azaña estaba interesado en que la guerra continuara (son ejemplos).
No estoy de acuerdo tampoco con algún matiz del tipo “la guerra la ganó una parte del ejército y una parte de la jerarquía eclesiástica…”. La ganó el ejército de Franco, el ejército fiel a la República (que hubiera debido serlo todo el ejército como era su obligación) y el pueblo en armas, que se sumó a esa defensa de la legalidad, la perdió. ¿ Una parte de la Jerarquía Eclesiástica?: la Jerarquía, la Iglesia como Institución, se sumó toda en la guerra y en la postguerra. Ya sabemos que una cosa es la jerarquía y otra algunos curas y cristianos de base. El Papa Pio XII, máxima jerarquía bendijo a los ejércitos de Franco, dejó que éste le nombrase cardenales y lo pasó bajo palio en las iglesias y catedrales. PioXII apoyó a los nazis (véase Amen de Costa Gavras o léase “El vicario”) y a Franco. Conviene distinguir entre Jerarquía y militantes de base, lo mismo que conviene distinguir entre Stalin – y la Nomenklatura – y los comunistas de a pie.
No son tampoco lo mismo comunistas y fascistas – o comunismo y fascismo – aunque Stalin fuera un asesino execrable. Basta analizar lo que pretende el marxismo y lo que pretende el fascismo (no prescindamos de teorías tan divergentes, aunque después la aplicación práctica las haya conducido en no pocos casos al horror común). ¿o es lo mismo leer a Marx – incluso a Lenin – que a Hitler o Goebels?
La gente “normal”- dice Amando - quería ir a trabajar y alimentar a sus familias (más o menos, prescindo de la literalidad porque cito de memoria). Me recuerda a la situación actual: la gente “normal”, despolitizada, manipulada, alienada no es capaz – por esas razones – de entender lo que pasa, no comprende la actual crisis (hasta pueden creer al P.P. haciendo responsable a Zapatero y no al capitalismo financiero, a Wall Street, a la Banca etc). ¡ Líbrenos Dios de la “gente normal”¡ de los que no se preocupan de entender nada y luego se sorprenden de verse en una guerra. Los que no eran “normales” (en el sentido Amando) se sumaron al ejército leal en el 36 porque supieron descubrir el peligro de lo que se venía encima si aquel golpe triunfaba : la pérdida de derechos elementales como la educación, las libertades democráticas, el afecto por sus comunidades autónomas etc. etc. Lucharon por poder seguir trabajando y defendiendo a sus familias en mejores condiciones…
Lamento entrar como un caballo en una cacharrería en un blog que es más cultural que otra cosa pero no me gusta callarme lo que pienso. Saludos afectuosos para todos.

maririu dijo...

Miguel, tienes toda la razón, pero no te escucharán, es más cómodo.
Lo siento no quería intervenir, pero no quiero que te desesperes.
Es muy fácil confundir una guerra con todas las guerras y suena a pacifismo.
pero sólo suena.
Y los que dicen eso piensan tener una excusa, no habían nacido.
Luego transmiten todos los tópicos de los que precisamente creían que los suyos, tan buenos, tan católicos, tan ecuánimes, habían ganado y vieron que ya no se acordaban de ellos.
En cuanto a la iglesia católica, queridos creyentes, mirad lo que hace ahora y veréis lo que es.
No quiero intervenir, porque comprendo vuestra desazón y como dice Amando sólo ahora se ha enterado...
Pero no puedo dejar a Miguel sólo.
Y podríais documentaros sobre lo que hicieron los alemanes,los del este con el nazismo, los campos de concentración y la exterminación de judíos, gitanos, homosexuales y comunistas, no dijeron perdimos todos, dijeron somos todos culpables.
porque esta frase "perdimos todos" es moral pero no es ni histórica, ni política.
Lo siento pero pienso así.

Isolda Wagner dijo...

Iba a decir, que te habías esmerado en tu explicación, Miguel y que estaba de acuerdo en lo fundamental. Empezamos esta conversación de un modo un tanto superficial y ha llegado a más profunda. Es evidente que Franco es mas culpable que Lister y que el ejército debia haberse mostrado fiel a la República.
Sin embargo, me asombra el comentario de Maririu, ¿que te hace suponer que no vamos a escuchar a MM? Recuerda dónde estamos.
Y os envío a los dos besos dialécticos y didácticos.

Miguel Mora dijo...

