jueves, 6 de agosto de 2009

ALQUITÉ, MARTÍN MUÑOZ DE AYLLÓN Y VILLACORTA

* * *

Como un perro cansado, como un mastín al que le cuesta levantarse, a la izquierda de la carretera, hacia el kilómetro cuatro de la SG V 1111, nos encontramos con Alquité. La primera aldehuela, que según los más optimistas, tiene siete habitantes en invierno. Está situada en una especie de secarral sin árboles, a penas unos arbustos, contemplando al frente la frondosa sierra, hacia la que la vía nos acerca.
Los modernos diseñadores de la cosa turística se han inventado, como consecuencia del relativo éxito de la denominación de "pueblos rojos" y "pueblos negros", los "pueblos amarillos", que son éste y Martín Muñoz de Ayllón, justo el siguiente que recorrimos.
No tienen ningún misterio tales nombres. Se trata de que las piedras y materiales con los que construyeron sus humildes edificaciones tenían tal o cual pigmento, y en consecuencia sus casas y cuadras e iglesias dan al entorno cierta uniformidad cromática que tanto se alaba, y con razón, pues nos trae ecos de la autenticidad de un pasado muy lejano que, en realidad, ha durado mucho, tanto, que aún queda quien recuerda épocas no tan pretéritas con algo de esplendor.
Hoy no.
Hoy resta el esqueleto.
Alquité, nombre que remite al origen árabe del enclave, me llenó el ánimo de tristeza. No, quizá tristeza no sea la palabra más adecuada, me dejó el ánimo en penumbra. El silencio, sólo roto por los ladridos de algunos perros que protegen unas fincas cerradas (¿de qué, de quién?), invadía todo. Cuando caminábamos por los pasillos de sus callejuelas, unas niñitas salían de una casa. Eran parte de los veraneantes. Es muy difícil de calcular, pero teniendo en cuenta el número de coches desmigados entre construcción y construcción, habrá unas cincuenta personas pasando estas semanas en que el calor hace que la atmósfera vibre, como deseando explotar.
La ruina de algunos de sus edificios, como si el tiempo hubiese sido una bomba arrojada desde un avión, compartía espacio con obras de nuevo cuño. Algunos de sus senderos, tenían por pavimentación unas paladas de alquitrán que eran como si de pronto alguien hubiera vomitado bilis negra.
La iglesia románica de San Pedro está en un extremo del lugar, ascendiendo una cuestecilla.


En la parte trasera de la iglesia, se adosa el cementerio vislumbrado por mis ojos a través de las verjas de una puertuca que se observa al ampliar la fotografía.
Al contemplar las tumbas sobre el suelo, pensé en la vida. En esa vida que nace y crece y lucha a pesar de todo, en cualquier circunstancia, en cualquier condición. Después del abandono de estos parajes, los cementerios, más que las ruinas, quizá sean la prueba de que la vida tuvo una vez pujanza

* * *

Unos metros más allá, esta vez en la parte derecha de la marcha, encontramos el indicador a Martín Muñoz de Ayllón.
La sensación fue muy distinta. Martín Muñoz parece una ardilla rojiza e inquieta. Quizá sea porque el acceso a la aldea se hace a través de un camino protegido por una guardia de árboles, quizá porque el propio pueblo sea más frondoso, quizá porque la sierra está un poquito más cerca (entre la señal que anuncia el pueblo y la llegada a él habrá un kilómetro aproximadamente)
Se notaba en el aire, en la vegetación, en el entramado de callecitas, que la vida está más presente, que quienes aquí pasan el estiaje (se me hace tan utópico como una novela de ciencia ficción creer que hay seres humanos que vivan en invierno en estos lugares) tienen más conciencia del lugar que habitan o habitaron. Incluso hay más obras, es decir, más personas que se están construyendo su residencia veraniega quizá aprovechando una herencia o la compra de alguna hectárea de terreno. Esta es la espadaña de la iglesia de San Martín de Tours construida con piedras blanquizcas y rojizas, que también está en un extremo de la población.


Esta es una de las casas de Martín Muñoz que tiene unas cuantas, ya digo, en general bastante cuidadas y pulcras.


* * *

Unos ocho kilómetros más allá, sin dejar la carretera, alcanzamos Villacorta, el primer pueblo rojo.
La sensación volvió a cambiar. Ahora me pareció acercarme a un setter irlandés, castigado por los años, pero aún de pelo brillante y mirada intensa.
De los tres, es el más habitado e incluso es fácil adivinar que hasta en el duro invierno que puede comenzar en octubre, quizá haya alguna persona calentándose al crepitar de las llamas de una chimenaea.
La tierra, que ha elevado la arcilla a la superficie, despide impulsos vitales a todo lo que toca. El contraste con el verde de los bosques de la seranía se hace más apreciable en algunas calvas del terreno, allá, en el horizonte.
El pueblo, que esta vez tiene la iglesia de Santa Catalina en su centro, es consciente de la intensidad de este contraste y abundan las parras que trepan sobre las paredes de las casas que en su práctica totalidad están construidas con piedra rojiza o en su defecto pintadas con distintos tonos de este color.



Villacorta tiene más personas en verano. Hemos visto reuniones en alguno de los patios de las casas. Las calles están pavimentadas. Hay alguna urbanizacioncilla con chalettes pareados, dos parejas de ancianos paseaban por el simbólico arcén de la calzada que lame sus primeras callecitas...

* * *

Se hacía la hora de volver. El sol ya lo tendríamos de frente buena parte del camino, un sol que, con cierta pereza aún, se retiraba hacia sus aposentos nocturnos, después de haber iluminado y haber calentado a los mastines, a las ardillas y a los setters irlandeses.

