jueves, 12 de febrero de 2009

HISTORIAS DE NIÑOS


Una niña quería volar y encontró un gato que le ayudó a alzarse hasta el arco iris. Otra niña perdió la imaginación a manos de un monstruo. Una babosa verde comió unas chucherías que le hicieron crecer como a un monstruo. Un grano de trigo viajó por el mundo para convertirse en pan. Un caballero no quería luchar en la guerra y a través del diálogo evitó la batalla. Un castillo se ocultaba tras la niebla. Un niño se montó en una moto que rimaba con galopaba. Una gota de agua, al recorrer el cauce del río, descubrió que la contaminación mataba a la naturaleza. La luna tenía una hermana que se marchó a otro planeta, porque cerca del sol pasaba mucho calor. Una niña quería a su mamá, aunque un monstruo durmiera debajo de su cama. Un niño soñaba con un gol que le encumbrara. Una niña perdió la sonrisa y un perro se la devolvió…
Estas son algunas de las ideas que muchos niños de esta Provincia han desarrollado en sus pequeños cuentos que han nutrido la IV edición del concurso convocado por la Diputación Provincial de Segovia a través del Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas como fomento para la lectura. Ideas que se tornan palabras que forman una historia. La vida que entra a través de esos trazos de caligrafías diversas…
Debajo de esas historias uno encuentra los afanes secretos, pero comunes, de la infancia: el horror a la soledad, la necesidad de los padres, la amistad sinónimo del valor sagrado, la naturaleza parte fundamental de la existencia, los animales compañeros del mismo viaje, el deseo de aventura, una cierta mirada en busca de un mundo mejor… En el fondo, si se va a mirar despacio, son nuestros mismos afanes, nuestros mismos miedos, nuestras mismas ilusiones, nuestros mismos sueños…
Lo de menos, y lo peor, es que ha habido que seleccionar los mejores, dejando fuera otros esfuerzos igualmente apreciables. ¡Qué ilusión se percibe tras esos trabajos! ¡Qué emotivo afán de imitar lo que ellos leen, pero convirtiendo su trabajo en creación intransferible y personal!
De nuevo constato las propias intuiciones, que tantas veces son vivencias. La escritura creativa tiene elementos paliativos. Los miedos se fugan de nuestros pensamientos (los conscientes y los inconscientes) a fuerza de ser transmitidos a través de la mina de los lápices o de la tinta del bolígrafo hasta aterrizar en un papel, aunque sea un infantil papel pautado.
Y la diferencia entre las razas y las religiones y los sexos son inapreciables, como hemos podido comprobar en estos días… Sólo al comprobar el nombre del autor o autora uno descubre que proceden de aquí o de allá. Y no importa, no importa nada.
Mejor dicho, eso es lo único que no importaba.

7 comentarios:

Adrian Dorado dijo...

Queridos amiblogs, prosiguiendo con la vieja costumbre de la que he hecho adicción en los últimos tiempos: los buendío. Aunque para uds.se vaya desmayando la mañana desenfriando al mediodía que, por lo que he intuido, tiene anhelos de ponerse a atardecer esta jornada. Y esas sí que son costumbres, me dirán, y no las pretensiones buendiadas. Tienen razón. Pero con fidelidad, hoy, a mi mismo o al preguntador que de mí haya emergido, lo cuál ya es lo mismo de mi mismo, o quizás una variante novedosa que les evite atragantarse con el estereotipo de mi mismo, propensión a la que, según Ferran (y yo comparto), nos compulsa la sociedad atolondrada.
Haré todo lo posible para que, de mi mismo, no los termine empalaguando al mismearme sino que acceda a otrearme en buena costumbre rimbaudeana. Repito con él: “Yo, el otro”,”Yo, el otro” hasta que se me encarne esa verdad y archive, aunque mas no sea temporalmente, la vieja y rígida máscara que he construído (como todos) a fuerza de permitir(¿ que remedio me quedaba’) el modelaje de mi interioridad por la imperiosa necesidad de la sobrevivencia en la sociedad. Mecanismo al cual pocos escapan y, como sabemos, a los que adscriben a esa fuga, los llamamos directamente locos.
Ahora bien, de los que quedamos al este de la desquiciada esquizofrenia, bien nos cabe en función de hacer justicia, explorarnos para saber cuantos suicidios cometimos en función de la “normalidad” supuestamente conseguida. Y allí es donde se comprende la expresión “se me escapó el indio” o “me aflora la gallegada” o el término que cada quien asocie con una interioridad indomesticada que emerge en función justiciera cuando, en el afuera, ausenta el equilibrio demandado.
Entonces, para que este tipo de exhabruptos le ocurran, cuanto menos mejor, a esos bellos infantes, desde mi interior emerge un cromañón que espeta: ¿Porqué no nos dejamos de joderles la vida con la competencia, las premiaciones y las exclusiones a los ilusionados pequeños que han expresado con tanta honestidad sus fantasías?
Admitamos, cuando menos, que convocarlos a volar y luego darles al 97% un patadón en el trasero para regresarlos a una hiriente realidad, es cruel y malformador de nuestra parte...¿Adultos somos, no?
Qué instrumentos les hemos dado antes para acorazarlos de la estocada mortal del: “Oye chaval, lo que tu has escrito es una mierda y por eso te quedas afuera de todo lo que te hemos estimulado para que fantasíes”.
¿Estamos protegiendo así a nuestra infancia?
¿Creemos que haciéndola concursar así, con esta crueldad expulsiva, estamos fomentando la creación literaria? Sí, claro de tres el 1º, 2º y 3er premio y los demás? A panaderos, empleados, basureros, mendicantes o a parados... ¿No estaremos generando xenofobias intelectuales?
Hoy confesé: me emergió el abogado del diablo, así que proseguiré con mis preguntas:
¿Estamos tan seguros de poseer La Verdad estética en función de la cual decapitar a puro mandoblazo a un sin fin de niños? ¿No será, ésta, otra forma más (disfrazada de altruismo artístico) que toma nuestra inconsciente tendencia al filicidio?

