lunes, 10 de agosto de 2009

TRIBULACIONES DE UN ESCRIBIDOR SIN PALABRAS

Verán ustedes, quizá lean estas palabras sin que hayan pasado un tiempo suficiente en el horno, pero es que esto de los viajes a este ecribidor le supera. Si los próximos fines de semana ocurre lo mismo, buscaré alguna otra solución. Veremos.
Ya desde el viernes, allá por la sobretarde, cuando nos acercábamos por la A 6 a la zona del río Luna, al norte de la provincia de León, me pareció que el paisaje estaba especialmente verde, intenso. Pero entre la hora que se acercaba hacia el ocaso, y la niebla con que nos recibió el Principado, nada más cruzar el Negrón, no pude apreciarlo en su total nitidez. La tarde del domingo con el sol aún en lo alto lo he podido aseverar mejor aún.
El fin de semana lo he confirmado en el Naranco, en Lastres, en Villaviciosa, en Oviedo... en cada carretera, en cada pueblo, casi en cada casa.
Pero, al mismo tiempo desde el viernes hasta esta tarde, mientras subíamos el Huerna, dejando a mano derecha e izquierda verdaderos bosque tupidos por todas las laderas de cada uno de los montes, me daba cuenta de que nuestro idioma tiene lagunas.
Por ejemplo, no tenemos suficientes palabras para especificar cada uno de los tonos de verde con que los ojos de este escribidor han sido acariciados a lo largo del fin de semana, y sobre todo esta tarde en que, por fin, el sol ha hecho acto de presencia, con lo que los rebrillos de las hojas de cada especie de árbol dotaban de un singular matiz a cada verde, convirtiéndolo en color distinto.
Saramago escribió en su blog que había una tribu del Amazonas que tenía más de cien palabras diferentes para especificar cada uno de los verdes que ellos distinguían.
Mis ojos, desde luego, no son tan sutiles como para encontrar cien diferentes verdes, pero sí que me he dado cuenta de muchos muy distintos: el verde casi negro de los cipreses, el verde entre gris y azulón de las piceas, el verde entre plata y oro de los álamos, el verde limón de algunas jugosas hojas de los castaños, el verde esmeralda de algunos prados, ese verde de los plátanos que adornan las ciudades, el envés grisáceo de una clase chopos, creo, los robles, las hayas...
Mientras Marián conducía, este escribidor buscaba en su cabeza posibilidades y sólo se me ocurrían palabras como esmeralda, turquesa, aguamarina, lima, mar, botella, intenso, alimonado, jugoso, fresco, intenso... En fin adjetivos o sustantivos que actuaban como tales, para aproximar lo más posible lo que los ojos están viendo, para intentar que el lector capte con justeza lo que se quiere decir. Hasta en el césped había disntinciones. No sé si por el tipo de hierba, no sé si por el grado de humedad, no sé si por la exposición del sol, no sé si por el tipo de tierra, pero había prados que se aproximaban al amarillo y otros eran el verde exacto y preciso que la mayoría entiende por verde intenso o esmeralda...
El viernes nos adentramos en una primavera excepcional que concluyó el domingo, poco después de salir de la zona de Caldas de Luna, que merece una entrada o un libro para sí.
A medida que nos acercábamos a León, regresábamos al duro y seco estío, donde los matices son los del ocre y el amarillo pajizo, ese dorado de Castilla, en que el verde son borrones oscuros que se esparcen como manchas irregulares, más bien pequeñas, al menos hasta acercarse a la Tierra de Pinares, excepto por las estrechas frajas donde los ríos riegan las riberas.
Y el escribidor pensaba que quizá le hubiera venido bien que alguien de esa tribu del Amazonas hubiera viajado con él, para que le hubiera enseñado alguna posible palabra.
Y es que algunas veces la prodigalidad de la naturaleza es de tal magnitud que el idioma sólo se torna en un pálido reflejo que apenas sirve para aproximar lo que se quiere decir, aunque sea algo tan sencillo como describir el impresionante verdor que este mes de agosto de 2009 ha mantenido a Asturias en una primavera que parece no tener fin.

34 comentarios:

catherine dijo...