45 comentarios:

maririu dijo...

Cuando hice parte del camino de Santiago, no me acuerdo si antes o después del Bierzo hace unos veinte años ví unas aldehuelas abandonadas y en las casas había unletrero: "se ruega no toquen nada,volvemos en verano"
Era la época en que Perich un cartel de entrada de pueblo: "Almenar 678 almas" y abajo "los cuerpos están en Alemania"
Maririu

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Realmente fuerte. Sobre todo lo de Almenar. Tendría que recorrer un escalofrío por todo el alma.

María A. dijo...

Los pueblos abandonados de Castilla… me sobrecogen. Donde yo nací, en mitad del campo charro salmantino, apenas quedan los viejos robles y las casas semiabandonadas. En la comarca lindante con Portugal, me cuentan que la media de edad en muchos pueblos, roza los 80 años. Zona de migraciones desde siempre. A principios del siglo pasado, muchos se fueron a Argentina, Cuba, México… y pocos volvieron. Sólo aquellos a los que la vida en ultramar les favoreció. En los años del franquismo, se produjo el nuevo éxodo, hacia Europa, o aquí, al País Vasco. Mi padre, en un año de sequía y con serias dificultades para mantenernos, a punto estuvo de irse a Venezuela. En el último momento decidió, con mi madre, quedarse. “¿Dónde íbamos a ir con tantos chiquillos? Relataba. Y yo brincaba a su lado pues mis hermanos mayores me habían contado que había muchas serpientes, a las que les tengo pánico porque se arrastran y tienen la sangre fría… Y nos quedamos… Pero recuerdo cómo otros venían a despedirse y llorábamos al decirles adiós. Volvían en verano, contando lo bien que les iba en su nuevo destino. Mi padre decía que cuántos sacrificios harían todo el año para volver en verano, con sus regalos. Y mi madre les daba chorizos y salchichones, para que se los comieran al regresar.
La tela de encaje para mi vestido de comunión, me la trajo Soco, una muchacha que vivía con nosotros y se fue a “servir” a ¡Estocolmo! Y uno que estuvo de zagal, me trajo de Suiza el primer reloj que tuve. Un hermano de mi abuela tenía un negocio en San Sebastián y siempre colocaba a todos los que les recomendaba mi padre. Aquí están muchos, ya jubilados/as. Y me emociono en los veranos cuando los encuentro por la calle porque, en no pocas ocasiones nos reconocemos. “¿Eres de Vista Hermosa?” me preguntó el otro día un señor mayor, mayor en el mercado de Irún. “Te he sacado por la pinta”…”Tu padre, me pagó el billete de tren para venirme y tu tío me dio trabajo”. Mil anécdotas me cuentan y, a veces, hasta lloro. Dice mi madre que haber vivido tantas despedidas en mi infancia debió marcarme tanto que por eso no paro…
Besos afrovascos, en un día nublado y con amenaza de lluvia. Magnífico para leer, planchar y cocinar un marmitako, antes de ir al concierto. Besos afrovascos.

Amando Carabias dijo...

María A:
Paro, harto de números y papeles, fríos documentos que sin embargo llevan detrás trabajo y sudores de albañiles, fontaneros, obreros, muchos de ellos emigrantes que ahora nos han ido llegando a España, para que estos pueblos tan vacíos, tan llenos de ancianos con toda la vida y el sufrimiento en las espaldas y en la mirada, digo que paro, para contestar tu entrada, este comentario que viene a demostrar lo que te he escrito casi al amanecer al contestarte tu entrada de ayer: no digas que no tienes habilidad, eres injusta contigo misma.
Cada vez que vuelves tu mirada al pasado nos lo devuelves lleno de vida y humanidad, que nos enriquece, a mí al menos me enriquece mucho.
Un beso entre números y papeles burocráticos.

Gaspard dijo...

A mí se me hace la hora de irme. Comeremos en el Akelarre, con vistas magníficas al Cantábrico. Todos estos paisajes son muy bonitos, Amando, ¡pero falta el mar, el mar!

Aviso para María: si ve a un señor ya un poco mayor (un poco, tampoco hay que pasarse), pero escandalosamente atractivo :), de pinta escandinava, rubio de ojos azules, con americana blanca, camisa negra y jeans, acompañado de una jovencita guapísima (que nadie piense cosas raras; es mi nieta) del brazo, ya sabes quién es.

Estaré unos días desconectado. Mi nieta me va a compensar el concierto con algo en París. No me quiere decir qué, es un secreto, dice. Me ha prohibido el diario e Internet durante unos días.

Agur.

Ferran dijo...

La familia de mi madre (la de mi padre es de Manzanares) no pasó por la experiencia tremenda que relata nuestra querida Publia Cornelia Escipiona, la Africana (por cierto, fue un placer recordar tu viaje y ponerlo en un poema, la cosa funciona en ambas direcciones). Sólo se producía un tránsito desde la Ametlla de Mar hasta Rosas, pero sin cambiar de oficio, que áñade al cambio de territorio situaciones difíciles. Aunque el oficio era terrible. Ser pescador a comienzos de siglo...! Mi abuelo había perdido a su padre en un naufragio y, desde antes de los diez años, tenía que subirse a un barco de vela para ir a pescar. Mi han contado que lloraba, agarrado a la falda de su madre, por el miedo que a los pescadores y sus familias siempre les da el mar. Moviéndose siempre en ese espacio de peligro, desprecian a los bañistas atrevidos, a los que se toman en broma la potencia de ese monstruo que yace con apariencia de un ser indefenso, de un animal cautivo. Antes de que llegara el turismo, a las cuatro de la mañana salían hacia el mar los pescadores y, luego, las mujeres tenían que coser las redes extendidas en un espacio que hoy es un infame aparcamiento. Lo más emocionante que recuerdo de mis tiempos de infancia es haberme sumergido buscando en el interior de una "teranyina" que estaba encallada cerca de la orilla. Hoy no lo haría...aquella oscuridad filtrada por el sol tan lejano, la madera sumisa, el casco cabizbajo, la inutilidad de aquella obra humana...

