lunes, 22 de junio de 2009

HISTORIA DE UNA GOTA


Cuando la gota de agua llegó al río, el río era un regato del tamaño de un dedo, y comprendió que había encontrado el lugar adecuado donde poder ser feliz. Había llegado a un espacio maravilloso repleto de hermanas. Allí saltaban, charlaban, cantaban, se reían, daban volteretas, comentaban del aroma de la vegetación, del color de las flores y los árboles, saludaban a los peces, contemplaban el vuelo veloz de pájaros y sonreían a las nubes, pues allí estaban más hermanas suyas.
La gota recordaba vagamente su pasado en la nube. Entonces no era gota, sólo quería serlo. Percibía como una ausencia de pies y manos, notaba que viajaba dentro del aire, y aunque era aire, no era igual que la brisa que se movía tan deprisa que era imposible de ver. De pronto notó que empezaba a pesar más, como si le hubiera crecido algo dentro, algo desconocido, y cuando se quiso dar cuenta caía y caía hasta que acabó sobre aquel regatillo.
Lo primero que comprendió fue que su destino era ser viajera.
No había hecho otra cosa desde que era nube, y ahora que era riachuelo charlador no había habido cambios. Lo más emocionante eran las noches. Desde la distancia de la cama del río, las estrellas parecían gotas de agua que brillaban; habían hecho el viaje inverso a ella: en vez de dirigirse a la tierra, se habían encaminado hacia lo alto, mucho más alto, y desde allí contemplaban los ríos.
Con el paso de los días comprobó que cada vez eran más compañeras. Venían de distintos caminos de agua e iban ensanchando aquel sendero líquido. Así era más divertido el viaje. Una no se aburría con tantas hermanas, no se paraban de establecer coloquios y comentarios… Quien no había visto la danza enamorada de dos mariposas, contemplaba cómo una libélula se peinaba las pestañas, o cómo un sauce susurraba algún verso de amor que luego se extendía por todo el cauce, o habían contemplado cómo un cangrejo limpiaba a fondo la superficie de un canto rodado, o cómo los peces establecían una competición para ver cuál de ellos cantaba mejor, o cómo la oropéndola se maquillaba utilizándolas a ellas como espejo.
Unos días después, cuando ya se habían cansado de correr y simplemente caminaban en animada cháchara, escucharon un ruido extraño.
Las que iban por delante alzaron la voz. Primero pensó que había un escalón muy alto y gritaban de risa mientras construían cabriolas como árboles de aire, pero de inmediato se percató de que eran gritos de pánico lo que escuchaba. Intentaron, ella y otras tres o cuatro gotas con quienes conversaba sobre la perfección de un nido de abejaruco que habían visto unos instantes antes, detenerse, girar en redondo, saltar a la ribera… Nada, todo fue imposible, entre el empuje de sus otras hermanas, tan distraídas e incautas como ella misma, y la tendencia, siempre descendente de aquel sendero de rocas y tierra, se vio dentro de la miasma blanca.
Se ahogaba, se cegaba, dejaba de escuchar, no podía cantar… Llegó a comprender que las nuevas hermanas que entraban desde aquel surco tan extraño, una especie de tronco hueco, pero frío y oscuro y sin ramas y sin hojas y sin nidos y sin pájaros, ni siquiera tenía hormigas, no venían acompañadas. Venían ocupadas por extraños jinetes de un color blanquizco que las asfixiaba… Lo último que alcanzó a ver fue que un pez de colores dejó de cantar su canción, luego ella dejó de recordar, de contemplar, de escuchar

21 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Preciosa historia, real como la vida misma. ¿Recuerdas la película "El río de la vida"?
Como siempre maravillosas metáforas, que tendrían que figurar en los libros de lengua.

Permanezcámos pues, con las gotas hermanas, en un remanso de este río, para poder descansar.

Besos de colores,como los peces.

Amando Carabias dijo...

Isolda: Me pillas aún pintándole el perfil al labio del relatillo. Buenas noches y muchas gracias, y muchos besos.

Maria Sangüesa dijo...

Bueno, al menos llego aquí solamente detrás de Isolda. Un relato estupendo, la vida de la gota. Y es que me siento como la gotita con todas las fases de la naturaleza, de la vida que hermosea alrededor, para ser empujada, aplastada, dentro de la masa desintegradora de personalidades de la tecnología y del poder. Como dice Isolda, ojalá que nos podamos quedar en un remanso. Buenas noches y un beso.

