domingo, 11 de octubre de 2009

EL SILENCIO CASI ABOSOLUTO

La palabra de cada día.
El camino que serpea.
Mayo de 2005
El silencio casi absoluto.
A menos de cien metros de la ciudad, una tupida red invisible o una pared, también invisible e insonorizada, separa dos mundos. Bajo el sol que calcina de este extraño mes de mayo, excesivamente caluroso en su último tramo, da impresión de que se entra en otra dimensión. La ciudad, en la distancia, parece un cuadro.
Acariciado por la brisa que casi hierve, sorprende la ausencia de los típicos sonidos de la pequeña urbe, sobrecoge lo novedoso, la sorpresa que genera en el cerebro al que no se acercan los estímulos sonoros procedentes de los oídos. No llega el murmurio del tráfico que a las siete y media de la tarde es intenso. Desde aquí Segovia es una maqueta de sí misma: un juguete, una ciudad para muñecas y muñecos. La inmensidad del horizonte de la sierra que se extiende añil, formidable, dando solidez y densidad al tiempo y a la vida, impone más. Por encima, más inmenso, más eterno, el intenso azul del cielo ardiente de esta tarde con vocación de canícula esteparia. Salvo la catedral, mi Esbelta Dorada, que parece flotar, o estar construida justo a un palmo de mí, asequible, sí, pero de grandes proporciones todavía, todo lo demás ha empequeñecido. Uno se da cuenta que son necesarias las distancias, las perspectivas, para que las cosas adquieran su justa medida.
Hay un punto en concreto, en el que el Acueducto se contempla desde arriba, como si fuera un elemento de las construcciones que tienen los niños. El Acueducto, esa inmensa infraestructura que alguien construyó cuando realizar obras de ingeniería era compatible con la belleza austera y armónica, visto desde ese borde del estrecho camino de tierra seca, es un juguete gris, un mecano infantil que parece, incluso, se podría desmontar y guardar dentro de la correspondiente caja, cuando llegue la noche. O se podría tomar para peinarse el cabello desordenado por el aire que aquí sopla cálido y más intenso.
Quizá sea así. Quizá ocurra con nosotros del modo que sucede con nuestras cosas, y cuando llega la noche, otra mano más poderosa que la nuestra, nos guarda en otro recipiente, para que el universo quede mínimamente recogido y su dueño pueda pasearse por él, tranquilamente. Quizá la hora de la noche, sea buena para que los ángeles limpien y frieguen todos aquellos desperdicios ocasionados durante el día: esas mofas, esos egoísmos, esas injurias, esas envidias, esas perezas, esos odios, eso crímenes…
Pero uno ha de volver, cansado, sudoroso, con la respiración agitada, y con un leve dolor de cabeza, sin duda provocado por ese ejercicio al que no estoy acostumbrado y que hace que la sangre barbote a más velocidad por el venero, golpeando, incluso con saña, las sienes. En cuanto pisa la primera calle asfaltada, se abre una puerta y retorno de golpe, sin transición, como si me tirara a la piscina de cabeza, al runrún propio de la ciudad; ese rumor desaforado que ya es la sintonía de fondo que acompaña nuestro devenir.
Aunque ahora que lo escribo, quizá sea todo lo contrario. Quizá la estancia por las Lastras sea cual buceo en útero acuático, donde sólo el ruido interno de la respiración contenida altera el silencio, donde el agua apaga con su densidad líquida todo sonido de la vida. Quizá, las Lastras sean el mar de Segovia, nuestro océano amarillo, esa inmensa masa en la que me puedo zambullir para relajarme.

25 comentarios:

maririu dijo...

Buenos días desde París
me gusta el silencio de las ciudades lejanas o dormidas, la respiración tranquila como en el seno del útero.
espero que el recuerdo de este paseo te motive para otros muchos pues se puede comprobar aquí, ya otras veces, que salir y hacer ejercicio no te quita la inspiración
al contrario.

