jueves, 20 de agosto de 2009

PINÁCULOS SOBRE LA ARENA

Tras abandonar la contemplación de los cubos, volvimos sobre nuestros pasos. La tarde, a pesar de la tormenta que descargaba unos kilómetros hacia el ocaso, conservaba suficientes rescoldos de luz, en realidad eran brasas, casi llamas. Observamos con más calma parte de lo contemplado durante la sobremesa y primera hora de la tarde, pero aunque almacené en la retina fachadas, árboles, flores, calles, datos... aún el día me reservaba una sorpresa.
Marián tenía bien guardado el fin de fiesta... Y este fin de fiesta fue tan deslumbrante, que convirtió en menciones veloces, como pinceladas breves y rápidas, la curiosa disposición de su puerto, la torre de la muralla, la basílica y sus buganvillas, el mercado medieval, las hermosísimas casonas de indianos, las filigranas de su Casino, hoy también usado como Casa de Cultura, las constantes referencias a las películas, viejas y nuevas, rodadas en cualquier núcleo del concejo (playas y calles y jardines y rincones)...


Porque sin salir de Llanes, camino de Cue, se accede a la playa de Toró.
Según se explica en cualquier punto de información sobre las playas asturianas o de Llanes, se trata de una playa en forma de concha, cubierta con fina arena blanca, de unos doscientos veinte metros de longitud, en la que se nos muestran hermosas flores rocosas, mejor aún, pináculos de esencia gótica, repartidos por toda ella, supervivientes de la acción del mar sobre componentes calizos.

Nos acercamos a ella con feliz respeto religioso. Por suerte para el viajero, la hora del turista agonizaba, como si descendiera el telón de la bullanga que impone la masificación que había asolado nuestra mirada a lo largo de la mañana.
Digo que nos acercamos con respeto religioso en el sentido más hondo y vital del término: la conciencia precisa de no ser meros individuos, sino seres religados a una fuerza sobrenatural que construyó con paciencia de artista sublime un espacio para que la vida se desarrolle en plenitud.
Abarqué con mi mirada esa disposición de pináculos que se yerguen cual vigías permanentes de lo infinito, apuntando al firmamento y contemplando el horizonte. No fue difícil descubrir unos dedos amorosos detrás del impulso inquebrantable e invariable e incansable del mar. Fue muy simple constatar que todo aquello que podamos inventar ya está inventado, y que las modernas intervenciones artísticas en los espacios abiertos, salpican la naturaleza a modo de caprichos sorprendentes.
Continuamos el regreso después de un buen rato, mientras el resol de la tarde besaba el mar de la orilla, donde languidecía el agua.



Marián aún se desvió hacia Niembro, para contemplar con más calma su iglesia y su cementerio que se asoma a un brazo de mar, donde Garci rodó parte de El abuelo. Y fue muy hermosa también aquella visión, pero de los pliegues de mi corazón (donde reside cierta clase de memoria) no se borraba la capilla de Toró, desde cuya nave rodeada de pináculos calcáreos se vislumbraban las formas y los colores de Los cubos de la memoria, que semejaban, a esa distancia, las piezas de aquellos viejos puzzles de nuestra infancia.

19 comentarios:

maririu dijo...

...pues hoy es relato de viaje, ayer eran impresiones del poeta ante el mar

No es lo mismo pero el escribidor es libre.
A mí me gusta más bucear en el alma de la gente, darme cuenta de lo humano que tengo en común con el autor.
De todo tiene que haber en la tierra del señor y Pepe Gonce tampoco soy creyente. Lo soy tan poco que no me importa emplear sus términos cuando
son explícitos y dicen bien lo que quiero decir.

Amando Carabias dijo...

Maririú:
A veces es uno el que entra en el paisaje y otras el paisaje el que entra en uno. Cuando sucede esto último, quizá se necesite más tiempo para digerir toda esa sorpresa. O más simplemente, uno tiene que reconocer que la inmensidad le supera y le trasciende, sólo queda entonces la descripción que intente ser honesta y convertirse en hormiguita.
Es lo que decías ayer acerca de las intervenciones humanas en la naturaleza.

Beatriz Ruiz dijo...

Fíjate mi amigo Amando... que hoy nos hablas de la playa del Toró...

He subido la escalera para constatar una fecha en una fotografía... el 24 de mayo de 2003 yo estaba por allí... y sabes???... fuí porque necesita espacio para tomar una importante decisión en mi vida...

Seis años después sé que no me equivoqué...

Gracias por describirnos con belleza lo bello...

Un beso para todos desde Tenerife.

Amando Carabias dijo...

Beatriz:
Desde luego el lugar es maravilloso para tomar una decisión de calado..., en mayo. Me imagino que a finales de ese mes, no habría tanto ser humano deseoso de contemplar la hermosura, bañarse en unas aguas transparentes y pasearse por lugares tan bellos...
En agosto, si la decisión necesitaba silencio y soledad, como suele suceder con las decisiones trascendentes, no habría sido lo mismo.

m dijo...

muy bien dicho Amando el paisaje entra en uno
besos

Amando Carabias dijo...

m:
Gracias.