Si descubrimos que un vaso está agujereado y lo comparamos con otro en perfectas condiciones de uso, es absolutamente legítimo y veraz sostener que el último es mejor que el primero. ¿Nos atrevemos, en arte, dados los múltiples ejemplos de errores valorativos emitidos por contemporáneos y rectificados con el tiempo, a justipreciar que esto es mejor que aquello otro?
¡Achaláy, mi amigo!
Cuanta seguridad hay que tener para la toga de jurado, no? Y menos ego claro...Claro que con los peques es distinto porque como no tienen capacidad racional como para construir un mensaje contestatario...
Muchas veces he pensado que son tantas las exclusiones que la sociedades contemporáneas infligen a sus integrantes (porque supongo que aún en calidad de parias la integran, no?) que la única salida que queda a la tanática exclusión es la virulencia de una erotización artística de la vida. Ahora si también por esos lados hemos sido tan castradores, entonces que no nos extrañen la violencias que, contra esa sociedad, se estampan de formas tan aberrantes como las que observamos a diario. Y de las cuales nos espantamos sin admitir que somos los mismos que las generan.
Porque no es cierto que “los miedos se fugan de nuestros pensamientos a fuerza de ser transmitidos”, ¡que vá!. La posibilidad de transmitir tanto la experiencia de los miedos como cualquier otra pulsión lo único que hace (y no es poco) es tomar conciencia de su existencia. Para que ellos se fuguen, en términos psicoterapéuticos hace falta mucho más trabajo que su mero enunciado, eso sería como decir “tengo cancer” y pretender curarse de él. El pensamiento mágico fué derribado, tiempo ha, por la ciencia quien no ha evitado de andar por ahí untados con betún de sapo cocido en sangre de almeja menstruante.
Algo parecido a suponer que porque repartamos tres cucardas estamos fomentando la creación literaria en nuestros crios.

Con el afecto de siempre les ruego disculpen la vehemencia de mis exposiciones

PD: La falta de referencia del lugar de procedencia ¿Se deberá a la normalización de la globalización que en los escritos de los pequeños no aparezan? Esos rastros de culturas diferentes o huellas de regionalismos, no será respuesta a la exigencia de la asimilación con sometimiento que determina una cultura dominante ante la necesidad de supervivencia del inmigrante?

Amando Carabias dijo...

Planteas, Adrián, una cuestión tremenda. Supongo que te darás cuenta que comienzas tu argumentación refiriéndote al cromañón que llevas dentro. O lo que es lo mismo, al inicio de la especie. Hoy que celebramos el doscientos cumpleaños de Darwin, no es mala cosa ésta. Tal y como entiendo tu pretensión, significa revisar el propio sentido de la convivencia humana.
Cuando era joven, y en clase de Historia Contemporánea el P. Núñez, nuestro profesor, nos descubrió por vez primera el socialismo utópico de Proudoum (seguro que Ferran me suspende, fijo), me dije que yo quería ser socialista utópico. Aquella especie de primeros anarquistas pacíficos y que consideraban que todo el mundo podría disponer de cualquier cosa que le hiciera falta, a cambio de su sola aportación a la sociedad. Tan importante era el panadero, como el juez. (¿O los jueces, acaso no debieran existir?). Creo que una de las frases del mayo del 68 fue: Seamos realistas, pidamos lo imposible.
Desde ese ángulo estoy contigo, y quizá estos espacios debieran ser reivindicativos de esas utopías...
Sin embargo, no es tan sencillo.
Tal y como han demostrado los psicólogos, es muy difícil motivar a un niño si no existe un premio, algún premio. Es posible que el único premio posible no sea ganar, lo que implica rechazar otros esfuerzos. Es posible que haya otro tipo de motivaciones. Sin embargo el mundo en que vivimos funciona de este modo que, por desgracia, es competitivo. Lo cual, volviendo a Darwin, no está muy lejos de nuestros propios orígenes como especie.
Con este concurso (ya sé que no te refieres a este concurso en particular, sino que hablas en general y focalizas más en el mundo infantil, porque probablemente los adultos no tengamos remedio) sólo se pretende incitar a los niños a la lectura. Y hay profesores, lo digo con conocimiento de causa, han trabajado de lo lindo.