Amando Carabias dijo...

maririú:
Buenos días... Segovia vestida de celeste y perla, con dudas sobre si debe levantarse o volver a la cama y dormir la mañana.
Muchas gracias por tus palabras. A veces no nos damos cuenta de dónde está lo importante y pensamos que por estas muchas horas haciendo lo mismo se consigue más. A lo mejor un buen ejercicio físico (sin pasarse), que en apariencia es lo más opuestoa una actividad, físicamene sedentaria como es la escritura, es el mejor recurso para que, al menos las ideas, no se estanquen.

María A. dijo...

Aprendí a valorar el silencio en mi infancia. En las noches de primavera-verano, mi padre nos invitaba a sentarnos con él en los poyos de la puerta de la casa, en absoluto silencio: “vamos a escuchar cómo pasa la vida” decía… “vamos a pensar un poquito”… Yo siempre me apuntaba. Estábamos un buen rato, sin oír más que los sonidos del campo y, muy lejos el sonido del viejo tren “de los portugueses”. Y después comentábamos lo que habíamos escuchado. O lo que creíamos… “que no, que no es el aullido de un lobo…que es el perro de las ovejas, no insistas…” Hasta que, una noche de invierno, fue un lobo de verdad.
Creo que por eso me gusta ejercitar el silencio “un ratito”…
Silencio en la ciudad: en la medina, el mes de Ramadán, al atardecer, cuando se rompe el ayuno y todo el mundo está en sus casas. Me gusta pasear por las callejuelas en ese momento.
Pero para silencio, sobrecogedor aunque no seas creyente, el que se produce cada Madrugá en Sevilla, al paso del Gran Poder por las calles de Sevilla. Entre miles de personas, se oyen los pasos cansinos "del Señor", dicen... y la brisa del alba que se cuela entre la muchedumbre… Si tienes la suerte de encontrar un hueco donde instalarte, hay que esperar para verlo entrar en su iglesia, en la Plaza de San Lorenzo, para escuchar cómo los pájaros se ponen a cantar cuando termina de “recogerse”. ¿Verdad Pepe Gonce?. Silenciosos besos africanos, estrenando nuevo ordenador…

Amando Carabias dijo...

María A:
Debían ser maravillosas esas noches en mitad del campo charro, "escuchando cómo pasa la vida".
No oyendo, sino escuchando, o sea prestando atención a cada detalle, a cada matiz, aprendiendo a distinguir el aullido del perro del aullido del lobo, aprendiendo que el corazón necesita de esos momentos que le permiten fundirse con el resto del planeta que a la postre, es el vehículo en el que nos movemos.
Me alegro de tu nueva máquina infernal, espero que por ser nueva, sea celestial.

Gaspard dijo...

A 250km de Perth, tierra adentro, está Doodlakine. Se parece a la sabana, o eso creo, porque nunca he estado en la sabana. El silencio sólo se ve roto por el tren de Perth. La maleza seca y los eucaliptos rodean la granja de un amigo, siempre con la escopeta a mano. No hay osos ni leones, no sé a qué teme, si a un dingo o un canguro. Al volver de visitarlo, doy gracias por el ruido de la ciudad.

maririu dijo...

¡qué bello! tanto el charro como el aussie, pensaba en tu post hace un ratito en el G20 super de la rue Lepic : un gentío no sé que pasa pero creo que han vuelto todos los parisinos más los turistas extranjeros, más los turistas franceses habrá un salón parece el de la Agricultura al ver las casas sonrosadas pero no creo que sea, pues además de todo eso el altavoz difundía música y publicidad.
Yo no puedo ...
ahora en mi passage que como se termina por escaleras no da lugar a más coches que los que pueden aparcar, no hay un ruido y en mi casa no oigo más que las teclas ¡qué paz!
me gusta el silencio.
me oigo pensar.

María A. dijo...

Gaspard, debes ir pensando en preparar un viaje a "escuchar" el silencio de la sabana sudafricana, por ejemplo. Es maravilloso sobre todo en invierno: todo verde y repleto de vida. Y los leones, elefantes y demás, viven su vida y pasan... Parece ser que los más peligrosos son los hipopótamos. Eso sí, hay que estar en silencio, es obligatorio, al menos en el Parque Kruger.
Me gusta eso de oirse pensar, Maririu.
Este ordenador es silencioso y va... Besos africanos, con el silencio alterado por el "ruido" de "La flauta mágica".