Luego, Rosas se apagó y el emigrante fui yo: mi familia se fue a Figueras antes de que yo naciera y allí nacieron mi hermana y mi hermano. Mi padre encontró trabajo en la capital del Alto Ampurdán. Luego, en Barcelona, la Barcelona de comienzos de los 50, donde yo llegué, por lo que parece, inesperadamente. Sólo quedamos mi madre y yo, ella sigue en Rosas, como regresando a su infancia, pero Rosas no existe. Es lo que cuenta Proust al final de "Du côté de chez Swann". Los lugares sólo están en un tiempo preciso. Las ausencias destruyen los paisajes (nos lo dice muy bien Amando), como si sólo las personas dieran sentido a la tierra.

Ferran dijo...

Es verdad, Gaspard: el mar...! A mi me emociona el paisaje del interior y (ay, la historia), el vestigio de otros tiempos. Me araña la conciencia lo que de´be de ser una vocación inicial de arqueólogo que luego abandoné: un escalofrío siempre me puede cuando entro en una casa abandonada o veo, desde la carretera, lugares donde estuvo la gente y ya no está. Pero la costa, especialmente la mía, claro, la de las calas como Canyelles Petites (hoy inmundicia pura, con chalets destruyendo todo lo que era aquel lugar desnudo). Está ahí el mar, siempre distinto, nunca cansado, apacible y terrorífico, manso y volcánico. La arena gruesa junto a las rocas. El olor a sal del aire. Los animales minúsculos y tenaces con sus pequeñas obras de ingeniería y la planificación minuciosa de las hormigas burócratas...El mar, desde luego. No hay ninguna vejez que cause tal impresión de juventud.

Amando Carabias dijo...

Gaspard:
Todo un dandy, sí, señor, creo que habrás despertado el interés de muchas señoras y señoritas. Ya nos contará María A. mañana...
Y sin que puedas defenderte...
Podrías sugerir a tu nieta que esto no es internet, ni un periódico, es un café en una brasserie, lo mismo te hace una concesión.
Por supuesto es broma.

Ferran dijo...

Gaspard, con ese aspecto, ya se puede ser liberal, caramba! Ahora dime, ¿cómo me presento yo? No hay color, por Dios. Bueno, María: si ves a una persona de mediana edad (en caso de que vivamos 118 años), de ojos marrón-multitud, pelo castaño-diezmado, que no va del brazo de una nieta preciosa porque se saltó el trámite indispensable de los hijos...Pues si te pasa eso es que no estás en Donosti, sino en Barcelona. Lleva camisetas azules, o negras, o lo que se pueda (a veces con un dibujo discreto y abstracto, que hace alusión a Guadalupe) y pantalones siempre lo más cómodos posible, para contener una barriga que tiene voluntad propia, aunque he empezado a domarla desde comienzos de agosto. Yo, de ti, me quedaría en Donosti. Y a cuidar los resfriados de los historiadores, que suelen ser épicos...

Amando Carabias dijo...

Gaspard:
Se me olvidaba: el mar...
Qué razón tienes. Aunque en Castilla demasiadas generaciones han sido ajenas a él, esta tierra dio grandes marineros.
El mar quizá como deseo. El mar visto, quizá, de un modo acaso romátnico, no con esa implacable exactitud que hacéis los humanos que tenéis su compañía casi permanente.
El mar, cuando lo conocí, me sedujo, sobre todo (perdonadme Ferran, Isolda) el Cantábrico.
El primer pedazo de mar que conocí, mientras hacía la mili, fue en Vizcaya. Y como sabéis, ahora mi corazón tira hacia Asturias y este fin de semana quizá cargue las baterías.

maririu dijo...

Entraba porque caminando me he dado cuenta de que me salté diez años o más (que queréis pierdo la cuenta) hace lo menos treinta años la época de esa emigración es antes de la primera crisis del petróleo, 1973, a partir de ahí empezaron primero Holanda a pagar a los emigrantes el retorno. Todo se repite.
¡Uy! María A espero que busques con toda atención al señor con chaqueta blanca y JEANS quiero el relato.
Ferran ¡Atmella de Mar!
Tienes toda la razón el turismo y los chaletitos lo han estropeado todo y están invadiendo Castilla la Vieja, Amando los castellaniza chaletes pero con doble T.
Yo hace años que me privo de mar por los menos del 15 de julio al 15 de Agosto, es insoportable
pero claro puedo ir en otro momento.

Amando Carabias dijo...

Ferran:
¿Se notan mucho las interrupciones...?
¡Qué desastre!
Los paisajes sin los hombres son casi nada, pero los hombres sin un paisaje somos un esqueleto en danza.
Ahí están tus palabras para confirmarlo.
¿Estás convencido que no eres arqueólogo? ¿Estás seguro de que tu camino en la historia y en la literatura no tiene que ver con lo mismo: rescatar la esencia de nuestras raíces y el camino que recorrieron para llegar hasta nosotros?
Y tienes razón, con Gaspard es imposible la competencia. De mí no tengo nada que contaros, ahí me veis en la foto de hace un par de años. Salvo que el ímpetu de esa famosa barriga con afanes de autodeterminación, se me rebela. Y eso que hago verdaderos esfuerzos. Lo garantizo.
Te agradezco la ponderación que haces de mis palabras.