Porque crees que hay quien pinta? pienso que puede ser por los limites de las palabras.Parece que el viaje fue agradable. Besos de buena noche.

Maria Sangüesa dijo...

Gracias por regalarnos un paisaje tan vívido y de una plástica tan intensa que se puede recordar e, incluso imaginar, todo lo que nos vas narrando. Un abrazo.

arquitecturach dijo...

madre de dios, lo que hace el verde botella de la sidra... jajajajaja

Amando Carabias dijo...

Catherine:
Evidentemente los pintores nos llevan eso ganado, y los fotógrafos, y los cineastas. Por eso se dice tantas veces que una imagen vale más que mil palabras.
Y esto, en el fondo, es lo que quería transmitir, que la naturaleza, la vida, es siempre más poetente que nuestra pobre palabra, pero que aún así, desde la aparente confusión, he intentado transmitiros esa riqueza y esa espléndida vegetación de esta parte norte de la Península.
Y sí, el viaje ha sido muy agradable, tanto que no será imposible que lo repitamos el próximo fin de semana.
Iré informando

Amando Carabias dijo...

María Sangüesa:
Como acabo de escribir, era la intención, desde la aparente escasez del español en este caso del verde, he tratado de transmitiros lo espléndido de este paisaje, al que quizá me vuelva a referir alguno de estos próximos días.

Amando Carabias dijo...

Chus:
Que conste que la sidra tiene buen desbeber, y que no lo he escrito el sábado en Oviedo hacia las cuatro de la tarde... je, je :).
Esto es lo que sentía ayer en el viaje de vuelta, rodeado de otros cientos de vehículos que regresaban de las piraguas del Sella.

arquitecturach dijo...

que ya lo se hombre,el espiritu poetico te domina!
sigues en tus trece de que viajar esta sobrevalorado????

María A. dijo...

Los diferentes tonos del verde..Ayer, paseando por la Cornisa de San Juan de Luz a Biarritz, precisamente íbamos tratando de denominar las diferentes tonalidades. Me entusiasma el verde de las praderas recién segadas, con el olor de la hierba cortada. Y los diferentes verdes que veo en Tetuán, todas las mañanas,camino del instituto. Y el verde musgo. Y los ojos verdes, verdes que tenía mi padre. Ay, que me pongo triste y no puede ser.
Ayer fuimos a ver los fuegos artificiales de DOnosti. Una pena, Eolo no quiso colaborar y,por primera vez en 20 años, apenas pudimos vislumbrar las preciosas tonalidades de colores. Tuvimos que imaginar las japonesas, palmeras, fantasías, colores. Humo, sólo humo. Bueno, esperemos que esta noche no sea la lluvia la que nos impida disfrutarlos. Pero el concierto de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la Coral Andra Mari: "La Creación" de Haydn, no me lo va a estropear ni el humo, ni la lluvia. Esperamos que los móviles tampoco..
Besos.

Amando Carabias dijo...

Chus:
Diga lo que diga quedaré fatal. O soy políticamente incorrecto (o sea sincero), o me desdigo. Vaya papelón.
Viajar a Asturias, además, es como ir a mi casa. Y voy excesivamente poco, porque necesito una grúa que me mueva: mi ánimo pesa más que mis carnes, y ya es decir.
Sinceramente, creo que viajar está sobrevalorado, porque parece que lo imponen, porque parece que si no se viaja, se es menos.
Pero dicho esto, nunca, creo, he comentado que viajar sea inútil. Al contrario, siempre he dicho que es un déficit mío, una carencia que proviene de muy atrás en el tiempo, y que me cuesta, y me cuesta mucho. Además creo haber añadido en alguna parte que para quien quiera escribir, viajar es importante, porque le abre a nuevos horizontes, a nuevas gentes, a nuevos modos de entender el mundo.
Y a pesar de todo ello, el domingo pasado viajé, bueno, vale, fui de excursión. Este fin de semana he viajado. El próximo creo que lo haré, aunque es pronto para decirlo y no depende sólo de mi voluntad, y al siguiente, si no hay contratiempo, volveré a viajar.

Amando Carabias dijo...