Anónimo dijo...

Me hace pensar en un cuento para ninos: el viaje de una gotita hasta el mar y regreso a un nube, juega con un molino y en los grifos y todos los lugares donde hay agua. Aqui el final es màs triste, serà el cuento de la contaminacion después de la maravilla del principio, sin olvidar la maravilla de las estrellas que se van de la tierra al cielo.
Besos. Catherine.

Amando Carabias dijo...

María Sangüesa: La verdad es que no lo había pensado de esa manera, pero tienes razón, formamos parte de una corriente que a veces es aterradora.
¿Cómo hacer para quedarse en ese remanso?

Amando Carabias dijo...

Catherine: Eso pretendía ser un grito contra la contaminación, contra el expolio que el hombre blanco ha hecho de la tierra. Una invitación a leer la entrevista que he dejado enlazada. En la que se dan unas pinceladas sobre el pensamiento de la cultura yonomami.

Beatriz Ruiz dijo...

Bueno amigos... tendremos que luchar contra corriente, no???... Yo hace tiempo que decidí hacerlo, claro que paso por "rara"... algo que en vez de preocuparme, me gusta...

Amando, estaba pensando robarte el artículo de los hijos de la Montaña del Viento, pero creo que está muy bien dónde está... Recuerdas???... El ser humano es el peor depredador que dió la naturaleza... Pero me apasiona saber que los Yanomami siguen luchando por su felicidad, su tierra... Tendremos que apoyarles, no???... Se hará...

Inés... Un beso grande, yo sí sé de esas lágrimas... un día, cómo te dijo ayer Amando, dejás de llorar, la cicatriz permanecerá siempre, pero la mente humana que es una gran luchadora, consigue transformar ese dolor en recuerdos amorosos...

Un beso con cariño desde Tenerife...

Pilar dijo...

Un relato muy tierno, de los que a mí me gustan, en el que los elementos de la atmósfera adquieren caracteres humanos, un punto surrealista.
En este caso, una humilde gotita que en la inmensidad se siente importante, por su aportación al conjunto. Qué pena que al final elementos sucios y ajenos a su bella alma la acaben por contaminar, muy a su pesar.
Y qué bonitas son dos gotas de agua fundiéndose en una, ¿ A que sí?
Un auténtico milagro que es mejor escuchar. Sí, aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=9GzxXCuHZgE&feature=related

(Especialmente dedicado para aquellos enamorados que, en algún momento no preciso, han sentido frío juntos, pero calor por dentro.)
Pesadita estoy con Silvio.
Besos abisales
Pilar desde la pecera.

Isolda Wagner dijo...

Pilar, ¿Tu que quieres,que nos pongamos a llorar otra vez?
Claro, como te mueves en el agua, ni te preocupa.
De pesadita nada, si acaso pescaíta.
Besos añusgados en el salto de agua.

maririu dijo...

Nuestras vidas son los ríos,que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir.
-------------------
Jorge Manrique

Una de las grandes metáforas de nuestra poesía, así que si no pensaste, pensaría tu inconsciente.
Me gusta el agua de los ríos, me he pasado tres años intentando pintarla.
MariRIU

Amando Carabias dijo...

Beatriz: Lo cierto es que la entrevista a este yanomami me impresionó porque me trajo a la cabeza, entre otras cosas, alguna información que nos había dado Adrián y tú misma.
Aunque no esté muy bien visto, como buen romántico que soy, la naturaleza me encanta, aunque sea incapaz de vivir en ella, quiero decir sin un mínimo de condiciones.
Y sobre este tema de la naturaleza estoy muy sensibilizado. No me considero ecologista en el sentido militante o contemporáneo del término, pero tengo claro que empezamos a cuidar este planeta, o algo va a pasar.

Amando Carabias dijo...

Pilar: La canción de Silvio, como todas las suyas sigue siendo poesía pura, imágenes que desde mi adolescencia me encandilaron.
Gracias y un beso.

Amando Carabias dijo...

