viernes, 20 de noviembre de 2009

MAÑANA DE PLATA. PRIMERA PARTE

Imagen tomada de Internet



Ha amanecido una fría mañana de plata, desvaída y mate. Las lomas pardas de las tierras que se alinean frente a mí, tiritan al recibir las gotas de lluvia que cae oblicua, disparada desde lo alto. Los colores se licuan en la atmósfera gélida. Estoy sentado ante los ventanales de esta habitación desnuda, con vocación de celda, no sé si monástica o carcelaria. Los acontecimientos de la víspera provocan en mí tal batahola que me ha sido imposible conciliar el sueño en toda la madrugada…

Todo empezó por una visita extemporánea que debí soslayar; pero me fue imposible...
Una desproporcionada fuerza me empujaba sin remedio. Sentía una especie de dedos que parecían de hierro y que impulsaban mis piernas en tal dirección, aunque, por otro lado, y al mismo tiempo, otra energía opuesta, en forma de brisa, alentaba los oídos anunciándome siniestros vaticinios si hacía lo que terminé haciendo. Cuando estuve ante la puerta, noté el potente pálpito de que algo de imprevisibles y negativas consecuencias sucedería.
Nunca he sentido premoniciones, ni he creído en ellas. Soy escéptico en materia de percepciones extrasensoriales. Haciendo verdaderos esfuerzos para doblegar mi razón, acepto el aliento poderoso, a veces milagroso, de los latidos del corazón e incluso el vigor indomable de algunas ondas que emanan de ciertos cerebros. Pero otras cuestiones, como la anticipación del futuro o el contacto con el más allá, son extrañas y repugnan mi pensamiento. Sin embargo, ayer me sentía domeñado por dos inexplicables impulsos inmateriales y ajenos a mi voluntad; salvo que ésta se hubiera desdoblado en tres partes, la personal que controlaba mi pensamiento y mis deseos, y otras dos que sentí extrañas a mi persona: una me impulsaba hacia la vivienda y otra, por el contrario, me susurraba sin parar que me alejara de allí, presto y ligero.
Al fin fue más poderoso el impulso de los dedos metálicos que me empujaban, pues acabé pulsando el timbre. Al hacerlo, supe que tendría que haberme ahorrado el gesto, pero no había remedio. La melodía que silbaba alrededor de mis pabellones auditivos, como un moscardón educado en los ensayos de una orquesta de cámara, pidiéndome que girase en redondo, cesó reconociendo su derrota; la presión de los dedos se relajó, aunque su presencia no se alejaba del todo, como si vigilara un intento de huida.
En cuanto que el estridente campanilleo del timbre resquebrajó la placidez de la tarde, escuché pasos acercándose, como si me hubieran visto acercarme hasta el umbral del edificio.
No me hizo falta ver su figura para saber que era ella. Hubiera sido extraño algo distinto. Sus pisadas son inconfundibles. Es lo único que no ha variado en ella.
Mi abuela, con noventa años, ha envejecido: es una pasa siempre envuelta en luto, cual mortaja negra, que no ha dejado en los últimos sesenta años, desde que murió mi abuelo en un suceso dramático. Nada desmiente su edad, sus pasos son susurros que lijan la añosa tarima de la casa; se trata, sin embargo, de susurros dotados de energía y decisión, como si naciesen de una musculatura mucho más fornida de la que uno supone en una anciana con aspecto de anciana. Extrañará a cualquiera, pero, a pesar de sus dieciocho lustros, salvo al hacer alguna visita que considera trascendente, no utiliza su bastón, el que le regalé hace varios años. Cuando se apoya sobre él, estoy convencido de que lo hace más por coquetería que por necesidad. Ni siquiera por precaución en los días invernizos, cuando el hielo se encarna sobre el pavimento de su calle siempre umbrosa.
Quiero y odio a mi abuela a partes iguales.
Esta doble sensación me abruma desde niño, cuando sentía sus besos como estiletes buidos que se me clavaban muy adentro. Siempre he pensado que hacía las cosas calculando el interés que le reportarían, nunca de modo desprendido. Al morir mi abuelo, quizá fue la única forma de actuar que le sirvió para sacar adelante a sus cinco hijos (mi madre y otros cuatro hermanos). Quizá entonces la vida le mostrara toda su cara monstruosa, y se defendió utilizando la técnica del camuflaje, como los camaleones. Tanto la usó y tan bien le funcionó que, lo que comenzó siendo una estrategia de supervivencia, se tornó en forma de vida habitual.
En conclusión, que la admiraba y la quería, pero mantenía las distancias prudentemente, pues no me fiaba de su sonrisa de labios delgados como bisturíes, ni de sus ojos azules, tan pálidos que parecían trocitos de hielos veteados de leves tonos azulinos, como una de esas masas inconmensurables de los iceberg antárticos. En días tan oscuros como hoy o ayer, sus pupilas se albean de tal modo que parecen plata fría. En mis peores pesadillas, mi abuela aparece con ojos blanquizcos y el brillo de su sonrisa se refleja en sus iris incoloros cual gélido chispazo. Al hablar así de ella, lo hago de mí mismo, pues mis ojos, para mi desgracia, heredaron cada detalle.
Por eso la temo.
Conozco a la perfección el trasfondo oculto tras la aparente calma que transmite su helor opalino.