Amando Carabias dijo...

Maririú:
Ya estamos esperando todos ese relato. El problema es que quizá os enteréis vosotros antes que yo o María A nos lo cuenta antes del viernes por la tarde o hasta el domingo por la noche no lo veré.
La emigración en Castilla es una lenta sangría de la que casi no nos damos cuenta, tan acostumbrados estamos a ella:
primero los pueblos se vaciaron llenando las capitales. Luego hubieron de partir a Europa.

Isolda Wagner dijo...

Maria A, por favor encuentra al hombre, ese hombre! y haceros una foto, sería estupendo!

Amando, en la contestación de ayer, das por supueso que no me gustan determinados sitios. No es así; colecciono casas en mi imaginación, por cierto una nueva, que no está nada mal, podría ser la del vasco-francés, sólo lo hago, repito por el placer de viajar con la mente e intentar verme en otro lugar. Ya sé que es pura fantasía, pero no hace daño a nadie y soñar calma el espíritu.
Y paseos como el tuyo del domingo, he hecho tantos y los he disfrutado tanto, que conviene revivirlos aunque sea en el recuerdo como ahora.
Y una vez más tienes razón, querido Amando, lo principal,son las personas,wlls conforman los lugares.

Gracias a todos por vuestras historias Hoy sin embargo, no me siento capaz de contaros mis múltiples traslados.

Muchos besos desde el nido en que me acoplé.

Flamenco Rojo dijo...

Descripción completa y extraordinaria. Hoy, incluso me han gustado las fotos. Que me gustaría saber describir como vos para explicaros un poco sobre los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz (Grazalema, Benamahoma, El Bosque, Zahara de la Sierra, Arcos de la Frontera…)

Un abrazo serrano.

Ferran dijo...

Gonce...Arcos de la Frontera...! Yo hice la penosa mili en un cuartel de Jerez que estaba en la carretera de Arcos y, allá por el otoño de 1977, unos compinches visitamos el pueblo (entre otras cosas, para montar el comité local del PCA, qué tiempos).

Hemos ido, con Carmen, en otras ocasiones. En 1993, en una vuelta extensa por Andalucía y otra vez en el 2007, cuando me dieron el premio Caballero Bonald y, naturalmente, fuimos a Arcos pasando la noche en el Parador. No es de los mejores, pero la vista...Grazalema la recorrimos de paso, en el viaje de 1993. Y, como Isolda, yo tengo casa imaginaria en Ronda, al otro lado del Puente Nuevo, en la zona antigua, asomándose al Tajo. Espero que no sea la misma, o tendremos que disputarla en torneo...o qué narices, compartirla en una okupación pacífica de un edificio que ni siquiera se usa.

Mis otras casas están en un lugar ya inexistente de Rosas, cuando los chalets no habían empezado a trepar por la ladera y no interceptaban el paisaje; en Cuenca, ascendiendo hacia el castillo árabe; en el barrio de los conquistadores de Trujillo; cerca de la catedral de Zamora y en Valle, en el interior de Cantabria. Claro, en Barcelona hay una, que es la de mi infancia junto al parque Monterolas. Paraíso perdido, quizás paraíso artificial fabricado en la memoria. Como todo paraíso, siempre en otro tiempo, no en otro lugar. Y uno, que puede sentirse ciudadano de cualquier sitio, siempre es extranjero en el pasado.

Amando Carabias dijo...

Isolda:
Hablo de memoria, pero juraría que si entendiste esto es que me expliqué no mal, sino fatal. Quería establecer un juego nuevo, a partir de tu intervención, en el que se dijeran (si se tienen, claro) algunas casas donde vivir de los sitios que nos gusten, no de aquellos que no nos gusten, por acortar.
Era algo nuevo, no pensaba que hubiera sitio que no te gustaran, en tu intervención no das pie para pensarlo, sino que partía de allí.
Siento no haberme explicado mejor.
Yo también estoy esperando ese encuentro, va a ser la noticia, más que el propio concierto.
Un beso desde Castilla.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce:
Pues la cámara (muy básica), el ojo (hipermétrope y ennegrecido pora las gafas de sol) y el dedo (gordezuelo) son los mismos, quizá es que me fui metiendo en harina, fui calentando motores, y eso que el sol se dedicó a ponérmielo complicado.
Una cosa que me ha llamado de siempre la atención es el nombre de los sitios, sobre todo de los pueblos. Además de los significados las sonoridades de algunos de ellos. Y entre los que citas no sabría con cual quedarme
¿Grazalema, Benamahoma, Zahara de la Sierra...? Es realmente magnífico

Amando Carabias dijo...

Ferran:
Si estuviéramos los dos solos, tomándonos un vino, pongo por caso, te respondería con una frase tabernaria de admiración... En 1977, durante el Servicio Militar, fundar el comité local del PCA...
Al final se me va a escapar. Pero si el cuerpo del dictador estaba caliente, como quien dice. Si se había legalizado el PCE llevaría unos pocos meses, ¿o ni siquiera se había legalizado?
Fíjate que me da en la nariz que Isolda y tú os habéis fijado en la misma casa. Y si no es la misma están próximas que hasta las podriáis confundir.
Que alguien haga una expedición y nos informe, y se le declara territorio para uso de almas sensibles y miradas inteligentes.
Me imporesiona eso que dices de que uno siempre es extranjero del pasado, pero más que por la melancolía que suscitan las palabras, porque, volviendo a tu intervención anterior, en ellas encuentro la rendija para la esperanza. Si uno es extranjero del pasado, es que, aunque sólo sea con la memoria, siempre que lo desee puede volver a él, e incluso desde ese lugar modificarlo para embellecerlo.