Maririu: he estado tentado hasta de pedir que intervinieses pero no me atrevía. Ante tanta unanimidad (o casi) llegas a dudar de si eres raro o intransigente. También estuve tentado de callar pero los que hemos callado ante tantas cosas, y durante tanto tiempo, no acabamos de acostumbrarnos. Siempre me parece que tus comentarios ofrecen un plus al que yo no llego porque has vivido muchas más situaciones difíciles que yo, porque has leído más que yo (y además te ha aprovechado más), porque has vivido en Francia (y España no es lo mismo ni siquiera ahora) y encima en París que algunas esencias debe guardar de todas sus revoluciones políticas, del paso por ella de toda la intelectualidad y vida artística en general del siglo XX… Hoy, ese plus al que me refiero juega a mi favor. Me tranquiliza. Gracias.

Miguel Mora dijo...

Isolda: Maririu ha captado muy bien que empezaba a desesperarme. Y por eso su comentario a parte de gustarme me ha emocionado

Alena.Collar dijo...

¿Porqué no le vamos a escuchar?...
Pero disiento en parte. Porque una cosa es que jorobe que la gente normal quisiera vivir tranquila, no significarse y -si podía-largarse de este país mientras estuvieran cayendo bombas, y otra cosa es que sea verdad que fue eso lo que pasó. Nos podrá fastidiar pero la "gente normal" de lo que se preocupa es de su casa, su familia, su trabajo y su vida corriente; y estuvo dispuesta a seguir viviendo así si podía después de la guerra, porque hacer otra cosa suponía que les fusilaran, la cárcel o el exílio.
Muchos se fueron o "les fueron". Y también fue aquello otra derrota, de acuerdo. Ahora bien, a mí me cansa extraordinariamente la sensación que tengo a veces del "¿Y tú qué hiciste por evitarlo?": pues mire usted, yo en concreto nada. Y sinceramente, si me pillara en medio procuraría atravesar la frontera más deprisa que corriendo; porque una guerra en un mismo país es una vergüenza para quienes la propician. Que fue un Golpe de Estado, naturalmente; que fue un atentado contra la legalidad, naturalmente; pero yo sí acuso a los dos bandos de negarse a negociar una salida y liarse a tiros. Liarse a tiros es de criminales. Sea quien sea quien pega los tiros. Y se defienda lo que se defienda con esos tiros.
Ninguna idea vale la vida de un hombre.
Lo siento, entiendo que no se me comparta y lo respeto, pero lo tenía que decir.

Flamenco Rojo dijo...

Maririu no te entiendo…no sé exactamente qué has querido decir con: “pero no te escucharán, es más cómodo”. Te agradecería que nos lo explicaras para evitar males entendidos…

Miguel, estoy muy desconcertado, me he vuelto a repasar todos los comentarios de ayer y hoy sobre el tema y no creo que sea Maririu la sola la que te dé la razón…ayer decía y hoy me reitero en que la guerra trajo consigo la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera y para otros, los trabajadores, la pérdida de todos los derechos adquiridos hasta ese momento. Tengo que reconocer que mi opinión no puede tener el mismo peso que alguien que la viviera en primera persona y si me gustaría que supieras que este que ahora escribe a mis 53 años, a los 17 ya estaba afiliado a un sindicato de clase y a un partido político, entonces de izquierda y trabajando en una empresa CASA punta de lanza del movimiento obrero español. Algo he leído, algo he estudiado, algo he sufrido en mis carnes la represión franquista. Y me reconozco torpe al no haber sido capaz de captar lo que te empezaba a desesperarte y lo peor es que sigo sin pillarlo. A mí también me emociona cualquier conversación sobre este tema. Mucho he leído de ello en el blog de JC…en alguna ocasión he estado tentado de comentar pero no me gustaba el tono de algunos de los contertulios.