María A (entrada de ayer y hoy):
Acabo de leer tu comentario a la entrada de ayer... ¡Qué contraste!, ¿verdad?
Supongo que este año es excepcional también por el País Vasco. Eso dicen en Asturias. Hacía años que no llovía tanto en agosto.
El año pasado se quejaban de la falta de agua. Ahora... El Nalón, por ejemplo, visto desde la autovía, parece baja igual de caudaloso que en invierno.
Espero que disfrutes de la actuación musical y que los móviles no machaquen la función

María A. dijo...

Amando,que no pasa nada por salir de Euritmia de vez en cuando... Debes empezar a pensar en lo saludable que es viajar alguna vez. Además, si vas de copiloto, disfrutando del paisaje, como un canónigo ¡vamos!
Mencionas el contraste, pues sí.Yo creo que esa es la razón por la que me encuentro aquí tan bien. Estos verdes; los días nublados y templaditos; las caminatas por los senderos,oteando las estribaciones de los Pirineos; las ovejas -que parecen puestas cada una en su sitio exacto-; el mar y los barquitos... nada que ver con la dureza de los amarillos y ocres castellanos,que también me gustan, pero son más tristes. También será porque estoy de vacaciones. Bueno, voy a dar el último toque al menú de hoy. Será por el agua, pero aquí me sale mejor lo que cocino...También porque lo hago con más cariño. Cuando aparezca Gaspard, espero que acepte la oferta de encuentro, ya que no pudo ser el otro día...

Flamenco Rojo dijo...

Que suerte poder ir de copiloto. Si nunca has conducido (ya que no tienes el carnet) no te puedes imaginar la diferencia que hay, cuando pasas por esos parajes, de ir pendiente del volante o ir mirando los paisajes. Conozco la zona que nos describes y es realmente preciosa.

Un abrazo.

Beatriz Ruiz dijo...

Mi amigo Pepe... es preciosa esa zona, pero no me negarás que la manera con la que la ha descrito el escribidor tiene tela...

Gracias Amando... tengo los ojos en este momento de un verde indescriptible... seguro...

Falté tres días, lo sé... una querida amiga necesitaba pasar unos días en el sur, y por allí hemos estado...

Besitos desde Tenerife...

Amando Carabias dijo...

María A:
A mí me pasa igual. Me quedaba arrobado contemplando lo que os he escrito.
Y por zanjar la cuestión de los viajes. Como dice Marián, el caso es que no me gusta salir, pero cuando salgo disfruto. Esa es la verdad, casi como un niño chico.
Y sé que es una suerte ser copiloto. Por eso sé que no sirvo para conducir, porque sería incapaz de no caer rendido ante muchos de nuestros paisajes, incluso estos planos y en apariencia, sólo en apariencia, monótonos de nuestra Castilla, donde te pueden salir milanos, torres de castillos, choperas imposibles, encinas como ermitaños en oración, tractores... El contraste, la variedad, el paisaje como parte de nuestras personalidades.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gónce:
Lo primero de todo. El primer culete de los diversos que he tomado este fin de semana, se lo he dedicada a vuecencia, ya que me avisó que tuviera cuidado. Si llega su merced a entrar más tarde no me hubiera podido contener.
El segundo fue por la concurrencia, ya que, a pesar de que desconecté físicamente y mentalmente bastante, de vez en cuando me venía a la cabeza este rincón.
Como acabo de decir disfruto y aprovecho, o procuro hacerlo, de mi privilegiada posición en el viaje.
Esa zona es espectacular y creo que algún día no muy lejano hablaré de ella.

Amando Carabias dijo...

Beatriz:
No, mis palabras no hacen justicia, ni por asomo a esa parte de la geografía. Espero conseguirlo algún día, pero va a ser difícil, muy difícil.
Se te echa de menos siempre, amiga, pero no por ello tienes que pedir disculpas..., aunque agradezco el detalle.

catherine dijo...

Disculpas, Amando, tu relato me gusto mucho. Solo queria decir que hay varios medios de ensenar un paisaje y que en cuanto a colores es muy dificil describir todos los matices con palabras.
Los ojos verdes del padre de MariaA, de Beatriz, los mios como describirlos. Como dice Beatriz "ahora son (o estàn?) de un verde indescriptible" pero dentro de un momento màs azules, grises...