Flamenco Rojo dijo...

Ferran, el 16 de Julio de 1977 pisé por primera vez el acuartelamiento de la Base Aérea de Morón de la Frontera. Ahí hice el servicio militar. Acababa de cumplir los 21 y allí me tuvieron 18 meses. No tengo muy buenos recuerdos, la verdad, de ese periodo. Cuatro años antes, con los 17, entre a formar parte de las CC.OO de Sevilla. Algun@s de l@s amig@s del blog ya saben donde trabajaba, en CASA (Construcciones Aeronáuticas S.A.) la actual EADS-CASA. Entonces nuestra empresa era punta de lanza del movimiento obrero en España. A ella pertenecían Eduardo Saborido y Fernando Soto que junto a otro sevillano Francisco Acosta, y los conocidos Marcelino Camacho, Sartorius, Paco el cura (obrero)…sufrieron el Proceso 1001 por parte de la dictadura franquista. Formaban parte de la dirección de las CC.OO. Joder que tiempos aquellos. Seguro que a Isolda cuando lea esto también se le pondrán los vellos de punta, como a mi ahora escribiendo sobre aquella época de la Platajunta antifranquista.

Un abrazo, hoy republicano.

Isolda Wagner dijo...

Pues si, Pepe, me acuerdo muy bien de aquellos tiempos.
La empresa de Gonce y la mía FEMSA, eran militarizadas, lo que les venía muy bien a los jóvenes para trabajar y hacer la mili. Pepe habla de Morón dónde la hizo, yo de la fábrica de Madrid, donde se hacía en el puesto de trabajo.
A mí me pilló la muerte de Franco y las asambleas por el encarcelamiento de Camacho y encontrarme encerrada en la fábrica sin poder salir y rodeada de grises.

A finales del 76, abandoné todo y me vine a Málaga; recordareis la muerte de un chaval en una manifestación pro autonomía Lo ví tan cerca y sufrí tanto la injusticia, que me afilié a CC.OO y como Ferran, intentamos sacar a flote un PCE, al que no me inscribí, por principios, pero que en las elecciones del 78, ya dieron su fruto.
Pepe y Ferran, ¿os acordais de unos libritos verdes de la Gaya Ciencia, con títulos tan escandalosos en su momento, como la Democracia, El Liberalismo, Las Comisiones Obreras, Los Partidos políticos de Catalunya?. Los tengo todos como un tesoro, fueron firmas brllantes, después y entonces.
Parecemos abuelos! contando batallitas!

Buuueeeno puuues beebesos a tooodos

catherine dijo...

Magnificos comentarios que nos hablan de gran parte de Espana.
Yo también me enamoré de Ronda, pero no eligi una casa, no os precopeis Isolda y Ferran. De la costa norte de Catalunya visité una buena parte en abril, con una meteorologia increible para los franceses en este parte del Sur(es el norte de Espana pero muy en el sur para mi).
En las montanas y el campo franceses hubo mucha emigracion de los pueblos a las ciudades màs o menos importantes proximas. Ahora o la urbinacion llega a esos pueblos o son casi abandonados. Pues paso lo mismo que en Espana menos la emigracion fuera del pais.
A mi me gusta visitar los cementarios, buscando nombres caracteristicos de una region y fechas. Lo que escribe Maririu me encanta: las almas se quedan en el pueblo. Me enamoré del cimentario de la Grave, en mi Dauphiné, con vista a la Meije, una montana de casi 4000 metros con nieves eternas. Hay muchas tumbas de perecidos en montana como se dice perecido en el mar.
En Barcelona cuando encontreis en el Eixample a una mujer guapa con el pelo blanco y un aspecto màs o menos francés serà Maririu o yo. Y en Castilla en septiembre, con todo lo que nos contas, Amando, serà yo. Espero mucho el relato del encuentro entre MariaA y Gaspard, ya encontré a Maririu que me llevo a este blog. Quizàs se continuaràn los encuentros.
Amando, si entiendo bien, te vas de finde y te lo mereces. Buen viaje y un beso.

Y mientras estaba escribiendo ahora historia contemporanea con Pepe y Isolda después de Ferran.

Isolda Wagner dijo...

O sea, Catherine, que en la segunda semana de octubre, cuando me pasee por el Eixample,tengo que buscar a dos señoras estupendas con pelo blanco. Tendrás que dar más pistas y Maririu también, cuando llegue la ocasión. Lo que no se me olvida es que tu hija, la bibliocasa y la de mi hermana están en un trocito muy pequeño.
Ya hablaremos, pues. Muchos besos.

maririu dijo...

no entiendo por qué pero hace un rato me salía el comentario o en chino o en japonés o coreano ¡Cosa más rara!
He optado por cerrar y ir a dar una vuelta y parece que hable cristiano.
Os decía que para terminar mi nuevo post (no he podido colgarlo por lo mismo salía en chino, veremos luego) no he vuelto a entrar esta tarde para decir que Ferran exagera al describirse, yo lo encontré de buen ver,
Hayque tener en cuenta la rivalidad entre el progre y el liberal, claro que no iba vestido para ir a un concierto. Isolda ten en cuenta que Catherine lleva el pelo medio largo y yo cortísimo, y además yo también me alojo en el mismo cuadrilátero, Urgell/Aragón.
Por el 77, más o menos, yo llevaba al Ángel Rozas de CCOO de Amsterdam a Bruselas, de reunión a meeting. Etc, etc, que panda... es orgullo poder contar esas batallitas.
Ferran eso "de extranjero en el pasado" da mucho de sí...
Yo me siento más extranjera del presente, me lo digo muchas veces "no es mi mundo"
En el pasado siempre tengo la impresión de "el YO que no soy"
o sea extranjera siempre.
Maririu

maririu dijo...