Isolda Wagner dijo...

A mi me parece que ambos escritos son parecidos; en los dos pasean el viajero y al viajante; en el de ayer puede ser que hubiera más del trasunto -palabra que suele emplear el escribidor- del viajante, pero el de hoy es una continuación igual de hermosa, donde prima el viajero que descubre las maravillas naturales, si bien,como él dice: "en los pliegues de mi corazón, dónde reside cierta memoria..."

¿Eso no es hablar con el corazón? no es hacer saltar la fibra, como decía también ayer?
¡Que nos toca a todos, creyentes y no creyentes!
Yo tampoco soy creyente, pero recuerdo que hasta la adolescecia lo fuí y experimentaba sentimientos muy cercanos a los que ahora puedo sentir con la poesía o esta prosa a que nos tiene acostumbrados Amando.
Sin ir más lejos Maririu, me han encantado tus versos en JC.

La segunda foto es preciosa, seguramente la tomó Marián.(no se me enfade)

maririu dijo...

sí yo también entraba para decir que la foto de la playa rodeando un mar de luz era preciosa.
maririu
antes escribí y salió m

Amando Carabias dijo...

Isolda:
Creo que has vuelto a acertar en la diana de mis intenciones, que tampoco sé muy bien si se logran.
No entremos en otras cuestiones, pues sobre gustos no hay nada escrito, como suele decirse.
Siento decepcionarte, pero el autor de las fotos es el mismo, y quizá fue suerte o había más luz...
Y pensé que no saldría.

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Gracias por la valoración acerca de la fotografía. El poema del blog de JC me gusta mucho.
Supuse lo de la m, pero por si acaso, porque nunca se sabe, respondí a esa m solitaria.

Flamenco Rojo dijo...

Amigo Amando, no te vayas arriba con lo de la foto que no es tu fuerte...El relato, como siempre, fantástico...Ahora me voy a ver los versos de Maririu en casa de JC.

Un abrazo.

maririu dijo...

La despedida
siempre es una agonía.

Ayer nos despedimos, ayer agonizamos.

Hoy morimos.
Miguel Hernández
Cancionero y romancero de ausencias
Ni tú ni Isolda os lo creeréis pero volviendo a leer tu texto de ayer para encontrar un ejemplo he visto "despedida" y me he ido a buscar el que había visto esta tarde al el escoger para "Mira..."
El otro día Ferran te hablaba de Lorca y yo pensaba MH pero no éste sino el primero el casi gongoriano.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce:
No, Pepe, si la solución me la dio Maririú el otro día, lo mío son fotos tesmonio, lo del arte se lo dejamos a otros, que hay muchos y varios en la familia.

maririu dijo...

mira Isolda estas citaciones que entresaco del texto de ayer
"en mí acrecía el sentimiento de melancolía de las despedidas."
...." Al contemplar a las gaviotas sobre las aristas de estos cubos, estas ideas se hicieron aún más poderosas, porque ..."
Y si vuelves a leer el de hoy no encontrarás nada comparabl está presente nuestro escribidor-viajero le gusta y nos describí la belleza pero ¿dentro de él?
Yo esta mañana hablaba de esa diferencia hoy contempla ayer sentía
creo y a lo mejor me equivoco

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Desde hace tiempo se sostiente que en esta brasserie las casualidades nos rodean.

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Exacto: hoy contemplo, porque esta grandiosidad me supera y me anodada y no encuentro las palabras para transmitir semejante grandeza. Contemplo, efectivamene, en el sentido religioso del tërmino: silencio, mirada lo más vacía posible y sentirse hormiguita en la inmensidad. Justo de lo que hablabas tú ayer en tu primer comentario cuando hablabas de la intervención humana en la naturaleza.

Isolda Wagner dijo...

Claro que te creo, Maririu, además las percepciones son personales e intrasferibles. Quizá si enlazas lo que parece y son despedidas, con lo que digo, o dice el escribidor, encuentres la repuesta.
Pero repito, el arte sea cual sea,llega a cada uno de diferente manera.
Y ahora sí debes creerme, porque con mi despite habitual, sé que te he leído en otro sitio y me ha gustado lo que has dicho. El problema es que no recuerdo dónde.

Gracias por el avance que nos regalaste ayer de la bibliocasa.

Maria Sangüesa dijo...

Es cierto,Amando, cuando la belleza de un lugar resulta sobrecogedora el sentimiento que provoca es de dimensión equiparable a lo religioso. Los templos paganos se levantaban en lugares que movían a una admiración fuera de lo corriente y elevaban por encima de lo meramente material a quien los contemplaba. Un beso.

Amando Carabias dijo...

María Sangüesa:
Es verdad que hay lugares en todo el mundo en los que se producen algunos fenómenos, o tienen unas vistas, o concitan determinados tipos de fuerzas que ayudaron a elegir en tales enclaves templos o construcciones religiosos.