Amando Carabias dijo...

Catherine:
¿Disculpas? ¿Por qué? No ha habido nada en tu comentario anterior que me haya molestado. En absoluto. Más aún, en mi respuesta de daba la razón y te la sigo dando. Las imágenes, a trevás de la pintura y la fotografía y el cine, para ciertos asuntos, son mucho mejores que las palabras. Y en esta afirmación, al menos tal y como lo entiendo, no hay nada en contra de las letras, si acaso de mí, por no saberme explicar mejor, como ese paisaje se merece.
Con esta excusa, aprovechaba, además, para hablaros de mis intenciones, sobre todo una, resaltar, subrayar, que la naturaleza es inmensa comparada con nosotros.

Isolda Wagner dijo...

Hola viajero copiloto, casi te voy a llamar así, porque con los fines de semana que se te presentan, ya mereces el título y no está nada mal! Después ya vendrá septiembre, para reposar lo visto.

Yo tengo una suerte inmensa y Gónce es testigo; cuando abro las ventanas o desde el sofá de mi casa, baños y cocina, sólo distingo verdes, todos los verdes que no se pueden ni siquiera nombrar, tan sólo cuando miro al sudeste, además de todo el verde, veo el mar azul a veces y verdoso otras. Los verdes son apasionantes, es la naturaleza en su estado más esplendoroso.

Me acuerdo de las cajas de colores Caran d'Ache, quien más quien menos habrá tenido una de 24 colores. De todo el espectro siempre he preferido los verdes, porque al menos había cinco y el verlos juntos en esa armonía, me parecía una obra de arte.
De todos modos, (qué le importará a España), mis colores favoritos, sin dudarlo, son los amarillos y naranjas en todos sus matices, en una palabra, los del sol.

Pues como el escribidor se ha lucido, como era de esperar, y a alguno nos ha puesto los dientes largos, pues hace muchos años que no voy Asturias, yo os envío a todos besos del color que más os guste.

maririu dijo...

Si adoptas el nombre acompañado del adjetivo y los cuentas verás que llegas a tantos matices como los que dice Saramago, lo que pasa es que parece como si el adjetivo fuera de una catagoría inferior. ¿dijo Saramago que eran nombres o habló de palabras?
No se pueden comparar así sin matices los idiomas,
imaginate en el Amazonas (es un decir, no te asustes) a lo mejor las 30 palabras no te bastaban ...

Amando Carabias dijo...

Isolda:
¡Ay esas cajas de pinturas...! Las primeras, como casi todos supongo, fueron de Alpino, una docena... Luego, con la afición pictórica que hay en casa las he visto mayores. A mis hijas les regalé unas de esas que dices y otra con treinta y seis, creo. No me creía que se pudieran fabricar lápices con minas de un color tan matizado, sin necesidad de mezclar.
Creo que mi color preferido tiene que ver con el verde, pero ese verde lumninoso, como si siempre estuviera expuesto a la luz del sol. Un tono brillante. No ese verde amarillento que indica la proximidad del otoño, sino el que me hace soñar con vida a borbotones.
Lo de los fines de semana es todavía un proyecto. En vista de que las vacaciones hubo que reprogramarlas...
Asomarse a la ventana y contemplar tanto verdor tiene que calmar, seguro, e infiltrar en vena un chorro de vitalidad. En mi caso ocurre un poco lo mismo, abundan los verdes, pero seguro que no tanto como en tu caso.