Lo de las casas, lo mejor era la idea de uno de mis amigos : un pueblo abandonado y bonito cada cual compra una casa y tenemos la independencia y la tertulis. Ahora pienso que además del casino brasserie para la tertulia necesitaríamos servicios para los achaques.

Isolda Wagner dijo...

Esa es la idea con la que siempre he soñado, Maririu ¿Quién sabe?
Besos a tutiplen.

Google ha fallado mucho toda la tarde,viene en los diarios.
Me habeis animado la tarde entre todos. Beos

catherine dijo...

Isolda, iré a Espana aproximadamente las dos ùltimas semanas de septiembre. No pienso que serà posible quedarme dos semanas màs en casa de mi hija para verte! Qué làstima! pero podremos citarnos otra vez.
Mi hija comparte el piso con dos chicos ahora, antes con dos chicas. Ellos también tuvieron la idea de compartir una casa de mayores cada uno haciendo lo que sabe hacer mejor. Y mi cunada y su marido y varios de sus amigos rehabilitaron casas en una aldea del sur de Ardèche, cerca del valle del Rodano, pero puede usarse por vacaciones y fines de semana. No hay ninguna tienda, cada vez te vas a comprar con el coche y para ancianos...
Admiro vuestras "batillitas". Cuando compartia mi primer piso de estudiante un amigo de la otra chica, ingeniero de EDF (la luz) y comunista vino a visitarnos y con la cara de burguesita que tenia (que tengo?) me pinchaba a proposito de la huelga del dia. Pues nos hicimos amigos.
Maririu, espero tu nuevo post, con ideogramas seria muy bonito y raro, pero por favor danos la traduccion.

maririu dijo...

mi post ya está sin ideogramas.
Catherine me parecía que hablabas del 6 de septiembre y al mismo tiempo creía que Isolda hablaba de septiembre y debe ser mi cerebro que esta conectado con ideogramas Yo vuelvo a Paris el 22 o 23 de Septiembre
No puede ser Isolda que esperes a octubre Yo en octubre tengo trabajo en París, bueno médicos y taller de pintura. pero médico es en serio no me hicieron un tratamiento porque duraba 3 semanas y yo me venía a España y cada día me arrepiento de haberlo postpuesto.

Ferran dijo...

Vaya, Gonce, vaya Isolda...! Compañeros fronterizos Gonce y yo, compañeros en Andalucía los tres. Cuando estaba haciendo el libro sobre la transición, me impresionó volver a ver, en ese pasado extranjero, las noticias sobre el "Madrid en huelga" de enero y la Barcelona movilizada por la Asamblea de Cataluña en febrero. Mis recuerdos eran ver a la gente de clase media aplaudiendo en los balcones del Paseo de Sant Joan, mientras la policía se desesperaba, incapaz de disolver las constantes manifestaciones. El empuje madrileño fue más de los trabajadores, cuando militarizaron los servicios públicos y los barrios como Getafe se sublevaron. El diario YA, que planteaba hacer la reforma "desde la legitimidad de la constitución (sic) del régimen", condenaba aquellos movimientos con un lenguaje que no se espera de futuros diputados de UCD...En fin, la memoria...

Lo del comité local del PCA en Arcos fue iniciativa de un camarada empeñado en ponernos en peligro. Yo trabajaba para CCOO de Jerez desde que me destinaron, en marzo (antes había estado en Obejo), y me movía con gente de sitios muy diversos, del PC (m-l), del PSA, del PT (que tenía muchísima fuerza entonces). Luego, el regreso a Barcelona fue más duro, porque todo estaba algo "cocinado" y no te dejaban discutir sobre la constitución. Con franqueza, la Cataluña movilizada en 1976 estaba ya desmovilizada a mediados del 78. Nos alegraron las municipales, cuando toda la izquierda se agrupó y el PSUC consiguió resultados espectaculares en el cinturón industrial. Dos años después, la mayor parte de los concejales había pasado al PSC-PSOE y enfilaban el camino de la empresa privada. Un congreso espantoso en 1980 rompió todo y, encima, la derecha ganó las autonómicas (por cierto, cuando digo la derecha incluyo a ERC, que aseguró el triunfo de Pujol). En 1981 vino el desastre, las expulsiones, las escisiones y el final de una historia bellísima de riesgos, compromiso y camaradería. Quizás tiene razón Maririu: el presente es el extranjero. Pero eso es reconocer que el pasado y el presente viven en lugares distintos.

Débout, le passé de la terre...

Ferran dijo...

Isolda, por cierto, ya me dirás las coordenadas...No puede ser una vecindad tan clara y sin conocimiento...

catherine dijo...

Debout les damnés de la terre: se mantenieron de pie los damnificados con vuestras "batallitas".

Maririu,lei tu post en espanol y en francés, muy emocionante; pero mi comentario no pudo entrar.
Noté que tienes previsto marcharte el 22 o 23. No puedo ir antes del 13 que mi hija tiene el fin de semana muy ocupada en Tarrega.

maririu dijo...

