domingo, 7 de junio de 2009

PROPUESTA

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Las nubes del ocaso parecían carpas que huían de una puesta de sol fría y ventosa. Que recuerde, nunca un seis de junio ha sido tan frío como este de 2009. (Ahora vendrá un meteorólogo y nos dará datos, uno tras otro, que echarán por tierra esta afirmación). Por eso he escrito, “que recuerde”; ya se sabe, la memoria es frágil y maleable. En estos días he leído en un artículo publicado en un periódico argentino que la memoria invierte una parte no desdeñable de sus presupuestos en circuitos que funcionan como vertederos por donde se evacua lo que no interesa, o sea, el olvido.
De una parte de mi memoria quería hablaros hoy.
Ayer, además de ser un día de alegría por la celebración de mi cumpleaños, incrementada por vuestras felicitaciones tan cordiales y sinceras y múltiples, y que me convierten en deudor de vuestro cariño, además de ser un día volcado hacia el futuro, como si mis ojos fueran grumetes que otean desde la cofa del buque, además de todo eso, digo, fue día de recuerdos.
Mi padre, como siempre, trabajaba. Hasta que se jubiló, que mi padre no trabajara era noticia. Salvo durante el mes de enero en que tomaba vacaciones: muy apetecible. Donde vivían mis padres entonces y donde viví durante tres años y medio más, en la calle La Plata de Segovia, había visita. Aquel día de 1962, un primo carnal de mi padre esperaba a que se hiciera la hora en que el autobús regresaba al pueblo. A mí, que se ve que aún no tenía suficiente educación, se me ocurrió decidir que era la hora de dar mi primer paso hacia la independencia. (¡Qué inoportuno, a la hora de la siesta y habiendo visita en casa!). Mi madre, siempre tan discreta con sus cosas, decidió que Ramón no se enteraría de mi grosería. Pues sólo faltaba, semejante falta de civismo. Así que se sentó en un sillón de mimbre de la cocina y no movió ni un músculo hasta que el primo salió. Por suerte, comprendí quien mandaba en casa.
Mi madre lo tuvo que pasar fatal, sobre todo si se tiene en cuenta que aquél era su primer hijo y su primer embarazo y su primer parto. Esta anécdota, contada de otro modo desde luego, la he escuchado de sus labios un montón de veces y es como si me acordara de aquellos momentos, como si mi memoria comenzara unas horas antes de mi alumbramiento. Aunque transcurrió un tiempo imposible de especificar, el visitante no se percató de nada.
Se me hace complicado imaginar el rostro de mi madre sin un rictus que le alterase durante la visita, pero, si lo hubo, fue tan mínimo que el visitante no se percató…
Como confirmación de esta historia, siempre he oído en la voz de Ramón que, cuando llegó al pueblo, o poco después, fue a ver a mi abuelo con la intención de decirle que había estado en casa de su nuera, y que todavía no estaba de parto; pero no pudo hacerlo, porque el abuelo, loco de contento, le dijo que había nacido su quinto nieto. Ramón (esto también lo cuenta él) no se lo creía y juraba que era imposible. Se ponía a sí mismo por testigo, lo que habían visto sus ojos (es decir, lo que no habían visto), a saber: que había estado con la supuesta madre unas horas antes en la cocina de su casa y esta mujer menuda y fuerte no había movido un músculo de su cara, ni había dicho una palabra, ni había emitido un ruido que hiciera sospechar que algo así sucedía.
Sin embargo, no recuerdo el tiempo que hacía, ni sé si había nubes cubiertas por bufandas, o crecieron, como estornudos, nubarrones de tormenta, o si la puesta de sol fue una exposición de piedras preciosas (rubíes, amatistas, aguamarinas y gargantillas de oro con incrustaciones de ámbar) como corresponde al final de la primavera, o si hubo más anécdotas. Después de cuarenta y siete años, nadie ha referido nada.
Y ahora digo yo, no sé, es una propuesta o una idea: además de festejar el día del que nació en la fecha en que nació, ¿no sería bueno que la madre del homenajeado recibiera su alícuota parte de felicitación?
No sé, digo yo…

11 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Hola Escribidor, definitivamente te manejas en todos los estilos.
Todavía estoy disfrutando del poema de ayer, cuando te presentas con un relato perfectamente sincronizado, con la intriga que tan bien dominas y la sensibilidad que te caracteriza.
Todavía no puedo creer haber dado contigo, ya lo sabes, soy extrema en casi todo; es decir, o me gustas o no vuelvo a visitarte.
Y según se ve, aquí sigo.

A tu madre, que tan estoicamente aguantó sentadita sin decir ni pío, alguien le habrá felicitado por la parte que le toca. En mi familia, siempre lo hacemos.

Esta noche, 47 besos para tí.

Amando Carabias dijo...