Salud y República.

maririu dijo...

difícil de explicar, Pepe pero voy a intentarlo.
Me gustaría poder imprimir pero desde septiembre estoy sin impresora y no sé cuando estará arreglada o habrá otra. ¿para qué imprimir? para cotejar los comentarios.
me perdonaréis si me equivoco.
1- cuando digo "no te escucharán" no digo todos sino los que desesperan a Miguel y motivan "Veo que mis argumentos no parecen convencer – y alguna culpa tendré yo por no ser convincente – a la mayoría." luego cita a Amando y una frase que no sé de quien es pero no es tuya.
2- sigo pensando que algunas y en particular Alena (perdona pero como dices "disiento")transmite(s) como seguro información no objetiva ni histórica, lo hace en su último comentario "Que fue un Golpe de Estado, naturalmente; que fue un atentado contra la legalidad, naturalmente; pero yo sí acuso a los dos bandos de negarse a negociar una salida y liarse a tiros. Liarse a tiros es de criminales. Sea quien sea quien pega los tiros. Y se defienda lo que se defienda con esos tiros.
Ninguna idea vale la vida de un hombre."
más arriba tiene unas líneas sobre la vida de los exiliados de "santiago Carrillo por ejemplo que salen directo del NO-Do , yo no ví nunca a S.C. en París en donde vivía en la banlieue obrera porque en realidad la mayor parte del tiempo estaba en España clandestinamente y no en un palace, basta con documentarse por ejemplo en Jorge Semprún, o en la película "la guerre est finie" de Costa Gravas o en las palabras del propio Carrillo en una entrevista de ya hace tiempo en ElPaís seguramente en donde explica que nunca había tenido tanto dinero como ahora (siendo del PSOE) con su paga de diputado y el beneficio de sus libros porque antes recibían el salario mínimo y lo demás se lo quedaba el Partido.
Con un añadido la gente normal quería vivir normalmente pero les iba a buscar a sus casas o les mataba porque se habían asomado a su puerta al oír a los legionarios de la marcha de la Muerte, toda Extremadura matando a todo quisque para asustar a Madrid y que cayera.Hay un documental que no encuentro ahora pero lo ví en el Instituto Cervantes el año pasado.
En cuanto a la iglesia católica ni Pío XII se opuso al facismo, o al holocausto, ni nadie hoy se opone a los bombardeos sea en Kosovo, sea en Palestina, sea en Afganistán, sea en Irak, sea en China, sea en chechenia, sea simplemente a la miseria y por ejemplo a que la Nueva Orleans no tenga los diques en buen estado.
Y toda esa gente tenéis razón sólo aspira a vivir como gente normal.

maririu dijo...

ya lo he encontrado:
http://historiaex.unex.es/index.php?option=com_content&task=view&id=18&Itemid=19
yen miblog un artículo de noviembre de 2008
http://dicietdela.over-blog.com/article-25073550.html

Miguel Mora dijo...

Alena: la normalidad es muy difícil de definir. Una de las cuestiones que se tienen en cuenta para ello es el “término medio”. Normal sería, en cierto sentido la mayoría. Eso haría anormal a Eisntein o a Mozart como siempre se ha dicho. Si la gente normal lo que quiere es conservar su familia, su casa, su trabajo, su estatus en definitiva, esa gente normal es el caldo de cultivo de las dictaduras: dejará que se haga cualquier cosa a su alrededor siempre y cuando no pierda nada. Engels entendió muy bien el papel de la familia en “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”. La familia como pilar fundamental de la sociedad capitalista: acumulación, transmisión de bienes… ¡A mi familia qué no me la toquen! ¡Mi familia por encima de todo¡ etc. A los que siempre se comportaron así no les debe mucho la humanidad…¿no fue incluso Cristo aquel de deja tu familia, ven y sígueme? A los que cambiaron su familia – muchas veces por la cárcel, siempre por la clandestinidad – debemos esta democracia que ahora disfrutamos. Su familia podrá reprochárselo nosotros deberíamos agradecérselo. Estos vencidos nos dieron nuestro triunfo en forma de libertades.
Me está saliendo todo un poco inconexo pero tengo prisa para salir a tomar una caña: con mi pareja que no es mi mujer, con mis amigos que no son mi familia. Con ellos me siento bien.
Flamenco Rojo: había dicho “casi todos”. Y si, cómo no: Salud y República!
Para evitar suspicacias: me llevo bien con mis padres y hermano y muy bien con mi hija.

Beatriz Ruiz dijo...

Miguel, los que estamos encontra de la guerra, de cualquier guerra, también te escuchamos, bueno... te leemos, y con atención... Y respetamos y sabemos que tus argumentos son todos válidos... pero seguimos estando en contra de la guerra, de cualquier guerra... y no por ello negamos el pasado, claro que no...

Amando Carabias dijo...