32 comentarios:

Alena.Collar dijo...

Magnífico inicio.
Me has tenido prendida ( y prendada) de la historia hasta el final, bueno, hasta su corte.
Vendré a ver en qué para todo esto, pero ya te adelanto: has creado una atmósfera absolutamente inquietante.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar:
En el fondo esta es una de las ideas de este relato. Espero mantenerla en las próximas cuatro semanas.

Amando Carabias dijo...

Año nuevo, vida nueva...
Espero que os guste la nueva imagen.

Flamenco Rojo dijo...

Yo esto de los blogs lo veo como un equipo deportivo, donde usted Amando es el Presidente del Club…Creo que hoy empieza una temporada nueva no un año…Además se ha conseguido el objetivo marcado, es decir, el ascenso de Primera División a División de Honor.

Ea, pues aquí nos tienes usted pendiente del nuevo relato.

Un abrazo de parte del extremo zurdo.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo/Pepe Gonce:
El extremo zurdo vuela por la banda, tras realizar una bicicleta casi impensable al desaliento y a la melancolía, consigue centrar de rabona, para que el escribidor remate la jugada.
Muchas gracias...

Evaasecas dijo...

Uyyyy, que soy futboleraaaa, esto me encanta...
Esperando la próxima entrada...
Un saludo de viernes. Por fin viernes.

Alena.Collar dijo...

El nuevo "look" es magnífico.
Si parece que hemos crecido...
Aquí la defensa central...

Amando Carabias dijo...

Evaasecas:
Me alegra saber que eres futbolera, porque uno, que lo es también no se atreve a escribir sobre el asunto, porque piensa que las lectoras, en general...
Si hasta escribí un libro que giró en torno al pasado Mundial, el de Alemania.

Amando Carabias dijo...

Alena Collar
Pues me alegra que este cambio de imagen sea de tu agrado. La verdad es que los cambios, de vez en cuando son bueno para todos.

Flamenco Rojo dijo...

Con este equipo no me extraña que la próxima temporada entremos en la "Champions League"...¡¡¡Aupa Pavesas!!!

maririu dijo...

a mí me gusta el fútbol, ¡cuidado! el fútbol, no los que miran a la camera en lugar al balón los que ganan millones no por jugar sino por vender anuncios.
Tampoco me gusta el fútbol misa de multitudes sin dios y con patria.
El relato veremos al final, yo estoy muy sacrificada porque ya os lo habré dicho otras veces me gusta leer el final casi antes que el debut.
bueno un abrazo.
Envíe fotos de París desde el Centro Pompidou para celebrar la nueva etapa o despedir la primera pero veo que no las has colgado.

javier dijo...

Habrá que seguir leyendo para ver por donde nos sale la abuela, de momento asusta, pero igual me equivoco y es la buena de la película, que las apariencias muchas veces engañan.
En cuanto al nuevo formato del blog, me gusta; creo que la línea mas ancha, al menos en estos relatos más largos, es adecuada.

Isolda Wagner dijo...

Efectivamente, Javier, apaisado se presta mejor a los relatos.
El escribidor dijo etapa nueva, paisaje nuevo y me gusta.

Viendo que hay mayoría que disfruta del fútbol y que según parece, el equipo ha subido de división, apoyo cualquier relato al respecto. Faltaría más!

La abuela me ha dejado helada, como su mirada y como el día de autos. El eterno suspense otra vez...Miedo me da.
Creo que ninguno esperabamos menos de tí, Amando.