Ese es el problema Ferran, tiempo/lugar

Cuando me miró en el pasado, no en la infancia, no encuentro mucha relación conmigo= "el Yo que no soy"
Cuando miro el presente y veo las formas de pensar, de interpretar de razonar a lo que dan valor y lo que les motiva, los temas de conversación, me siento absolutamente ajena.

maririu dijo...

no puedo cambiar el día de marcha, tengo el billete y les rendez vous à l'Hôpital Foch.
Lo único que me da pereza ir a ver el billete para saber el día exacto, de todas maneras me marcho de Tortosa lo más tarde la víspera de mi vuelo porque la correspondencia no es posible.

maririu dijo...

que es ese acento en" miro" ¡qué vergüenza!

Amando Carabias dijo...

Ahora cómo respondo a todos vuestros comentarios. En realidad, soy espectador de un hermosísimo diálogo que tiene que ver con algo que me llena de una honda satisfacción.
Por hablar de aquellos años...
No es que quiera presumir de joven, pero cuando murió Franco, noviembre de 1975 si no me equivoco, tenía trece años y el mundo del que habláis todos vosotros en esta pequeña ciuudad levítica, eclesiástica, militar, etcétera, eran ecos de escándolos que venían motivados por aquellos que no se conformaban con la España en paz que nos dejaba el Caudillo, esa paz que se basaba en el orden, la obediencia, la uniformidad en el pensar. Con trece años en esta ciudad no pasaban estas cosas y si pasaban, que pasarían seguro, sólo eran conocidas por unos pocos.
De repente, cuando aquella mañana fría y soleada de noviembre se anunció aquella muerte de la que llevábamos pendientes tantos meses (en algunas cosas ya me interesaba), se empezaron a escuchar palabras nuevas. Como si alguien hubiera abierto una ventana...
Lo que no sabía es que treinta y cuatro años después, iba a conocer a un puñado de las personas que estuvieron en primera fila para que las libertades y la democracia (con todos sus defectos) aterrizaran en esta vieja piel de todo de un modo perdurable.
Los de siempre se refugiearon bajo las mismas siglas que tuvieron vocación de paraguas y acabaron en cedazo. Pero llegaron nombres nuevos, y algunos apellidos viejos ocuparon posiciones que a algunos les hicieron desgarrarse las vestiduras, pero a mí me hicieron reflexionar, bien pronto, sobre los engaños u ocultamientos a los que habían sometido.
En el colegio de los claretianos, donde estudié, se empezaron a oír palabras que tenían que ver con los curas obreros, y poco después con la teología de la liberación y nombres como Casaldáliga (claretiano como sabéis) o Boff o Ellacuría se me hicieron familiares.
Vosotros, tal y como he seguido vuestro diálogo, sois conscientes de las dificultades que pasastéis, de la dureza de aquellos años de lucha.
Creo que es mi deber (aunque no pueda erigirme en portavoz de nadie) daros las gracias en nombre de aquellos adolescentes de mediados y finales de los setenta. Aquellos jovencitos que estaban en transición personal y colectiva al mismo tiempo. Lo que no sé es cómo todavía nos queda alguna referencia, cuando todo a la vez se desmoronaba: por dentro y por fuera. Daros las gracias, digo, porque, acaso, sin vuestra ilusión ilimitada y vuestra lucha a veces dolorosa y cruenta, nos preparásteis una nación mejor, al menos un país en que todas las ideas tuvieran cabida y pudieran exponerse.
Al menos yo recuerdo aquellos años con mucha nitidez, y sin embargo, como en más de una ocasión me ha demostrado Ferran, no recuerdo nada de lo que pasó, quizá sea eso a lo que se refería cuando releyó las noticias que le sirvieron para su libro.
Y de todo aquel maremágnum aquí queda un testimonio y no descarto un reencuentro que se irá produciendo poco a poco. Estoy seguro.
Como decía esta mañana, al hablar de Gaspard y María A, es un orgullo para el encargado de esta brasserie que gracias a mis letras se haya propiciado todo esto.
Y ahora, si es que me lo permite la emoción, me voy a preparar los capítulos de mañana.
Un abrazo a todos.

maririu dijo...

Cathérine yo acabo de leer tu comentario o ¿es otro?
gracias
por cierto no creo que sea delicadeza.

catherine dijo...

El problema del acento, serà tu parte francesa. Maririu, no cambies tu fecha es muy importante cuidarte. Y te digo que la maldita maquina caprichosa acepto mi comentario en tu blog.
Bueno, Amando es la brasserie de verdad! A la carte. Y antes de marcar "publicar" acabo de leer tu comentario: muy muy interesante y fino. Abrazos también a todos.

Isolda Wagner dijo...

No hce falta que contestes, Amando, bastante tienes ya con escribir para mañana!
Te das cuenta lo que ha dado de sí, tu excursión a Riaza?

Y ahora contesto a Ferran: nací en Consejo de Ciento entre Aribau y Muntaner y se conservó esa casa hasta que mis padres murieron, hace ya muchos años. Yo soy tardía como tú. No he vuelto a pasar por delante, prefiero ir a casa de mi hermana en Josep Tarradellas frente a Rosellón.

Bueno si os poneis así, habrá que hacer una mini escapada en septiembre, no sé, está complicado, ya veremos.

Lo dicho, que ha sido un placer.
Fins demá. Hasta mañana a todos y besos de luna llena.

maririu dijo...

impossible Cath "aceptó" o sea el que yo puse de más tú lo olvidaste

catherine dijo...