Llevo un buen rato intentando escribir algo que aclare la situación que se ha producido. No sale. Hay días en que uno está metido en otros andurriales y tiene el corazón divivido de muchas maneras.
Así que intentaré ser breve.
Creo que el tono general de las interevenciones de hoy se mantienen en la misma línea que las de ayer, y es justo reconocer que teniendo en cuenta lo delicado del tema el esfuerzo es de agradecer. Ahora, dicho esto, me extraña que se ponga en duda que los argumentos serán escuchados. Creo que en este blog tal cosa no sucede. Otra cosa bien distinta es que se esté de acuerdo en todo o en parte con lo que se manifiesta. Y yo diría que las supuestas diferencias que se resaltan, en el fondo, no alteran la sustancia de lo dicho.
Creo que en resumen se puede decir que me refería a la gente de a pie, a quien no tiene responsabilidades, a quien es víctima pase lo que pase.
De mi intervención de ayer se puede decir que pretendo ponderar todas las aportaciones y todos los testimonios confrontándolos con mi propia experiencia.
Acepto algunas de las cosas que comenta Miguel Mora sobre mi respuesta de ayer. Evidentemetne no soy el más señalado para hablar sobre sucesos que no conozco. Simplemente diré que reconozco un grave error en lo que ayer apunté, lo referente a parte de la jerarqía de la iglesia. Me sobra jerarquía. La jerarquía eclesiástica al completo, así como la parte del ejército sublevado y la oligarquía económicia a la que se refiere Pepe fueron los vencedores y beneficiados de la guerra.
Respecto de la gente normal, creo que hay que distinguir. Por una parte están quienes no quieren saber, porque es más cómodo no saber, y por otro están quienes padecen la situación. Es evidente que quien convive a sabiendas con la injusticia y la mentira se hace cómplice de ambas.
¿Que en España se viviera bajo el franquismo, nos equipara a Alemania durante el nazismo? No me parece una afirmación justa. Fundamentalemnte porque Alemania aupó democráticamente a Hitler, mientras que en España, Franco llegó al poder por las armas. Y muchos de los que aquí quedaron, así como todos los que se marcharon, nunca estuvieron de acuerdo con él. No sé si Franco hubiera ganado unas elecciones. Hitler las ganó. Y este mismo argumentó también, a mi modo de ver, viene a confirmar lo que veníamos diciendo. Porque también es víctima quien no puede exprear su voluntad.

Amando Carabias dijo...

Ah, se me olvidaba:
De parte de Maririu 1

Amando Carabias dijo...

De parte de Maririu 2

Miguel Mora dijo...

Amando: gracias por contestar siempre. Pienso que es un sacrificio importante el que haces de atender a todo el mundo todos los días. Es más yo no me sentiría en absoluto ofendido (ni creo que nadie pudiera estarlo) si algún día no respondes. Creo que de lo que dices hay algo sobre Hitler y Franco que me gustaría comentar pero no son cosas urgentes ni diferencias trascendentes. Mejor dejarlo para otro día.

Amando Carabias dijo...

Miguel Mora
Muchas gracias por tus palabras, pero aunque sí es un esfuerzo, también es un placer.

María A. dijo...

Desde el más profundo respeto a todas las opiniones de los participantes en esta tertulia y con todo mi afecto, para todos/as:

Tristes guerras
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.

Miguel Hernández

Abrazos africanos.

Amando Carabias dijo...

María A:

Perdón por autocitarme pero puede venir al caso, y quizá exprese mejor lo que quiero decir:

VERSOS COMO CARNE
Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como labios
besando las heridas de los pobres,
o besando las llagas que se pudren…
Carne como labios
besando las miradas solitarias,
o besando las manos temblorosas
de un anciano…
Carne como labios,
besando en esos besos que son llama,
besando los deseos inflamados...

Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como dedos
desgarrando injusticias y mentiras,
condenas ilegales de inocentes…
Carne como dedos
aplastando cañones asesinos
de flores y de risas y de razas…
Carne como dedos
acariciando esclavos indefensos,
denunciando negreros perfumados...

Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como sueños
que los niños convierten en idilios,
en risas que alborotan funerales…
Carne como sueños
pintando de colores tanto miedo,
impregnando recuerdos del pasado…
Carne como sueños
danzando libres en la noche oculta,
y más hermosos cuanto más usados.

Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como ríos
salpicando de luz el vientre oscuro,
vivificando anhelos, pez en vuelo…
Carne como ríos
remontando los montes de las penas
profundo cauce para vuestros sueños

Flamenco Rojo dijo...

Precioso poema Amando...VERSOS COMO CARNE...Estoy seguro que es un buen título para lo que será un extraordinario libro de poesías.