(y otra cosa, anda que le has dado tregua al blog, cuánto, un día?)
Escribir te puede, está demostrado.
Besos que cuiden de tus dedos.

Amando Carabias dijo...

Flamenco Rojo/Pepe Gonce:
No seamos triunfalistas. Ya sabes, mejor mantengamos, al menos en público que el objetivo es evitar el descenso... Aunque ya sé que con vosotros está casi conseguido, pero vayamos paso a paso.

Amando Carabias dijo...

maririu:
Tienes razón en lo de la concepción del fútbol. A mí me pasa cada día más.
Respecto de las fotos, no hay medio de colgarlas, nada más que como ilustración de una entrada, salvo que estén en alguna página de internet y se puedan dirigir hacia ella. Llegará el momento.
Pues con la historia no te va a quedar más remedio que esperar hasta el día dieciocho de diciembre. Aunque quizá algunas cosas se revelen con anticipación, gracias a vuestra agudeza y la tuya no es de las más pequeñas.

Amando Carabias dijo...

Javier:
¿Qué asusta...? No me extraña. Hay buenos que también asustan y malos que parecen dulces de merengue.
Sobre el formato. Es algo que iba persiguiendo. Pero hasta anoche no di con la plantilla adecuada. Y además quise que todo fuese un poco simbólico. El problema es que este equipo de casa, para variar, me jugó una de sus malas pasadas y hasta esta mañana no he podido hacer efectivos mis deseos.

Amando Carabias dijo...

Isolda
Pues los tengo, no te creas, los tengo. Repito que hasta un libro escribí con el Mundial de Alemania 2006 a modo de diario... Casi me lo publican. Pero la editorial que lo estuvo mirando llegó a la conclusión de que ya no era noticia. Dijeron algo así como si lo hubiera escrito antes del Mundial.
Pero claro, entonces no sabía los resultados ni como se había llegado a ellos.
A mí me gusta, la verdad. Y quien lo ha leído (dos entrenadores de fútbol, más alguna de mis pobres lectoras expreimentales) dice que está muy bien.
Lo del formato ya lo he explicado y creo que en general pensamos lo mismo todos.
Si la abuela te ha dejado helada, es que voy por el buen camino...
Sobre el ritmo...
Nunca dije que me fuera a tomar vacaciones. Dije que aminoraría el ritmo.
Por ejemplo, los fines de semana descansamos, en Pavesas, aunque el domingo se mantiene la publicación del capítulo de la novela. Los viernes habrá relato.
Además, mi inteción, es la de publicar un par de veces más por semana.
Lo que probablemente deje por una temporadita sean los poemas. Hay dos razones para ello: creo que voy a escribir un libro de poesía propiamente dicho, tras las navidades, y no quiero que vea la luz hasta el momento adecuado, y además los poemas que componen Pavesas tienen, me parece, el suficiente calado como para intentar coserlos y dejar que formen un libro, cuyo título es, ya os lo adelanto, Vesos como carne

Amando Carabias dijo...

Quizá no me vuelva a conectar en toda la jornada.
Por si acaso, os recuerdo que a las 00.01 aparecerá publicado el capítulo XV de Mañana amanecerá en el otro blog, que también existe aunque no lo parezca. Ya sabéis, me refiero a EURITIMA EN LA RED. Esta es su dirección: http://euritmiaenlared.blogspot.com/.
Si lo preferís, pulsando aquí,podéis leerlo.
Feliz sábado.

Anónimo dijo...

Ya de nuevo aquí me encuentro con este texto y opto por dejar a un lado mis lecturas.

Amando Carabias dijo...

Neuroscopetrix:
Vaya comentario, es un honor...

catherine dijo...

qué placer leeros de nuevo! Ya he leìdo todo lo que habìa perdido y escuchado buenas mùsicas. Durante las horas escolares del nieto mantenìa mi castellano leyendo dos novelas cortas y empecé un libro de historia.
No estaba el dìa del cumpleaño(s)asì que mando hoy mis felicitaciones a Amando.
Dudaba en escribir "look". Pués, si Alena ( felicitaciones para ti también) lo escribe... el nuevo look me gusta, la vida nueva de la mariposa con su ritmo nuevo me gusta. Besos para todos.

francisco gomez dijo...