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Creo que Saramago habló de palabras que definían distintos verdes. Él hacía esta alusión que le había comentado algún estudioso de alguna tribu amazónica. Tal y como lo entendí es como si al verde botella, por ejemplo, le bautizáramos con verlla. O al verde limón con demón...
A propósito he utilizado dos sustantivos que actuan en este caso como adjetivos, cuando el adjetivo es verde.
Para mí, esto es muy particular claro, no es que los adjetivos sean de menor importancia o inferiores a los sustantivos, sino que tienen un papel diferente.
Yo he sido muy amigo de los adjetivos, tanto que siempre se me ha acusado (ahora no está Susana, pero ella lo corroboraría, seguro) de ser excesivamente barroco por el uso indiscriminado de los adjetivos.
Creo que el nervio de la frase, del texto, los músculos, los huesos, es decir lo sustancial está en el verbo y en el sustantivo. Lo demás son añadidos tan necesarios como peligrosos si se abusa de ellos.
En el caso que nos ocupa, desde luego que son más que necesarios, imprescindibles. Y no me refiero tanto a su esencia, sino a cómo actúan en cada caso. Tal y como he hecho al situar en mi ejemplo en el papel de adjetivos a dos sustantivos.
(Vaya rollo)

catherine dijo...

Ah! los lapices Caran d'Ache!Isolda y Amando, todavia me quedan en casa restos de estos lapices y la caja, un regalo de Navidades a los 8 o 9 anos. No fui a contarlos, me acuerdo que cuando los mojaban o los chupaban,se volvian pintura, bueno no acuarela pero una pintura un poco tosca. Ordenarlos segun los colores del arco iris, entonces con otro metodo fue lo màs artistico que hicé con ellos .
El problema de los adjectivos y adverbios, y gerundios! Al final uno escribe como Hemingway: sujeto, verbo, complemento(s?). Pués, me gusta Hemingway Y me gustan también otros estilos.

maririu dijo...

El verde puede adjetivo si dices una casa verde y nombre cuando dices verde botella, en todo caso es un nombre cuando designa un color.
"palabra" no quiere decir nombre pueden ser 30 adjetivos
En realidad pensamos con la organización de una lengua latina
Hay lenguas que no tienen adjetivos, como el latín no tenía artículo, como hay lenguas que no tienen seis personas en el verbo, como hay lenguas que aglomeran las palabras sin función gramatical.
Y no digo más porque me faltan instrumentos para entrar en el detalle.
Nosotros los latinos tenemos nuestra manera que yo pienso la más racional: la acción= el verbo
el que la hace ==sujeto
sobre quien se ejerce=complemento
Amando come una manzana
Amando siente placer y la manzana dolor
Pero como somos unos enrollacuentos entramos en matices y ahí vienen las cirscunstancias: cuando, donde, como y sobre todo las precisiones dadas por el adjetivo la manzana puede roja o verde y Amando guapo,alto y esbelto o...
pero no todos los humanos entran en tantas pequeñeces.

Amando Carabias dijo...

Catherine:
No soy un teórico de los estilos literarios, pero me parece que cualquier estilo, para ser atractivo, tiene que ser algo más que una forma.
Muchos pretendieron escribir como Hemingway, y sólo captaron la carrocería de su expresión. No sé si me explico.
Al lado contrario,por su complejidad sintáctica, quizá pudiera estar Faulkner, o en España Benet o Javier Marías... Muchos han intentado imitarlos en el enredo de las frases con varios renglones de los que cuelgan como racimos de uvas complementos que a su vez encierran otros complementos como círculos concéntricos que no parecen concluir nunca y tampoco dicen nada, imitan el estilo...
Creo, si no te he entendido mal, que cuando dices que te gustan diferentes estilos, hablas de que te gustan escritores diferentes que escriben con diversidad de estilos.
En todo caso no es mal consejo ése de sujeto verbo complementos o predicado. También Azorín escribía así. Y en caso de duda, mejor la frase corta. A veces que dos ideas revoloteen en la misma frase, provoca un choque de trenes que descarrilan y provocan alguna que otra víctima, normalmente el lector, y, no pocas veces, el propio autor que, unos minutos después de haberla escrito, al releerla no sabe qué quería decir.

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Así es como dices. Y buena parte de la explicación que sustenta la existencia de la literatura está ahí en los matices, en esos detalles, en las circunstancias, en el cómo, en el dónde, en el cuándo, en lo que sucedió antes...
Cuántos crímenes literarios (quizá también reales) se explican cuando se indaga en el pasado del asesino y se descubre que la sed de venganza, por ejemplo, viene de épocas pretéritas...
Ahora, me dejas preocupadísimo: pobre manzana. Pobre de mí, yo que desayuno, como y ceno manzanas... Soy un manzanicida... ¿Eso tiene pena de cárcel? ¿Alquien sabe si exsite alguna asociación protectora de las manzanas? Porque si es así acabarán denunciándome públicamente y acabaré en los titulares de los periódicos... Horrorrrrrr

Amando Carabias dijo...