Maririu: Tu entrada me da pie para explicar de dónde nace este relatillo... Bueno, por supuesto que he tenido en cuenta los versos de Jorge Manrique. Esa metáfora ineludible desde que la poesía en español quiso encontrar una alegoría para explicar la esencia de la vida.
Dicho esto, la idea cayó en mi corazón cuando leí un cuento de un niño en un concurso que organiza la Diputación Provincial de Segovia como fomento de la lectura.
De hecho propuse que ese cuento, aunque no ganara el concurso en su categoría, pasase a los responsables que llevan la cuestión de reciclajes, vertidos, depuración, etcétera, por si se podía hacer algo con él.
Y ahí quedó, archivado en mi disco duro.
Anoche mismo, cuando leí la entrevista que he enlazado al final del texto, explotó, es como si se hubiera abierto una puerta.
Un beso.

Flamenco Rojo dijo...

Hola a tod@s. Llego tarde, muy tarde. A recuperar toca...

Del post del sábado 20:
Beatriz, ¿30 años? Ya quisiera yo…53 tacos.
Ferrán, EL NOMBRE DE LAS COSAS: “Hace falta vivir completamente
para saber lo mucho que ignoramos…” Sencillamente maravilloso.
Maririu, “unas palabras” magistrales.

Del post del domingo 21:
Amando, bella canción (Un poco melancólica) para un relato extraordinario.
Gaspard, recuerdo haberte dado las condolencias en el blog de JC, que duro debe ser.
Ines, siento mucho lo de tu hermana. Un abrazo muy fuerte.

Del post de hoy día 22:
Amando, ¿sabes lo que dijo alguna vez la Madre Teresa de Calcuta? “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”. Casi na…

Un fuerte abrazo para tod@s.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce:
Del sábado 20: que hayas disfrutado de tu 35 cumpleaños como mereces: muchos besos, muchas sonrisas, muchos regalos, muchas caricias, muchas cervezas... sin alcohol..., bueno alguna sí y un poco de buen cante también.
Del domingo 21: que no hayas padecido mucho la resaca y que la calma de la sierra gaditana os haya recargado el alma a ti, a Mary y a Carmen.
Del lunes 22: Ofú, cuánta caló en Sevilla, mi arma.

Un abrazo y bienvenido.

Amando Carabias dijo...

Pepe Gonce: En el afán por abrazarte me he olvidado de darte las gracias por la frase de Madre Teresa. Un verdadera joya para que todos sepamos que aunque nadie es imprescindible, todos somos necesarios.
Y que cada uno se aplique el cuento, donde crea conveniente. Así que nadie se muerda la lengua (o los dedos) porque piense que sus palabras son menos que otras, sin la tuya aquí faltará algo, pero sobre todo faltarás tú.

Anónimo dijo...

Otra vez habia leido demasiado ràpido omitiendo el enlace muy interesante que me hace entender mejor estos jinetes blancuzcos que llegan destruyendo todo. Llegan ahora jinetes amarillentos en Africa que compran terrenos fertiles. Habrà màs Sintierras, màs culturas (en el sentido etnologico del termino) desaparecidas no solo entre los indios sino en tantos paises con un PNB muy bajo pero con civilaciones ricas.
La cita de Madre Teresa que hace Gonce, la de Maririu con el poema, todos los comentarios enriquecen tu cuento. Un beso para vosotros, gotitas en la inmensidad y bravo al joven escritor que te inspiro.
Catherine.

Amando Carabias dijo...

Catherine: Es cierto, ya Beatriz nos ilustró en su blog con ese problema de la nueva colonización que se produce tanto en Sudamérica como en África, mediante la compra de enorme latifundios por parte de las grandes multinacionales. Para ellas el dinero no es problema. Ya se resarcirán (más pronto que tarde con nuestra desinteresada colaboración altruista). El capital se ha dado cuenta que no necesita de las armas para tomar la tierra que no es suya. La compra. Probablemente sea legal, pero desde luego no es ético.
Y muy cierto, eso que dices de los comentarios. De pronto es como si mi entrada fuera tomando volúmenes a medida que vosotros la vais dando cuerpo con un detalle, con otro, con otro.
Por eso insisto e insisto en que todos sois necesarios, que nadie nos sobra aquí...
Un beso.

Susana dijo...

Admiro la facilidad con que analizas las cosas, Ferrán. Es un placer leerte.
Besos escribidor

Inés dijo...

Amando, es una historia maravillosa, el simil de aguas y estrellas es genial, realmente genial. Me ha gustado como lo has narrado, descrito y el final, tan sorprendente e inesperado.

muchos besos

Amando Carabias dijo...

Inés: Muchas gracias por tus palabras, por tu valoración y por tus besos.