Maririu, ya lo sabes que con el teclado francés no puedo escribir acentos en o y i, que en ù y à estan al revés y de la tilde de la enye ni hablar. Era solo (con acento) una broma.
Isolda si puedes arreglarlo, qué placer!
Una anecdota: entre los estudiantes de quimica en Grenoble se encontraba conmigo a un tal Joseph Tarradellas... Anos después lei en mi periodico regional que si, era el hijo de Tarradellas y al mismo tiempo aprendi quien era su padre. Cuando paso por esta calle me viene una sonrisa.
Amando recibiràs mis besos solo (con acento) con tal que no me respondes y te quedes perfumando la nueva entrada.

Amando Carabias dijo...

Catherine
Pero si es que no puede ser, cómo no voy a venir a recoger esos besos y esas palabras. Seguro que con ellos, mejora el aromoa de la entrada.

Ferran dijo...

Amando, gracias por tus palabras. No podíamos hacer otra cosa y, a aquella edad, el riesgo parecía menos importante que la Historia. Había mucho de emoción por participar en algo grande. Asistir a un concierto en la UAB de Maria del Mar Bonet, apretados todos en el suelo. O pasar la noche en blanco, en lo que entonces se llamaba célula del partido, cuando se anunció la ejecución de Puig Antich. Recuerdo cuando llegó el responsable político de universidad y nos dijo: se l'han pelat...(se lo han cargado) y una chica que lo conocía se echó a llorar en la cama. Salimos corriendo a la calle, era un sábado (los consejos de ministros que daban el "enterado" eran en viernes) y ya nos esperaban, evitando que se reunieran grupos. A estas alturas, no se olvida esa noche ni la del 26 al 27 de septiembre de 1975. ¿Qué nos pasaba cuando veíamos la muerte anunciada en los periódicos, o estábamos pendientes de que algún compañero supiera callar en Vía Layetana? No puedo recordarlo, es curioso. Las escenas, sí. La indignación, el miedo, el entusiasmo, son abstractos, como si fueran algo que sintió otra persona y te lo contaran con detalle. Lo sé, pero no lo siento. Sólo (como si fuera ahora) el extraño dolor del golpe de una porra, cuando me echaron al suelo y me puse de espaldas para protegerme. Me preguntaba cómo podía doler igual que un palo rígido una cosa flexible...parecía un estudiante de física.

UNA LECTORA DE ALQUITÉ dijo...

ACABO DE RECIBIR ESTE CORREO, Y TRAS RECIBIR LA AUTORIZACIÓN DE SU AUTORA PROCEDO A SU INSERCIÓN COMO COMENTARIO, CON EL EXPRESO AGRADECIMIENTO POR HABERSE TOMADO LA MOLESTIA DE LEERME Y DE ESCRIBIRME:

Al leer dicho artículo, he de decirle que yo sí he sentido tristeza en el ánimo, pero ha sido al darme cuenta que usted no entendió, quizá porque no lo intentó, qué es Alquité y qué significa para los que allí acudimos. Permítame que le cuente cómo sentimos y vivimos este nuestro pueblecito.

Mi abuela nación en Alquité y, aunque como muchos, se fue a Madrid a buscar otra vida, nunca olvidó su tierra ni sus orígenes, y así nos lo transmitió. Llevados por este amor al inicio de nuestro familia, mis padres adquirieron una casita en la plaza del pueblo (probablemente esa de la que vio salir unas niñitas, mis hijas) hace más de 35 años. Yo he pasado mis veranos y otros periodos vacacionales allí, con la abuela, mis padres y hermanos. Y, aunque parezca extraño, he conocido cómo si vive sin luz eléctrica ni agua corriente. Ahora son mis hijas las que pasan largas temporadas allí, y como ellas y yo, otras muchas familias. En verano, superamos los 120 vecinos, que no 50, en invierno no más de 5, y estamos bien así.

Nos gusta nuestro pueblo como es, no es una ruina (es cierto que estamos trabajando para desprendernos de ruinas del pasado y tratando de construir), es el lugar donde nuestros espíritus buscan descanso, tranquilidad, contacto con la naturaleza, convivencia absoluta. Quizá para el extraño esto no se perciba, pero incluso en invierno, cuando somos poquitos los que vamos, el pueblo tiene vida, y nos la inyecta en lo más profundo de nuestro ser. Para mis hijas, no hay mejor lugar en el mundo, allí se sienten libres, felices, plenas, y lloran cuando vamos de vacaciones a otros lugares. No son las únicas, ellas expresan los que quizá los adultos callamos.

En resumen, es fácil “describir” un lugar como un perro cansado, un secarral (cosa incierta, no sé dónde miraba usted, pero los árboles abundan), sin conocerlo en realidad. El perro no está cansado, está tumbado, al acecho, tomando fuerzas para volver a correr y saltar, es que usted no lo miró bien. Le invito, cuando quiera, a redescubrir la vida de Alquité, a verlo con otros ojos, a mirar al “alma” de este pueblito. Le parecerá absurdo, pero para nosotros resulta ofensiva una descripción de este tipo, que no compartimos. Respeto su opinión, pero también le pido que respete nuestro mundo.

Un cordial saludo, desde Alquité.

Eli Vicente dijo...

Alquité es mi pueblo, bueno allí veraneo. Es fascinante la descripción que has hecho del pueblo. Afortunadamente existen parajes como este en los cuales desconectar de la realidad estresante en la que nos encontramos. Es un pueblo PRECIOSO y recomiendo visitarlo.

maria rosa dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con la lectora de Alquité. Hay que pensar un poquito lo que se escribe, sobre todo pensando que se puede herir a un montón de personas, que son o proceden de estos lugares tan maravillosos.