Hace unos días por temas que son mejor no recordar para no perturbar la paz y sosiego que respiráis en casa Amando,os nombre a alguno en tono cariñoso y de añoranza y solo quiero deciros que a los que no nombre no fue por mala fe,os recuerdo y añoro a todos.Me encanta leer tus relatos y vuestros comentarios y espero que sigáis así siempre en esta bella armonía.
Un saludo a todos de quien no os olvida
Paco

Amando Carabias dijo...

Catherine:
Espero que el tiempo de estancia con tu nieto en la montaña, haya sido gratificante.
Me alegra que te guste a ti también la nueva imagen de este rincón y que el nuevo ritmo en el que entra tampoco te disguste.
Un beso grande por el retorno.

Amando Carabias dijo...

Francisco Gómez:
Muchas gracias por tu nueva aportación y por la opinión que te merecemos las personas que por aquí cazcaleamos. Ya sabes que siempre que quieras tienes la puerta abierta.
Un abrazo.

Marina Filgueira dijo...

Hola Amando: Interesante ésta entrada, yo que casi me veo caminando hacia esa última etapa… excepto que aún no me han regalado un bastón… y como soy así… no- sé…quizás un poco… ¡Pero que digo!… ¿un poco? No, una abuela muy coqueta. ¡Ayyyyhhh!!! Que vergüenza. Pero entre amigos no pasa nada ¿No? Me interesa mucho el final. Que precioso escribes hombre, tienes un glosario de expresiones que da gusto leer. Un beso. Y para todos los que aquí entráis, un puñadito de besos. Ser felices.

Inés dijo...

Querido Amando,
Te agradezco tanto tus palabras hacia mi poesía y tus visitas, por favor disculpame por no haber venido antes, pero durante una temporada he dejado de comentar por falta de tiempo y me gusta dedicar tiempo a leer.
Esta visita me hubiera gustado hacerla hace ya tiempo, de verdad.
Espero siempre tus comentarios y me llenan de alegria te lo he dicho más de una vez.

El relato tuyo, muy bien escrito, el personaje de la abuela es perturbador y el sentimiento tan fuerte que tan bien describes hace que tu relato esté vivo y transmita cada palabra.

Muchos besos y un abrazo enorme,
me he de poner al día de tu blog, tus relatos merecen tiempo, esta semana vendré de visita.

Amando Carabias dijo...

Marina Fligueira:
Creo que tener una abuela muy coqueta puede ser una suerte para los nietos cuando llegan determinados días del año. Seguro que tus nietos/as te lo agradecen... Eso sí me da la impresión de que no eres en lo demás como esta abuela del relato. Ya lo verás, ya.

Amando Carabias dijo...

Inés:
Si quieres que sea sincero se te ha echado de menos en esta casa, como en la tuya, que ha estado un tiempo muy vacía.
Muchas gracias por lo que dices de este cuento. Espero tu visita a lo largo de la semana.
Como habrás podido comprobar se han producido algunos cambios, y no sólo en el aspecto externo de este cuaderno informático. Mis entradas se van a tornar más esporádicas, pero espero que no así vuesras visitas.
Un beso.

francisco gomez dijo...

TOC,TOC,perdón por entrar otra vez.pero es para deciros que VUESTRO/NUESTRO PEPE FLAMENCO es muy grande acaba de dejarnos un eslogan en J.C. que está arrasando, oiga,PEAZO ARTISTAS LOS DE ESTE BLOG
SALUDOS BUENA GENTE Y PERDÓN
paco

Amando Carabias dijo...

Francisco Gómez
No sé si está triunfando o no, pero de nuestro Flamenco Rojo, desde luego que se puede esperar siempre cualquier genialidad.
Entre nosotros, Paco, lo mejor de este rincón son sus comentaristas, no lo dudes.

catherine dijo...

Sì, Pepe es el mejor comentarista, no os perdais lo que escribe el Flamenco negro de 1974 en Euritmia en la red.

Amando Carabias dijo...

Catherine
No he dicho o no he querido decir, que Pepe sea el mejor comentarista, me refiero a todos vosotros.
Y tus palabras, esos dos renglones son una prueba. Como tienes toda la razón desde aquí invito nuevamente a que acudáis al otro blog Euritmia en la red, esta es la dirección electrónica http://euritmiaenlared.blogspot.com/. Como ya sabéis allí estoy publicando a capítulo por semana la novela "Mañana amanecerá".
Si es muy complcado aquí está enlazado