Amando Carabias dijo...

Perdón, se me ha olvidado la PD.
Más bien creo que en este caso, la cuestión no se debe a algo negativo, sino a que los temas que trataban (que he mencionado en el texto: soledad, amistad, amor a la naturaleza...) son asuntos que afectan a cualquier ser humano, con independencia de otras adscripciones.

Anónimo dijo...

Queridos Amando y Adrián:

No te suspendo, Amando: estoy demasiado ocupado corrigiendo exámenes que, por cierto, están yendo bien. Alegra muchísimo ver que has conseguido transmitir a los alumnos algunas cosas tan terribles como el exterminio nazi y su "lógica" y han comprendido las cosas hasta donde puede hacerse en un curso de cuatro meses. Se escribe Proudhon, pero bueno...un detalle. Además, era de los menos utópicos: incluso la extrema derecha francesa lo tomó como modelo de un socialismo antimarxista en los años veinte del pasado siglo. Pero claro, de eso no tenía la culpa el pobre Proudhon, sino los personajes como Valois o Bucard...

Vayamos a lo que contáis. Por un lado, la maravillosa experiencia de ver cómo se abren paso en el mundo los esfuerzos por comprenderlo a través de la palabra. Es un espectáculo portentoso, porque llegas a percibir, en esa maduración, una especie de la historia de la humanidad a pequeña escala y, por otro lado, la diversidad indispensable que te hace sentir humilde por lo que no podrás abarcar, feliz por no poder hacerlo y, además, sorprendido por lo que a veces te enseña el comentario de un joven o un adolescente.

Clasificar y calificar...mmmm. He procurado salirme de todos los jurados en los que me han puesto: me sentía muy incómodo. No se trata de plantear que no sabemos distinguir lo que tiene un cierto valor literario de lo que no lo tiene. Es algo más complejo: se trata de que no consideramos que esa distinción nuestra, que puede tener elementos objetivos en niveles muy claros (entre Faulkner y determinados altaneros ganadores de premios de amiguetes, qué les voy a contar: claro que puede medirse lo que es calidad literaria). Me refiero a lo que ocurre cuando se empieza, cuando se dan los primeros pasos. Y quizás el premio se convierte en la penalización, incluso para quien gana. Esto requeriría una explicación muy aburrida, como sucede con todas las paradojas que tienen fuerza cuando no se explican: como decir que, cuando los dioses quieren castigarnos, nos conceden nuestros deseos.

Abrazos desde Barcelona

Adrian Dorado dijo...

“Llevo un ángel y una bestia y un lobo dentro de mí y mi problema y sojuzgarlos y vencerlos y mi trabajo es que se expresen a si mismos”
Dylan Thomas.

Creo, querido Amando que sí, que todos llevamos un cromañon dentro como muchísimos otros personajes más.
La única manera de modificar cualquier cosa que deseemos es, en de comienzo replanteándola, no conozco otro camino. Tampoco creo que por hacerlo se deba caer en desvalorizados utopias ni romantizados anarquismos y aunque así fuera siempre es mejor la movilización que la acrítica aceptación de las cosas como están justificadas porque “así es el mundo” y consecuentemente actuar siendo funcionales a la misma decrepitud que no nos atrevimos a cuestionar. Ojo a las quejas, entonces, porque luego algunas cosas no sean como suponemos que deberían ser.
Tan importante es el panadero como el maestro y el sepulturero a condición, para su realización como seres, que el panadero o el oficio que fuera no sea un pintor fustrado y compelido a ese trabajo por la suma de desvalorizaciones con que la sociedad castiga, desechando, a muchas vocaciones artísticas. Ahora con el tema de los jueces en tanto justicia penal, correccional, en suma uno de los poderes de la democracia, si bien cuestiono sus funcionamientos no los niego por no tener nada mejor a mano.
Pero ¿Los jueces en arte? Renuncié a esa tarea, también, después de mucho practicarla y darme cuenta que siendo el arte subjetivo como lo hemos charlado en tantas oportunidadesy existiendo tantas escuelas y teorías en la contemporaneidad pues no existe la objetividad de suponer que hay una obra mejor que otra. Dime como comparar una obra de Duchamp, con otra de Bacon, con otra de Miró, con una instalación de Joseph Beuys? Cuál es mejor, si las tuvieras en frente y fueras el juez...p.ero por otro lado para qué semejante estupidez? Cuál el sentido de hacerlas competir entre sí. Aquí se había llegado a establecer un ranking de artistas más vendedores (lo cual, basados en el canon mercado, suponía “genialidad” creativa tal el liberalismo y su economía de mercado) entonces habían artistas quienes sorpresivamentee staban en el top 1 y ulego bajaban al 6 otros iban de puesto 9 al 21 y así subían y bajaban según cotización y premiaciones como papeles de bolsa y fijate que falaz que resultaba que para mi escala de valores (a la que no doy visos de univeralidad sino de respeto por mi gusto personal tan solo), muchos de los rankeados eran peor que mediocres.