Amando Carabias dijo...

Gaspard:
Espero que continúe tu recuperación. El silencio y la tranquilidad serán buenos consejeros. ¿Y si tu amigo tiene miedo de la llegada de un espectro?
A muchos el silencio casi absoluto (digo casi, porque nunca es total, porque como bien dijo María A. más arriba la naturaleza y la vida al pasar dejan constancia de sus huellas), les asusta, les encoge el alma y temen haber entrado en un lugar peligroso. A mí normalmente durante unos segundos me sorprende, pero luego me esponja el alma por así decir.

Amando Carabias dijo...

Maririú
Pues sí tiene que ser infernal. Nunca, ni de joven, me gustó el ruido. Por eso yo creo que sólo he ido a la discoteca menos de una docena de veces en toda mi vida. Acababa aturdido, y en la cama, mientras intentaba conciliar el sueño, todavía sentia el rebote en mi piel de los decibelios... Quizá fuera que querían salir los que habían entrado.
Quizá por ello esté tan agustito en Segovia. Es curioso que no me dé cuenta, pero mis dos visitantes del mes pasado, coincidieron en lo del silencio de esta ciudad. Y es que la parte antigua en buena parte es peatonal o semipeatonal, con lo que el ruido del tráfico no incomoda.

Amando Carabias dijo...

María A.:
La verdad es que como lo pintas, tiene que ser fascinante una visita en semejantes lugares, aunque tampoco es que me vea allí, entre leones e hipopótamos.
Lo de oírse pensar tendría que ser asignatura obligatoria desde niños.
No es mal silencio el de "La flauta mágica". Si no es porque tengo que salir en un ratito, me la pondría ahora mismo. Es una forma de revestir el silencio de armonía y de felicidad.
No está mal como banda sonora para este domingo. Quizá esta tarde me la ponga para trabajar un ratillo.

Gaspard dijo...

Gracias Amando, la cosa va cada día mejor. Este año quería ir hacia finales de noviembre a Australia, porque el final de la primavera es el mejor momento del año, pero va a ser que no tras el aviso sanitario. Os juro que no había leído la crónica de 'El País Semanal'. Me entero ahora de que en Perth estamos las rocas más viejas del mundo. Cuando hice el doctorado en Melbourne me desplacé en varias ocasiones a las regiones al norte de Perth por su interés en recursos minerales. No entiendo nada de geología, yo iba para ver la gestión de proveedores y perspectivas de integración horizontal vertical de las compañías mineras, tema apasionante donde los haya... A veces fui en helicóptero y, qué queréis que os diga, no me llevé muy buena impresión de la zona: cerca de la costa tienes ciénagas, entras al continente, y arbustos resecos y arena. Eso sí, silencio, todo el que quieras y más. Daba miedo, sí.

A ver si a Maririu la han secuestrado los de la calle Lepic.

maririu dijo...

no me han secuestrado ellos pero he tenido miedo a las 14h30 cuando he salido a darme un paseo y tomarme otro café, me llevé la cámara y se me ocurrió tomar una foto de los jóvenes en mi passage, silencioso y sin coches como os lo decía pero lugar de encuentro de gente que quiere estar tranquila, un jovencito no más alto que yo y mucho más delgado me agrede porque me ha visto tomar la foto, como si me escondiera! y otro más mayor pero no más alto y no muy mayor ha venido en su ayuda y me han exigido que destruya la foto, me creí en una película, y cuando han visto mi buena voluntad el primero se ha ido pero el segundo me ha dado explicaciones "es su lugar de reunión, no hacen daño, una mujer -señalándome una ventana- les sacó una foto y la policía les detuvo, me exclamé y ante sus insistencias insistí yo también "no comprendo porque os molesta una foto si tenéis la conciencia tranquila como dices"
luego me he ido a pasear, se lo he contado al camarero para sacarme el miedo de encima pero todo mi paseo était foutu, he cavilado como podía evitarles al volver y como no hay manera pues he vuelto por el mismo lado del passage y aquí estoy...