Un abrazo.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo/Pepe Gonce:
Como siempre, gracias por tu cariñosa valoración.

maririu dijo...

En la mañana, gracias Amando, gracias a todos.
Creo que la poesía es tu lenguaje.
Ya dije al principio que el primer día no quise intervenir, porque os comprendo, y os quiero.
Hablar de la guerra cuando no se ha conocido o mejor vivido no puede ser lo mismo que haberla vivido en sus carnes.
Además comprendo el ansia de olvido, de pasarla por un baño de "cosa de los de arriba, de otros" porque yo también deseo olvidarla y acepto que haya tolerancia porque sin ella no hay democracia que ya sabéis según Churchill es el régimen menos malo.
Pero no olvidéis: la guerra está siempre a nuestra puerta y hay que estar en alerta, mirad como S de santamaria (no sé bien su nombre) quería resolver el caso del pesquero.
El poema de Miguel Hernández es una variación de una estrofa de Luís de Góngora la cosa va de antiguo.

Amando Carabias dijo...

maririu
Gracias a ti por tus palabras de esta mañana.
Espero sinceramente que no se nos olvide lo que dices, que tengamos las antenas bien abiertas para que las guerras no vuelvan a asolar nuestros corazones.

Beatriz Ruiz dijo...

Bueno Amando... Muchas gracias... es un precioso poema!!!...

Sobre el tema que nos tiene ocupados, y menos mal que podemos seguir dialogando... alguna, cómo yo, que por mi edad no viví la guerra en primera persona quiere hacer una puntualizaciones:

-. No quiero guerras, no quiero ninguna guerra, ni en mi país, ni en ningún otro lado del mundo... Muere mucha gente inocente... no es justo y ninguna para mi tiene razón de ser.

-. Aún así, y hablando ya de la nuestra... estoy al tanto de lo que ocurrió en ella, he tenido tiempo en mi vida para recabar toda la información a pesar de no haberla presenciado, y también he tenido tiempo para posicionarme respecto a ella.

-. Ya posicionada, apoyo y apruebo, y estoy unida a alguna que otra asociación que lucha por ello, a la recuperación de la Memoria Histórica. Sencillamente es lo justo, se lo debemos a todos esos seres humanos que desde luego no tuvieron buen fin, que fueron masacrados incluso después de perderla, que están no se sabe dónde... Reconozco además que es la única manera de que este país se reconcilie con su pasado más próximo.

-. Ninguna injusticia me es ajena... Al respecto prefiero saber que mirar para otro lado, pero no sólo saber, también estoy implicada personalmente con nombre y apellido.

-. Me declaro agnóstica, y algunas veces siento que el Psoe no es tan socialista como yo desearía. Y soy crítica con ese partido, por supuesto... Soy muy crítica porque es dónde yo deposito mi esperanza y mi voto, por ahora...

Saluditos compañeros...

Amando Carabias dijo...

Beatriz
Leo en tus palabras todo el deseo de caminar hacia delante, con la plena consciencia de lo que somos, de lo que hemos sido, incluyendo los errores y las desdichas.
Me sumo a ese camino que se traza mano con mano, hombro con hombro como escribió el poeta.

Parece mentira que un cuento de estas características haya llegado hasta aquí en nuestras participaciones...

¿O es que el subsconsciente venía cargado con la cuestión...?
Ahora miedo me da la continuación, porque, indefectiblemente, el próximo capítulo nacerá con todos estos comentarios a la espalda.

Beatriz Ruiz dijo...

Miedo amigo???... Yo ya estoy esperándolo...

Todos esos comentarios que llevamos a la espalda son muy valiosos... Nos hacen recapacitar y pensar... y esto siempre es bueno... además las opiniones de los otros, para mi, siempre son más interesantes que las propias...

Saluditos desde Tenerife,

Alena.Collar dijo...

Primero:
Un abrazo grande a maririu.
Segundo: Me ha gustado este debate, y sobre todo me ha gustado el tono del debate, el respeto, la tolerancia, el afán por entender la posición de cada uno.
Creo yo que estamos en el camino de-al menos nosotros- no facilitar las guerras...¿no os parece?...
"Saludos cordiales a todos/as".

Amando Carabias dijo...

Alena Collar:
Gracias también a ti por tus testimonios. Y efectivamente, la escucha es el primer camino y el más importante hacia la comprensión de otras posturas, aunque no se compartan todas ni siempre.