ISOLDA Efectivamente, alguien la ha felicitado, pero algunas veces, cuando recuerdo aquella escena, y más después de haber sido padre y vivir tan cerca el proceso de un nacimiento (bueno de dos), intuyo que un felicidades parece poca cosa.

Inés dijo...

Amando, estoy de acuerdo con Isolda y te felicito por tu forma de escribir.

El texto me ha encantado, no he podido dejar de leerlo hasta que se ha terminado. Fenomenal tu estilo personal y yo apoyo tu propuesta.
Muchisimas Felicidades a la mamá del homenajeado!

muchos besos,

Amando Carabias dijo...

INÉS Te agradezco la visita a este rincón que ya sabes que es tuyo también, y agradezco tus palabras, que transmitiré a la interesada.
Un beso.

Flamenco Rojo dijo...

Ahora que caigo en la cuenta, somos géminis amigo. Mi mamá me parió un 20 de junio del 1956. También me ha contado ella muchas veces las peripecias del parto, y no te digo na…Entonces eran heroínas. No seré yo quien diga que ahora el parto tiene menos mérito, un parto es un parto siempre. Pero hace cincuenta y tantos años había menos preparación, menos medio y además parían en casa con la ayuda de una matrona, que en mi caso no aparecía ni apareció. Hace muchos años que tradicionalmente antes que mi madre me llame para felicitarme por el cumple me anticipo yo y aparte de felicitarla le pregunto, en broma, si tiene los dolores clásicos del momento. Pos claro que hay que felicitarlas…Algún día os contaré las dudas que tiene la pequeña Carmen con su nacimiento. Ya sabes, tiene cerca de diez años y tiene un cacao, y aquí nos tienes a Mary y a mí tratando de explicarle su caso. No es fácil.

Vaya rollo que os he metio... No veas con la fuerza con que vuelvo de la Sierra…

Abrazos fuertes.

javier dijo...

Que valor el de tu madre, aguantar el empujón. Hace falta tener temple, también es cierto que hace 47 años había otra mentalidad y una visita era una visita. Aunque no es muy frecuente felicitar a las madres y por qué no a los padres en el cumpleaños de sus retoños, afortunadamente tienen (tenemos) anualmente un día en que se celebra la maternidad o paternidad.

Amando Carabias dijo...

PEPE GONCE Tienes razón hace años las cosas eran mucho más difíciles y sin embargo nos parecen más sencillas. A veces se nos olvida que en aquellas épocas el índice de mortalidad infantil era mucho más elevado que ahora, al igual que las muertes de las madres por, como se decía, haber malparido. Era una frase que se decía, que allí estaba en el vocabulario habitual y denota una realidad tremenda, que, por suerte, y a pesar de las muchas críticas que reciben nuestros modernos sistemas sanitarios ha, ha disminuido notablemente. Aunque, por desgracia, todavía suceden.
¿Pero qué hacemos los hombres hablando de estas cosas?
Si nosotros sólo hablamos de oídas o de vistas, como mucho.

Amando Carabias dijo...

JAVIER: Sí, lo de los padresy las madres tenemos un día genérico; pero felicitar a las madres el día del cumpleaños tenía que ser obligatorio. Lo del padre ese día, pues no sé. Bueno, sí, pero realmente salvo fumarse hasta la última planta de tabaco, el que fumaba o desgastar las losas del pasillo del hospital, poco hicimos aquel día en concreto. Antes y luego, pues sí, pero ese día, el del cumpleaños, no sé, no lo veo.

maririu dijo...

os estáis haciendo un lío cuando Amando dice que hacemos los hombres... son atisbos de machismo.
Yo creo que darle las gracias a la madre pues está bien aunque me parece que sólo se os ocurre a los hombres porque para nosotras es sui generis
de ahi a felicitarla por haberos tenido pues ... a lo mejor se quedó muy descansada porque Javier no sé pero Pepe G y Amando sois de armas tomar
y me voy a ver los debates en la tele franchutis al menos está Daniel Cohn Bendit ¡Ay mis años mozos! y como en 1968 ya le hantratado a las 20h de alemán en aquel entonces era judío alemán.

Flamenco Rojo dijo...

Pues llevas razón Maririu. En mi caso me decía mi madre "que tranquila ne quedé hijo". No sé...de todas maneras el felicitarla ha venido con la edad. Hace treinta años felicito a mi madre por mi cumple y me manda a "tomar por culo". Pero ahora con cerca de noventa, pos le hace ilusión.

Amando Carabias dijo...

MARIRIU: Pues lo mismo tienes razón, pero no estoy muy seguro. Además se trata de festejar el acontecimiento. Y sí la verdad es que mi madre, según dice, se quedó a gusto.

PEPE G: No me extraña que le haga ilusión... Cerca de noventa... Dale un abrazo de mi parte.