He trabajado con gupos de niños durante muchos años y organizado y dirigido escuelas de arte, el resultado de la entrega y dedicación de los niños fué por sus propios deseos estimulados por la capacidad de los docentes. Jamás fué originado en sistemas competitivos desde la escuela ni de premiación alguna, de haberlo hecho se hubierna retirado la mayoría de los alumnos cuyos padres eran precisamente psicólogos(una de las escuelas la pusimos en una barrio que se llama villa Freud)No sé a que psicólogos te estás refiriendo pero te sugeriría observar los planteamientos de V. Lowenfeld en su “Desarrollo de la capacidad creadora” o a Melanie Klein, Adriana Snake “La nana” o a pedagogos como Jean Piaget, Rudolf Steiner, Patricia Stokoe...en fin..o los mismos Geldstálticos Wetheirmer, Koffka, Fritz Perls, quienes como pilar fundamental, descartaban el ejercicio de la competencia entre los educandos y la definitiva suspensión del sistema de premios y castigos de las aulas de la escuela, sobretodo tratando de nivel primario 6 a 12 años y ni que hablar de grupos preescolares.
Respecto de la lectura y la escritura creo que la redacción es mucho más factible por la misma narración que el pequeño tiene en su imaginario (no olvidar la hiperkinesis contemporánea tan generalizada) desbordo. Es que por esa energía que destina, lúdicamente, al afuera es decir que extroyecta le imposbilita la pasividad que importa la lectura donde hay que detenerse a introyectar, capacidad que está totalmente tomada por las diversas formas de la pantalla.

Amando Carabias dijo...

Ferran, gracias por no suspenderme. Es que hablar de memoria le lleva a uno a estas imprecisiones. Espero que la corrección de exámenes, no te aleje en exceso de este lugar. Sí, es maravilloso poder adentrarse en la mente de esos niños y niñas. Probablemente lo mejor que le quede al humano es la infancia.
No me extraña que huyas de los jurados. Este es el único del que participo, y realmente es complicado.

Uf, Adrián, qué decir a lo que cuentas. En un momento has hecho un hermosísimo resumen de tu trayectoria personal y te has mostrado ante nosotros como un verdadero comprometido con el género humano. Es verdad que es preferible hacer algo al principio, o de lo contrario no tendremos razones para quejarnos. Protestamos porque este mundo es una selva salvaje y cruel, y sin embargo se fomenta la competitividad desde los primeros momentos.
Una puntualización, cuando citaba a las profesiones, no me refería a que ellas fueran ejercidas por personas frustradas. Algo dejé en la alforja. Suponía que los poetas escribirían poemas y esa sería su contribución a la sociedad, y por esa contribución tendrían derecho al pan que había cocinado el panadero. (Tampoco hace falta que os riais de mí).
Y respecto de lo otro, tienes razón, sin más.
Lo de Piaget

Anónimo dijo...

Qué alegría: sólo una persona de 46 ha suspendido el curso de nacionalsocialismo que he dado...Ahora, cuatro meses después, unas personas jóvenes me lo agradecen con su estudio, con su comprensión, con saber más. Cada uno de ellos, distinto, a lo suyo, pero sabiendo algo más y yendo con eso hacia el mundo.

Las imprecisiones, Amando...con lo que escribes, ya me gustaría a mí tenerlas. Uf, esa muchacha que te alquila el piso: siempre esa melodía de seducción con el extraño, en ese extraño donde habita un mundo que nos magnetiza.

Adrián...no me cites a Dylan Thomas, que me obligas a volver a él a estas horas de la noche. Ya estoy con Under milk wood a punto por tu culpa, por tu grandísima cukpa. Me debes, en reparación, leer el poema "And detah shall have no dominion". ¿de acuerdo?