miércoles, 18 de febrero de 2009

PREGUNTAS

Rescate de uno de los veintiún cadáveres recuperados en Lanzarote. Foto EFE, publicada por El País Digital
¿Cuándo su madre le paría, pensaba en que ese hijo de sus entrañas estaba destinado al hambre, a la miseria, a la explotación…? ¿Cuándo Moisés, Jesús, Alá, Buda, Confucio… fundaron sus religiones, ocultaron las palabras de los dioses en que se aseguraba que una porción de la humanidad padecería siempre desnutrición, enfermedad y destrucción, mientras el resto contemplaba el lento declinar de la tarde y sentía los anillos de oro que arrumbaban sus dedos? ¿Cuándo vemos sus pieles oscuras o amarillentas o cobrizas que pasan a nuestro lado en la ciudad, por qué les repudiamos en silencio y deseamos que se vuelvan al infierno? ¿Cuándo nos levantamos cada mañana somos conscientes que formamos parte del engranaje universal de la injusticia, y no precisamente estamos en el lado de las víctimas, sino de los verdugos…? ¿Cuándo tomamos el café del desayuno y leemos el periódico, caemos en la cuenta de que los números impresos son sólo un pálido reflejo de otros tantos seres humanos decapitados a destiempo? ¿O más bien decimos: no es cosa nuestra, o que no hubieran venido, o ellos se lo han buscado...?
Uno se imagina el bramido del Atlántico. Uno se imagina su juvenil mirada casi satisfecha pues la tierra está tan cerca, ¿cuánto?, unos metros, dicen que veinte… Y de pronto, como en un mal guión de una película de terror, una ola más vigorosa, un golpe de viento que llegó un segundo antes de lo previsto o un segundo después de lo necesario, el cansancio de una singladura imposible, la pesadez de las ropas de abrigo, la oscuridad, el miedo, no saber nadar…
Y los sueños imposibles se hundieron, junto con sus cuerpos en el océano, tan cerca de la costa.

4 comentarios:

Adrian Dorado dijo...

Aparte de los hechos puntuales, las muertes con rostros definidos aunque no los conozca y el dolor que me embarga tan sólo sabiendo, creo que estos hechos son el exacto diagnóstico de un occidente que hace literalmente agua, el reflejo de conductas que nos devuelven estas imágenes.Así como en el noroeste argentino ha habido por las lluvias, un alud de agua y barro inconcebible, destruyendo toda una ciudad y es producto de los demontes a los que los especialistas vaticinaron Hoy también en EL.PAIS una noticia del despredimiento de una masa de hielo del tamaño de la mitad de Bélgica.
La pregunta es ¿Cuando nos llamamos a la cordura? ¿Cuando paramos este desastre?, no digo volver atrás, tan sólo detener la masacre que senos avecina.

Anónimo dijo...

Estimados:

Hace algunos años, publiqué un libro sobre la guerra de Irak ("Al otro lado del paraíso"). Uno de los poemas estaba dedicado a una muchacha que había muerto en un bombardeo. me ha parecido una parte de la misma tragedia:


Nunca verás el mar del sur, el agua tensa,
la humedad emboscada en sus hojas azules.
Ni el aire entumeciendo los peñascos del norte
que suenan como el gesto de un instante cautivo.

Nunca alzará su vuelo el vientre de las nubes
para que pongas nombre a sus formas fingidas.
Ni la lluvia pondrá sus manos empapadas
sobre la longitud nupcial de tu sonrisa.

Nunca descenderá tu pelo innumerable
para asombrar el templo vacío de una boca.
Ni contendrán tus muslos la sensación de espera
con que un paisaje aguarda la estación que lo rompa.

Nunca conocerás el frío de las tardes
que te esperan a solas con tu ropa de invierno,
ni sabrás de qué forma se amortigua en el aire
el paso ya invisible de un ave transparente.

Nunca podráas abrir tus ojos deportados
ni cancelar el cuero que ha crecido en tus labios.
Nadie devolverá la espuma a tu mirada
ni el cansancio a tus dedos, ni el rubor a tu sangre.

Nunca sabrás qué poco pesarán tus recuerdos
al sepultar tu carne diezmada y silenciosa.
Nunca te taparás la cara con arena
para que no te vean llorar los que ya han muerto.

Adrian Dorado dijo...

Felicitaciones Ferran me ha conmovido

Amando Carabias dijo...

ADRIÁN: Creo que lo único que nos queda es seguir dejando testimonio de nuestra desolación. Este mundo no tiene mucho remedio. No es que esté hoy pesimista, la esperanza es lo último que perderé, pero cuando uno oye que desde EEUU y Rusia y Japón están como locos porque se deshaga buena parte del Polo Norte, para habilitar nuevas vias de comunicación marítima por el norte y para explotar los yacimientos de petróleo, cuando uno oye que lo del cambio climático es poco más que un cuentro chino, cuando uno constata que a pesar de la crisis, no se va a cambiar el modelo, veintitantos muertos en una patera, no son nada, poco más que el grito en el vacío.
Por eso mi única esperanza son nuestras palabras puestas al servicio de lo que comentas: detener esta sangría que nos llevará hasta el final.

FERRAN: De nuevo tu verso cálido viene a ilustrar mis palabras, y viene a asomar un nuevo elemento para la reflexión. No, no está tan lejos la tragedia iraquí de la marroquí o de la chicana o de la somalí... Es lo que quería enfatizar con la primera pregunta de mi texto: ¿Cuándo su madre le paría, pensaba en que ese hijo de sus entrañas estaba destinado al hambre, a la miseria, a la explotación…? Me faltó añadir la guerra, pero creo que se entendía también.