Flamenco Rojo dijo...

Los sonidos del silencio...

http://www.youtube.com/watch?v=L3vCaKoTY6c

Versión española.

De momento ha habido suerte, el madriles me ha formateado el ordenador y me lo ha dejado mejor que nuevo. A ver lo que dura.

Un caluroso abrazo. Son las 18:15 y estamos a 35º. Cuando se va a ir la caló este año ofú.

Flamenco Rojo dijo...

Para María A. con mucho cariño...seguro que le traerá recuerdos.

http://www.youtube.com/watch?v=QcpZvxm5z80

Amando Carabias dijo...

De parte de Pepe Gonce, primera

Amando Carabias dijo...

De parte de Pepe Gonce, segunda

Amando Carabias dijo...

Gaspard
Luego, si te han prohibido el viajecito de la primavera austral, es que la cosa ha sido un pelín más grave de lo que nos has contado. Sigue cuidándote, aunque con temas tan apasionantes como el que ibas a investigar a Perth, dudo que el corazón te deje tranquilo. Qué estrés, qué estrés... (todo broma, claro).
El silencio en determninadas situaciones, y un terreno pantanaso o de ciénagas o una tarde lluviosa en un cementerio la verdad es que acongojan.

Amando Carabias dijo...

maririú
O sea que has estado a punto de ser secuestrada, como decía Gaspard. Vaya con los jovencitos que se reúnen en tu pasage.
La próxima vez tendrás que ser un poco más discreta o no llevar la cámara, eso de sacar fotos sin permiso a según qué gentes no les sienta nada, pero que nada bien.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce
La intervención de "Madriles" no sólo ha sido eficaz, sino rápida, por lo que veo... Me alegro de tu pronto regreso... Tan rápido que casi no se ha notado tu ausencia, lo cual es de agradecer.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce
Por cierto, y hechas las consultas previas con mi padre, el apodo de Madriles a una persona trae muy buenos recuerdos a los segovianos de cierta edad. Se trataba de un hombre (para mí mayor, muy mayor en mi infancia) que se dedicaba a vender avellanas, almendras, peladillas, y cossas de este tipo en las fiestas populares de los barrios, fundamentalmente la de San Marcos, típico barrio de segoviano donde se enclavan, además de la iglesita con el nombre del santo, el santuario de la patrona, el convento donde está enterrado San Juan de la Cruz y la Vera Cruz. Este caballero, además de esta dedicación parece que fue torilero de la Plaza de toros de Segovia. Digamos que el trabajo no era muy estresante para él. Pero fue siempre tan querido por todos que hasta le dedicaron una placa que se encuentra en el barrio antes citado, en un bar que hace esquina, justo donde se toma la carretera que lleva a la Vera Cruz.

María A. dijo...

Gracias Pepe Gonce, y a tí también, Amando. Besos africanos.

Flamenco Rojo dijo...

Amando, para nosotros, Alonso es el madriles, pero en la óptica donde trabaja por las tardes, en la capital del reyno, lo conocen por el sevillano. Lógico.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce:
O como diría el otro, elemental, mi querido Watson, esto mi querido Alonso... :)

Marina Filgueira dijo...

El silencio en muchos momentos de la vida es imprescindible por menos para mí, se oyen tantas cosas en silencio, cuando me siento a meditar me habla y es un buen consejero: para relajar el alma. Hermoso relato, he oído hablar de Segovia alguna vez,
pero al leerle a Usted… se me dan ganas de hacer un viaje por esos lares de ensueño.
Seguro que sus letras sean un mar de Segovia. Felicidades. Ah!!! Perdone mi atrevimiento a entrar en este rincón de su casa sin permiso. No pude evitarlo y fue un placer. Un saludo muy cordial.

Amando Carabias dijo...

Marina Fligueira:
Al contrario, Marina, es un placer para mí recibirla en este lugar, y pásese cuando guste. Muchas gracias por sus palabras, e igualmente un saludo cordial.