A todos:
Maririú es generosa conmigo: ni guapo, ni alto, ni esbelto...

Isolda Wagner dijo...

Es que tengo que contestar a Catherine, Amando, perdóname, pero es que alguien le tiene que decir a esta mujer que ya quisieran muchos estudiantes universitarios escribir el español, como lo hace ella.

¿A que era estupendo reordenar los lápices continuamente?
Nada más, muchos besos como el arco iris.

Amando Carabias dijo...

Isolda:
Pero qué cosas tienes, cómo no vas a estar perdonada. Además tienes toda la razón.
Y uniendo lo que ella dice y lo que nos ha dicho tantas veces, a lo que comentas, nuevamente se demuestra que la base del aprendizaje está en el interés que ponga la persona en aprender. Con una capacidad normal, se puede aprender casi cualquier cosa.

Anónimo dijo...

Soy una persona completamente normal, aunque esté yo también manzanicida y que tenga otras imperfecciones secretas. Me voy a quedar en Barcelona en octubre, maticularme en la universidad, empezar por el aprendizaje del catalan, pues iré a A Coruna por el gallego y quizàs aprenderé entonces euskera, con viajes a todas partes de Espana para conocer los acentos y vocables particulares de cada una. Sonar es siempre beneficioso. Leo la entrada del martes y me voy a sonar. Besos a Isolda, a Amando y a todos.

catherine dijo...

Otra imperfeccion: descuido. El Anonimo arriba soy yo.

Amando Carabias dijo...

Catherine:
Pues una persona con tantas inquietudes y afanes por el aprendizaje, no es lo más normal en nuestra época. Eres admirable.

Ferran dijo...

Es evidente, Amando. La voluntad de estilo no es la voluntad de recargamiento. De hecho, el recargamiento es lo contrario a la complejidad, de la misma forma que lo lineal es lo contrario a la sencillez. La adaptación de la forma al fondo pasa por algo que podríamos llamar una perfecta adaptación del tema a la manera de expresarlo, como si esta misma manera, lejos de ser algo "sumado" fuera LO que se dice. Por ejemplo, cuando Camus escribe EL EXTRANJERO en frases cortas, se trata de una forma de construir el relato basado en la frialdad, la indiferencia, la sequedad e incluso la amoralidad que corresponde a la historia. Faulkner escribe una historia en la que no está demasiado seguro del carácter de los personajes, no desea entrar con la directa, sino ofrecernos pliegues de la complejidad de una persona en los que debemos penetrar, que tenemos que ir retirando. Su mirada de narrador consigue una constante revelación, como la observación reiterada sobre todos y cada uno de los gestos, de las frases casi siempre oscuras o sorprendentes. La realidad se descubre a través de esa penetracíón lenta, igual que García Márquez sólo puede ofrecernos un camino pluvial, de tormenta del trópico, de palabras en cascada que nos permiten sentir la abundancia de la naturaleza, el carácter extremo de la vida humana en determinados lugares donde sus historias adquieren realidad a través de esa inflamación del lenguaje, lo mismo que una enfermedad sólo puede detectarse a través de ese síntoma. Moravia penetra con un taladro de psicólogo la actitud de una mujer que ha dejado de amar al marido, que le desprecia, y estudia minuciosamente sus rituales diarios, de la misma forma que Flannery O'Connor desea que el lenguaje cortante te lleve a las condiciones deshumanizadas de la vida de violencia latente en la Georgia de los años treinta y cuarenta. El problema está siempre en la manera en que los dos factores (la forma y la historia) son una sola cosa, del mismo modo que una persona y su apariencia física nos parecen naturalmente vinculados.

Amando Carabias dijo...

Ferran:
Claro. Por eso los grandes escritores son grandes. Entiendo que su versatilidad en las formas es la adecuación al tema del que hablan.